domingo, 28 de octubre de 2018

Lección 11.11—Sanidades en el libro de Hechos



Lois tenía cinco años, era una niña de ojos vivaces que a menudo cargaba con el impacto de la maldad de otros niños por una razón. Era a principios de este siglo y ella era la hija de evangelistas pentecostales. Para estos pioneros de la fe no era extraño recibir la burla y el escarnio, pero sólo el paso del tiempo certificaría que eran cuerdos, bíblicos y creyentes que exaltaban a Cristo.


Pero esta vez no era maldad, sólo un accidente. Un niño vecino la empujó inocentemente de espaldas dentro de una bañadera llena de agua hirviendo donde estaba en remojo la ropa de la familia. Cuando Lois gritó de dolor y la mujer de la casa, quien estaba hospedando y atendiendo a los evangelistas, la sacó del agua hirviendo. Como estaban en el campo, lejos del pueblo, su familia y la anfitriona se reunieron alrededor de Lois y oraron creyendo que Dios la sanaría; algunas personas del grupo ayunaron y oraron durante varios días.

La pequeña niña estaba cubierta de ampollas y, según los testigos, algunas de ellas tenían la capacidad de una taza de agua. Muchos de los vecinos criticaron a los evangelistas por no buscar la manera de llevarla a un hospital o un médico, aunque la distancia y la falta de conocimiento de la zona eran impedimentos y los centros modernos de tratamiento de quemaduras se desconocían en esos tiempos. Algunos entendidos predijeron que nunca volvería a caminar; otros dijeron: «Llevará las marcas toda la vida». En verdad, bajo circunstancias normales, se debió haber consultado a un médico; sin embargo, lo acontecido ya era un hecho y la familia dio con amor su cuidado y oración.

Fue como una semana más tarde cuando Lois se despertó… el corazón de la niña aumentaba con una fuente de fe que ningún humano puede producir. «Yo voy a caminar en el nombre de Jesús», dijo y se levantó de la cama, comenzó a caminar, y desde ese instante empezó su recuperación asombrosa y total, sin que le quedara una sola marca del incidente. La noticia de su sanidad llegó a lugares distantes; cientos de los que oyeron de la sanidad vinieron a las reuniones de los evangelistas y aceptaron a Cristo. Este episodio es cierto, se trata del testimonio de mi esposa (Nathaniel Van Cleave), quien es ahora una octogenaria saludable y un testimonio constante del amor y la gracia de Dios.

Al volvernos al libro de los Hechos para dedicarnos a un estudio de las sanidades que allí se relatan, comenzamos con un testimonio. ¿Por qué? Quizás el libro de Hechos sólo se trate de estudios, con la conciencia de que este únicamente es el principio del cumplimiento de la promesa que permanece hasta el día de hoy. La promesa es de Cristo: «Y estas señales seguirán a los que creen[…] sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán[…] Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor, y confirmando la palabra con las señales que la seguían» (Mc 16.15–20).

Confirmando, bebaioo. Hacer firme, estable, seguro, corroborar, garantizar. Los milagros que acompañaron la predicación de los discípulos confirmaron a la gente que los mensajeros estaban diciendo la verdad; que Dios estaba respaldando el mensaje de ellos con fenómenos sobrenaturales y que una nueva dispensación —la era de la gracia había llegado al mundo.

Muchos eruditos cuestionan la autenticidad de vv. 9–20, fundamentalmente porque no aparecen en los manuscritos más antiguos, y porque su estilo es algo diferente al resto de Marcos. Sin embargo, escritores cristianos del siglo II, como Justino Mártir, Ireneo y Tertuliano, dan testimonio a favor de la inclusión de estos versículos; y las más antiguas traducciones, al latín, siríaco y cóptico, los incluyen. De todas maneras, el pasaje refleja la experiencia y las expectativas de la iglesia primitiva sobre el empleo de los dones carismáticos, pero la cuestión sobre su autenticidad debe permanecer abierta.

