Hace poco alguien dijo que el mundo necesita
desesperadamente héroes. En lo que respecta a la fe, abundan. En cada época, la
iglesia los ha tenido y han sido debidamente honrados. Sin embargo, la historia
más emocionante de héroes de la fe se encuentra en Hebreos 11. Al comenzar el estudio de la historia de la fe, haga
una pausa aquí y lea todo ese capítulo bíblico, concluyendo con Hebreos 12.1–2.
¡Qué lectura tan emocionante!, ¿verdad? ¿No le
acelera el ritmo cardíaco?
¿Ha notado que aparecen juntos tanto quienes experimentaron
gran victoria como los que vivieron su fe sin disfrutar jamás de una? Lea Hebreos 11.33–34 otra vez. ¿Para qué los capacitó la fe?
Ahora, lea otra vez la segunda oración en Hebreos 11.35–38. ¿Qué es lo que la fe les permitió hacer a estos
héroes?
1 Juan
5.4 «Y esta es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe». Una pregunta sensata acerca de la «fe»es: ¿Cuándo se es ganador?
¿Cuándo es uno victorioso? Nuestra sociedad sugiere que la experiencia de
victoria sólo puede ser verdadera cuando usted tiene aquello que quiere cuando
lo quiere. Sin embargo la Biblia nos enseña que usted gana no cuando usted
consigue lo que quiere, sino en el momento en que cree. Si estoy rodeado de
problemas, no gano cuando encuentro la solución, sino en el momento en que creo
que Dios me sustentará durante los tiempos difíciles o más allá. Si estoy
enfermo, triunfo sobre la enfermedad no en el momento en que encuentro sanidad
sino cuando confío en las promesas de Dios, que confirman a Jesucristo como
Sanador vivo y real para mí. Si me encuentro en pobreza, gano en el momento en
que creo en lo que Dios ha dicho acerca de mi situación económica. Tú y yo
somos más que vencedores a partir del momento en que ponemos nuestra fe en el
Hijo de Dios, y en lo que nos dice su Palabra.
En 1 Juan 5.4, la palabra «vence» aparece dos veces, y victoria,
sólo una. En ambos casos se traduce de la palabra griega nike (Strong 3528,
3529). ¿No parece el nombre de un fabricante de calzado deportivo muy famoso?
Por supuesto, ellos eligieron este nombre para identificar a su compañía,
puesto que también es el nombre de la diosa de la victoria en la mitología
griega. Pero la victoria militar o atlética, aquello a lo que se referían los
griegos, y que se ocupa sólo de los objetivos humanos, es simplemente un mito.
Lo verdadero y fundamental es esto: Cuando depositas tu fe en el Hijo de Dios
(cuando naces en Dios) tu fe te transforma en un vencedor y te da una victoria
que nadie te puede quitar.
Héroes de la fe
Por favor utilice su Biblia para contestar las
preguntas que a continuación se encuentran sobre los héroes de la fe que
aparecen en Hebreos 11. Al contestarlas tome en cuenta los principios para una fe efectiva y
práctica según aparecen en ese texto.
¿Cuál es el primer héroe de la fe que menciona este
capítulo? ¿Qué es lo que hace por fe? (v. 4).
¿Qué le pasó a Enoc? ¿Cómo consiguió agradar a Dios?
(v. 5).
Según Hebreos 11.6, la fe que le interesa a Dios hace tres cosas:
• La fe agradable busca a Dios: «Es galardonador de
los que le buscan». Buscar, como se usa aquí, significa investigar, anhelar, o
demandar. Es una promesa apremiante. No se trata de molestar a Dios. Jesús
mismo enseñó dos parábolas que celebran la búsqueda diligente y agresiva en la
oración. Lea una de estas en Lucas 11.5–10. El deseo del Señor es que usted no crea que Él está
dormido o que no le interesa su situación. Al mismo tiempo desea que usted no
tenga vergüenza en buscarlo insistentemente. La palabra «importunidad» («insistencia»
en el versículo 8) viene de dos palabras griegas, que significan «sin
timidez».
Escriba sus pensamientos acerca de esta parábola,
tomando nota de que Jesús desea inculcar osadía al pedir (en vez de simple
tenacidad). Estudie las palabras y discierna esta importante verdad.
