martes, 23 de octubre de 2018

Lección 7g—Las cartas a las siete iglesias


Apocalipsis 1.1–3.22                     

¿Qué ocurrirá en los años finales de la historia mundial?

Dios es el único que tiene una respuesta para tal pregunta. La humanidad puede conocer lo que le aguarda en el futuro sólo si Dios decide revelar o «quitar el velo» de las respuestas.


El libro de Apocalipsis es este «quitar el velo» de sabiduría sobrenatural y destino. Es típicamente apocalíptico (griego: apokalupsis, significando «develamiento» o «quitar el velo») en forma, conteniendo mucha descripción figurada, con una abundancia de simbolismo y profecías respecto al futuro. Lo que el libro de Daniel es al Antiguo Testamento, Apocalipsis lo es al Nuevo Testamento.

Lea todo el libro de Apocalipsis de una sola sentada. Sólo lleva una hora. No trate de analizar cada detalle la primera vez, sino de comprender el flujo general del pensamiento. Léalo de nuevo, marcando sus divisiones principales. Trate de entender su mensaje, no cada señal y símbolo: Su consideración principal no debe ser ¿Quién?, ni ¿Cuándo?, sino ¿Cuál es el concepto básico?

Lea sobre Apocalipsis en un diccionario de la Biblia o enciclopedia. Lea los artículos respecto a las siete iglesias de Apocalipsis 2 y 3. Los artículos le ayudarán a comprender la cultura en la cual vivían las iglesias y le permitirán compararla a la cultura e iglesias de hoy.

La revelación de Jesucristo Apocalipsis 1.1–3


Desde el principio de este libro (Ap 1.1) notamos que esta revelación es del mismo Jesucristo. Es un develamiento de sus planes (Ap 1.19) para su creación, su Iglesia y la comunidad de su pueblo en «un nuevo cielo y una nueva tierra» (Ap 21.1)

¿Cuál es la fuente y el propósito que se indican para el libro? (Ap 1.1–2)

¿Quién es el autor, el que relata la revelación? (y. 1)

Note esta información sobre los antecedentes de Apocalipsis:

«Autor: Cuatro veces el autor se refiere a sí mismo como Juan (1.1, 4, 9; 22.8). Era tan conocido y su autoridad espiritual estaba tan bien establecida entre sus lectores que no necesitó citar sus credenciales. Desde muy temprano en la historia de la Iglesia se atribuye unánimemente este libro al apóstol Juan.

»Trasfondo y fecha: La evidencia interna demuestra que el Apocalipsis fue escrito en una época de extrema persecución contra los cristianos, la cual posiblemente fue iniciada por Nerón, tras el gran incendio que casi destruye a Roma en julio del año 64 d.C., y continué hasta su suicidio en el 68 d.C. Según este punto de vista, el libro habría sido escrito antes de la destrucción de Jerusalén en septiembre del año 70 d.C., y es una auténtica profecía sobre los continuos sufrimientos y persecución de los cristianos, que se haría más intensa y severa en los años por venir. Sobre la base de afirmaciones dispersas de los padres de la Iglesia, algunos comentaristas fechan el libro en la etapa final del reinado de Domiciano (81–96 d.C.), tras la fuga de Juan a Éfeso».1

 Fe viva

Este libro de las Escrituras es único porque contiene una promesa de bendición para sus lectores: «Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca» (Ap 1.3, éntasis añadido).

       La palabra griega makarios se traduce como «bienaventurado». Esta palabra se halla siete veces en Apocalipsis (1.3;14.13;16.15;19.9;20.6; 22.7,14). Es la palabra familiar usada por nuestro Señor en las bienaventuranzas de Mateo 5 y Lucas 6, donde indica, no sólo las personas bienaventuradas, sino también la naturaleza de lo que es el mayor bien.

El Señor expresa que los que leen, oyen y guardan las palabras de esta profecía son «felices, satisfechos y gozosos». Tienen esa satisfacción interna porque Dios mora en ellos, no necesariamente debido a circunstancias favorables. La bendición de Dios puede traer paz en medio del conflicto y las tormentas de la vida.

El reino de Dios está «en» y entre nosotros. Ojalá su Reino rija en nuestras vidas y la esperanza del cielo en nuestros espíritus atraiga a otros al Reino, «porque el tiempo está cerca».

