domingo, 23 de octubre de 2016

¿QUE ES LO QUE NOS HACE FALTA?

Un proposito, un sentido y una razón por la cual  vivir, es lo que deseamos y buscamos en la vida, y a pesar de los pasos que tomamos no podemos lograrlo; nos sentimos insatisfechos porque hay un vacío espíritual en nuestra vida. La ausencia de Dios crea ese vacío en el corazón y en el alma. Ni las poseciones ni el éxito podrán llenarlo. Las relaciones interpersonales tampoco. Ni siquiera la religión puede llenar el vacío de nuestro corazón. Sólo hay una manera efectiva para llenar este vacío. Ésto no sólo nos ayudará a tener una vida plena y abundante sino, más importante aún, nos dará la esperanza absoluta de pasar la eternidad en la presencia de Dios. Sin embargo, antes de que podamos apreciar esta buena noticia, necesitamos entender el lado sombrío del serio problema que tenemos.


EL PECADO.

La Biblia identifica al pecado como nuestro serio problema. El pecado no es sólo una acción, sino la misma naturaleza de nuestro ser. En otras palabras, no somos pecadores porque pecamos. Al contrario, pecamos porque ¡somos pecadores! Nacemos con la naturaleza para hacer el mal. El rey David, gobernante israelita del Antigua Testamento, escribió: <<Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre>> (Salmos 51:5). Porque nacemos pecadores se nos hace natural pecar. Por esta razón es inútil pensar que la solución a todos nuestros problemas viene de <<adentro>>. De acuerdo con la Biblia, ¡el problema está presisamente dentro,en nuestro interior! Las Escrituras nos dicen: <<El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?>> (Jeremías 17:9).

No somos buenos por naturaleza; somos pecadores por naturaleza. Nuestro estado pecaminoso se manifiesta en todo lo que hacemos. Cada problema que experimentamos en la sociedad de hoy apunta a que hemos rechazado vivir como Dios quiere. Volviendo al huerto del Edén, Adán eligió, y por ello sufrio las consecuencias, marcando un patrón que el resto de la humanidad seguiría. La Biblia explica: <<Cuando Adán pecó, el pecado entró en el mundo. El pecado de Adán introdujo la muerte, de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos pecaron (...) Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos>> (Romanos 5:12-18).

Puedes protestar: <<¡Eso no es justo! ¿Por qué tenemos que sufrir por lo que otro hizo?>>. Sin embargo, en la misma situación, cada uno de nosotros haría lo mismo que Adán. En realidad, no pasa un solo día sin que enfrentemos la misma prueba que se le propuso a Adán. Dios nos a dado libertad de escoger entre dos caminos: el camino que te lleva a la vida y el camino que te lleva a la muerte.
La Biblia dice: <<"Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes>> Deuteronomio:30:19

NUESTRA FALLA.

Alguien puede decir. <<pero yo vivo una vida buena. Trato de ser amable con todos. Cumplo los Diez Mandamientos>>. Pero la verdad es que los Diez Mandamientos, o "la ley" como los llaman en la Biblia, no fueron dados para hacernos buenos, sino para demostrarnos que somos malos. La Biblia nos dice: <<Pues nadie jamás llegará a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda. La ley sencillamente nos muestra lo pecadores que somos>> (Romanos 3:20). El proposito de la ley es hacernos saber cuán pecaminosos somos. Se podría decir que la ley de Dios fue dada para <<cerrarnos la boca>> y demostrarnos que necesitamos desesperadamente su ayuda y perdón por nuestro estado terminal como pecadores.
Miremos los siguientes pasajes para tener un mejor entendimiento de la naturaleza y seriedad del pecado.