• La fe agradable cree que Dios existe: «Cree que le
hay». Las oraciones de algunos hacen dar la impresión de que se hablan a sí
mismos. ¿Ha orado alguna vez sin pensar que está en la presencia de Dios? Él
quiere que su fe esté enfocada en la realidad de su existencia. Contrario a lo
que suponen las filosofías modernas, Dios está allí. Él insiste en que usted
piense de esta manera para complacerlo a Él.
En teoría, para muchos de nosotros esto no es
problema. Como cristiano, usted ha profesado fe en Dios por medio de Cristo.
Desde ese punto de vista, usted cree que Él existe. El problema se suscita
cuando nos encontramos bajo presión. ¿Creemos que existe cuando atravesamos
circunstancias difíciles? Allí es cuando su fe agrada a Dios, cuando por fe
puede verlo en su situación.
• La fe agradable cree que Dios da recompensa: «Es
galardonador». En algunas culturas esta palabra se refiere simplemente a un
buen empleador. Está relacionada con un salario, con dinero que se paga por un
trabajo. Si sólo significara eso, entonces Dios se agradaría si usted creyera
que Él es un buen jefe. Pero va mucho más allá de creer que Dios paga buenos
salarios. «Galardonador» es mucho más que una compensación, es más que el
reembolso del valor de lo que se recibe. ¿No es esto lo que indica Efesios 3.20–21? Véalo desde el punto de vista negativo de la
pregunta: ¿Cómo es posible agradar a Dios cuando creo que Él me da menos de lo
que le pido? La respuesta bíblica: No es posible agradar a Dios cuando creemos
que Él responde a nuestra oración con lo mínimo indispensable para ayudarnos a
atravesar nuestra circunstancia. Recuerde: La fe agradable cree que Dios provee
una recompensa más allá de lo normal cuando lo buscamos con diligencia.
Más héroes de la fe
¿Qué hizo Noé por fe? (v. 7)
¿En qué se convirtió Noé al condenar la actitud del
mundo en que vivía?
Lea Efesios 5.1–11 para ver cómo su vida de fe hace hoy lo que la vida
de Noé hizo en su día.
Aunque estudiaremos más adelante la vida de fe de
Abraham, lea Hebreos 11.8–12, 17. Escriba sus pensamientos acerca de las declaraciones siguientes:
• Abraham obedeció por fe (v. 8).
• Abraham salió por fe, con certeza en la dirección,
pero sin instrucciones claras (v. 8).
• Abraham vivió por fe en la tierra prometida pero
como un extranjero, Dios le prometió la
tierra pero nunca vivió en ella como propia (v. 9).
• Abraham esperó por fe y vio una ciudad eterna hecha
por Dios (v. 10).
• Sara recibió por fe la fuerza para tener un niño en
su vejez (v. 11).
• Abraham ofreció por fe a Isaac, creyendo que si era
necesario Dios lo podía levantar de entre los muertos, pues su nacimiento fue
como un milagro de resurrección (v. 17).
Hebreos
11.13–16 enumera una letanía extraordinaria de fe. Si usted
memoriza esta declaración rítmica de fe, su fe personal se verá enriquecida
grandemente. Ahora observe cinco características adicionales de fe que estos
versículos revelan:
1. La fe es segura. Pablo utiliza esta palabra cuando
dice que está seguro de que nada puede separar al creyente del amor de Dios en
Cristo (Romanos 8.38). Esto implica siempre un proceso mental; el
convencimiento requiere procesamiento, tiempo. El utiliza la misma palabra de
nuevo para hablar de la confianza que tiene en que Cristo ha de terminar la
buena obra que ha empezado en todo creyente (Filipenses 1.6).
Posiblemente el uso más conmovedor de esta palabra
ocurre cuando Pablo escribe a Timoteo, quien había comenzado a combatir al
temor en su pastorado en Éfeso. Como un padre amoroso, invita a Timoteo a tomar
su lugar en la obra de la fe, diciendo: «Pero no me avergüenzo, porque yo sé a
quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para
aquel día» (1 Timoteo 1.12). La palabra griega es peitho (Strong #3982). Significa que uno ha participado de un debate donde
han tenido expresión todas las ideas relevantes al tema en cuestión. Luego,
habiendo considerado el mérito de todas las posiciones expuestas, uno toma una
decisión basada en toda la evidencia y en la convicción interna. Cuando esto
ocurre, usted está convencido.