El mensaje final de Dios Apocalipsis 1.4–11

La revelación fue dirigida (y. 4) y enviada (y. 11) a las siete iglesias de Asia Menor (ahora la nación de Turquía) que se mencionan en los capítulos dos y tres. En este prólogo, el apóstol saluda (vv. 4–8) y luego indica las circunstancias que rodearon su visión en Patmos.

Trace los pasos de la trasmisión de la revelación de Dios hasta nosotros, usando los versículos 1, 2, 4, 10 y 11.

El libro está lleno de doxologías de alabanza a Dios y a su Hijo Jesús, nuestro Señor. Los versículos 5 y 6 exaltan al Señor Jesucristo por quién es y lo que ha hecho. Bosqueje cada una de estas cosas a continuación:
Quién es Él:

Qué ha hecho Él:

Testigo, martus; Strong #3144: Compare «mártir» y «martirio». Uno que testifica de la verdad que ha experimentado, un testigo, uno que tiene conocimiento de un hecho y puede dar información concerniente a él. Este vocablo en sí mismo no implica muerte, pero muchos de los testigos del siglo 1 dieron sus vidas, con el resultado de que la palabra vino a significar mártir, uno que testifica de Cristo por medio de su muerte (Hch 22.20; Ap 2.13; 17.6).2

«La adoración y el Reino. En las primeras líneas de Apocalipsis, Juan se presenta a sí mismo como un hermano y compañero en la lucha que todos enfrentamos (v. 9). Sus palabras “en el reino y en la paciencia de Jesucristo” apuntan a la doble realidad del presente triunfo del reino de Cristo, y a la continua presencia del mal, lo cual exige a la Iglesia luchar pacientemente para que el reino avance entre y a través de nosotros. Al presentar el amplio panorama de profecías a punto de ser proclamadas, Juan aborda dos verdades actuales muy importantes: (1) Nosotros, los redimidos por Cristo, somos amados y hemos sido lavados de nuestros pecados; un estado presente (v. 5). (2) Nosotros, a través de su glorioso dominio, hemos sido designados “reyes y sacerdotes” para Dios: un llamado también presente. Y así, estos dos oficios dan una perspectiva sobre nuestra autoridad y deber y cómo podemos hacer avanzar, lo más eficazmente posible, el reino de Dios.

»Primero, se dice de nosotros que somos reyes, en el sentido de que bajo el Rey de reyes integramos la nueva generación: los renacidos, en quienes Dios ha delegado autoridad para extender y administrar los poderes de su reino. Desde luego, esto implica testimoniar fielmente del evangelio, en el poder del Espíritu y en servicio de amor a la humanidad en el amor de Dios. Pero ello supone también enfrentar los oscuros poderes del infierno, perseverar en la oración, y mantenerse expectante ante las obras milagrosa de Dios (2 Co 10.3–5; Ef 6.10–20; 1 Co 2.4). Sin embargo, esta autoridad se ejerce plenamente al adorar con espíritu de alabanza, cuando ejercemos el oficio de “sacerdote. Algunas traducciones dicen “un reino de sacerdotes”, lo cual hace énfasis en el hecho de que el gobierno es eficaz únicamente cuando se cumple fielmente la misión sacerdotal. La adoración es fundamental para el avance del reino. El poder del creyente delante del trono de Dios, adorando al Cordero y exaltándolo en el Espíritu Santo con alabanza, confunde poderosamente al adversario. Véanse Éxodo 19.5–7; Salmo 22.3; 93.2; 1 Pedro 2.9>».

          Apocalipsis 1.7 dice que cuando Jesucristo vuelva en juicio en su Segunda Venida (véanse Zac 12.10; Mt 24.30) «todo ojo le verá». ¿Cómo será esto posible?

¿Cómo pudiera la tecnología moderna de las comunicaciones contribuir a esto?

«El Alfa y la Omega» son la primera y la última letras del alfabeto griego, como la «a y la z» en el castellano. Este término descriptivo indica que Él es el eterno Señor de todo (Is 44.6), el principio y el fin de todas las cosas (Ap 1.17). Dios comenzó y le pondrá punto final cuando Él esté listo.

