¿Qué es lo que Dios va a restaurar que se ha perdido?
¿Hay algo que Dios no restaurará? ¿Cómo puedo cooperar con el plan divino de
restauración?
Usted estudiará en esta lección: (1) Las promesas y el
programa de restauración de Dios de los cuales tenemos un registro histórico;
(2) los conceptos bíblicos de restauración; y (3) las promesas de Dios de
restauración para su vida.
Notará que he colocado este capítulo al final de los
estudios de fe. ¿Por qué? Nuestra naturaleza se inclina a estudiar la fe de
manera que nos ayude a llevar a cabo nuestro propio programa. Siempre me
entristece, y creo que nuestro Señor también se entristece, cuando se busca la
fe sólo como una manera de satisfacer una necesidad personal.
Entiendo que esta preocupación puede ser una trampa.
Por un lado, Dios quiere satisfacer todas nuestras necesidades (Mateo 6.33). Por otro lado, ¡Dios tiene un plan! Él no existe
por el solo hecho de satisfacer nuestras necesidades. Desde la eternidad, Dios
se ha comprometido a llevar adelante un curso de acción, y no torcerá su plan.
Al ejecutar ese programa eterno, en su gracia satisface nuestras necesidades.
Pero su plan va mucho más allá que el mero alivio de la condición humana.
La fe alcanza su mayor exponente cuando usted y yo
cooperamos con el plan eterno de Dios y nos unimos a Él en su búsqueda, en vez
de exigirle que se una al nuestro.
La restauración implica que se ha perdido algo. Nadie
puede vivir en un planeta caído, tratar con la naturaleza propia caída y
enfrentar la naturaleza caída de los demás sin sufrir pérdidas. Si aprender a
vivir por fe, podrá evitar que el fracaso sea algo normal, aunque no
desaparecerá por completo. Cuando ocurra, como usted se ha comprometido a estar
en el programa de Dios, sentirá la gracia y el poder de los ministerios de
restauración de Dios.
Ejemplos históricos del poder de restauración de Dios
Zacarías y Hageo son dos de los profetas que
pertenecieron al período de restauración. Generalmente se cree que este período
vino después de que gran parte de la población de Israel fuera deportada a
Babilonia. Israel fue entonces repoblado por los babilonios, y más tarde por el
imperio persa. Aun antes de que comenzara la deportación, después de años de
derrotas humillantes a mano de los asirios, Dios habló a través de sus profetas
e indicó que Israel sería restaurada en sus tierras. Al comenzar dicha
restauración, tal como Dios había dicho, Zacarías y Hageo fueron usados para
hacerle recordar al pueblo el plan de Dios.
Hageo
Hageo profetizó durante los esfuerzos de Esdras y su
pueblo por reconstruir el templo de Salomón que había sido demolido. La fecha
del ministerio de Hageo data aproximadamente desde el año 520 a.C. y se
registra en el libro del Antiguo Testamento que lleva su nombre.
El difunto Sam Middlebrook escribió lo siguiente del
ministerio de Hageo: «El libro de Hageo aborda tres problemas comunes a todos
los pueblos en todas las épocas, y ofrece tres inspiradoras soluciones a estos
problemas. El primero de los problemas es el desinterés (1.1–15). El pueblo había retornado del exilio con el
propósito de reconstruir el templo de Jerusalén (Esdras 1.2–4) y había comenzado la tarea asignada; pero surgió la
oposición y la obra se detuvo. La gente se interesó más en construir sus
propias casas, quizás para olvidar el tiempo vivido en tierra extraña (1.4). Dios les habló en dos ocasiones para despertarlos
de su apatía. Primero debían reconocer que su vida era infructuosa (1.5, 6), porque habían desestimado la casa de Dios para
ocuparse de sus propias casas (1.7, 9). Los esfuerzos por construir su propio reino no podrían
jamás producir frutos permanentes. Después de tomar conciencia de sus
problemas, el pueblo debía comprender que Dios aceptaría la obra que pudieran
hacer, lo glorificarían con solo dedicarle lo que tenían (1.8).
»El segundo problema es el desaliento (2.1–9). Algunos los mayores dentro del grupo de los
exilados que retornaron habían visto el templo de Salomón cuando eran niños;
así que ningún edificio, por hermoso que haya sido, podía compararse con la
gloria del templo anterior (2.3). El desaliento de los mayores pronto influyó en los
jóvenes, y a sólo un mes de iniciada la obra cesó la edificación del templo.