Hechos es una procesión de milagros que confirman la promesa de Jesús. Inmediatamente después del relato del derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés (Hch 2), leemos: «Todos se llenaron de temor [asombro reverente], y se hacían muchos prodigios y señales milagrosas por medio de los apóstoles» (Hch 2.43, NVI). Vale la pena resaltar que la preposición griega enfatiza «por medio de los apóstoles», en vez de «por los apóstoles» (dia no huper). De allí, Hechos 3 cuenta en seguida la sanidad de un mendigo cojo en la puerta La Hermosa, un milagro de sanidad cuyas repercusiones continúan a través de Hechos 4. A partir de aquí, las sanidades y milagros de Hechos pueden clasificarse en cuatro categorías amplias1) en las multitudes, 2) por medio de Felipe, 3) a través de Pedro, y 4) mediante Pablo.

Sanidades en las multitudes

A continuación del ataque de los fariseos debido a la sanidad del hombre en la puerta La Hermosa —habiendo recibido advertencias y amenazas de los principales— la iglesia se reunió para orar por un nuevo denuedo y por un nuevo derramamiento del Espíritu acompañado de milagros de sanidad. Dios les respondió las oraciones abundantemente como podemos ver en Hechos 5.12–16. Lea este pasaje y responda las siguientes preguntas:

¿Cuál era la atmósfera espiritual allí?

¿Cuáles son los distintos tipos de milagros que se llevaron a cabo?
¿Cómo reaccionó la gente?

¿Qué tipo de milagro inusual ocurrió?

¿Cuáles fueron los resultados evangelísticos?

La fe de la iglesia y del pueblo creció tanto que prácticamente cada persona enferma recibió sanidad. El texto no dice que la sombra de Pedro era una técnica de sanidad de los apóstoles; el poder de Dios estaba presente a tal grado que el pueblo creía que sería sanado con o sin la imposición de manos de Pedro. Muchos en nuestro tiempo han testificado que han recibido sanidad inmediata mientras estaban sentados oyendo el ministerio de la palabra.

La Biblia describe tantas formas de recibir las respuestas a la oración, que debemos pensar que la «fe» es un elemento esencial. Sin embargo, existen muchas acciones que ayudan a la fe, tales como tomar las manos en acuerdo, la imposición de manos, la unción con aceite, pañuelos ungidos, etc. Deberíamos cuidarnos de no poner una confianza exagerada en los elementos externos, pero si nos ayudan en la fe, no deben rechazarse, mientras ponemos los ojos en Jesús, el Gran Médico, para que nos dé la liberación.

¿Qué elementos auxiliares a la fe ha encontrado útiles para recibir la respuesta a la oración?

¿Qué episodios de la Escritura puede recordar que ayudaron a la gente a recibir sanidad o respuesta a la oración? (Ejemplos para revisar una vez que responda las preguntas: 2 Reyes 4.3; 2 Reyes 20.7; Marcos 2.4; Hechos 19.12; Santiago 5.14–16.)

La sanidad mediante el ministerio de Felipe

Los primeros diáconos de la iglesia se escogieron entre los que daban evidencias de fe y sabiduría. Dos de ellos tenían el ministerio de sanidad. Esteban fue mártir por su fe atrevida y Felipe se convirtió en un evangelista cuyo ministerio Dios honró grandemente. Hechos 8.5–8 describe su ministerio en Samaria. Lea el pasaje y responda:

¿Qué trascendencia ve en el hecho de que se estaba ministrando a Samaria? (Compárese con Lc 9.51–56; 10.25–37; Jn 4.1–30.)

¿Qué clase de milagros ocurrieron?

¿Cuál fue el impacto social del avivamiento?

En el ministerio de sanidad de Felipe se hace mención especial a dos clases de sanidades. Se liberaron a muchos de espíritus malos. La posesión demoníaca es muy común donde la alabanza pagana es prácticamente universal. Esta condición prevalece hoy en función de las religiones falsas y ocultistas en un área determinada. Los misioneros dicen que en Sri Lanka casi todos los que se entregan a Cristo deben liberarlos de espíritus malos. Los misioneros de Colombia han dicho lo mismo. Con el aumento actual del mal en nuestra tierra, la atadura y la opresión demoníaca aumentan. Describa el poder del evangelio sobre los demonios según los siguientes pasajes:

Mateo 10.1

Mateo 12.28

Marcos 1.21–25

Los cojos y los paralíticos fueron sanados en gran cantidad en el ministerio samaritano de Felipe. No se sabe si la parálisis era un mal común en esa región, o si Felipe tenía una fe especial para orar por los paralíticos. La sanidad de un paralítico llamaría más la atención que la de males internos. Parece que las sanidades atrajeron a las masas y multitudes aceptaron a Cristo. El ministerio de Felipe a los samaritanos marcó un paso de avance en el progreso del judaísmo a un evangelio para todo el mundo, pues los samaritanos eran mezcla de sangre judía y gentil. El éxito de Felipe fue el resultado de la semilla que Jesús plantó en Samaria y una evidencia de la destrucción de la discordia étnica mediante el amor de Dios.

La sanidad a través del ministerio de Pedro

Jesús profetizó que les daría a sus discípulos el Espíritu Santo y que paso a paso los haría testigos al mundo entero: «Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra» (Hch 1.8). Los apóstoles establecieron los cimientos en Jerusalén; Felipe evangelizó Samaria. Ya había llegado el momento de extender el evangelio a los gentiles. La persecución dispersó a los apóstoles desde Jerusalén hacia regiones romanas, y Dios pronto iba a transformar a Saulo de Tarso en un apóstol de los gentiles. Pero Dios usaría a Pedro para ser el primero en llevar el evangelio a los romanos. Las escalas de Pedro en Lida y Jope fueron las primeras en una travesía que lo llevaría a Cesarea y a la casa de un romano llamado Cornelio.

Sanidad en Lida

Cuando estuvo en Lida (Hch 9.33–35), Pedro vio que un paralítico necesitaba a Cristo. Describa lo acontecido.

Eneas era bien conocido en Lida (la actual Lod) como un hombre afligido. Con su sanidad, las nuevas del evangelio se difundieron a lugares remotos. Lucas dice que todos en Lida y Sarón se convirtieron debido al milagro que Dios usó para abrir puerta en la región.

Los milagros de sanidad abrían puertas a la predicación del evangelio. Algunos insisten que la sanidad se dio sólo para la era apostólica, insistiendo que los milagros de sanidades ocurrieron para abrir puertas al evangelio, diciendo que la función de los milagros de sanidades era tan solo autenticar la deidad de Cristo y la validez del evangelio y que no harían falta después de esa era. Pero el evangelio aún no ha alcanzado toda la tierra; por lo tanto, aún es necesaria la manifestación de lo sobrenatural para abrir puertas.

No obstante, por otro lado, al estudiar de cerca las sanidades se verá que muchas no tenían relación con «abrir puertas» y que eran una manifestación de la misericordia y compasión del Señor. En varios de los milagros de sanidad de Jesús, el texto dice que El fue movido a compasión. Entendamos esto: Jesús no le dio un corte al fluir de su misericordia y compasión cuando finalizó la era apostólica. Es más, la Biblia ni siquiera menciona la «era apostólica». Cuando Jesús dijo: «Estas señales seguirán a los que creen», no agregó: «hasta que mueran los apóstoles». Mientras haya predicadores que crean en la Palabra y crean que Jesús es el mismo, existirán los milagros de sanidad: Algunos que deben abrir las puertas, algunos que tienen la compasión de Cristo, algunos que obedecen la exhortación apostólica de Santiago de imponer las manos en los enfermos.

Tome un momento para reflexionar sobre la «compasión como una motivación para el ministerio de sanidad». «Poder», «excitación» y «evangelización» a menudo son ideas que ocupan nuestra mente con las señales y prodigios, pero el ministerio de compasión debe considerarse con detenimiento. ¿Qué cree usted? Escriba su respuesta.

La sanidad en Jope (Hch 9.36–43)

Cuando Pedro ministró en Lida con el resultado de que todo el pueblo aceptó a Cristo, fue requerido en Jope para orar por una encantadora mujer que había muerto. Su nombre, Dorcas, significa «gacela». Ella quizás recibió ese nombre porque era muy activa y delicada. Dorcas, cuyo equivalente griego es Tabita, trabajaba sin descanso, haciendo ropa para las viudas de la región. Todo el pueblo la amaba. Cuando murió, tal vez por trabajar en exceso, la ciudad completa lloró. Después que oyeron del milagro de sanidad de manos de Pedro en Lida, le rogaron que viniera a orar por Dorcas en Jope.