«Juan está en el exilio de Patmos, una pequeña isla de 16 por 9 km, localizada a 96 km al sudoeste de Éfeso, en el mar Egeo. Volcánica y casi despoblada, los romanos la usaban como colonia penal, forzando a los prisioneros a trabajar en las canteras de granito. El destierro de Juan se debió a su fiel testimonio del evangelio».

¿Qué clase de tribulación/persecución enfrenta? Ninguno de nosotros se escapa de ella. Juan se identificó con nosotros (Ap 1.9) como nuestro «hermano, y copartícipe[…] en la tribulación». Aun cuando estaba en una isla desierta y en circunstancias terribles, Dios lo usó de una forma singular. ¿Cómo nos puede alentar eso?

          Apocalipsis 1.10 «es la más temprana referencia en la literatura cristiana al primer día de la semana como el día del Señor».5 Es evidente que este llegó a ser el día de la semana que los primeros cristianos observaban como su día de descanso y adoración. (Véanse Hch 20.7; 1 Co 16.2.) Debe notarse que en el Nuevo Testamento ni se ordena ni se condena el cumplimiento del Sabbat judío. (Véanse Hch 15.1, 24; Ro 14.5–6).

El Cristo resucitado Apocalipsis 1.12–20

Muchos creyentes piensan sólo en el Jesús sufriente colgando de la cruz. Pero Juan vio al Hijo del Hombre como un ser asombroso (véase Ap 1.13–16) y cayó a sus pies, como si estuviera muerto (Ap 1.17). Si nosotros vislumbráramos en realidad la majestad, la santidad y el poder de Cristo, tal vez también caeríamos postrados adorándole «en espíritu y en verdad». ¡A lo mejor el brillo de su gloria revelaría áreas y aspectos de nuestras vidas por las cuales necesitamos un rápido y genuino arrepentimiento!

El Señor Jesús vino del cielo a la tierra para redimir a la humanidad. Voluntariamente dejó su gloria real detrás para convertirse en un siervo de todas las criaturas de la tierra (Flp 2.6–11). Pero ahora, después que resucitó de la tumba, volvió al cielo y a la gloria que preparó para nosotros. En Apocalipsis 1.13–16, Juan nos hace partícipes de su vislumbre de gloria divina.

          Apocalipsis 1.19 presenta un bosquejo simple del libro: (1) «las cosas que has visto» (aquellas que Juan acababa de contemplar en su encuentro inicial con el Señor glorificado); (2) «las que son» (Ap 2 y 3, relacionadas a las iglesias existentes en la provincia romana de Asia, que representaban las iglesias en toda la era de la Iglesia); y (3) «las que han de ser después de estas», hablando de las cosas que vendrán después de ese tiempo.

          Apocalipsis 1.20 continúa el simbolismo que se usa en el libro. Se identifica y explica a siete estrellas y siete candeleros: «Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias».

¿Quiénes son los ángeles de las siete iglesias? (Ap 1.20). ¿Son guardianes sobrenaturales o líderes humanos de las iglesias locales?

¿En qué lugar de prominencia y protección tenía el Hijo del Hombre las siete estrellas? (Ap 1.16)

¿Qué representan «los siete candeleros de oro»? (Ap 1.20)

La Versión Reina Valera traduce a menudo la palabra lucnos o lucnia como «candelero». Sin embargo, la traducción literal es «lámpara». La diferencia es significativa: una vela en un candelero arde y se consume; la lámpara contiene aceite y una mecha y puede continuar ardiendo y dando luz si se vuelve a llenar de aceite y a cortar debidamente su mecha.

¿Qué nos dice esto respecto a la renovación espiritual y vida santa en la iglesia local?

Es interesante que los candeleros no se describen físicamente unidos, como en la menorah judía de siete brazos. Más bien se relacionan porque tienen el mismo Dueño. ¿Cómo se vincula esto a la unidad espiritual en el cuerpo de Cristo?
Si la forma y diseño de los candeleros no es importante, ¿qué nos dice esto respecto a la diversidad de formas de adoración y estilos de culto?

 En el mensaje a la iglesia en Éfeso, Jesús dijo que Él «anda en medio de los siete candeleros de oro» (2.1). Esto parece sugerir una preocupación Íntima e intenso cuidado por las asambleas locales de creyentes. Él es el que llena (o rellena) el aceite, corta las mechas (e incluso las reemplaza). ¿Qué pudiera sugerir eso acerca de la renovación espiritual y liderazgo en una iglesia local?