1. TODOS FALLAMOS EL BLANCO (Romanos 3:23).

Romanos dice que todos hemos pecado. Para aquellas personas que piensan ser la excepción de esta verdad eterna, el versículo diez de este capítulo dice claramente: <<No hay ni in solo justo, ni siquiera uno>> (Romanos 3:10). Otra palabra para justo es bueno. La palabra justo quiere decir: <<uno que es como debe ser>>. Cuando la Biblia dice que nadie es justo, o bueno, no se refiere tanto a su comportamiento como a su carácter. ¿Cuál es la <<mete gloriosa de Dios>> que Romanos 3:23 dice que no hemos cumplido? La <<meta gloriosa>> es la perfección absoluta. Jesús dijo: <<Pero tú debes ser perfecto, así como tu Padre en el cielo es perfecto>> (Mateo 5:48). En otras palabras, cualquiera que no es tan bueno como Dios, no es aceptable para Él.

La definición de pecado se deriba de la palabra griega "hamartia", y es errarle al blanco, o fallar. Cuando se trata de acertar al blanco de la perfección, erramos por un kilometro. Aunque es imposible vivir de acuerdo con la norma de Dios, por nuestra naturaleza pecaminosa, no podemos echarle toda la culpa a esa naturaleza por nuestro pecado. El pecado es una acción voluntaria.

2. EL PECADO, UNA ACCIÓN VOLUNTARIA (Efesios 2:1-3).

Otra palabra para pecado en Efesios 2:1 es "transgresión". Esta palabra habla de un descarrío o una desviación de la verdad. En costraste con simplemente <<errarle al blanco>> esta es una acción voluntaria. Ya que el pecado es una acción voluntaria, no podemos culpar a la sociedad y a nuestro ambiente, o a nuestro estado mental o físico por nuestro pecado. Cada persona ha escogido hacer lo equibocado. Si lo negamos, <<lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad>> (1Juan 1:8).

3. EL PAGO FINAL DEL PECADO ES LA MUERTE (Romanos 6:23).

De acuerdo con la Biblia, hemos ofendido al Dios Santo. No lo hemos hecho una o dos veces, sino tantas veces que hemos perdido la cuenta. Romanos 6:23 dice: <<Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro>>. La paga es algo que recibes por el trabajo cumplido. En otras palabras, tú ganas tu pago. Debido a que todos hemos pecado repetidas veces, hemos ganado la pena de muerte, que es el castigo eterno en un lugar llamado infierno.

En medio de toda esta explicación acerca del pecado y la muerte, hay buenas noticias. Dios nos ha dado una manera de escapar del castigo por nuestros pecados. Nos ha dado la posibilidad de tener una relación con él, y gozar de la esperanza de una vida nueva sin castigo.

JESUCRISTO ES LA SOLUCIÓN

Dios entiende nuestro problema y sabe que no podemos hacer nada para resolverlo. Porque Dios nos ama, él envió a su propio hijo, Jesucristo, a la tierra, para ser un puente sobre el abismo del pecado que nos separa de Dios.

POR QUÉ JESÚS ES CONSIDERADO UN PUENTE ENTRE NOSOTROS Y DIOS

Nunca ha existido alguien como Jesús. Para comenzar, Jesús no fue concebido en el vientre de su madre de manera natural. Él fue concebido de manera sobrenatural en el vientre de una joven mujer llamada Mariam. Por su concepción sobrenatural, Jesús quien es Dios, también se hizo compmetamente humano.

Aunque Jesús es Dios, él eligió poner a un lado los privilegios de su divinidad y vivió en la tierra como un hombre. Describiendo el sacrificio que Cristo hizo al hacerse hombre, la Biblia dice que Jesús <<renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murio en una cruz>> (Felipenses 2:7-8). Es muy importante notar que Jesús no dejo de ser Dios cuando vino a la tierra. Él sólo puso a un lado sus privilegios divinos y caminó sobre la tierra como un hombre. Al hacer esto, pudo experimentar, peronalmente, la escala de las emociones humanas desde la alegría hasta la profunda tristeza. Él supo lo que era estar cansado, con frío y hambriento.
Aún más, él vino a esta tierra con un objetivo claro en mente: ser un puente entre Dios y nosotros.

