La bicicleta era roja y negra. Vi la nota sujeta al
manubrio. La misma persona que dejó la bicicleta en nuestro patio trasero me
dejó una nota: «El Señor desea que tengas esta bicicleta. Así como diste, El te
da».
Yo tenía diez años, y no sabía mucho de «fe y
prosperidad». Ni siquiera estoy seguro de haber hecho una relación entre la
reluciente bicicleta y la ofrenda misionera que di unos meses antes. Mi familia
y yo fuimos a una función especial en otra iglesia para fomentar las misiones.
Al final del culto el predicador nos pidió que inclináramos la cabeza. Oró al
Señor pidiéndole que nos hablara acerca de nuestras ofrendas a la
evangelización mundial a través de nuestro programa de misiones
internacionales. Yo tenía sólo diez años y había ahorrado algo de dinero para
comprar una bicicleta.
De pronto quise darle ese dinero al Señor para las
misiones. Mientras los demás oraban, yo le pedí permiso a papá. El me hizo
algunas preguntas y me lo otorgó. ¡Estoy muy feliz de que lo hiciera! Papá me
puso el dinero en la mano para que yo lo entregue. Al pasar el cesto agregué mi
ofrenda a lo que otros habían dado.
Parecía ser exactamente lo que debí hacer. Supongo que
otros podrían haberlo visto como un sacrificio. Como niño de diez años, no
pensé mucho en renunciar a mi bicicleta. En lugar de eso, pensé más en la
emoción de oír hablar al Señor. Esa fue la primera vez que tuve pensamientos
tan deslumbrantes y diferentes a mis propios patrones mentales que motivaron mi
reacción.
Nadie me lo tuvo que explicar. Sabía que Dios no me
exigía sino que me pedía dar. De alguna manera supe que era mi dinero y mi
decisión de dar o no.
Desde entonces han sido parte valiosa de mi vida las
lecciones de fe como se relacionan con las promesas de Dios para la prosperidad
de sus hijos. ¡Ojalá pudiera decir que siempre he tenido el tipo de respuesta
que cuando tenía diez años! ¡Al crecer tuve que volver a aprender unas cuantas
veces las lecciones sobre la generosidad!
Repasemos en esta lección lo que realmente enseña la
Biblia sobre la prosperidad. Algunas promesas de bendición parecen tener muy
pocas restricciones. Otras son muy precisas, con parámetros bien definidos.
Pero sobre todo, usted descubrirá que las condiciones para la bendición y la
prosperidad casi siempre nos llevan por el sendero de las relaciones. En otras
palabras, aunque estudiará principios ricos de la prosperidad, notará que Dios
no está interesado en enriquecer a alguien por el simple hecho del
enriquecimiento.
Para asegurar una perspectiva sana del tema de la fe y
la prosperidad, que tan a menudo se distorsiona, establezcamos tres conceptos
primarios.
Condiciones para la prosperidad
1. La prosperidad se vincula siempre con el propósito.
Dios pretende que seamos instrumentos de recursos. Lea Filipenses 4.19: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús». La conexión entre las
ofrendas responsables de los filipenses y el propósito de la bendición de Dios
es clara, cuando leemos esta promesa en su contexto. Le dieron a Pablo, y luego
Dios les dio la recompensa. Pero los recompensó para que pudieran seguir siendo
una fuente de recursos para el programa del reino de Dios.
2. La bendición siempre está relacionada con el
carácter de Dios y el suyo propio. Lea Filipenses 4.11–13. Casi sin respiro, Pablo transmite la promesa de
bendiciones a los que dieron y administra las lecciones de vivir plenamente
satisfechos con lo que se tiene. La prosperidad no está prometida como una
medicina para la disconformidad. La confesión de Pablo es simple: Yo estoy
contento en la abundancia y en la escasez. Las posesiones o la prosperidad no determinan
el nivel de satisfacción. Este hecho de carácter se resuelve con lo que uno
posee en el interior, no en el exterior. Es en medio de este punto que Pablo
afirma su famosa declaración: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». A
partir e este contexto, se ve claramente que la fortaleza que viene del Señor
Jesús, de la que Pablo se jacta, surge de estar satisfecho a pesar de la
presencia o ausencia de abundancia.