¿Necesita usted más «aceite en su lámpara?» ¿Necesita que su mecha sea recortada? ¿Está «quemado»?

LAS SIETE IGLESIAS DEL APOCALIPSIS (1.20)
Elogio
Crítica
Instrucción
Promesa
Éfeso
(
2.1–7)
Rechaza el mal, persevera, es paciente
Su amor por Cristo no es ya ferviente
Obra como lo hacías al principio
El árbol de la vida
Esmirna
(
2.8.11)
No temas padecer
Ninguna
Sé fiel hasta la muerte
La corona de vida
Pérgamo
(
2.12–17)
Mantén la fe de Cristo
Tolera las inmoralidades, la idolatría y la inmoralidad
Arrepiéntete
El mana escondido y una piedrecita con un nombre nuevo
Tiatira
(
2.18–29)
Su amor, su fe, su paciencia, es mayor que antes
Tolera la idolatría y la inmoralidad
El juicio se acerca: perseveren en la fe
Regirá sobre las naciones y recibirá la estrella de la mañana
Sardis
(
3.7–13)
Algunos han mantenido la fe
Una iglesia muerta
Arrepiéntete y fortalece lo que queda
Los fieles honrados y vestidos de blanco
Filadelfia
(
3.7–13)
Persevera en la fe
Ninguna
Mantén la fe
Un lugar en la presencia de Dios, un nuevo nombre y la nueva Jerusalén
Laodicea
(
3.14–22)
Ninguno
Indiferente
Se celoso y arrepiéntete
Compartir el trono de Cristo


Estas cartas muestran lo que diferentes grupos de creyentes harán en tiempos de persecución. Las iglesias eran congregaciones específicas en el día de Juan, pero también son representativas de similares tipos de iglesias, independientemente del tiempo o del lugar.

En estas epístolas el Señor resucitado administra a su Iglesia. Cada carta incluye:

• una acusación o algo que condenar,
• un llamado o directiva, y
• una amenaza o una promesa.

Aun cuando eran iglesias reales, también parecen haber sido seleccionadas como iglesias parábolas para darnos instrucción celestial sobre cómo aplicaríamos los principios a través de todas las generaciones de la Iglesia (Ap 2.7, 11, 17, 29; 3.6, 13, 22).

Éfeso: la iglesia sin amor Apocalipsis 2.1–7

La iglesia en Éfeso era una de las congregaciones destacadas de Asia Menor. Quizás surgió como resultado del breve ministerio de Pablo allí, en su segundo viaje (Hch 18.18–21). La iglesia fue firmemente establecida durante la prolongada estancia de Pablo en Efeso durante su tercer viaje (Hch 19.1–2, 6, 8–12, 20). Su epístola a los Efesios es rica en verdad y doctrina, así como una guía para la vida cristiana práctica.

En Apocalipsis 2.2, ¿qué cuatro cosas dice el Señor que no pasaron inadvertidas?

Juan también observó que ellos habían practicado fielmente la disciplina en la iglesia al no soportar a los cristianos profesantes que persistían en practicar el pecado.

Esmirna: la iglesia perseguida Apocalipsis 2.8–11

Otra iglesia destacada en Asia Menor estaba ubicada en la ciudad de Esmirna, alrededor de sesenta kilómetros de Efeso. De las siete ciudades mencionadas en Apocalipsis 2 y 3, esta es la única que existe hoy; es la moderna población turca de Izmir. En el siglo primero era un floreciente puerto marítimo, lugar de cultura avanzada para ese tiempo. En el año 23 d.C. se ganó el privilegio de parte del senado romano de construir el primer templo en honor al emperador romano Tiberio. Eso fijó el escenario para la práctica políticamente correcta de la adoración al emperador.