Cuando los israelitas del Antiguo Testamento pecaban, tenían que enviar al sumo sacerdote al templo para ofrecer el sacrificio de un animal como pago para el perdón de los pecados. En un sentido simbólico, esta era una manera de echar los pecados de una persona sobre el animal, el cual tomaba el lugar de la persona culpable. La Biblia nos enseña que: <<Sin derramamiento de sangre no hay perdón>> (Hebreos 9:22).
Los sacrificios rituales de los israelitas en el Antiguo Testamento demostraban lo que Jesús haría cuando viniera a la tierra. Él cargó los pecados del mundo cuando fue  crucificado en aquel tiempo.

Muchas profesias del Antiguo Testamento anunciaron no sólo su nacimiento y su vida, sino también su muerte, incluyendo la manera en que moriría.

Jesús sabía desde el principio que había venido expresamente a morir por los pecados de la humanidad. Él también sabía que ese sacrificio sería en una cruz romana. Él comenzó su última jornada hacia la cruz del Calvario en un lugar llamado Cesarea de Felipo, y muchas veses habló de su muerte con sus discípulos. La Escritura dice: <<A partir de entonces, Jesús empezó a decir claramente a sus discípulos que era necesario que fuera a Jerusalén, y que sufriría muchas cosas terribles a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los maestros de la ley religiosa. Lo matarían, pero al tercer día resucitaría>> (Mateo 16:21). Fue arrestado bajo falsas acusaciones después que Judas Iscariote, uno de sus discípulos, lo traicionó. Pero no fue accidente.

Si la humanidad iba a estar en contacto con Dios, si la barrera que los separaba iba a ser removida, algo drástico tenía que suceder. Figuradamente, Jesús se sujetó de un Dios Santo con una mano, y con la otra sostuvo el pecaminoso género humano. Mientras sus manos estaban siendo martilladas en la cruz con duros clavos, ¡él anuló la separación!
Sim embargo, no debemos olvidar que tres días después de su crucifixión, ¡Jesús se levantó de los muertos! Si es cierto que <<un buen hombre cae pero vuelve levantarse>>, entonces es aún más cierto que la tumba no podía contener a un <<Dios hombre>>.

NOSOTROS LO CRUCIFICAMOS

La necesidad de la muerte de Jesucristo nos muestra la gravedad de nuestra situación como humanidad caída. Se dice que puedes darte cuenta de la profundidad de un pozo por la cantidad de soga que bajas. Cuando vemos <<cuánta soga bajó>> del cielo, nos damos cuenta cuán grave era nuestra situación.

Por esta razón, no culpes a la gente de ese tiempo por crusificar a Jesús. Nosotros somos tan culpables como ellos. En realidad, no fueron los soldados romanos ni los líderes judíos los que lo crucificaron, la causa de que Jesús fuera voluntariamente a esa tortura y humillante muerte fueron nuestros pecados. Leamos los versículos y las notas siguientes para ver exactamente lo que Jesús hizo por nosotros.

1. LA MAYOR DEMOSTRACIÓN DE AMOR (Romanos 5:6-8).

Jesús no murio por nosotros mientras éramos sus amigos, sino cuando aun éramos sus enemigos, oponiéndonos a él por nuestro estado pecaminoso. Sin embargo, a pesar de todo esto, Dios demostró su amor por nosotros al morir en la cruz. En este versículo, el apóstol Pablo explica que Jesús no murio simplemente por la humanidad entera, sino que él murió por cada uno de nosotros. En otro lugar Pablo escribe: <<[Cristo] me amó y se entregó a sí mismo por mí>> (Galatas 2:20). Cuando seas tentado a dudar del amor de Dios hacia ti, mira detenidamente la cruz donde murió Jesús. Depués te darás cuenta de que los clavos no lo crucificaron, sino el amor.