Pero, de nuevo Hageo trae un mensaje dirigido a enfrentarse enérgicamente al
desaliento del pueblo. La solución consta de dos partes: una trata del problema
inmediato, la otra ofrece una solución a largo plazo. Por el momento, es
suficiente que el pueblo se esfuerce… se esfuerce… y trabaje (2.4). La otra clave para superar el desaliento es hacer
saber a los constructores que están edificando un templo para que Dios lo llene
con su gloria, de tal manera, que sobrepase la antigua gloria del templo de
Salomón (2.9).
»El último problema que Hageo enfrenta es el de la
insatisfacción (2.10–23). Ahora que pueblo está trabajando espera recuperar rápidamente los
años de inactividad. Entonces el profeta se presenta ante los sacerdotes con
una pregunta (2.12, 13) sobre las cosas limpias e inmundas y su influencia recíproca. La
respuesta de los sacerdotes es que la inmundicia se contagia, mientras que la
santidad no. La lección es obvia: no esperes que la obra de tres meses compense
dieciséis años de negligencia. El siguiente mensaje de Dios para el pueblo
constituye una sorpresa: Mas desde este día os bendeciré”(2.19). La gente debía comprender que la bendición de Dios
no podía ser comprada, sino que era una dádiva gratuita del Dios
misericordioso. Dios escogió a Zorobabel como una señal (2.23), es decir, como representante de la naturaleza del
siervo, la cual tuvo su máxima expresión en el más grande hijo de Zorobabel,
Jesús. Nótese el nombre de Zorobabel en las dos listas genealógicas que
aparecen en los Evangelios (Mateo 1; Lucas 3), lo que indica que la más alta y definitiva
bendición de Dios se encarna en una persona, la de su Hijo Jesucristo»
Lea la primera profecía de Hageo en 1.2–11, y responda las preguntas siguientes:
• La expresión «meditad sobre vuestros caminos»
aparece dos veces y señala una descripción de su difícil situación. ¿Cómo
describiría usted con sus propias palabras la condición en la que estaban?
• Por qué les hizo perder el Señor todo lo que tenían?
• El Señor habla de la siembra, la comida y la bebida,
la ropa y los salarios. ¿Qué hará con las fuerzas de la naturaleza?
• En respuesta al primer mensaje del profeta, ¿qué
hará el pueblo?
• Qué hizo el Señor que dio al pueblo la posibilidad
de responder? (1.14)
Despertar, ˒ur (Strong #5782). Levantar, provocar, excitar, incitar, motivar o
abrirle los ojos a alguien. ˒Ur aparece unas 75 veces en el Antiguo Testamento, y
se utiliza tanto para describir un águila que excita su nidada (Deuteronomio 32.11), como el «despertar» de un instrumento musical
dispuesto a tocar (Salmos 108.2). En Isaías 50.4, Jehová despierta al profeta cada mañana y «despierta» su oído para que
escuche el mensaje divino. Véase también Isaías 51.9, que habla del despertar del brazo de Jehová. Esta
referencia es similar: Dios despertó el espíritu de Zorobabel y le incitó para
que reparara el templo de Dios.
Lea Hageo 2.4–9, y responda las preguntas siguientes:
1. En el versículo 2.4, se anima al pueblo a esforzarse. ¿Qué promesa les da
el Señor para el proceso de restauración?
2. ¿Cuál es la promesa que les da el Señor acerca de
la gloria de este templo postrero (el que estaban construyendo en ese momento)?
3. Partiendo del versículo 2.7, ¿cómo perfeccionará su gloria en este templo
postrero?
Usted ha estudiado las palabras del profeta con
respecto al evento histórico registrado en el libro de Esdras. Sería bueno que
leyera este libro para ayudarlo a entender cómo obra Dios en el proceso de
restauración.
En Esdras 1.7–11, vemos una referencia curiosa acerca de ciertos
artefactos del templo. Ciro, rey de Persia, había mandado a que por medio de
Esdras se devolvieran todos los utensilios que se habían substraído del templo
de Salomón antes de su destrucción. ¡Estos versículos hasta cuentan el número
de cuchillos!