¿Cómo convence la fe? El convencimiento viene al
considerar todo lo que la Palabra de Dios dice respecto de los temas en
cuestión y al exponerse en persona al Verbo, el Señor Jesús. La combinación de
la Palabra escrita de Dios y la Palabra revelada en la persona de Jesucristo
consigue afirmar esta seguridad gloriosa. Mi pregunta para usted es: ¿Qué
«palabras» de promesa conforman su fe en la actualidad?
2. La fe se aferra. Esta palabra (aspadzomai, Strong #782) se utiliza con mayor frecuencia al principio de las
epístolas, cuando el apóstol «saluda» a la iglesia. A veces Pablo instruye a
los creyentes a «saludarse» unos a otros; esta es la palabra a que hacemos
referencia. Puede significar envolver a alguien en sus brazos, saludar o dar la
bienvenida. Así como la seguridad de la fe viene de considerar las promesas y
ser convencido por ellas, «abrazarlas» significa interiorizarlas. Ahora que las
ve con claridad, salúdelas, abrácelas, téngalas, deles la bienvenida a su vida.
Así como abrazaría a un ser querido, debe tratar a las promesas que Dios ha
hecho a su vida. Téngalas por amigas. En distintas interpretaciones llega a
tener la connotación de gran afecto, y se puede traducir como «beso». La
pregunta que se debe usted hacer es: ¿Qué «palabras» bíblicas de fe ha
incorporado a su vida como amigas?
3. La fe confiesa. La palabra griega homologeo (Strong
#3670) significa dar consentimiento, compromiso o
reconocimiento. Es como una obligación de contrato, como cuando está por
comenzar la construcción de un edificio. Jesús usa esta palabra cuando dice:
«Aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le
confesará» (Lucas 12.8). Significa estar en la misma sintonía. La fe almea la persuasión y el
abrazo con la confesión. ¿Qué debería usted confesar en su situación presente?
Debería confesar aquello que lo ha persuadido y que ha recibido en su vida.
Enfoquémoslo desde un punto de vista negativo: ¿Qué es lo que no debería
confesar? No debería confesar aquello
que no lo ha persuadido. No debería confesar cosas que no anhela para su propia
vida.
Jesús dijo: «De la abundancia del corazón habla la
boca» (Mateo 12.34). Mi amigo y pastor, Steve Overman, dice a menudo:
«La Palabra de Dios siempre le dirá lo que pasa en el corazón de Dios.
¡Desafortunadamente, las palabras suyas siempre le dirán lo que sucede en su
corazón!» La pregunta es: ¿Cuál es la condición de su corazón con respecto a
las promesas de Dios, según indica su confesión?
4. La fe declara con claridad. ¿Por qué difiere esto
con lo que ya enseñamos? Lo que precede tiene que ver con el vocabulario, las
palabras que usted ha usado que reflejan la condición de su corazón en cuanto a
las promesas de Dios. La declaración presente viene más como una manifestación
de una decisión de por vida que usted ha efectuado y que es evidente para
todos. La palabra griega que se traduce como manifestar es emphanidzo (Strong #1718), se usa para describir la manifestación de la vida,
lo que otros pueden ver claramente por el estilo de vida y diálogo. Jesús
utiliza esta palabra cuando habla de la manifestación espiritual que Él y su
Padre producirán en todo creyente cuando reciban el Espíritu Santo (Juan 14.21). La combinación de las palabras utilizadas en este
pasaje en el hebreo sugiere claridad. No puede haber disputa en lo que se
declara, es obvio. La «declaración sin rodeos» ciertamente puede involucrar al
lenguaje, pero es mucho más que eso. Si usted está cerca de alguien que
«declara sin rodeos» (como se usa aquí), oirá lo que habla a través del
movimiento corporal, las decisiones, las acciones y las palabras que usa. Su
vida «declara sin rodeos». En este caso, la vida de estos creyentes «declaraba
sin rodeos» que la promesa de Dios los había convencido; que habían dado la
bienvenida a la Palabra de Dios en sus vidas, que hablaban acerca de lo que
Dios había prometido y que su vida entera era una prueba de la realidad de su
fe. La pregunta que debemos hacer es: ¿Qué dice su vida a las personas que
mejor lo conocen?
5. La fe evoca. Casi siempre que se utiliza esta
palabra, se traduce «recordar». Conlleva la idea de controlar sus pensamientos;
de estar a cargo de sus ideas. También implica controlar lo que usted piensa al
hablar de lo que quiere recordar.