2. ABANDONADO PARA QUE TÚ FUERAS PERDONADO (Lucas 23:32-49).

Muchos de nosotros hemos oído la historia de Jesús en algún momento de nuestra vida. Pero el significado detras de esta escena desgarradora con frecuencia es mal entendido. Él no era simplemente un "buen maestro" que fue crucificado por sus creencias. Era Dios en forma humana quien murió en esa cruz, cerrando la brecha entre la gente pecaminosa y un Dios Santo.
El Evangelio según Mateo nos dice que cuando Jesús murió en esa cruz, gritó: <<Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?>> (Mateo 27:46). Muchos eruditos Bíblicos creen que esas palabras marcan el momento preciso cuando Dios piso los pecados del mundo sobre su Hijo. La Biblia, hablando de Dios dice: <<Tú eres puro y no soportas ver la maldad>> (Habacuc 1:13). Por esta razón, el Padre tubo que <<esconder su rostro>> y derramar su irá sobre su propio Hijo. En la cruz, Jesús recibió el pago que nos correspondía a nosotros. Él no fue auxiliado, para que nosotros pidiéramos ser auxiliados. El oído de Dios estubo cerrado hacia Jesús por un tiempo, para que nunca este cerrado para nosotros.

3. EL ÚNICO MEDIADOR JESÚS (1Timoteo 2:5-6).

¿Por qué hay un solo mediador capacitado para acercar a Dios y a la gente? ¿No han existido otros lideres religiosos que han reclamado conocer el camino a Dios? ¿No han existido otros que también han muerto a causa de su mensaje? Aunque las respuestas a estas preguntas pueden ser sí, la verdad es que ninguno fue totalmente Dios y totalmente humano. Por esta razón, Jesûs es el único capacitado para tratar con el pecado. Jesús dino: <<Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí>> (Juan 14:6). Hechos 4:12 nos dice: <<¡En ningún otro hay salvación! Dios no ha dado ningún otro nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos>>. Y aún más importante, ¡Jesucristo resucito de entre los muertos! Aunque es cierto que debes creer que Jesús murió en la cruz por tus pecados para que puedas recibir vida eterna y ser un verdadero cristiano, todavía hay algo que debes hacer.

ACEPTA LA OFERTA DE DIOS

Para conocer a Jesucristo personalmente y para que tus pecados sean perdonados, debes reconocer que eres un pecador separado de Dios y que tu única eperanza es Jesucristo, el Hijo de Dios, quien vino a morir por tus pecados. Sin embargo, esto no es suficiente para ser salvo.
Hay dos cosas que debes hacer ahora para entrar en una relación con el Dios del cual has estado separado.

1. APÁRTATE DEL PECADO

Cuando Jesús comenzó su ministerio público, su primer mensaje era: <<Arrepiéntanse>> (Marcos 1:15). En esencia, cuando Jesús le decía a la gente que se arrepintiera, les estaba diciendo que reconocieran su pecado, que cambiaran su manera de pensar y la dirección de sus vidas. Míralo de esta manera. En el pasado, estábamos ciegos por nuestro pecado y eso hacía que nos alejaramos de Dios. Al arrepentirnos, damos un <<giro total>> y comenzamos a correr hacia él. No es suficiente sentirnos mal por nuestro pecado. También debemos cambiar nuestro estilo de vida, porque la Biblia nos enseña que: <<Pues la clase de tristeza que Dios desea que suframos nos aleja del pecado y trae como resultado sslvación>> (2 Corintios 7:10). En otras palabras, si realmente te sientes mal por algo, los resultados se tienen que ver en un cambio de tus acciones.
El apóstol Pablo resumió ese cambio en forma concisa cuando citó lo que Jesús dijo a la gente: <<Para que les abras los ojos, a fin de que pasen de la oscuridad a la luz, y del poder de Satanás a Dios. Entonces recibirán el perdón de sus pecados y se les dará un lugar entre el pueblo de Dios, el cual es apartado por la fe en mí (Hechos 26:18).
Mira, hay cosas que sólo Dios puede hacer, y cosas que sólo tú puedes hacer. Sólo Dios puede quitar tu pecado y darte el don de la vida eterna, pero sólo tú puedes apartarte del pecado y recibir a Jesús como tú salvador. Esto nos lleva al secundo paso que tienes que dar para responder a la oferta de Dios.

