martes, 9 de septiembre de 2025

LA VISION DEL CRISTO.




Apocalipsis 1:1-20.


A pesar de que hay diversas maneras de dividir el libro de apocalipsis, la mayoría de los comentaristas opinan que Ap 1:19 es un esquema dado por Dios. En este versículo el libro se divide en tres partes: (1) las cosas que Juan había visto hasta el versículo 19, (2) el estado actual de la iglesia (caps 2-3), y (3) las cosas que acontecerán cuando la iglesia se totalice (caps 4-22). Las palabras traducidas "después de estas" (meta tauta) se encuentran otra vez en Ap 4:1, indicando que el capítulo 4 da comienzo a esta última sección del libro. De todas formas, es posible cambiar las primeras dos secciones porque el versículo 19 puede traducirse por, "Escribe las cosas que has visto, tanto las que son como..."


En otras palabras, Juan vio dos cosas: las cosas presentes y las cosas futuras. Las cosas presentes incluyen la visión de el Cristo en Ap 1:9-20 y las cartas a las iglesias en los capítulos 2 y 3. Naturalmente, es lógico ver Ap 1:9 -3:22 como una sección unificada, simplemente porque en la visión en Ap 1:9-20 el Cristo está moviéndose en las iglesias mencionadas en los capítulos 2 y 3. Pero es igualmente aceptable considerar la visión de Ap 1:9-20 cómo la que Juan había visto y por tanto como una división del libro. Lo importante es notar que, de acuerdo con Ap 2:9, el libro tiene que dividirse en Ap 4:1, sin tener en cuenta si se combina la visión de Ap 1:9-20 con los capítulos 2 y 3 ó si se divide en una sección aparte. 

La revelación de Jesucristo.

Apocalipsis 1:1-3.
1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dió para mostrar a sus siervos las cosas que deben acontecer en breve, y que la dio a conocer enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 2 que ha testificado mediante la palabra de Dios y por el testimonio de Jesucristo,  acerca de todas las cosas que vio. 3 Dichoso el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía y guardan las cosas que en ella están escritas, porque el tiempo está cerca. 

Circunstancias de la visión 1:9-11.

Circunstancias físicas 1:9.

Circunstancias física: Juan no se exalta a sí mismo por encima de sus compañeros creyentes sino que se llama a sí mismo hermano. Patmos es una isla en el Mar Egeo de unos veinticuatro kilómetros al sur oeste de Éfeso. La razón de su destierro fue "por causa de la palabra de Dios" (lo que Dios dice a los hombres) "y el testimonio de Jesucristo" (el mensaje del evangelio).

Circunstancias espirituales 1:10-11.

El estar Juan en el espíritu parece indicar un estado de éxtasis espiritual semejante a un trance. "Estaba" es, literalmente, "llegué a ser", indicando que no era corriente. La frace "el día del Señor", podría referirse al domingo, o al día del Señor que quiere decir la tribulación y el milenio, que son el tema de gran parte de la profecía. "Del Señor" es un adjetivo (kuriakós) que solamente aparece aquí y en 1 Corintios 11:20 en el Nuevo Testamento. Fuera del Nuevo Testamento quiere decir "imperial". A menos que esto sea una alusion al domingo, no hay ningún sitio en el Nuevo Testamento donde se use esta expresión para ese día, ya que la designación usual es "primer día de la semana" . Podría entonces referirse a ese día imperial en el futuro en el cual el Cristo tomará las riendas del gobierno terrenal, que es lo que Juan vio en su visión . La voz que Juan oyó es la de el Cristo a quien se identifica como el Primero y el Último en el versículo 17. Todo lo que vio Juan (cf 22:8), no solamente la carta en particular a cada iglesia en los capítulos 2 y 3, tenía que ser comunicado a estas siete iglesias mencionadas en el versículo 11.

Posición del Señor. Ap 1:12-13.

Al Señor se le describe como "semejante al Hijo del Hombre". Esto quiere decir que era de semblanza humana. Estaba en medio de Siete candeleros que, según el versículo 20 son las siete iglesias del versículo 11. Nótese que el Señor tiene una relación directa con cada iglesia. Sus vestiduras son las de un sacerdote y juez (cf13), que son las relaciones de autoridad que Él mantiene con las iglesias locales. 

Cuadro del Señor. Ap 1:14-16.

Este es un cuadro del Señor resucitado, glorificado, retratado bajo una serie de símiles, kunicaforma en que se le podía describir ante criaturas finita (nótese los casos en que aparecen "semejante" y "como"). Este cuadro posee siete características, y puede ser que no se nos haya explicado los límites para transmitir a nestas mentes más de una cosa deliberadamente.

Su cabeza: Ap 1:14. Era blanca como lana o nieve. Esto puede representar la sabiduría adquirida con la edad y la pureza de santidad.

Sus ojos. Ap 1:14. Eran penetrantes en su santidad ardiente. A sus ojos se hace transparente el verdadero carácter de cada iglesia. Puede que haya una conexión entre este versículo y 1 Corintios 3:13, es decir, que el fuego que probará las obras de los hombres en el tribunal de el Cristo será su mirada de que sí consumirá las obras de madera, heno y hojaasca.

Sus pies. Ap 1:15. Sus pies eran semejantes al bronce bruñido (traducción literal) lo que puede referirse a las pruebas que experimento en su vida terrenal, las cuales le convierten en un Sumo Sacerdote compadecido (Heb. 4:15) y en un juez experimentado.

Su voz. Ap. 1:15. A Juan le pareció como el sonido de muchas aguas. Su voz de autoridad sobresale por encima de todas las demás como el ruido de una catarata poderosa. 

Su mano derecha. Ap 1:16. En su mano derecha, el lugar de honor, están las siete que se nos explican en el versículo 20 como los mensajeros de las iglesias en los capítulos 2 y 3. La palabra "ángel" quiere decir mensajero y podría significar un ser sobrenatural, porque implica que cada iglesia tiene un ángel guardian. O, en un sentido no técnico, la palabra podría usarse por un mensajero humano (véanse Sant. 2:25 y Luc. 9:52), el dirigente humano o pastor de la iglesia .

Su boca. Ap 1:16. La palabra de Dios, el fundamento de todo juicio, salía de su boca. (Heb.4:12; Ap. 19:13-15).

Su rostro. Ap. 1:16. La apariencia de el Cristo era tal que abrumó a Juan.

Consecuencia de la visión Ap. 1:17-20.

Una palabra de aliento. 

Tan terrible era la visión, que Juan se postro ante el Cristo glorificado. Esto dió lugar a una triple palabra de aliento para el viejo apóstol. Cristo se presento a su mismo como el que existe por Sí, el Eterno, "el primero y el último", el conquistador de la muerte; y el que controla (teniendo las llaves) el Hades (lugar que contiene la parte inmaterial del hombre después de la muerte) y la muerte (condición de la parte material).

Un mandato. Ap. 1:19-20.

Se le ordena al apóstol que escriba las cosas que ha visto y las que verá. Según se ha dicho, esto constituye un bosquejo del libro y se sigue en el versículo 20 por la propia explicación del Señor sobre las dos características de la visión. 

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