martes, 30 de octubre de 2018

Est. 11—Jesús: Supremo en humildad



(Col 2.1–23)

Hans se preocupaba enormemente. ¿Cómo debería actuar al ver al rey? Cuando el maestro de la escuela lo escogió para representar a los nifios de la aldea en la celebración del quincuagésimo quinto aniversario del reino, danzó de júbilo, pero ahora todo lo que podía hacer era preocuparse.


Hans les preguntó a los ancianos en la plaza: «¿Cómo debo actuar al ver al rey?» Uno dijo que debía hacer una venia hasta el suelo cada tres metros al acercarse al trono. Otro le dijo que debía mantener sus ojos fijos en el suelo y besar la mano del monarca cuando se la extendiera. Un tercero le indicó que necesitaba aprender la manera oficial de dirigirse al rey, lo cual el anciano no podía recordar, pero que tal vez el párroco lo sabría.

El sacerdote, enfundado en sus hábitos, se quedó perplejo cuando Hans llegó corriendo por la sacristía y se tropezó con él. «Por favor, padre Gruber, dígame cómo debo dirigirme al rey cuando represente a los niños en el festival», pidió Hans jadeando.

El padre Gruber copió un extenso saludo en una forma de lenguaje que nadie usaba, excepto algunas personas de monte adentro. Hans se lo llevó a casa y lo practicó hasta que lo supo de memoria, aunque no comprendía algunas partes.
Cuando llegó el gran día, Hans estaba en la procesión de dignatarios esperando su turno para la audiencia ante del rey. Se sentía insignificante entre nobles, caballeros y hermosas damas, de modo que cerró sus ojos y se imaginó una vez tras otra la manera en que andaría, se inclinaría, se arrodillaría y le besaría y cómo se dirigiría solemnemente al rey.

Después de larga espera, pero de súbito, las gigantescas puertas se abrieron sin ningún ruido, para revelar al rey sentado en un trono al final del más hermoso salón que Hans jamás había visto. Un centenar de pares de ojos que lo miraban le hicieron olvidarse de lo practicado mil veces. Hans nunca antes había visto al rey, sino sólo en retratos. No podía apartar su mirada de aquel rostro grave y noble cuyos ojos lo miraban fijamente.

Como tropezando, Hans empezó a avanzar. Estaba boquiabierto y arrastraba, a su costado, el ramo de flores que llevaba. No pudo apartar su vista de los ojos del rey en todo el trayecto hasta estar al pie del trono y una vez allí, no recordó nada de lo que debía decir.

Hans le extendió el ramo de flores al rey y abrió su boca. Su voz chilló: «Todos los niños lo quieren, su majestad», y bajó su cabeza avergonzado para llorar, mientras los dignatarios aplaudían y el rey sonreía.

La batalla de las edades

¿Adoramos a Dios gustosamente por guardar reglas y observar ritos o lo adoramos con amor y devoción de corazón puro? Siempre hay quienes quieren establecer su idea como la manera de acercarse a Dios, y sustituir sus tradiciones en lugar del sencillo evangelio del Nuevo Testamento. Eso ocurrió entonces y allí, en Colosas; eso ocurre aquí y ahora.

Describa, en base a Colosenses 2.1–3, el resultado que Pablo deseaba del conflicto que tenía por los cristianos en Colosas y Laodicea.

En unidad

En entendimiento espiritual

Cómo intentaban los oponentes del verdadero evangelio seducir a los colosenses? (vv. 4, 8)

¿Qué recomendó Pablo a los cristianos colosenses como manera de resistir la falsedad y permanecer en la verdad? (vv. 6, 7, 9, 10)

Según Pablo, ¿quién estaba finalmente detrás de los intentos de pervertir el evangelio de Cristo? (vv. 10, 15)

¿Qué de las sectas del control de la mente o la ciencia de la mente? (Col 2.8). Esas sectas se centran en el concepto de una «conciencia universal» que hace a los seres humanos: 1) parte de una conciencia infinita y eterna; 2) divinos, en esencia; 3) inmortales a través de varias formas (reencarnación y otras cosas por el estilo); 4) capaces de comunicarse con los muertos y otros espíritus; y 5) capaces de recibir energía por medio de ejercicios psíquicos o físicos a fin de trascender la naturaleza, descifrar misterios, e influir sobre sus propios destinos o la vida de quienes los rodean.

Estos grupos, en nombre de la «investigación y la ilustración», «las investigaciones síquicas», la «meditación trascendental», el «yoga», y otras prácticas, no están estableciendo contacto con la «conciencia de Dios», ni con los poderes síquicos, sino con Satanás y los demonios.

La palabra griega psuche se traduce «alma», y de ahí deriva el término psique. Muchos de estos grupos se ocupan de los fenómenos síquicos o del alma. Primera de Corintios 2.14 dice que la persona psuchikos, dominada por el alma («hombre natural»), no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura. Las enseñanzas sobre el control de la mente o del Movimiento de la Nueva Era apelan todas al hombre síquico, porque no requieren que este se arrepienta o nazca de nuevo (Jn 3.3, 5). Un concepto prevaleciente en el seno de estos grupos es que, si una persona alcanza suficientes conocimientos, puede dominar o controlar los acontecimientos, porque forma parte de Dios, o es dios.

Debemos recordar que el mundo del alma es el ámbito de los demonios. Los demonios pueden entrar, y a menudo lo hacen, en la esfera de la psique. La gente que mantiene contacto con los muertos o «el más allá» no están escuchando los mensajes de conciencia universal alguna, sino de los demonios. Los demonios se mueven por detrás de ciertas religiones orientales, así como se ocultan tras este tipo de doctrinas sobre el control de la mente.

          El pequeño Hans buscó todas las tradiciones y conocimientos respecto a cómo acercarse al rey, pero le fue mucho mejor respondiéndole de manera directa. Concéntrese en cómo el Rey se le ha revelado más que en los subterfugios humanos o diabólicos que tratan de reemplazar o «suplementar» la Palabra de Dios.

¿En qué sentido «están escondidos» en Cristo «todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento»? (Col 2.3)

¿Cuáles filosofías humanas, sectas y religiones no cristianas, ha encontrado atractivas en el pasado? ¿Qué le atraía de ellas?

¿En qué manera encuentra «la plenitud de la Deidad» y la satisfacción espiritual en Cristo, antes que en las filosofías, sectas y religiones no cristianas?
Victoria en la batalla

El conflicto entre la verdad que está en Jesús y las filosofías y tradiciones de la humanidad es un asunto espiritual que debe tener una solución espiritual. Todas las discusiones intelectuales en cuanto a la verdad del cristianismo son decisiones preliminares que deben conducir a decisiones espirituales. ¿Qué condiciones espirituales representó Pablo con los términos «circuncisión» e «incircuncisión»? (Col 2.11–13)

Incircuncisión

Circuncisión

¿Cómo se relaciona el bautismo con la condición espiritual que describió Pablo como «circuncisión»? (vv. 11, 12)

De acuerdo a Colosenses 2.13–15, ¿cómo hicieron la crucifixión y la resurrección de Cristo que este emergiera victorioso en el conflicto espiritual?

Sobre el pecado

Sobre las demandas de la ley

Sobre las enseñanzas falsas

 Riqueza literaria

El acta, cheirographos (Col 2.14). «Una palabra que generalmente se usa cuando se habla de una obligación monetaria reconocida por un deudor. Alude al reconocimiento escrito de una deuda, una obligación o una sentencia de culpabilidad. En Efesios 2.15 se aplica a la Ley Mosaica».

¿En qué modo son la crucifixión y la resurrección de Jesús un triunfo público sobre los poderes de las tinieblas? (2.15)

Bases de la autoridad [Col 2.13–15]. El triunfo de Cristo Jesús sobre el pecado y los poderes del mal se obtuvo en la cruz. Este texto, estudiándolo junto a otros (Ef 2.13–16; Gl 3.13, 14; 2 Co 5.14–17; Ro 5.6–15 y Ap 12.10, 11), establece firmemente que el sufrimiento de Jesús, su sangre derramada, su muerte sacrificial y su resurrección triunfal, constituyen las únicas bases legítimas y disponibles para librarnos del pecado, reconciliarnos con Dios, redimirnos de la esclavitud y restaurarnos. La cruz es la única esperanza y el único medio para el completo restablecimiento de la relación con Dios (Ro 5.17).

Para evitar presunción o un desequilibrio respecto al mensaje y al ministerio del poder presente en el reino de Dios, debemos prestar atención y recordar regularmente dos cosas: la fuente y las bases para la delegación de tal autoridad y poder. 1) La autoridad soberana y el gran poder de Dios son la fuente de donde la humanidad deriva cualquier habilidad para compartir el ejercicio del poder de Dios; 2) Pero, más importante aún, en vista de que el hombre caído en pecado perdió todo derecho a reclamar su antiguo privilegio de compartir el gobierno de la creación, recordemos las bases sobre las cuales puede ser restaurado todo privilegio o poder del reino, y gracias a las cuales tal ministerio espiritual podría ser ejercido con autoridad.

En todos los conflictos espirituales que jamás ha conocido, el Señor Jesús, entre bastidores, ha luchado contra los poderes espirituales de las tinieblas para derrotarlos. Él ha vigorizado su espíritu por medio de su Espíritu para que salga victorioso.

¿En qué punto en su vida ha visto evidencias vitales dadas por Cristo donde antes había señales de pecado y muerte?

Escriba una oración de gratitud al Señor Jesús por eliminar el acta de su culpa pagando la deuda de su pecado en la cruz.

Hable de alguna ocasión en la que presenciara que las fuerzas de las tinieblas estaban siendo públicamente humilladas por la verdad de Cristo.

Vivir como vencedores

Una vez que se hace claro que la verdad espiritual se halla sólo en Jesús, antes que en la filosofía o tradición humanas, debería ser obvio que la vida espiritual también se desarrolla alrededor de El más que alrededor de códigos humanos de conducta. Es más, estos códigos deberían ser vistos con escepticismo como estorbos para asemejarse a Cristo.

¿Qué clase de ritos veterotestamentarios presentan como en sombra las realidades espirituales que se hallan en Cristo? (Col 2.16, 17)

¿Qué piensa usted que estos ritos predecían respecto a Cristo? (vv. 16, 17)

¿A qué peligros se exponían los cristianos colosenses si permitían que otros evaluaran sus vidas espirituales con las normas del antiguo pacto? (v. 18)

¿Qué comparaciones refirió Pablo a la situación colosense de la analogía de Cristo como cabeza del cuerpo que es la Iglesia? (v. 19)

La victoria cristiana sobre el pecado procede de la muerte de Cristo como sacrificio por el pecado y la participación de los cristianos en esa muerte (v. 12; véase Ro 6.4–11). ¿Qué implicaciones tiene morir con Cristo para la vida de victoria sobre el pecado? (vv. 20–23)

¿Cuán eficaces son las reglas humanas para controlar los deseos de la carne, y por qué cree que es esto así? (v. 23)

¿Qué logran en realidad las reglas establecidas para mitigar los deseos de la carne? (v. 23)

Claves para una vida sabia [Col 2.8, 18, 23]. Muchos creyentes no avanzan lo suficientemente rápido en su vida espiritual por falta de sabiduría. A veces los creyentes aceptan con entusiasmo enseñanzas que retardan su crecimiento espiritual, porque no conocen las Escrituras. Debemos prestar atención a las advertencias de Pablo contra el poner oídos a quienes halagan las bajas pasiones, antes que edificar en la verdad.

Cuídate de la filosofía humana y las falsas tradiciones religiosas que son contrarias a Cristo. No seas engañado.

Manténte firme junto a Cristo y hónrale para agradar al Padre. Sé sabio al evaluar las «experiencias espirituales», sabiendo que no deben dar lugar a la arrogancia o al elitismo. Conoce la importancia de la dedicación a la iglesia local y de la sumisión a la legítima autoridad espiritual.

La vida cristiana victoriosa consiste en el uso responsable de la libertad regida por el amor a Cristo y a los demás (Gl 5.1, 13). Es el Espíritu Santo quien produce el fruto del carácter y la conducta semejantes a los de Cristo (vv. 16, 22–25). Las reglas y las regulaciones no resultan en semejanza a Cristo.

¿Cuál es la diferencia espiritual entre abstenerse de una práctica como el uso de un principio bíblico, y abstenerse de otra porque alguien lo diga?

¿Cómo cree que pueden los principios de la muerte y la resurrección con Cristo controlar los deseos de la carne en donde las reglas y regulaciones no pueden hacerlo?

Si está batallando sin éxito contra un pecado habitual de la carne, busque ayuda espiritual de su pastor u otro líder cristiano maduro. No es la voluntad del Padre que sea derrotado por la carne. Permita que su asesor le ayude a hallar la capacitación del Espíritu Santo en su conflicto. El Señor tal vez nos permita bregar por un tiempo, pero el conflicto es parte de la victoria, no parte de la derrota.

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