2. CREE EN JESUCRISTO, RECIBELO EN TU VIDA

Depués de conocer la inmensidad de tu pecado y tomar la desición de apartarte de él, debes creer en Jesucristo y recibirlo como tu Señor y Salvador. Ser cristiano, sin embargo, es mjcho más que seguir un credo, o tratar de vivir de acuerdl a ciertas normas. Jesús dijo que debes <<nacer de nuevo>> o, literalmente, <<nacer de lo alto>> (Juan 3:3). Este nacer de nuevo (espiritual), sucede cuando creemos en Jesucristo, lo recibimos al invitarlo a nuestra vida, y nls apartamos del pecado. En otras palabras, le pedimos a Jesús que haga su reidencia en nuestra vida y que lleve a cabo los cambios necesarios. Una persona debe tomar este importante paso para llegat a ser un hijo de Dios.

Obserba que esta oferta es para ti, y es gratuita. No tienes que trabajar para obtenerla, tratando de limpiar tu vida antes de tomar esta desición que cambiara tu ser. La Biblia dice: <<El regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestrl Señor>> (Romanos 6:23).

Ser cristiano implica tener comunión con el Dios viviente. En Apocalipsis 3:20, Jesús dice: <<¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos>>. Para comprender mejor el sentido de este versículo, es importante entender la cultura del tiempo en que fue escrito. Comer juntos en aquella época constituía un tiempo largo y relajado. No utilizaban sillas que rodeaban una mesa en un estilo formal como nosotros. Se sentaban en el piso, reclinados en cojines al rededor de una mesa de baja altura. Esa atmósfera amistosa hacía que no solo la comida satisficiera el apetito, sino que también se disfrutara de un tiempo gratificante de conversación placentera. Se podía abrir el corazón y compartira vida con aquellos que se sentaban juntos a la mesa.
Por eso, cuando Jesús dice que él <<compartirá una clmida con nosotros>>, implica intimidad, cercanía y amistad. Él nos ofrece esa relación, pero primeramte debemos <<oír su llamado>>.
Para oír el llamado de Dios, debemos saber cómo habla. Una manera que Dios nos habla se menciona en la Biblia como una voz <<dulce y apacible>>. Esta voz también la podemos describir como un empujón que sientes en tu corazón de pare del Espíritu Santo, mostrandote que necesitas a Jesús. ¡Tal vez te este hablando ahora mismo! Es en este momento cuando debes <<abrir la puerta>>. Sólo tú puedes hacer eso. Jesús nunca te va a forzar.
Si estas listo para apartarte de tu pecado, creer en Jesucristo, y recibir el perdón de tus pecados y la esperanza de la vida eterna, toma un momento, inclina tu cabeza y haz una oración como esta

Dios, me arrepiento de mis pecados. Me aparto de ellos abora mismo. Te doy gracias por enviat a Jesucristo a morir en la cruz por mis pecados. Jesús te pido que enttes en mi corazón y en mi vida en este momento. Quiero que seas mi Señor, mi Salvador y mi amigo. Ayudame a seguirte como tu discípulo todos los días de mi vida. Gracias por perdonarme y recibirme ahora mismo. Gracias por el perdón ee mis pecados y por llevarme al cielo. Oro en nombre de Jesús, amén.

DEDICA TU VIDA A JESUCRISTO

Tal ves ya eres cristiano pero te has alejado de Jesucristo. Has sido un hijo prodigo, si te vuelves a Dios, él te perdonará ahora mismo. Él nos dice en las Escrituras: <<vuelvan a mí, hijos descarriados - dice el Señor -, y les sanaré el corazón extraviado>> (Jeremías 3:22). Si deseas volver a Dios y dedicar de nuevo tu vida a él ahora mismo, puedes hacer una oración como la que sigue:

Dios, me arrepiento de mis pecados y de haberme alejado de ti, te pido que me perdones. No quiero vivir más como un hijo pródigo. Renuévame y avívame al seguirte una vez más como mi Dios. Gracias por tu perdón. Oro en el nombre de Jesús, amén.