3. El éxito está más relacionado con el programa de
Dios que con nuestros deseos. No está mal presentar nuestras peticiones y
deseos al Señor. Está mal hacer que los deseos condicionen la relación. Dios
quiere bendecimos, darnos éxito en todas las áreas de nuestra vida. Sin embargo
descubriremos que esas bendiciones vendrán con mayor rapidez a los
comprometidos con el programa de Dios para sus vidas.
La Biblia tiene tanto promesas de prosperidad como
advertencias acerca de la prosperidad. ¿Por qué? Porque el Señor conoce los
corazones. La humanidad caída y hasta los redimidos del Señor son fácil presa
de los patrones de pensamiento acerca de la prosperidad que se inclinan hacia
la codicia y la avaricia. El Señor desea que la prosperidad sea una bendición,
no una maldición. Pero la fe se emplea erróneamente cuando la motiva la codicia
y cuando la prosperidad se convierte en la condición sobre la cual la
fundamentamos. De repente, confiamos en Dios para obtener bienes, en vez de
confiar en Él en todo. ¡En ese momento, la prosperidad se convierte en una
maldición!
Prosperado, 3 Juan 2: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma». Euodoo (Strong #2137) viene de las palabras griegas que significan «bueno»
y «camino». Por lo tanto denota éxito en alcanzar un objetivo, ya sea en un
viaje o en el negocio.
Escriba sus propios pensamientos sobre 3 Juan 2.
Juan se asegura de que el concepto de prosperidad sea
integral. Él enlaza la condición del ser interior con los aspectos externos de
la vida. Según su forma de pensar, sería inútil orar para alcanzar una meta si
uno no está bien internamente. Digamos esta oración de otro modo: «Deseo que
puedas llegar a donde quieres ir en tu exterior mientras en tu interior vayas a
donde Dios quiere».
Josué 1.8: «Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley,
sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a
todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y
todo te saldrá bien». Prosperidad, tsalach (Strong #6743); empujar, en varios sentidos; abrirse, avanzar,
lucro.
A la luz del significado hebreo de «prosperidad»,
explique Josué 1.8 con más detalle, exponiendo por escrito sus pensamientos sobre cómo
esta promesa puede aplicarse a su vida.
Estas palabras expresadas a Josué justo antes de guiar
a los hijos de Israel a la Tierra Prometida subrayan la importancia de la
Palabra de Dios en lo que a fe y prosperidad se refiere. Tsalach (próspero)
tiene una connotación de fuerza. De hecho, esta palabra a menudo se asocia en
el Antiguo Testamento con el advenimiento del Espíritu Santo sobre una persona
(véase Jueces 14.6 y 19 acerca de Sansón). Debería haber una irrupción del
poder de Dios para asistir a Josué y posibilitar la ocupación de la tierra
prometida. La palabra que a veces se traduce como «prosperidad», se utiliza
también para describir la forma en que Dios descendió poderosamente sobre
Sansón durante varios actos de fuerza y potencia. Es como si el Señor le dijera
a Josué: «Yo vendré poderosamente sobre ti y tu pueblo para tomar esta tierra,
si…» Entonces, a continuación, el despliegue de poder asociado con la
prosperidad tenía como condición hablar, meditar y observar la ley de Dios o la
Palabra del Señor.
Esto es igualmente cierto hoy. El poder de Dios fluye
con plenitud a través de las vidas de quienes están dispuestos a obedecer, a
llenar sus mentes y a dar sus vidas en obediencia a la Palabra del Señor.
La prosperidad depende de la fe
¿Puede usted ver la conexión entre las condiciones de
la prosperidad y la fe? ¿Tiene lógica para usted el hecho de que ninguna de
estas condiciones es posible sin fe? ¿Sin fe, podría Josué hablar la Palabra
del Señor al enfrentarse con todos los obstáculos que tendría al guiar a Israel
a la Tierra Prometida? ¿No se necesita una fe viva para llenar la mente de la
Palabra de Dios, en vez de dejar que se llene de los desafíos de la conquista?
Por eso Dios dijo a Josué muchas veces: «Sé valiente» (véase Josué 1.6, 7, 9).
¡Cuán crucial es la fe intrépida cuando intentamos
obedecer la voz de Dios! ¡Trate de dar sin fe siete vueltas alrededor del muro
de Jericó! Sin fe intente cruzar el Jordán pidiéndole a los sacerdotes que
entren en las aguas. Lea estas historias en los primeros capítulos de Josué, y
estará de acuerdo en que fue la fe de Josué, estimulada por la promesa divina
de «gran prosperidad» la que le dio el triunfo. ¿Cómo sucedió? Mediante la
alimentación, la meditación y la comunicación constante de la verdad de la
Palabra de Dios.
