sábado, 15 de agosto de 2015

Hijos


El plan de Dios es edificar, fortalecer y proteger a la familia. El plan de Satanás es minarla, debilitarla y destruirla. No hay error: Satanás ha declarado la guerra a la FAMILIA. Trágicamente, muchos de nosotros hemos sido cómplices de él. ¿Por qué? Porque la mayoría de los problemas de nuestra cultura hoy se deben a la ruptura de la familia o de los hogares donde los principios Bíblicos se ignoran o se desobedecen.


Esto no sólo incluye a parejas que se separan, sino también las llamadas parejas alternativas que son parejas de homosexuales, lesbianas y amantes que viven juntos. Tales relaciones no serán NUNCA bendecidas u honradas por Dios, porque están fuera de sus normas y sus leyes. Bien se ha dicho: Una familia puede sobrevivir sin un país, pero un país no sobrevive sin la familia.

Afortunadamente, hay ESPERANZA. La Biblia nos da instrucciones específicas sobre el tema de la crianza de los hijos. Si los ponemos en práctica veremos resultados asombrosos. Veamos lo que la Biblia dice respecto a la crianza de los hijos que aman y reverencian a Dios, en un mundo que es a menudo hostil a Dios y sus valores.

1.    Los hijos son muy pequeños para aprender acerca de Dios. Enseñar a los hijos a amar a Dios en sus primeros años los ayuda a permanecer fieles por el resto de sus vidas (Gálatas. 6:7-9)

7No se engañen, de Dios nadie puede burlarse, porque lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará.
8El que siembre para la carne, de la carne cosechará corrupción, pero el que siembre para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.

2.    Asegúrate de que tus hijos oigan el mensaje del evangelio. El evangelio debe empezar a predicarse en el hogar (Hechos. 16:29-34

29Entonces él, encendiendo una lámpara, se precipitó hacia adentro, y temblando, se postro a los pies de Pablo y de Silas, 30y habiéndolos sacado les dijo: Señores míos, ¿qué tengo que hacer para ser salvo? 31Entonces ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa, 32y les hablaron la palabra del Señora él y a todos los de su casa. 33Y él los tomó en ese mismo momento durante la noche, y les lavo las heridas de los azotes, y después fueron bautizados él y todos los de su familia, 34y los llevó y los hizo subir a su casa y puso mesa delante de ellos, y él y toda su familia se regocijaban en la fe de Dios.   

En esta maravillosa historia vemos cómo un hombre busco el bienestar espiritual de toda su familia. Aprovecho la oportunidad para que escucharan el mensaje de Cristo  a través del testimonio de Pablo y Silas.

Nosotros también debemos aprovechar toda oportunidad que se nos presente para que nuestra familia pueda escuchar el evangelio, principalmente nuestros hijos.

Nunca se es demasiado viejo o joven para ser enseñado acerca de las cosas de Dios. Aquí hay cuatro sugerencias para ayudarte a compartir el evangelio con tu familia.

a.    Aparta tiempo para los devocionales familiares. Estudie la Biblia, oren juntos, háblales de cómo Dios está actuando en tu vida.,
b.    Invita a otros creyentes a tu hogar. Este carcelero invito a Pablo y a Silas a comer a su casa, y leemos que todos se regocijaron cuando se hicieron creyentes. Este tipo de comunión puede ser un tiempo enriquecedor para tu familia.
c.    Trae a tus hijos a la iglesia contigo. Probablemente aprenderán lecciones que permanecerán con ellos por el resto de sus vidas. Si todavía son pequeños, tráelos. Si ya son mayores, anímalos a que te acompañen.
d.    Ora por tus hijos a diario. Como padre, no puedes “hacer” cristianos a tus hijos, pero puedes orar para que sus corazones sean sensibles y estén abiertos al mensaje del evangelio.

3.    Alienta el crecimiento espiritual de tus hijos. Como lo sugiere el apóstol Pablo, un padre amoroso anima a sus hijos a vivir una vida agradable a Dios (1 Tesalonisenses.2:11-12)

11De modo que ustedes saben cómo los alentábamos y les suplicábamos a cada uno de ustedes como un padre a sus hijos, 12y les dábamos testimonio para que se condujeran como es apropiado delante de Dios, que los llamo a su reino y a su gloria.