Si oraste para hacer tu primer compromiso o para dedicar de nuevo tu vida, has tomado la decisión correcta. Si realmente lo deseabas, Dios te ha perdonado y te ha recibido. Puedes estar seguro de que tu relación con Jesucristo traera cambios radicales y dramáticos en tu vida. Al describir esto, la Biblia dice:<<Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida a comenzado!>> (2 Corintios 5:17). ¡Esa es una muy buena noticia! Pero aún más importante es que Dios ha cambiado tu destino eterno. En lugar de encontrar un castigo eterno en el infierno, vas a pasat una eternidad pacífica en la presencia de Dios en el cielo.

Ahora que has dado este primer paso, sigue leyendo para ver cuanto más a hecho Dios por ti.

QUE HA HECHO DIOS POR TI.

¿Qué sucede en el momento en que Jesucristo viene a tu vida? En primer lugar, él te salva de tus pecados y del castigo eterno en el infierno que merecías por ellos. Eso se llama salvación o regeneración, y tiene que ver con lo que sucede en tu corazón: Dios te da una nueva vida.

En segundo lugar, él te justifica. La justificación significa que puedes estar ante la presencia de Dios, porque él ha quitado todos tus pecados y te ha otorgado su perdón. ¿No es asombroso? Cuando recibes a Jesucristo en tu vida, estás completamente perdonado. La palabra de Dios nos dice: <<Hermanos, ¡escuchen! Estamos aquí para proclamar que, por medio de este hombre Jesús, ustedes tienen el perdón de sus pecados. Todo el que cree en él es declarado justo ante Dios, algo que la ley de Moisés nunca pudo hacer>> (Hechos 13:38-39). Hablando de nuestros pecados, Dios dice: <<nunca más me acordaré de sus pecados y sus transgresiones>> (Hebreos 10:17). ¡Qué promesa maravillosa!
Sin embargo, la justificación es más que el perdón, la eliminación de la culpa y de la condenación que acompañan al pecado. Aunque Dios ha quitado tus pecados y te ha perdonado, él también ha puesto la justificación perfecta de Jesucristo a tu favor. No tienes que merecerla o tratar de alcanzarla. Es tuya como un regalo de gracia de Dios que te ama. Para entender la justificación completamente, lee las siguientes notas y pasajes.

1. DIOS NOS PROMETE SU PERDÓN POR GRACIA (1 Juan 1:9).

La palabra confesar significa: <<decir lo mismo que otro>> o <<estar de acuerdo>>. Confesar quiere decir que estamos de acuerdo con Dios acerca de nuestro pecado. Vemos las cosas como él las ve. Sabemos que Dios odia el pecado, por lo tanto, si realmente confesamos nuestro pecado, en esencia sentimos lo mismo que Dios siente con respecto a lo que hemos hecho. Después de haber cometido ese pecado estaremos decididos a echarlo fuera de nuestra vida y nunca más volver a hacerlo. Esa es una confeción verdadera en el sentido Bíblico. La razón por la que muchos creyentes no experimentan el perdón y el gozo que desean es porque ¡no han confesado realmente su pecado! Una vez que cumplimos con los requisitos de Dios, estamos en condiciones de conocer su perdón por gracia. Tal vez no nos sintamos <<perdonados>>, pero lo estamos. Su palabra lo dice.

2. DIOS NOS HA HECHO PERFECTOS, MORAL Y ESPIRITUALMENTE (Romanos 5:1-2).

Cuando Dios nos hace justos ante sus ojos, lo hace poniendo toda la justicia de Cristo a nuestro favor. Esto nos hace perfectos ante él, moral y espirirualmente. Hasta este punto, la salvación ha sido responsabilidad de Dios. De aquí en adelante sigue siendo su responsabilidad, con la excepción de que nosotros ahora somos responsables de la sabia inversión de nuestra salvación, o sea, que estamos comprometidos a vivir como Dios quiere que vivamos. Es como si tu cuenta bancaria estubiera vacía y alguien te hiciera un deposito millonario. Tu decides lo que harás con ese dinero.

