martes, 30 de octubre de 2018

Mod. 1—La historia de la fe


Hace poco alguien dijo que el mundo necesita desesperadamente héroes. En lo que respecta a la fe, abundan. En cada época, la iglesia los ha tenido y han sido debidamente honrados. Sin embargo, la historia más emocionante de héroes de la fe se encuentra en Hebreos 11. Al comenzar el estudio de la historia de la fe, haga una pausa aquí y lea todo ese capítulo bíblico, concluyendo con Hebreos 12.1–2.


 ¡Qué lectura tan emocionante!, ¿verdad? ¿No le acelera el ritmo cardíaco?

¿Ha notado que aparecen juntos tanto quienes experimentaron gran victoria como los que vivieron su fe sin disfrutar jamás de una? Lea Hebreos 11.33–34 otra vez. ¿Para qué los capacitó la fe?

Ahora, lea otra vez la segunda oración en Hebreos 11.35–38. ¿Qué es lo que la fe les permitió hacer a estos héroes?

          1 Juan 5.4 «Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe». Una pregunta sensata acerca de la «fe»es: ¿Cuándo se es ganador? ¿Cuándo es uno victorioso? Nuestra sociedad sugiere que la experiencia de victoria sólo puede ser verdadera cuando usted tiene aquello que quiere cuando lo quiere. Sin embargo la Biblia nos enseña que usted gana no cuando usted consigue lo que quiere, sino en el momento en que cree. Si estoy rodeado de problemas, no gano cuando encuentro la solución, sino en el momento en que creo que Dios me sustentará durante los tiempos difíciles o más allá. Si estoy enfermo, triunfo sobre la enfermedad no en el momento en que encuentro sanidad sino cuando confío en las promesas de Dios, que confirman a Jesucristo como Sanador vivo y real para mí. Si me encuentro en pobreza, gano en el momento en que creo en lo que Dios ha dicho acerca de mi situación económica. Tú y yo somos más que vencedores a partir del momento en que ponemos nuestra fe en el Hijo de Dios, y en lo que nos dice su Palabra.

En 1 Juan 5.4, la palabra «vence» aparece dos veces, y victoria, sólo una. En ambos casos se traduce de la palabra griega nike (Strong 3528, 3529). ¿No parece el nombre de un fabricante de calzado deportivo muy famoso? Por supuesto, ellos eligieron este nombre para identificar a su compañía, puesto que también es el nombre de la diosa de la victoria en la mitología griega. Pero la victoria militar o atlética, aquello a lo que se referían los griegos, y que se ocupa sólo de los objetivos humanos, es simplemente un mito. Lo verdadero y fundamental es esto: Cuando depositas tu fe en el Hijo de Dios (cuando naces en Dios) tu fe te transforma en un vencedor y te da una victoria que nadie te puede quitar.
Héroes de la fe

Por favor utilice su Biblia para contestar las preguntas que a continuación se encuentran sobre los héroes de la fe que aparecen en Hebreos 11. Al contestarlas tome en cuenta los principios para una fe efectiva y práctica según aparecen en ese texto.

¿Cuál es el primer héroe de la fe que menciona este capítulo? ¿Qué es lo que hace por fe? (v. 4).

¿Qué le pasó a Enoc? ¿Cómo consiguió agradar a Dios? (v. 5).

Según Hebreos 11.6, la fe que le interesa a Dios hace tres cosas:

• La fe agradable busca a Dios: «Es galardonador de los que le buscan». Buscar, como se usa aquí, significa investigar, anhelar, o demandar. Es una promesa apremiante. No se trata de molestar a Dios. Jesús mismo enseñó dos parábolas que celebran la búsqueda diligente y agresiva en la oración. Lea una de estas en Lucas 11.5–10. El deseo del Señor es que usted no crea que Él está dormido o que no le interesa su situación. Al mismo tiempo desea que usted no tenga vergüenza en buscarlo insistentemente. La palabra «importunidad» («insistencia» en el versículo 8) viene de dos palabras griegas, que significan «sin timidez».

Escriba sus pensamientos acerca de esta parábola, tomando nota de que Jesús desea inculcar osadía al pedir (en vez de simple tenacidad). Estudie las palabras y discierna esta importante verdad.