¿Por qué motivo aparece este inventario parcial en las
Escrituras? Lea Jeremías 27.21, 22. Aproximadamente siete años antes Dios les dio una promesa de
restauración referente a los objetos del templo. «Y después los traeré y los
restauraré a este lugar". ¿Por qué tiene importancia? Indica que cualquier
cosa que ha sido consagrada al Señor se convierte en posesión suya. Siempre me
pareció cómico pensar que el Señor podría haber dicho: «Los cuchillos, no se
olviden de los cuchillos. Yo quiero que los traigan de vuelta. ¡Me pertenecen!»
El humor es aceptable, pero este hecho debe darle gran
placer. No importa lo que le haya consagrado al Señor (ya sea su vida o sus
hijos) Él lo toma como suyo y se ocupa de que vuelva a dónde pertenece.
Zacarías
El ministerio profético de Zacarías se dirige al mismo
pueblo pero en un proyecto de construcción diferente. Mientras Hageo se dedica
a la construcción del templo, Zacarías se ocupa de la reconstrucción de los
muros y de las puertas de Jerusalén. Tal como el libro de Esdras da el respaldo
histórico para el ministerio profético de Hageo, el libro de Nehemías lo hace
para con las profecías de Zacarías.
El lineamiento del libro de Zacarías varía
drásticamente con respecto a lo que acaba de ver en Hageo. Contiene una serie
de visiones y la presentación de estas al pueblo, acompañadas de mensajes
proféticos.
Una de las profecías que tiene que ver con la
reconstrucción de los muros de la ciudad se encuentra en Zacarías 4.6–10. Léalo cuidadosamente y responda a las siguientes
preguntas:
1. ¿Qué no traerá la restauración o la reconstrucción
de los muros de la ciudad?
2. ¿Que traerá la restauración?
3. ¿Qué le ocurrirá a la montaña, al obstáculo que
trata de impedir la restauración?
4. ¿Qué gritan cuando queda ubicada la piedra final,
la de la cima (muchos creen que se llama la «piedra del amén», la que sella el
arco)? ¿Qué le dice eso a usted?
La palabra fuerza se traduce como «riqueza», «valor»,
«virtud» (carácter), «un ejército». Aquí se refiere a la dependencia. ¿Qué
motiva la fe en usted a la restauración que anhela? Aunque estas cosas son
importantes para el programa de restauración, no debe depender de los recursos
humanos, del valor, de los números o de la fuerza. ¡En última instancia, la
restauración verdadera es imposible sin Dios! La palabra poder se refiere casi
exclusivamente a un mensaje de fuerza y así se traduce. Tal como los profetas y
poetas hebreos, esta unión entre la fuerza y el poder es una herramienta literaria
y polémica. Una palabra está edificada sobre la otra, para que cuando se
combinan, podamos tener un cuadro más completo. ¡Aquí el profeta insiste en que
la restauración es imposible a través de la fuerza y el poder humanos!
Hacer restitución, Shalam (Strong #7999). En forma figurada, ser o estar (completar; por
insinuación, ser amigable; por extensión, corresponder). Se traduce como
«desagraviar», «terminar», «llenar», «hacer el bien», «restaurar», «restituir».
Da la idea de devolver algo a su propietario, o de enmendar, en el sentido de
intentar devolver algo a su sitio original.
Restablecer, shuwb (Strong #7725). Devolver en forma práctica o figurada (no
necesariamente con la idea de que sea a su punto de origen). Esta palabra trae
la connotación de un nuevo comienzo. El regreso al punto de partida podría ser
imposible en términos geográficos o de tiempo. Sin embargo, en este sentido,
«restablecer» hace posible un nuevo comienzo.
Conceptos bíblicos de la restauración
El concepto de la restauración comienza con la Ley. A
modo de ejemplo, lea Éxodo 22. Los primeros versículos tratan con el restablecimiento y la
restitución de algo que ha sido robado.
Si la ley demanda una restitución que repone más de lo
que se ha perdido, es lógico asumir que el Señor, quien es el autor de esa ley,
haga lo mismo. Esto es precisamente lo que usted lee en su estudio de la
restauración del templo: Él dijo que la gloria de la casa venidera sería mucho
mayor que la de la primera. Cuando Él restaura, su obra produce algo de mejor
calidad que lo que originalmente se perdió. En Zacarías 4.10, ¿notó usted que la profecía parece reprender al
pueblo por pensar que las paredes reconstruidas serían muy bajas?
