Shakespeare se imaginó a Julio César discutiendo con su
esposa Calpurnia, que trataba de disuadirlo para que no fuera al senado el idus
de marzo:
Los cobardes mueren muchas veces antes de morir,
El valiente jamás prueba la muerte sino una sola vez.
De todas las maravillas que he oído,
Me parece la más extraña que los hombres teman,
Viendo que la muerte, un fin necesario,
Vendrá cuando quiera venir.