• La fe agradable cree que Dios existe: «Cree que le hay». Las oraciones de algunos hacen dar la impresión de que se hablan a sí mismos. ¿Ha orado alguna vez sin pensar que está en la presencia de Dios? Él quiere que su fe esté enfocada en la realidad de su existencia. Contrario a lo que suponen las filosofías modernas, Dios está allí. Él insiste en que usted piense de esta manera para complacerlo a Él.

En teoría, para muchos de nosotros esto no es problema. Como cristiano, usted ha profesado fe en Dios por medio de Cristo. Desde ese punto de vista, usted cree que Él existe. El problema se suscita cuando nos encontramos bajo presión. ¿Creemos que existe cuando atravesamos circunstancias difíciles? Allí es cuando su fe agrada a Dios, cuando por fe puede verlo en su situación.

• La fe agradable cree que Dios da recompensa: «Es galardonador». En algunas culturas esta palabra se refiere simplemente a un buen empleador. Está relacionada con un salario, con dinero que se paga por un trabajo. Si sólo significara eso, entonces Dios se agradaría si usted creyera que Él es un buen jefe. Pero va mucho más allá de creer que Dios paga buenos salarios. «Galardonador» es mucho más que una compensación, es más que el reembolso del valor de lo que se recibe. ¿No es esto lo que indica Efesios 3.20–21? Véalo desde el punto de vista negativo de la pregunta: ¿Cómo es posible agradar a Dios cuando creo que Él me da menos de lo que le pido? La respuesta bíblica: No es posible agradar a Dios cuando creemos que Él responde a nuestra oración con lo mínimo indispensable para ayudarnos a atravesar nuestra circunstancia. Recuerde: La fe agradable cree que Dios provee una recompensa más allá de lo normal cuando lo buscamos con diligencia.

Más héroes de la fe

¿Qué hizo Noé por fe? (v. 7)

¿En qué se convirtió Noé al condenar la actitud del mundo en que vivía?
Lea Efesios 5.1–11 para ver cómo su vida de fe hace hoy lo que la vida de Noé hizo en su día.

Aunque estudiaremos más adelante la vida de fe de Abraham, lea Hebreos 11.8–12, 17. Escriba sus pensamientos acerca de las declaraciones siguientes:

• Abraham obedeció por fe (v. 8).

• Abraham salió por fe, con certeza en la dirección, pero sin instrucciones claras (v. 8).

• Abraham vivió por fe en la tierra prometida pero como un extranjero, Dios le prometió la  tierra pero nunca vivió en ella como propia (v. 9).

• Abraham esperó por fe y vio una ciudad eterna hecha por Dios (v. 10).

• Sara recibió por fe la fuerza para tener un niño en su vejez (v. 11).

• Abraham ofreció por fe a Isaac, creyendo que si era necesario Dios lo podía levantar de entre los muertos, pues su nacimiento fue como un milagro de resurrección (v. 17).

          Hebreos 11.13–16 enumera una letanía extraordinaria de fe. Si usted memoriza esta declaración rítmica de fe, su fe personal se verá enriquecida grandemente. Ahora observe cinco características adicionales de fe que estos versículos revelan:

1. La fe es segura. Pablo utiliza esta palabra cuando dice que está seguro de que nada puede separar al creyente del amor de Dios en Cristo (Romanos 8.38). Esto implica siempre un proceso mental; el convencimiento requiere procesamiento, tiempo. El utiliza la misma palabra de nuevo para hablar de la confianza que tiene en que Cristo ha de terminar la buena obra que ha empezado en todo creyente (Filipenses 1.6).

Posiblemente el uso más conmovedor de esta palabra ocurre cuando Pablo escribe a Timoteo, quien había comenzado a combatir al temor en su pastorado en Éfeso. Como un padre amoroso, invita a Timoteo a tomar su lugar en la obra de la fe, diciendo: «Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día» (1 Timoteo 1.12). La palabra griega es peitho (Strong #3982). Significa que uno ha participado de un debate donde han tenido expresión todas las ideas relevantes al tema en cuestión. Luego, habiendo considerado el mérito de todas las posiciones expuestas, uno toma una decisión basada en toda la evidencia y en la convicción interna. Cuando esto ocurre, usted está convencido.