La fe en estas expresiones de diálogo, pensamiento y
acción, centrada en la Palabra de Dios, se vuelve el fundamento de la
prosperidad dada por Dios. Recuerde la definición de la palabra «prosperidad»:
Alcanzar una meta deseada. El concepto se enfoca menos en la abundancia material
y más en las aventuras prósperas. La prosperidad de Dios es la provisión divina
que posibilita el avance real en el camino asignado o en la tarea que debe
realizarse de acuerdo a su voluntad.
Con estos conceptos en mente, recordemos cómo la idea
de fuerza se asocia con la prosperidad como demostración del poder y autoridad
de Dios, y que no se origina en la fuerza humana. Deseo resaltar aquí: Habrá
resistencia en su realización de la prosperidad divina. Pero el poder de Dios
puede vencer y darle la oportunidad de «llegar al lugar donde Él quiere que
llegue».
Describa sus propios pensamientos a medida que estudia
los versículos que tratan los conceptos de la prosperidad. Utilice una
concordancia para ver qué palabra se traduce como «prosperidad», «próspero» o
«bendición». Tome nota si aparece alguna condición obvia que debe cumplirse
para que se dé la prometida prosperidad.
1) Deuteronomio 29.9
Su opinión:
Condición para la prosperidad:
Pregunta: Si se cumple la primera condición, ¿hay
alguna restricción en cuanto a lo que puede ser prosperado?
2) 1 Reyes 2.3
Su opinión:
Condición para la prosperidad:
Pregunta: ¿Cuál es el lenguaje aplicado en la última
parte de este versículo que promete a Salomón éxito irrestricto mientras cumpla
con las condiciones expuestas?
3) 2 Crónicas 20.20–22
Su opinión:
Condición para la prosperidad:
Pregunta: El contexto de esta promesa para la
prosperidad es de batalla. ¿Qué hizo Judá para que el éxito fuera posible?
4) 2 Crónicas 24.20
Su opinión:
Condición para la prosperidad.
Pregunta: De la última parte del versículo: ¿Cuándo
abandona el Señor a su pueblo de pacto?
5) 2 Crónicas 26.5
Su opinión:
Condición para la prosperidad
Pregunta: De la última parte del versículo: ¿Cuándo
abandona el Señor a su pueblo de pacto?
6) Salmos 1.1–3
Su opinión:
Condición para la prosperidad:
«Y todo lo que hace prosperará» (Salmos 1.3). Esto incluye todo: familia, progenie, matrimonio,
negocio, empleo y salud. Significa que Dios desea cumplir lo que dice: todo
prosperará.
Pero, ninguna promesa de Dios está exenta de alguna
acción responsable de nuestra parte. Nadie prosperará mientras no comience a
hacer lo que Dios dice. Mucha gente desea los resultados prometidos sin el
compromiso responsable que le acompaña. Pero ninguno de nosotros ganará
instantáneamente algo que valga la pena.
No espere que las respuestas divinas se ajusten a su
itinerario. Recuerde que sus respuestas llegan cuando pone su palabra en
acción. Así como un período de intenso estudio precede a un título
universitario, a través de la paciente búsqueda de su promesa podemos esperar
que la Palabra de Dios madure en nuestras vidas.
7) Proverbios 28.13
Su opinión:
Condición para la prosperidad:
Pregunta: En este pasaje la palabra «prosperará»
significa ser capaz de avanzar, y la confesión del pecado el acto personal que
remueve los obstáculos que impiden el progreso. Partiendo de 1 Juan 1.9, ¿qué hace Dios cuando usted confiesa su pecado?
8) Isaías 55.11
Su opinión:
Condición para la prosperidad:
El editor de esta serie de estudio, el doctor Jack W.
