El plan de Dios es edificar,
fortalecer y proteger a la familia. El plan de Satanás es minarla, debilitarla
y destruirla. No hay error: Satanás ha declarado la guerra a la FAMILIA. Trágicamente, muchos de
nosotros hemos sido cómplices de él. ¿Por qué? Porque la mayoría de los
problemas de nuestra cultura hoy se deben a la ruptura de la familia o de los
hogares donde los principios Bíblicos se ignoran o se desobedecen.