¿Cómo convence la fe? El convencimiento viene al considerar todo lo que la Palabra de Dios dice respecto de los temas en cuestión y al exponerse en persona al Verbo, el Señor Jesús. La combinación de la Palabra escrita de Dios y la Palabra revelada en la persona de Jesucristo consigue afirmar esta seguridad gloriosa. Mi pregunta para usted es: ¿Qué «palabras» de promesa conforman su fe en la actualidad?

2. La fe se aferra. Esta palabra (aspadzomai, Strong #782) se utiliza con mayor frecuencia al principio de las epístolas, cuando el apóstol «saluda» a la iglesia. A veces Pablo instruye a los creyentes a «saludarse» unos a otros; esta es la palabra a que hacemos referencia. Puede significar envolver a alguien en sus brazos, saludar o dar la bienvenida. Así como la seguridad de la fe viene de considerar las promesas y ser convencido por ellas, «abrazarlas» significa interiorizarlas. Ahora que las ve con claridad, salúdelas, abrácelas, téngalas, deles la bienvenida a su vida. Así como abrazaría a un ser querido, debe tratar a las promesas que Dios ha hecho a su vida. Téngalas por amigas. En distintas interpretaciones llega a tener la connotación de gran afecto, y se puede traducir como «beso». La pregunta que se debe usted hacer es: ¿Qué «palabras» bíblicas de fe ha incorporado a su vida como amigas?

3. La fe confiesa. La palabra griega homologeo (Strong #3670) significa dar consentimiento, compromiso o reconocimiento. Es como una obligación de contrato, como cuando está por comenzar la construcción de un edificio. Jesús usa esta palabra cuando dice: «Aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará» (Lucas 12.8). Significa estar en la misma sintonía. La fe almea la persuasión y el abrazo con la confesión. ¿Qué debería usted confesar en su situación presente? Debería confesar aquello que lo ha persuadido y que ha recibido en su vida. Enfoquémoslo desde un punto de vista negativo: ¿Qué es lo que no debería confesar? No debería confesar  aquello que no lo ha persuadido. No debería confesar cosas que no anhela para su propia vida.

Jesús dijo: «De la abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12.34). Mi amigo y pastor, Steve Overman, dice a menudo: «La Palabra de Dios siempre le dirá lo que pasa en el corazón de Dios. ¡Desafortunadamente, las palabras suyas siempre le dirán lo que sucede en su corazón!» La pregunta es: ¿Cuál es la condición de su corazón con respecto a las promesas de Dios, según indica su confesión?

4. La fe declara con claridad. ¿Por qué difiere esto con lo que ya enseñamos? Lo que precede tiene que ver con el vocabulario, las palabras que usted ha usado que reflejan la condición de su corazón en cuanto a las promesas de Dios. La declaración presente viene más como una manifestación de una decisión de por vida que usted ha efectuado y que es evidente para todos. La palabra griega que se traduce como manifestar es emphanidzo (Strong #1718), se usa para describir la manifestación de la vida, lo que otros pueden ver claramente por el estilo de vida y diálogo. Jesús utiliza esta palabra cuando habla de la manifestación espiritual que Él y su Padre producirán en todo creyente cuando reciban el Espíritu Santo (Juan 14.21). La combinación de las palabras utilizadas en este pasaje en el hebreo sugiere claridad. No puede haber disputa en lo que se declara, es obvio. La «declaración sin rodeos» ciertamente puede involucrar al lenguaje, pero es mucho más que eso. Si usted está cerca de alguien que «declara sin rodeos» (como se usa aquí), oirá lo que habla a través del movimiento corporal, las decisiones, las acciones y las palabras que usa. Su vida «declara sin rodeos». En este caso, la vida de estos creyentes «declaraba sin rodeos» que la promesa de Dios los había convencido; que habían dado la bienvenida a la Palabra de Dios en sus vidas, que hablaban acerca de lo que Dios había prometido y que su vida entera era una prueba de la realidad de su fe. La pregunta que debemos hacer es: ¿Qué dice su vida a las personas que mejor lo conocen?

5. La fe evoca. Casi siempre que se utiliza esta palabra, se traduce «recordar». Conlleva la idea de controlar sus pensamientos; de estar a cargo de sus ideas. También implica controlar lo que usted piensa al hablar de lo que quiere recordar.