Lea Job 42.12. ¿Qué dice acerca de la condición en que se
encontraba Job al final de su vida con respecto a la que llevaba antes de vivir
semejante tragedia? Aunque Job se utiliza a menudo como un ejemplo de lo que
uno no quisiera ser, la bendición del Señor sobre este hombre, que confió en Él
a través de la adversidad, es poderosa.
En Isaías 42.22, ¿cuál es la condición en que se encuentra el pueblo?
Al leer sobre su circunstancia de abuso, vea lo que el profeta les dice que no
tienen la capacidad de hacer. ¡Se han convertido en tales víctimas que ni
pueden pedir restauración! Tristemente, esto es frecuente con quienes se han
convertido en víctimas. Ya sea real o imaginario, la víctima no puede concebir
que algún día llegará a ser como era, mucho menos, que podría ser mejor.
Utilice su concordancia y busque las referencias
asociadas con las palabras restaurar, renovar, reconstruir o construir de
nuevo. Al leer estos pasajes comenzará a ver cuál es la actitud de Dios con
respecto a la restauración de lo que usted ha perdido.
Este libro de lecciones trata con diferentes aspectos
relacionados con la vida de fe. Sin embargo, no se centra en esos tópicos; ¡se
centra en la fe! El objetivo de este capítulo ha sido inducirlo a a que analice
las ilustraciones históricas de interés y los métodos de Dios para la
restauración. En la sección anterior se le pidió a usted que medite en los
conceptos básicos de la restauración. Ahora hemos llegado a la sección final
del estudio en que repasamos las promesas de restauración.
Al meditar en esta sección he sentido que muchos de
los lectores de esta guía de estudio se estarán haciendo preguntas sobre la
restauración. Si yo fuera su consejero y usted me preguntara: «¿Cómo puedo
creer en la restauración de mi matrimonio?» o, «¿cómo puedo tener fe en que mis
emociones serán restauradas?» Sin duda, yo le dirigiría la atención a una, a
varias, o a todas las promesas.
¿Por qué? En última instancia, la restauración será
posible sólo cuando usted crea que es posible. La Palabra de Dios lo motiva a
creer en la posibilidad de la restauración.
¿Existe algo que no se puede restaurar?
Algunos se harán esta pregunta. Yo les respondería con
las palabras de Jesús. Escriba cada uno de los versículos completos:
Mateo 17.20:
Mateo 19.26:
Marcos 10.27:
Lucas 18.27:
Lucas 1.37:
Aunque apropiadamente traducido como está, Lucas 1.37 contiene la palabra griega, rhema, que significa una
vocalización, o palabra hablada. En este sentido el ángel le dijo a María:
«Ninguna palabra que el Señor dice va sin fuerza». Isaías lo expresó de esta
manera: «Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino
que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié» (Isaías 55.11). Cuando usted tiene una promesa de Dios, tiene
también la fuerza de El para hacer que esa promesa se cumpla.
Promesas de restauración
Usted descubrirá en estas promesas lo que Dios ha de
restaurar. Aunque le di los versículos, por favor léalos en su Biblia en el
mismo momento. Si no están resaltados, hágalo, tal vez subrayando las palabras
u oraciones claves. Si el Señor llegara a hablarle algo de la promesa de
restauración para su propia situación, escríbalo en el espacio que le he dejado
y en su Biblia, indicando la fecha.
El gozo perdido de la salvación: Salmos 51.10–12: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva
un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí
tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me
sustente».
Esta oración de David es su respuesta a la obra de
convicción del Espíritu Santo luego de su pecado con Betsabé. Está incluida en
las Escrituras porque nos ofrece un modelo de la posibilidad de recibir perdón
y la restauración del gozo de salvación.
El sentido perdido de justicia: Isaías 1.26: «Restauraré tus jueces como al principio, y tus
consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad
fiel».
La idea expresada aquí es que los estragos del pecado
producen insensibilidad a la justicia. La insubordinación gobierna sin respetar
los valores absolutos o el marco sobre el cual se puede edificar una comunidad
de justicia. Dios promete restaurar a su pueblo para que sus vidas se puedan
basar en la justicia, que posibilita llevar una vida según el plan inicial.