Pedro respondió a las peticiones. Cuando llegó, encontró a la casa llena de viudas que lloraban la muerte de su benefactora. Dorcas amaba a las personas; y ellas reciprocaron ese amor. Pedro sacó a todos de la habitación, hizo la oración de fe y dijo: «Tabita, levántate», y la tomó de la mano y levantándola, la presentó viva. ¡Qué hermoso regalo para las viudas de Jope! Como resultado de este milagro, en realidad una restauración a la vida, muchos en Jope se unieron con los vecinos en Lida y Sarón como creyentes cristianos consagrados.

La visita de Pedro a Jope lo preparó para responder a la invitación que le haría Cornelio, el centurión romano en cuya casa Pedro guiaría al primer grupo gentil al conocimiento de Jesús el Salvador. Lo que ocurrió allí dio cumplimiento a la profecía de Jesús acerca de la proyección del mensaje del evangelio.

¿Qué tienen en común los pasajes siguientes con Hechos 9.3643?

Lucas 7.11–17

Lucas 8.48–56

Juan 11.38–44

La sanidad en el ministerio de Pablo

Mientras Pedro ministraba en la región cercana a la Cesarea romana, Saulo de Tarso se convertía milagrosamente a Cristo. La providencia divina estaba moldeando un instrumento que cosecharía los campos blancos del Imperio Romano. Después de su conversión (Hch 9.131), su retiro espiritual en Arabia y de recibir la bendición de la comunión de los líderes de la iglesia, Saulo se unió a Bernabé en Antioquía, que sería la base misionera desde donde llevarían el evangelio a Roma e incluso más lejos (Hch 11.1930; 12.2513.5).
Sanidad en Chipre

Primero, Pablo y Bernabé ministraron en Chipre donde tuvieron un milagro a la inversa, si es que hay tal cosa. Un mago llamado Elimas trataba de corromper la mente del procónsul Sergio Paulo. Pablo, guiado por el Espíritu, reprendió al espiritista que, por consiguiente, quedó ciego. El procónsul, viendo el juicio divino sobre el agente de Satanás, se aferró al Señor de todo corazón. Lea Hechos 13.412. ¿Qué le impresiona más al leer sobre esta obra de poder?
Sanidades en Iconio

A continuación, Pablo y Bernabé ministraron el evangelio en Antioquía de Pisidia e Iconio (Hch 13.1314.6). Se quedaron largo tiempo en Iconio donde Dios les dio «prodigios» para interesarlos y «señales» para mostrarles la misericordia y la bondad del Señor. Pudieron ganar muchas almas de entre los judíos y los gentiles. Sin embargo, la persecución de los judíos y los líderes gobernantes incrédulos forzó a los apóstoles a huir a Listra para evitar que lo apedrearan. Lea Hechos 14.17. A la luz del versículo 3, «el cual daba testimonio a la palabra de su gracia», escriba sus pensamientos comparando la gracia de Dios que nos sana con la gracia que nos salva del pecado.

Sanidad en Listra

El primer milagro descrito e identificable de Pablo ocurrió en Listra. Lea Hechos 14.820.

¿De qué sanó?

¿Qué motivó el llamado de Pablo a la salud?

¿Qué motivó la fe del hombre?

¿Cómo reaccionó la gente?; luego, ¿cómo reaccionaron los apóstoles?

¿Qué dos elementos concluyeron la historia?

El hombre sanado en Listra, otra vez, era un paralítico, un renco que nunca había caminado. Hacía falta un milagro en Listra para abrir la puerta del evangelio. De nuevo la sanidad del hombre, muy conocido en la ciudad, fue notoria. Cuando Pablo vio al hombre, Dios le dijo al apóstol que el cojo tenía fe para creer. Y Pablo de inmediato le ordenó al hombre: «Levántate derecho sobre tus pies». Cuando el cojo saltó sobre sus pies por primera vez, la gente perdió la compostura. Los paganos de Listra pensaron que Pablo y Bernabé eran dioses que habían descendido a la tierra, Zeus y Hermes (en la mitología romana, Júpiter y Mercurio), y comenzaron a adorarlos y a ofrecerles sacrificio. Con mucha dificultad lograron frenarlos. A pesar del milagro, los judíos y otros que se oponían a la fe, apedrearon a Pablo y lo dieron por muerto. (Los grupos cristianos de Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe son las iglesias a las cuales Pablo escribió como gálatas. Su vacilación se describe en la epístola de Gálatas.)

