¿Ha sentido alguna vez como si se le hubiera agotado
la capacidad para ser comprensivo? ¿Nunca sintió como si ya no le pudiera
extender más «bondad» a alguien? ¿Ha tenido problemas para ser generoso con
otros? ¿Nunca deseó que otros le brindaran más comprensión, bondad y
generosidad?
1 JUAN 2:27. Y SI LA UNCIÓN QUE HAN RECIBIDO DE ÉL PERMANECE EN USTEDES, NO NECESITAN QUE NINGUNO LOS INSTRUYA, SINO QUE COMO LA UNCIÓN ES DE DIOS, Y ES VERDADERA Y NO HAY FALSEDAD EN ELLA. Y TAL COMO LOS HA INSTRUIDO, PERMANEZCAN EN ÉL.
sábado, 29 de septiembre de 2018
viernes, 28 de septiembre de 2018
Lección 4 Amor, Gozo y Paz.
¿Recuerda la última vez que se acercó a un atractivo
puesto de exquisitas frutas? ¡Lo más probable es que alguna de ellas le haya
resultado tentadora, si no irresistible! (¿Nunca se ha sentido tentado a hurtar
una o dos uvas de un racimo?) Hay algo maravillosamente incitante en la buena
fruta.
domingo, 23 de septiembre de 2018
Lección 3 El mayor de ellos es el amor
¿Alguna vez ha conocido a alguien que ha sido usado de
manera poderosa por Dios y sin embargo detectó en él la necesidad de un mayor
grado de amor o de un refinamiento de carácter? Esta es la preocupación de
Pablo en 1Corintios. 13. Él sabe que es posible que las manifestaciones del Espíritu operen sin
que esté presente el fruto del amor, y por eso expresa con toda claridad que se
puede hablar «lenguas humanas y angélicas, y no [tener] amor», o tener «[el don
de] profecía[…] y no [tener] amor» (vv. 1–2). Sin embargo, aunque sea posible, socava el
propósito de Dios. Las manifestaciones en lenguas sin el fruto del amor hacen
que uno sea «como metal que resuena o címbalo que retiñe» (v. 1); la profecía sin amor hace que uno sea como «nada»
(v. 2).
Lección 2 La plenitud del Espíritu Santo
¿Alguna vez ha elevado la llama de un quemador de gas
y ha observado cómo respondía el agua hirviendo? Cuanto más alta la llama,
tanto más rápido el hervor. ¿Correcto? Aunque la analogía es un tanto
inadecuada, sirve para explicar, en parte, la relación dinámica entre el
Espíritu Santo y los cristianos. Como lo establecimos en la primera lección,
todo aquel que ha «nacido de nuevo» tiene al Espíritu Santo morando en él (Ro 8.9). Es El «las
arras de nuestra herencia hasta la redención de nuestra posesión adquirida»
(Ef 1.14). ¡Pero esto es sólo el comienzo! Él es una persona
dinámica que anhela una relación dinámica—no estática—con su pueblo. ¿Por qué
dejarlo entonces como una mera «llama piloto» en nuestras vidas cuando nos
puede conmover plenamente con la vida fructífera y los dones dinámicos de Dios?
Debemos ser «fervientes [zeo, “vehementemente ardientes”, “llenos de ardoroso celo”] en espíritu» (Ro 12.11).
Lección 1 El Espíritu Santo y usted
Con sólo decir «espíritu», sin duda, viene a la mente
una variedad de imágenes. Para algunos es sinónimo de mansiones encantadas y
«fantasmas»; para otros se refiere a alguna clase de fuerza vital cósmica. Para
los que aceptan la verdad bíblica, «espíritu» denota: (1) fuerzas demoníacas
inmundas (Mt 12.43); (2) aquella parte del hombre con la que Dios se comunica de manera
más íntima (Ro 8.16); (3) el Espíritu Santo, tercera Persona de la Trinidad—el Espíritu
mismo de Dios (Mt 12.28) y de Jesucristo (2 Co 3.17)—a quien se ve en la Biblia principalmente como el
que lleva a cabo los ministerios del Padre y del Hijo.
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