Muchos de nosotros pensamos que el amor es un sentimiento que va y viene. Sin embargo, este pasaje sugiere que nuestro amor no sólo debe permanecer estable sino que también debe crecer. Parece una tarea imposible de lograr por nuestra cuenta, y lo es. Por esta razón el apóstol Pablo dice: «Que el Señor haga crecer y sobreabundar el amor que tienen unos por otros y por toda la gente». No puedes fabricar el amor sincero. El amor de Cristo debe controlarte (2 Corintios. 5:14 “pues el amor de Cristo nos compele a meditar esto: que uno murió por todos, y consiguientemente todos murieron”) este amor te ayudará a fortalecer tu corazón, te guardará del pecado y te santificará para que puedas estar libre de culpa hasta la venida de Cristo.

Si tu amor a Dios y a otros parece estar estancado, es posible que te hayas apartado de la fuente de ese amor. Regresa al Señor y pídele que te llene y renueve tu amor hacia él. Luego busca maneras de compartir ese amor con otros.  
  
4.    Vigila la herencia que dejas. Tu devoción a Dios, o la falta de ella, hará un tremendo efecto en la generación siguiente (Hechos. 21:5)  

5Después de esos días, partimos a fin de continuar el viaje. Todos ellos nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad, juntamente con sus esposas e hijos, y puestos todos de rodillas en la playa oraron.

5.    Disciplina a tus hijos. Los padres que aman a sus hijos y desean verlos convertirse en hombres y mujeres de carácter, los disciplinaran. (Hebreos. 12:5-11) 

5Y han olvidado la instrucción que como a hijos se les dio.
HIJOJ MÍO, NO MENOSPRECIES LA DISCIPLINA DE JEHOVÁ, NI DESMAYES CUANDO SEAS AMONESTADOPOR ÉL, 6PORQUE JEHOVÁ AL QUE AMA DISCIPLINA, y azota a los hijos en quienes se complace.7Soporten, entonces, la disciplina, porque Dios los trata como a hijos, porque, ¿qué hijo es aquel a quien su padre no disciplina? 8porque si están sin disciplina, con la cual cada quien es corregido, son ustedes bastardos y no hijos, 9pues si nuestros padres en la carne nos disciplinaban  y los respetábamos, ¿con cuánta más razón, pues, debemos nosotros sujetarnos al Padre de los espíritus y ser salvos? 10Porque ellos nos disciplinaban por breve tiempo, como a ellos les parecía bien, pero Dios nos disciplina para nuestro beneficio, para que seamos participes de su santidad. 11No obstante, ninguna disciplina se considera causa de gozo en su momento, sino de tristeza, pero al final produce fruto de paz y de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

6.     Evita exasperar a tus hijos. Tu disciplina tiene que estar suavizada con amor. Así tus hijos no estarán resentidos contigo (Colosenses. 3:20-21)

20Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque así es agradable delante de nuestro Señor.  21Padres, no exasperen a sus hijos para que no se desalienten.

Aunque la disciplina es necesaria en la vida de os hijos, es igualmente necesario suavizarla con amor. Esto significa que los padres no deben ofender ni humillar a sus hijos, en especial cuando los disciplinan.

Otros términos que se emplean para describir la actitud inadecuada de los padres son exasperación y agravio. La palabra agravio significa irritar, enfurecer, enojar y agrega combustible al fuego.

Cuando la disciplina se aplica de una manera ofensiva, las consecuencias pueden ser devastadoras. Los hijos no sólo podrían resentirse y enojarse con los padres, sino también faltarles el respeto y deshonrarlos. Lo peor es que un día los hijos tal vez terminen su relación con los padres y actúen violentamente contra ellos.


Si deseas que tus hijos te honren como padre, debes disciplinarlos con amor, felicitarlos cuando obedecen e instruirlos en las cosas del Señor.

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