Sanidad en Filipos

El siguiente milagro de sanidad de Pablo ocurrió en Europa, en Filipos. Por cierto, la liberación de la adivinadora, a quien explotaban hombres inescrupulosos para ganancia financiera, provocó que encarcelaran a Pablo y a Silas. Lea Hechos 16.1634.

Describa las reacciones primeras y postreras de Pablo hacia la muchacha endemoniada.

¿Qué conclusión saca de sus gritos, o sea, el objetivo del demonio?

¿Cuáles son los cinco hechos clave que derivan de la liberación?

Pablo soportó varios días la adivinación de la muchacha sobre su ministerio. Satanás la usaba para desacreditar el ministerio de Pablo, haciendo pensar a la gente que el apóstol estaba asociado, de alguna manera, con un plan de adivinación. Si Satanás no puede vencemos, tratará de ponernos su emblema. Los explotadores vencidos lograron mandar a los apóstoles a la cárcel, pero Dios los sacó; y se ganó para Cristo una hermosa familia. La encarcelación detrás de las rejas quizás desanime a algunos, pero el canto de Pablo y Silas abrieron esas rejas. El mundo nunca le vencerá si no silencia su canción (Ef 5.1819).

Sanidades en Éfeso

El ministerio de sanidad más importante de Pablo fue ejercido en Efeso:

Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aún se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

(Hch 19.1112)

De este pasaje se desprende la ocasional práctica actual de enviar pañuelos ungidos a los enfermos. El pañuelo no tiene ningún poder curativo; simplemente es una ayuda a la fe, un punto de contacto. El paño ungido puede apoyar la fe del que envía y del que recibe; la fe del anciano que unge el paño también puede aumentar. Esto es un asunto de dos o tres que se ponen de acuerdo en el nombre de Jesús. Cuando hay unidad, Dios bendice la fe.

No sólo los enfermos y afligidos recibieron sanidad bajo el ministerio de Pablo en Efeso, sino que también se expulsaron demonios. Efeso era un centro de culto pagano, no sólo el culto a Diana, sino también todo tipo de práctica ocultista. Multitudes que habían dado acceso a Satanás mediante sesiones espiritistas estaban poseídos y oprimidos por los espíritus malos. El exorcismo de los espíritus demoníacos era un aspecto del ministerio amplio de Pablo.

Lea Hechos 19.128, notando especialmente: (a) los versículos 1720, y luego (b) los versículos 2328, y evalúe el ministerio de Pablo en Efeso y la respuesta general de las multitudes. Compare sus observaciones con la respuesta de las personas al poder del evangelio de hoy en día.

Aquí, en Éfeso, la mayor parte del ministerio de sanidad de Pablo se define como «milagros extraordinarios». Eran extraordinarios en efectividad y en cantidad. El ministerio efesio de Pablo fue el de más éxito y duración. Por más de dos años, el evangelio alcanzó la mayor parte de la región conocida como Asia (Hch 19.10). Era tan grande la comunidad cristiana en Efeso, que muchísimos hogares cristianos tuvieron que usarse como centros de reunión y alabanza.

¿Cuántos pasajes bíblicos relacionados con el exorcismo de espíritus demoníacos puede encontrar mediante una concordancia?

¿Qué clase de ayuda encuentra en Efesios 6.1020 para la derrota de los poderes satánicos?

Sanidades en Malta

En Cesarea, Pablo, un ciudadano romano, apeló al César para escapar de la furia de los judíos. Ante el rey Agripa pudo contar su testimonio de conversión y de la revelación del propósito divino para su vida (Hch 26.1519).