La motivación perdida para vivir: Isaías 57.18: «He visto sus caminos; pero le sanaré, y le
pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados».
Lea los versículos precedentes al versículo 18. ¿Qué clase de actitud atrae esta promesa de
restauración de Dios? «No hay paz para los impíos» contrasta con la
restauración del consuelo y ayuda a definir el significado de consuelo. No
quiere decir consuelo en el sentido de conveniencia. Tiene más que ver con el
llanto. La obra de restauración divina quitará ese tipo peculiar de tristeza
que le roba al hombre la motivación por la vida. Cuando el penitente toma los
pasos necesarios para avanzar más allá de la tristeza personal y el llanto se
arrepiente ante el Señor y Él le dará tal renovación que renace la posibilidad
de vivir de nuevo.
La intimidad perdida con Dios: Jeremías 30.17: «Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus
heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de
la que nadie se acuerda».
Esta promesa es especial porque se refiere al fin del
juicio. Cuando el profeta Jeremías dijo: «Porque yo sé los pensamientos que
tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para
daros el fin que esperáis» (Jeremías 29.11), se refería al fin de la dispersión de Israel;
cuando regresaran a la tierra. El poder de la Palabra se emite durante la época
en que Israel cosecha lo que sembró. Aun allí, Dios les dice: «Esto pasará. No
es esto lo que quiero para ti. Yo te daré paz, y cumpliré las expectativas que
todavía son posibles porque eres mi pueblo». Las heridas en Jeremías 30.17 no son causadas por hombres. ¡Las causa el juicio de
Dios! Por tanto podemos con seguridad dar expresión al corazón y a la voluntad
de Dios para quien ha vivido el juicio del Señor por los pecados cometidos. Él
desea sanar las heridas de su juicio y restaurar su corazón hacia Él.
El tiempo perdido: Joel 2.25: «Y os restituiré los años que comió la oruga, el
saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros».
Sería suficiente que el Señor prometiera restaurar lo
que fue destruido por las plagas de langosta. Sin embargo, fue más allá de la
sustancia material, abarcando en la promesa de restauración el tiempo perdido
por culpa de las plagas. El pecado y sus consecuencias roban al hombre su
posesión más valiosa: El tiempo. Pero cuando el corazón vuelve a Dios, se
pueden restaurar los años perdidos en el matrimonio, en la paternidad, en la
juventud; como también se pueden aprender las lecciones valiosas que se
desperdiciaron.
El poder perdido para vivir con fortaleza: Isaías 40.31: «Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas
fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán».
Esta restauración tiene también una condición. La
renovación de la fuerza está disponible para quienes descansan en el Señor.
Utilice una concordancia para ver cómo en los Salmos se traduce esta palabra.
Indica dependencia. ¡La idea de depender de otro no es popular en nuestra
cultura! Se ve como señal de debilidad y disfunción. Pero en lo que respecta a
su relación con el Señor, la dependencia es un factor de fuerza. ¡Su fuerza
depende de su debilidad! En efecto, ¿no es lo que dijo el apóstol Pablo?
«Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Corintios 12.10). Asimismo, busque en su concordancia cómo se traduce
la palabra «renovar». Descubrirá que tiene que ver con el cambio, con la
renovación de lo que muere y algo nuevo que toma su lugar.
La juventud perdida en la vida: Salmos 103.5: «El que sacia de bien tu boca de modo que te
rejuvenezcas como el águila».
La idea aquí es que a pesar de la edad, la obra de
restauración de Dios lo ayudará a mantenerse joven. Se menciona el águila por
el proceso de restauración de las plumas. Tal vez resulte cómico, pero las
águilas no pueden volar sin plumas. Quizás tengan músculos, habilidad innata y
oportunidad, pero sin plumas, ¡no volarán! ¡Algunos cristianos son como las
águilas sin plumas! Poseen los músculos (la fuerza de propósito), la habilidad
(conocen los principios bíblicos) y tienen la oportunidad, pero no vuelan. Lo
harán sólo cuando le dejen a Dios satisfacer el apetito con lo bueno de su
Palabra y le permitan renovar su visión juvenil.
Ahora que usted ha comenzado el estudio sobre la fe y
restauración, anote lo que le ha confiado a Dios para restaurar en su vida y en
las vidas de aquellos que ama.
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