Al escribir esta carta el apóstol enseña una lección notoria a todos los que toman en serio su fe: Si usted se fija en la mente un objetivo diferente al que delinea la promesa de Dios, tendrá la oportunidad de alcanzarlo. Asombroso, ¿verdad?

Si los peregrinos de Hebreos 13.13 hubieran puesto en su mente el país que dejaron atrás para seguir a Dios, muchas oportunidades se hubieran dado para volver atrás. Sin embargo, se preocuparon por pensar en la tierra prometida, un lugar mejor, un país espiritual. Ellos «invocaron en su mente» una meta que descansaba en el centro de las promesas de Dios.

Es importante recordar que debemos estar en control absoluto de lo que pensamos. Algunos pueden argüir que se le puede dar demasiado énfasis a este tema. ¡Pero Dios no nos hubiera dado instrucciones sobre cómo pensar (ver Filipenses 4.8) si no fuera posible hacer exactamente lo que Él dice!

Escriba las palabras de Jesús como se registran en Lucas 21.19.

Ahora escríbalas teniendo en cuenta que «ganaréis» significa «tomar control», y que «alma» incluye su mente y sus sentimientos.

Una de las prácticas de la vida de la fe es memorizar la Palabra de Dios. Repita las promesas. Invóquelas en su mente. Vocalícelas. Si usted tiene alguna dificultad con sus pensamientos, lea Salmos 119.11.

La pregunta que nos confronta es: ¿Qué hemos estado invocando en nuestra mente?

6. La fe anhela. La palabra griega oregamai (Strong #3713) significa una decisión interna para alcanzar un objetivo, estirarse uno mismo en una posición de vulnerabilidad, como si dijera: «Esto es lo que quiero hacer con mi vida». Es la palabra que se utiliza en 1 Timoteo cuando Pablo dice que es bueno anhelar el obispado. En su forma negativa, también se usa para describir a alguien que codicia un objeto que aún no posee. En tono positivo, usted utilizaría esta palabra en la siguiente frase: «Este es el anhelo de mi vida». La fe anhela el cumplimiento de la promesa de Dios. La pregunta es: ¿Cuál es el anhelo de su vida?

Si usted memoriza esta letanía puede convertirla en la regla para medir su vida de fe. ¿Se dio cuenta de la contradicción? Por lo menos, algunos creen que es una contradicción al entendimiento de la vida de fe. Hemos tratado la vida de fe de aquellos que nunca recibieron lo que creyeron. ¿No le molesta eso?

No le molestará si entiende que el sentido práctico de nuestra vida de fe es llevarnos a dónde Dios quiere que vayamos. No es una herramienta para lograr el éxito personal, sino el cumplimiento del propósito de Dios en nosotros al hacernos receptivos activa y agresivamente a su Palabra, su voluntad, su promesa y su poder.

Lea Hebreos 11.16. He aquí las personas de quienes Dios dice que «no se avergüenza de llamarse Dios de ellos» . La conclusión lógica es que a veces ¡Dios está avergonzado! ¿Cuándo ocurre esto? Cuando nuestra fe trata de apropiarse de la bondad de Dios sólo para esta vida, olvidando que su plan es eterno. Escriba una declaración personal que diga: «Señor, anhelo que te regocijes en mi fe».
Aún más héroes de la fe.

Narre sus propios pensamientos acerca de la mención que se hace respecto de la fe de Isaac, Jacob y José (Hebreos 11.20–22). ¿No es la vida de fe una sucesión generacional? ¿Es verdad que una persona de fe tiene mucho qué decir ante su muerte?

¿Qué eligió Moisés en fe? ¿Qué valoró?

Lea Hebreos 11.33, 34. Vea los logros de quienes estaban motivados por la fe:
Subyugaron reinos.

Obraron justicia.

Obtuvieron promesas.

Detuvieron las bocas de leones.

Apagaron la violencia del fuego.

Escaparon al filo de la espada.

Se fortalecieron en la debilidad.

Se volvieron valientes en la batalla.

Provocaron la huida de los ejércitos extranjeros.

Ya que la fe es «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve», escriba algunas de las cosas que usted espera, pero que todavía no ve. Al hacerlo, deje que el Espíritu Santo le recuerde la Palabra de Dios. Escriba las promesas al lado de lo que desea pero que aún no ve.

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