Cristo afirmó que estaba bien enterado de cuatro aspectos de su fiel tenacidad (Ap 2.9). Indíquelos:

Aunque judíos incrédulos y hostiles los perseguían, ¿quién era la verdadera fuente de sus problemas? (y. 9b)

¿Quién puede negar que nosotros, como cristianos, tenemos problemas, presiones o «tribulaciones»? La palabra de Apocalipsis 1.9 que se traduce «tribulación» (griego: dlipsis) también se usaba en el griego clásico para describir la manera en que los romanos torturaban a alguien aplicándole presión de grandes piedras sobre el pecho del criminal. Esta enorme presión tenía el efecto de moler lentamente al individuo hasta matarlo.

¿Tiene problemas que están «moliéndolo lentamente» hasta el punto en que piensa que ya no puede resistir más? Emocionalmente, ¿se siente solo o deprimido? Financieramente, ¿está tan atrasado que se desespera? Físicamente, ¿ha sufrido quebranto en su salud o recibido malos resultados de exámenes médicos? Espiritualmente, ¿está lleno de duda o culpa? Jesús dice que Él «conoce» todo en cuanto a nuestras aflicciones, nuestras profundas ansiedades, nuestros apremiantes problemas. ¡El los conoce y le interesa! Sabe de nuestras presiones presentes y pruebas futuras también. ¡Su Palabra nos asegura la victoria final (Ro 8.31–39)!

Cristo profetizó de un tiempo de intensa persecución futura para los creyentes de Esmirna. Satanás, dice, en realidad entregaría a muchos de ellos a la cárcel. Frente a esta dura predicción, ¿qué se les dice que deben ser?

¿Qué les prometió Él a los que fueran fieles hasta la muerte? Compare esto con Santiago 1.12 y 1 Pedro 5.4.

El apóstol Pablo le dijo a Timoteo que «todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución» (2 Ti 3.12). Es más, es posible que haya en el futuro cercano un tiempo cuando será común que los cristianos sean de nuevo martirizados por sus creencias.

        En su Evangelio, Juan dijo que algunos que perseguían a la Iglesia lo hacían debido a una extraña convicción. ¿Cuál era esta? (Véase Jn 16.2.)

¿Puede la muerte separarnos de Dios? (Véanse Ro 8.35–39; 2 Co 5.1–8.)

¿De qué dijo el Señor que sus seguidores no sufrirían daño? (Véase Ap 2.11 y compárese con Ap 20.6, 14; 21.8 y Dn 12.2.)

Pérgamo: la iglesia que se acomoda Apocalipsis 2.12–17

Alrededor de ciento cuatro kilómetros al norte de Esmirna se levanta la hermosa ciudad interior de Pérgamo. Era la ciudad más antigua de la provincia y capital del Asia romana. Se dice que su biblioteca contenía más de 200,000 volúmenes de rollos y pergaminos. Más tarde, Marco Antonio le regaló la biblioteca a Cleopatra.

Es obvio que Pérgamo era para los cristianos un lugar hostil y difícil para vivir: «Donde está el trono de Satanás». La fuerza opresora de los poderes diabólicos estaba en todas partes. La cultura de la comunidad se entregó tanto a los dioses paganos y a la adoración del emperador, que Antipas, evidentemente uno de los creyentes en Pérgamo, llegó a ser el primer cristiano en Asia que martirizaron por su fe.

¿Cómo respondieron los creyentes en estas situaciones difíciles? (Ap 2.13)

¿Qué sugiere el gran testimonio público que dio esta iglesia? (Ap 2.13)

A pesar de sus puntos fuertes, Cristo identificó dos serias faltas en las creencias y conducta de la iglesia (Ap 2.14). Sus acusaciones rodean el hecho de que llegaron a tener una mente en extremo amplia respecto a «la senda estrecha». Satanás sedujo a algunos y se sometieron a la enseñanza y práctica de los balaamitas y nicolaítas, a quienes Cristo dice que aborrece (Ap 2.6). Sus componendas espirituales hicieron un cortocircuito en su eficacia espiritual.
 Información adicional

En Números 25, Balac, rey de Moab, no pudo lograr que el anciano profeta Balaam maldijera a Israel directamente. Pero Balaam, al parecer por ganancia personal, engaña en efecto al pueblo de Dios y crea un plan por el cual las hijas de los moabitas seducirían a los israelitas y los harían pecar y sacrificar a su dios, Baal-peor, y a adorarle. El juicio de Dios cae sobre Israel debido a la fornicación y a la idolatría. (Véanse además Nm 31.16; 2 P 2.15; Jud 11.)Otra mortal doctrina condenada por Cristo es la de los nicolaítas. Esta secta radical de herejes hedonistas seguían una forma extrema del gnosticismo desenfrenado durante todo el siglo primero. «Los seguidores de esta mortal doctrina aducían que, puesto que sus cuerpos eran físicos (y por lo tanto malos), sólo lo que hacían sus espíritus era lo importante. De modo que se sentían libres para darse a la indulgencia en relaciones sexuales indiscriminadas, para comer alimentos ofrecidos a los ídolos y a hacer con sus cuerpos cualquier cosa que se les antojara».