Hayford, hizo el siguiente comentario de Isaías 55.4: «Tanto la evangelización (divulgación de las Buenas
Nuevas) como la expansión (engrandecimiento del potencial de nuestra vida bajo
Dios) se multiplican mediante la “semilla” de la Palabra de Dios. Jesús describió la Palabra
como una “semilla” (Lucas 8.11); esta es la fuente de toda salvación y crecimiento espiritual dados
por el Padre a la humanidad. Todo crecimiento de la vida dentro de su amor
viene por su Palabra, mientras la respuesta humana abre camino a sus
bendiciones. Una vez recibida, la palabra de la promesa divina jamás queda
estéril. El poder de la Palabra hará que se cumpla la promesa que ella
encierra. Nunca debemos preguntarnos cómo se desarrolla la fe o cómo alcanzamos
sus frutos. La fe viene por el "oír" la Palabra de Dios (Romanos 10.17); o sea, al recibirla sin reservas y con humildad. El
aprovechamiento de la fe constituye la consecuencia garantizada, ya sea para la
salvación de un alma perdida o para proveer la necesidad de un discípulo. La
Palabra de Dios nunca será inútil o estéril: ¡En ella reside el poder
vivificador!»
9) Salmos 68.6
Su opinión:
Condición para la prosperidad:
Pregunta: Si el Padre le promete prosperidad a sus
hijos, ¿qué le pasará a los rebeldes?
10) Proverbios 10.22
Su opinión:
Condición para la prosperidad:
Pena (Strong #6087), puede tener uno de varios significados: un vaso
terrenal; generalmente sin descanso (dolorosa); tormento (en el cuerpo o en la
mente): Dolor, ídolo, trabajo, tristeza. Cuando la bendición viene como
resultado de nuestra confianza en Dios, está libre de tristezas, esfuerzos, y
dolores humanos. Más importante aun, su bendición asegura que la prosperidad no
se vuelva un ídolo. Cuando el pueblo de Dios prospera por andar en los caminos
de Dios, la alabanza del corazón se enfoca en el Proveedor, no en la provisión.
11) Malaquías 3.10
Antes de hacer comentarios o análisis, examine los dos
párrafos siguientes, que arrojan entendimiento sobre este texto.
Sobreabundar, day (Strong #1767): Suficiencia, plenitud, cantidad suficientemente
grande, algo inconmensurable. Day aparece cerca de cuarenta veces en el Antiguo
Testamento; por primera vez en Éxodo 36.5, donde se refiere a una ofrenda voluntaria de oro y
otros objetos. El pueblo ofrendó de una manera tan dadivosa, que las Escrituras
describen su ofrenda como "más que suficiente". Day se encuentra en
el título de la famosa canción de agradecimiento de Pascua titulada: dayenu,
que significa: «Sería suficiente para nosotros». Cada verso relaciona algo que
Dios hizo por Israel en el Éxodo y concluye diciendo que, si hubiera hecho
solamente eso y nada más, habría sido «suficiente para nosotros»
Mucha gente está incapacitada por su propia pobreza,
motivada a menudo por su desobediencia a la Palabra. Esta desobediencia se
manifiesta de muchas maneras; una de ellas es ¡robarle a Dios! Este pasaje
claramente nos dice que quienes retienen sus diezmos y ofrendas le roban a
Dios. En consecuencia, también se privan de las bendiciones que Dios desea
otorgarles. Cuando cesamos de diezmar estamos violando la Ley, la que no podría
obrar a nuestro favor.
Nada hará que un creyente sabio deje de ofrendar y
diezmar, pero jamás lo harán con la intención de obtener algo a cambio. Más
bien, la acción de dar procede de la obediencia, ¡y Dios siempre recompensa la
obediencia
Ahora, comente sobre Malaquías 3.10, con los textos anteriores en mente.
Su opinión:
Condición para la prosperidad:
Otras condiciones para la prosperidad
Como conclusión de nuestro estudio sólido basado en la
Biblia acerca de la prosperidad y la fe, consideremos estos tres aspectos:
Recursos, relatividad y dependencia.
Recursos. La prosperidad sólo puede ocurrir cuando
Dios es la fuente de recursos del creyente. Desde ese momento se nos hace
posible evitar las trampas de la pobreza. No es el banco, el gobierno o el
cheque mensual nuestra fuente de recursos. La mayoría de las pruebas
espirituales arrojaron luz sobre estos hechos en la vida de los discípulos. Es
necesario aprender a ver más allá de las circunstancias y a confiar enteramente
en Aquel que ha prometido ser nuestra fuente exclusiva de recursos.
Lea Filipenses 1.19. Pablo escribió esta epístola desde la prisión.
Aunque su situación era apremiante, confiaba en que en el futuro estaría mejor.
¿En qué basaba su confianza? Sabía que los creyentes filipenses estaban orando
por él y tenía absoluta confianza en la provisión del Espíritu. Esto es lo que
significa tener a Dios como única fuente de recursos.