3. DIOS NOS LLAMA SUS HIJOS (Lucas 15:11-32).

Esta historia increible nos ilustra lo que sucede cuando una persona se aparta de sus pecados y se vuelve a Dios. Primero, observa que el padre de la historia no le dio a su hijo pródigo lo que se merecía: volverle la espalda. De la misma manera, no recibimos de Dios lo qie merecemos: el castigo por nuestro pecado. Segundo, el joven recibió lo que no merecía: el derecho y el privilegio de ser hijo. De la misma manera, aunque no somos dignos de ser llamados hijos de Dios, él nos llama sus hijos. En resumen, él no nos da lo que merecemos (juicio). Él nos da lo que no merecemos (perdón y justificación).
Hablando de hijos e hijas, sigue leyendo para ver cómo te ha adoptado Dios en su familia.

ADOPTADOS Y SEGUROS

Hemos visto lo que sucede cuando somos regenerados (cuando Cristo viene a nuestra vida) y cuando somos justificados (cuando Dios perdona nuestros pecados y los reemplaza por su justicia). Ahora veamos otra maravilla increible que Dios ha hecho por nosotros. ¡Él nos ha adoptado en su familia como sus hijos! Adopción significa <<tener los derechos de un hijo>>. En esencia, has recibido todos los derechos de hijo de Dios como si hubieras nacido en su familia. La historia del hijo pródigo ilustra esto (Lucas 15:11-32). El hijo descarriado pensó que, depués de irse de su casa, ya no lo iban a considerar como un hijo sino como un sirviente. Para su gran sorpresa, cuando hizo el largo viaje hacia su casa, su padre lo recibió con gusto y lo llenó de besos. Después dio órdenes para que trajeran el mejor vestido y pusieran un anillo en su dedo, lo cual simboliza sus derechos completos como hijo. ¡Esto es exactamente lo que Dios ha hecho por tí! Toma un tiempo ahora para examinar tres pasajes de las Escrituras que te dan la seguridad de tu adopción en la familia de Dios.

1. DIOS DISCIPLINA A SUS HIJOS (Hebreos 12:5-9).

Reconocer que ahora eres un hijo de Dios no es una esperanza disgante sino una realidad presente. Una de las maneras que Dios te recuerda que eres su hijo es corrigiéndote y volviéndote al camino una vez más cuando te apartas de él, como lo hace un padre amoroso. Antes de ser creyentes tal vez no nos sentíamos culpables por ciertas cosas que hacíamos o no hacíamos. Pero ahora que somos cristianos, el Espíritu Santo de Dios nos muestra cómo vivir, y eso incluye corregirnos. Él no hace esto porque nos odie, sino porque nos ama como lo que somos: sus propios hijos. Comprender esta verdad nos ayuda a reflexionar en nuestro comportamiento

2. TIENES UN PADRE ACCESIBLE (Gálatas 4:6).

El idioma arameo traduce la palabra abba, que aparece en este pasaje, como: <<querido Padre>>. Es una expresión que manifiesta el afecto del niño hacia su padre. En nuestros días equibaldría a: <<papá>> o <<papi>>. Dios no quiere que lo veamos como un padre distante y desinteresado, sino como un padre amoroso y accesible a quien puedes acudir en cualquier momento porque eres su hijo.

3. SUS PROMESAS NO ESTÁN BASADAS EN TUS SENTIMIENTOS. (1Juan 5:11-13).

Habrá momentos en tu vida cristiana cuando no vas a <<sentir>> la presencia de Dios. Tal vez hasta seas tentado a dudar de que él haya venkdo a tu vida. Pero 1Juan 5:13 no dice: <<Les he escrito estas cosas a ustedes, que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sientan que tienen vida eterna>>. Los sentimientos van y vienen, fluctúan de un día a otro. La Biblia tampoco dice: <<Escribo esto ñara que tengan la espqranza - si Dios está de buen humor - de que tendrán vida eterna>>. Dice: <<...para que sepan...>>. ¡La vida eterna es tuya! Afírmate en la promesa de Dios para ti. Estás perdonado, justificado, adoptado en su familia y seguro de tu salvación. ¡Esa es una maravillosa razón para regocijarte!

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