Cristo claramente llamó a esta iglesia del acomodo a que «se arrepintiera o si no…» (Ap 2.16). El término significa cambiar de opinión o de manera de pensar (y, por tanto, ¡de manera de vivir!). Dios no quiere que su pueblo sostenga actitudes liberales e indulgentes hacia la idolatría religiosa y promiscuidad sexual. La Palabra de Dios es clara al condenar estas conductas que deben evitarse en nuestras vidas y comunión. Si no es así, Dios hará lo que sea necesario para purgar el mal de su Iglesia (Heb 12.6).

¿Cómo podemos evitar ser «de mente estrecha» y, aun así, no tolerar el pecado?

Pablo les dijo a los cristianos en Tesalónica (1 Ts 4.1–8) que la voluntad de Dios para nuestras vidas involucra al menos tres cosas relacionadas con nuestro cuerpo. ¿Cuáles son?

1.
2.
3.

Pablo les dijo a los cristianos romanos que debían evitar ciertos planes premeditados (Ro 13.14). ¿A qué se refiere?

Para rehuir la componenda y sobreponerse a la tentación a pecar se necesita cierto discernimiento espiritual. Esto surge en los cristianos maduros que se alimentan de la carne de la Palabra y no sólo de la leche. Sus sentidos espirituales pueden discriminar entre la doctrina sana y errada, y entre la conducta correcta y la equivocada. (Véase Heb 5.12–14.)

Tiatira: la iglesia corrupta Apocalipsis 2.18–29


Tiatira estaba como a cincuenta kilómetros al sudeste de Pérgamo. Alejandro Magno la fundo casi 400 años antes. Lidia, la primera convertida de Pablo en Europa, procedía de esta ciudad (Hch 16.14). Era una mujer de negocios que vendía la popular tela de púrpura que se hacía en Tiatira.

     La iglesia de esa ciudad estaba en serios problemas, causados por las demandas de muchos gremios de comerciantes (tales como los curtidores, alfareros, tejedores, tintoreros y fabricantes de ropas). Estas asociaciones fraternales con frecuencia auspiciaban fiestas ceremoniales en las que se servían alimentos «sacrificados» a alguna deidad pagana, quizás al dios patrón del gremio. Es más, la conducta inmoral que a menudo caracterizaba tales ocasiones hacía imposible que los cristianos verdaderos participaran en esas agrupaciones o sus actividades.

¿Qué paralelo puede haber entre estos gremios antiguos y los sindicatos y organizaciones fraternales de trabajadores de los tiempos modernos?

¿Qué conducta inmoral o en apariencia religiosa (no cristiana) acompaña tales reuniones o actividades seculares, si hay alguna?

Aun cuando asuntos como comer alimentos sacrificados a los ídolos difícilmente nos preocuparía en la sociedad occidental, el principio es importante y relevante como siempre: ¿Tomamos nuestras normas de valores morales contemporáneos o de la Palabra inmutable de Dios?

Toda la carta a la iglesia en Tiatira es sobre la vida cristiana y el testimonio en una sociedad permisiva. ¿Qué clase de asuntos similares ve usted en su ciudad y su sociedad?

¿Cuáles son algunas de sus convicciones personales que, como buena política, predeterminan cómo va a responder cuando enfrente de súbito cuestiones morales?

Considere los siguientes principios y preguntas para ayudarle a desarrollar sus convicciones personales. Aplique objetivamente todas las siguientes «pautas para áreas grises» a alguna cuestión dada antes de decidir si el asunto en cuestión está bien o mal para usted.