Provisión, epichoregia (Strong #2024). Tomamos la palabra «coreógrafo» de la palabra
griega que aquí se traduce como «provisión». En tiempos modernos, un coreógrafo
hace los arreglos en una producción de danza, designando los movimientos y
pasos de los bailarines y actores en el escenario. En el tiempo de Pablo, un
coreógrafo era más como un productor moderno. El coreógrafo en la antigüedad pagaba
todas las cuentas, haciendo posible la continuidad del espectáculo. A esto se
refería Pablo. «Voy a ser rescatado de esta situación», o, «cuando esto
termine, seré mejor creyente que ahora». ¿Por qué? ¡Porque ustedes están orando
por mí, y el Espíritu saldará todas las cuentas!
Pagar las cuentas debería ser un término familiar para
todos nosotros. Existen momentos en que nuestros recursos personales, ya sean
monetarios o emocionales, simplemente no alcanzan para cubrir todas las
cuentas. Pablo está al tanto de que su «Coreógrafo» celestial (el Productor de
los eventos de esta vida) se hará cargo de que se paguen todas las cuentas.
Relatividad. Dios siempre dará su bendición mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos (Efesios 3.20). La bendición de Dios está siempre ligada a su
propósito, asimismo se relaciona de algún modo con la norma cultural en que se
encuentra su hijo. La expresión «mucho más» no es lo mismo que decir excesivo.
En otras palabras, «abundancia», «bendición» o «provisión» siempre guardarán
relación con la cultura. Permítame ilustrarlo.
Dios no le va a dar un vehículo Rolls-Royce a un
campesino de Kenya que nunca ha visto una gasolinera. No le dará un millón de
dólares a una persona que vive en una sociedad que comercia mediante el
trueque. Sin embargo, en toda cultura, su generosidad excederá nuestras
definiciones, aun nuestras necesidades; tal como cuando Jesús dio de comer a la
multitud con el almuerzo de un niño: sobraron tantas cestas de comida que
sirvieron para alimentar a los discípulos. Que les sobrara comida, era mucho
más de lo que esperaban, pero no era suficiente como para abrir un supermercado
especializado en pescado y pan. Esperemos y luchemos por las bendiciones de
Dios sobre nuestra vida. Sepa que Su generosidad excederá nuestras normas, y al
mismo tiempo no nos conducirá a violar las normas culturales con ostentación o
despilfarro. Su bendición está diseñada para hacer que la gente ponga su
atención en el que bendice y no en la bendición.
Dependencia. La prosperidad en el sentido bíblico es
imposible sin aprender a depender completamente en el Señor, olvidando la
dependencia en sí mismo o en las bendiciones recibidas con anterioridad. Lea Salmos 30, la canción de David en la dedicación del templo.
Verá que David confiesa que en cierto momento comenzó a depositar su confianza
en la prosperidad que el Señor le había dado. Esto difiere grandemente de poner
la confianza en Aquel que da la bendición.
«En mi prosperidad dije yo: No seré jamás conmovido» (Salmos 30.6). Sin embargo, en el versículo siguiente confiesa que
Dios lo afirmó «como monte fuerte». Más adelante en el mismo salmo David dice
que su lamento fue cambiado en baile. David recibió tanta bendición que por un
tiempo colocó su confianza en su fortuna, sus tierras y en su prosperidad
(aunque vemos en otro estudio que el pecado grave cometido con Betsabé se llevó
a cabo en momentos de bendición sin par). Pero más tarde aprendió la lección.
Deje que la vida de David le enseñe esta lección
importante: Cuando Dios le da prosperidad, es de importancia suma apoyarse
completamente en Él. Cuando usted ha prosperado en sus caminos, es fácil
empezar a depender de la prosperidad, en vez de afirmarse en Aquel que ha sido
la fuente del éxito.
Lea Éxodo 33.15. Aunque parece que Moisés pudo haber tomado la
decisión de entrar a la Tierra Prometida con o sin el Señor, dijo: «Si tu
presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí».
Esta elección de Moisés debe ser una alarma para todo
creyente que aprende los caminos de un Señor generoso. Se debe tener un
compromiso con sus métodos de bendición. ¡Nunca elija la bendición en
detrimento del que bendice!
Puede que aunque no todas, usted haya leído muchas de
las promesas de la Palabra de Dios acerca de la prosperidad. Redacte una
oración en la que con confianza le pida a Dios los recursos necesarios para
obtener lo que El quiere para usted en esta temporada de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario