domingo, 6 de septiembre de 2015

Fe y Obras

  


Cuando una persona viene con sinceridad a Jesucristo, esta relación transformará dramáticamente su vida. El cambio se vera de inmediato en algunas personas y en otras demorará un poco más. Para aquellos cuya vida estuvo caracterizada por evidentes malos hábitos y una vida inmoral, el cambio en su estilo de vida mostrará a los demás que algo profundo ha ocurrido en su interior. Para otros, quienes no se han involucrado en pecados muy evidentes, el cambio puede no ser tan notable, pero es igualmente significativo. Recuerda, todos nosotros estuvimos separados de Dios por el pecado, el cual fue perdonado en la cruz de Jesús.


Nuestra conversión debe mostrarse tanto en fruto como en obras. Este concepto de “PRODUCIR FRUTOS” se usa a menudo en las Escrituras para describir los resultados de la entrega de una PERSONA  a Cristo, si no producimos fruto, esto demuestra que no hemos aceptado realmente a Cristo como Señor y Salvador.

Producir frutos no es una opción. Es el resultado natural de una persona que entra en unión con Dios. A veces hay confusión en este asunto de LLEVAR FRUTO u obras. Mira lo que la Biblia dice acerca de este asunto.

1.    Nuestra vida debe mostrar que Dios está trabajando en nuestro corazón. Dios desea que demostremos nuestro crecimiento espiritual a través de acciones externas (Romanos. 7:4)

4Ahora pues, hermanos míos, también ustedes están muertos a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que sean de otro, de aquel que resucitó de entre los muertos, para que produzcan fruto para Dios.

Mientras vivamos de este lado del cielo, estaremos siempre luchando entre el deseo de obedecer a Dios y el deseo de seguir nuestro instinto pecaminoso. Hasta el apóstol Pablo sabía lo que era luchar contra el pecado. En los versículos que acompañan a este texto, él describe seis claves para ganar esta batalla y vivir una vida que no solo agrada a Dios, sino que muestra que Dios está trabajando en nuestro corazón.

a.    Admite el poder del pecado en tu vida (Romanos.7:14) reconoce que tienes una “naturaleza pecaminosa” dentro de ti; una vulnerabilidad a las tentaciones del pecado. Si fallamos en percibir nuestra debilidad potencial, seremos más vulnerables para ceder a ella. La Biblia nos advierte contra tal actitud, diciendo: “si ustedes piensan que están firmes tengan cuidado de no caer” (1 Corintios. 10:12).
b.    Reconoce que no tienes poder para cambiar tú propio ser (Romanos.7:18). Tu naturaleza pecaminosa es la fuente del problema. Nunca vas a “dominar” el pecado ni vivir una vida agradable a Dios por tus propias fuerzas. Separado de Dios no puedes hacer nada.
c.    No soportes más tu condición y clama por ayuda (Romanos.7:24). No puedes controlar el mal que hay en ti simplemente por determinación. Cuando llegues a lo más bajo de tu ser, pide la ayuda de Dios en tus luchas.
d.    Acepta tu libertad (Romanos.7:25). Toma la mano de ayuda que Jesús te está ofreciendo.
e.    Acepta el perdón de Dios y que eres libre de condenación (Romanos.78:1-2). A causa de tu unión especial con Cristo, Dios te perdona y no te condena si reconoces tus fallas, luchas y promesas no cumplidas.
f.     Corta las acciones instintivas de tu naturaleza pecaminosa (Romanos.8:3-8). La única manera de no cometer acciones pecaminosas instintivas es dejar de vivir dominado por esa naturaleza pecaminosa y empezar a vivir por el poder del Espíritu Santo. ¿Cómo puedo hacerlo? El versículo 6 indica que debes ceder el control de tu mente al Espíritu. Cuando lo haces eres controlado por el Espíritu Santo y piensas en las cosas que agradan al Espíritu (Romanos.8:5).

Siempre corres el riesgo de pecado, pero Dios te ha dado el poder para vencer el pecado a través del Espíritu Santo. La clave para tener este poder es OBEDECER al ESPÍRITU SANTO.
       
2.    Debemos vivir nuestra fe. La fe sin obras está incompleta (Santiago. 2:14-17)

14Hemanos míos, ¿qué provecho hay si alguno dice: “Yo tengo fe”, pero no tienes obras? ¿Podrá acaso su fe salvarlo? 15Si un hermano o hermana estuvieran desnudos y carente del sustento diario, 16y alguno de ustedes les dijera: “Vayan en paz, caliéntense y sáciense”, pero no les dan lo que necesitan para el cuerpo, ¿qué provecho hay? 17De la misma manera, también la fe sola, sin obras, es muerta.


Tal vez no necesitabas cambiar tu estilo de vida antes de recibir a Cristo, pero ahora que lo has recibido, tu vida debe mostrar cambios. Si esto no ocurre, se podría dudar si Cristo ha llegado realmente a tu vida. El modo en que vivas refleja lo que crees. Como dijo Juan el Bautista: «Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios» (Lucas. 3:8).

Santiago, en los versículos 15 y 16 nos da otra razón importante para respaldar nuestra fe con acciones: se nos hará más fácil compartir nuestra fe con otros. Cuando la gente ve que tenemos genuino interés en ellos como personas, estarán mucho más dispuestos a escucharnos.

¿Puede la gente ver a Jesús en la forma en que vives? Si no es así, ha llegado el momento que pongas a Jesús como el «piloto» de tu vida.     
  
3.    Dios nos ha salvado con un propósito. Cuando Dios nos dio su salvación, dispuso que está nos conduzca a buenas obras (Efesios. 2:10)

10porque somos creación suya, creados por medio de Jesucristo para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

Cuando no eras cristiano, nada te motivaba a vivir con rectitud. Quizás trataste de hallar propósito y significado a la vida, pero no lo lograste. Como creyente, sin embargo, tú eres «la obra maestra de Dios», la cual demuestra que su Espíritu está trabajando en tu vida para hacerte más parecido a Cristo y darte un propósito para vivir.

Este versículo describe parte del propósito que Dios tiene para tu vida como su hijo: hacer buenas obras ayudando a otros. La asombrosa y maravillosa verdad acerca del propósito de Dios para tu vida, es que mucho tiempo antes que existieras, él tenía planes para que hicieras buenas obras. Él ha programado los días y los sucesos de tu vida para que compartas su amor con otros de manera concreta (Salmos. 139:16; Jeremías. 29:11).

La próxima vez que veas angustiado a tu prójimo o escuches que un amigo está batallando con un problema o notes que un compañero de trabajo esta afligido o veas a un desconocido que necesita que le tiendas la mano, aprovecha esa oportunidad que Dios ha preparado en tu camino. Deja que «tus buenas acciones brillen» (Mateo. 5:16) porque tú eres su hijo.   

4.    Nuestro andar debe armonizar con nuestro hablar. Dios no tiene tanto interés en lo que decimos creer sino en cómo vivimos lo que creemos (Mateo. 7:21)    

21No todo el que me diga: “Señor mío, Señor mío”, entrará en el reino del Cielo, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en el Cielo.

En este versículo, Jesús va al corazón de lo que cree cada persona. «Señor» no es suficiente para entrar al cielo. Esto se debe a que una persona puede pronunciar la palabra, pero no valorizarla. Lo que vale es la vida cambiada: una vida de obediencia a la voluntad de Dios.

Con respecto a la vida cristiana se ha dicho: «Lo importante no es lo alto que puedas saltar, sino lo derecho que caminas después de tocar el suelo». Uno puede ser capaz de decir todas las «palabras correctas», pero si la fe no altera el modo en que se vive, ella no significa nada, más bien condena. La verdad es que uno no tiene una relación genuina con Dios.

En la pared de una catedral de Alemania están grabadas estas palabras que escudriñan el alma:

Así habla Cristo nuestro Señor a cada uno de nosotros:

«Tú me llamas Maestro, y no me obedeces;
Me llamas luz, y n o me vez;
Me llamas camino, y no andas por mí;
Me llamas vida, y no me vives;
Me llamas sabio, y no me sigues;
Me llamas hermoso, y no me amas,
Me llamas rico, y no me pides nada;
Me llamas eterno, y no me buscas;
Si yo te condeno, no me culpes».

Cuanto más aprendamos de lo que Dios ha hecho por nosotros, más desearemos saber cómo vivir para él. Nuestros motivos saldrán de un corazón puro, no de una ambición egoísta. Dios anda buscando creyentes genuinos, cuyo andar armoniza con su vivir. ¿Puedes ser tu contado como uno de ellos?. 

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