Antes de que Pablo escribiera la epístola a los romanos, sintió una fuerte convicción de que ministraría en Roma (Ro 1.15). En Hechos 19.21, dijo: «Me será necesario ver también a Roma». Mientras Pablo estaba aún en Jerusalén, detenido por el concilio judío, Dios le habló lo siguiente: «Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma» (Hch 23.11). Los capítulos 27 y 28 de Hechos describen el viaje de Pablo por barco a Roma. El apóstol había sufrido naufragio con anterioridad (véase 2 Co 11.25), pero la tormenta y el naufragio más terrible de su vida fue camino a Roma. Él y otros sobrevivientes llegaron a la costa de la isla de Malta. «Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío» (Hch 28.2). La palabra «naturales» en griego significa «bárbaros». Los griegos llamaban bárbaros a todos lo que no podían hablar griego o latín. En realidad, los malteses eran un pueblo civilizado de origen fenicio; sin embargo, nunca habían oído el evangelio. Eran un pueblo benevolente, pues la palabra que se traduce «con no poca humanidad» en el griego es «filantrópico», que significa «uno que ama la humanidad». El pueblo de Malta le dio a Pablo y al resto de los náufragos una bienvenida amorosa.

Lea Hechos 28.110 y tome nota del milagro que asombró a la gente y de la sanidad que Pablo ministró a Plubio.

Cuando Pablo sacudió la víbora en el fuego y que después de un tiempo mostró que no tenía ningún efecto dañino, lo tomaron por dios. La experiencia con la víbora cumplió lo que la Escritura profetiza en la Gran Comisión en Marcos (16.18): «Tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos. y sanarán».

El ministerio de sanidad de Pablo en Malta. Aquí hay una referencia a sanidades divinas a pesar del hecho que Lucas, un médico, acompañó a Pablo. Este hecho incomoda tanto a los críticos de la sanidad moderna, que algunos han adelantado la teoría de que las sanidades que se mencionan en el v. 9 fueron obra de Lucas, quien habría empleado remedios médicos, aunque no se menciona aquí su nombre. La teoría se basa en el uso de therapeuo, la palabra griega para «sanidad» (v. 8), la cual algunos insisten que se refiere a la terapia médica.

Sin embargo, esta palabra aparece 34 veces en el NT. En 32 casos, se refiere claramente a sanidad divina; en los demás, tiene una significación general. Ambas palabras (iaomai  y therapeuo) designan el mismo tipo de sanidad en Mateo 8.78, lo cual indica que se usan indistintamente en la Biblia.

Lo anterior no se opone a los tratamientos médicos; no dice que la medicina o la ayuda de los médicos sean perjudiciales, porque, en verdad, no lo son. Sin embargo, queda claro que este pasaje no da pie para la sustitución de la terapia médica por la oración. Dios sana por muchos medios: la oración de fe, poderes naturales recuperativos, ayuda médica, o medicina y milagros.

El naufragio de Pablo en Malta, aunque fue una experiencia dolorosa para la carne, se convirtió bajo la providencia divina en una oportunidad de llevar el evangelio a una cultura que nunca antes lo había oído. En ninguna parte se menciona que Pablo o alguno de sus acompañantes ministró el evangelio en Malta, pero como G. Campbell Morgan dice en su comentario sobre Hechos, la evangelización se llevó a cabo por el ministerio de sanidad. Al orar por la gente en Malta en el nombre de Jesús, se les explicó que Jesús era el Salvador del mundo y el Sanador del espíritu, el alma, la mente y el cuerpo del hombre. En Jesús uno descubre la plenitud. Desde los días de Pablo en adelante, Malta se convirtió en una isla cristianizada. Como bien se sabe, Pablo llegó a Roma, trajo avivamiento a la iglesia romana y dio su vida en martirio. Desde Roma escribió varias de sus epístolas; por ellas y en Cristo, ha bendecido al mundo.

Mucho de lo que conocemos de la sanidad divina lo hemos aprendido de los ejemplos de sanidades en los ministerios apostólicos de Pedro, Esteban, Felipe y Pablo, según leemos en Hechos. No encontramos ni una sola palabra que sugiera que estos ministerios de sanidad se acabarían. La Iglesia de Jesucristo sigue avanzando y todas las bendiciones de Su muerte expiatoria en la cruz seguirán vigentes hasta su regreso. ¡Que Dios nos ayude a vivir la fe que el bendito Espíritu Santo nos ofrece!

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