Al escribir esta carta el apóstol enseña una lección
notoria a todos los que toman en serio su fe: Si usted se fija en la mente un
objetivo diferente al que delinea la promesa de Dios, tendrá la oportunidad de
alcanzarlo. Asombroso, ¿verdad?
Si los peregrinos de Hebreos 13.13 hubieran puesto en su mente el país que dejaron atrás
para seguir a Dios, muchas oportunidades se hubieran dado para volver atrás.
Sin embargo, se preocuparon por pensar en la tierra prometida, un lugar mejor,
un país espiritual. Ellos «invocaron en su mente» una meta que descansaba en el
centro de las promesas de Dios.
Es importante recordar que debemos estar en control
absoluto de lo que pensamos. Algunos pueden argüir que se le puede dar
demasiado énfasis a este tema. ¡Pero Dios no nos hubiera dado instrucciones
sobre cómo pensar (ver Filipenses 4.8) si no fuera posible hacer exactamente lo que Él dice!
Escriba las palabras de Jesús como se registran en Lucas 21.19.
Ahora escríbalas teniendo en cuenta que «ganaréis»
significa «tomar control», y que «alma» incluye su mente y sus sentimientos.
Una de las prácticas de la vida de la fe es memorizar
la Palabra de Dios. Repita las promesas. Invóquelas en su mente. Vocalícelas.
Si usted tiene alguna dificultad con sus pensamientos, lea Salmos 119.11.
La pregunta que nos confronta es: ¿Qué hemos estado
invocando en nuestra mente?
6. La fe anhela. La palabra griega oregamai (Strong #3713) significa una decisión interna para alcanzar un
objetivo, estirarse uno mismo en una posición de vulnerabilidad, como si
dijera: «Esto es lo que quiero hacer con mi vida». Es la palabra que se utiliza
en 1 Timoteo cuando Pablo dice que es bueno anhelar el obispado. En su forma
negativa, también se usa para describir a alguien que codicia un objeto que aún
no posee. En tono positivo, usted utilizaría esta palabra en la siguiente
frase: «Este es el anhelo de mi vida». La fe anhela el cumplimiento de la
promesa de Dios. La pregunta es: ¿Cuál es el anhelo de su vida?
Si usted memoriza esta letanía puede convertirla en la
regla para medir su vida de fe. ¿Se dio cuenta de la contradicción? Por lo
menos, algunos creen que es una contradicción al entendimiento de la vida de
fe. Hemos tratado la vida de fe de aquellos que nunca recibieron lo que
creyeron. ¿No le molesta eso?
No le molestará si entiende que el sentido práctico de
nuestra vida de fe es llevarnos a dónde Dios quiere que vayamos. No es una
herramienta para lograr el éxito personal, sino el cumplimiento del propósito
de Dios en nosotros al hacernos receptivos activa y agresivamente a su Palabra,
su voluntad, su promesa y su poder.
Lea Hebreos 11.16. He aquí las personas de quienes Dios dice que «no se
avergüenza de llamarse Dios de ellos» . La conclusión lógica es que a veces
¡Dios está avergonzado! ¿Cuándo ocurre esto? Cuando nuestra fe trata de
apropiarse de la bondad de Dios sólo para esta vida, olvidando que su plan es
eterno. Escriba una declaración personal que diga: «Señor, anhelo que te
regocijes en mi fe».
Aún más héroes de la fe.
Narre sus propios pensamientos acerca de la mención
que se hace respecto de la fe de Isaac, Jacob y José (Hebreos 11.20–22). ¿No es la vida de fe una sucesión generacional? ¿Es
verdad que una persona de fe tiene mucho qué decir ante su muerte?
¿Qué eligió Moisés en fe? ¿Qué valoró?
Lea Hebreos 11.33, 34. Vea los logros de quienes estaban motivados por la
fe:
Subyugaron reinos.
Obraron justicia.
Obtuvieron promesas.
Detuvieron las bocas de leones.
Apagaron la violencia del fuego.
Escaparon al filo de la espada.
Se fortalecieron en la debilidad.
Se volvieron valientes en la batalla.
Provocaron la huida de los ejércitos extranjeros.
Ya que la fe es «la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve», escriba algunas de las cosas que usted espera,
pero que todavía no ve. Al hacerlo, deje que el Espíritu Santo le recuerde la
Palabra de Dios. Escriba las promesas al lado de lo que desea pero que aún no
ve.
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