1. Provecho (1 Co 6.12). Pregúntese: «¿Es bueno para mí?» «Añadirá esto una mejor calidad a mi vida?»

2. Control (1 Co 6.12). Pregúntese: «¿Me controlará eso, o disminuirá el control de Cristo sobre mí?»

3. Propiedad (1 Co 6.19, 20). Considere las preguntas: «Como propiedad de Dios, ¿puedo justificar esta actividad? ¿Es esta actividad apropiada para un embajador de Jesucristo?»

4. Influencia (1 Co 8.9, 12–13). Considere: «¿Podría esta acción influir negativamente a algunos de mis amigos o hacerles tropezar?»

5. Testimonio (Col 4.5). Ahora considere: «¿Cómo se afectará mi testimonio si participo en esta actividad?»

6. Acción de gracias (Col 3.7). Reflexione en esta pregunta: «Cuando llego a casa después de esta actividad, ¿puedo darle gracias a Dios con una conciencia limpia?»

7. Amor (Ro 14.13–15). Finalmente, pregúntese: «¿Estoy dispuesto a limitar mis libertades en consideración a mi amor por otra persona?»8
Cristo ofreció a los santos su elogio quíntuple (Ap 2.19). ¿Qué cosas positivas destacó?

¿Cuál fue la principal objeción que Dios hizo a esta congregación?

¿Cuál fue el castigo proyectado para la profetiza contemporánea Jezabel y sus seguidores?

¿Cómo serviría su castigo de ejemplo para otras iglesias?
Después de advertir a los descarriados, ¿cómo estimula Cristo a los santos?

Sardis: la iglesia muerta Apocalipsis 3.1–6


Alrededor de cuarenta y ocho kilómetros al sudeste de Tiatira y ochenta kilómetros al este de Esmirna, estaba Sardis, una ciudad de renombre por su proceso de teñido e industrias de lana.

En esta serie de cartas, el modelo de Cristo ha sido ofrecer un elogio a la congregación antes de señalar lo que condena en la misma. Sin embargo, en esta carta a la iglesia en Sardis no hay ningún elogio. En lugar de eso, la evaluación severa es inmediata. El problema no era sensualidad, sino espiritualidad. Aquí estaba una congregación espiritualmente débil viviendo en los laureles del pasado. Su servicio espiritual a Cristo era de los días de antaño. Ahora no eran nada. Tenía una historia y se solazaba en su reputación, pero la mayor parte de la congregación actual tenía un pie en la tumba (Ap 3.1, 4). Sin duda cantaban himnos, oraban, ofrendaban, enseñaban y hablaban juntos, sin embargo, se les declara «muertos».

La situación era crítica, pero no estaba del todo perdida. Si rápidamente se daban pasos decisivos, algunas personas y alguna parte del ministerio de la iglesia podían salvarse. ¿Cuáles cinco cosas les ordena Cristo a hacer? (Ap 3.2–3)

1.
2.
3.
4.
5.

¿Qué advertencia les dio Cristo concerniente al fracaso que tuvieron en cumplir sus instrucciones? (Ap 3.3b)

Los que demostraran sinceridad espiritual serían recompensados por la comunión diaria de Cristo («andarán conmigo») y la consiguiente pureza («en vestiduras blancas»; Ap 3.4). ¿Cuáles tres cosas se le prometen al que venciere? (Ap 3.5)

1.
2.
3.

¿Qué advertencias puede usted obtener de esta carta respecto a la senilidad espiritual?

La rigidez sugiere algo que está muerto. Las cosas vivas son dóciles. ¿Qué maneras de pensar o de vivir tal vez Dios le está llamando a cambiar para conformarse a Cristo?

Filadelfia: la iglesia fiel Apocalipsis 3.7–13


El nombre «filadelfia» significa «amor fraternal», y la palabra se usa (en formas ligeramente diferentes) otras siete veces en el Nuevo Testamento para referirse a este hermoso atributo cristiano. Dos ejemplos destacados son:

Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros (Ro 12.10).

Permanezca el amor fraternal (Heb 13.1).


Nada se sabe respecto al origen de la iglesia en Filadelfia. La ciudad en sí misma la construyó el rey de Pérgamo en honor a su hermano. Su ubicación junto a una carretera principal que conectaba varias ciudades clave de aquella región ayudó a establecer a Filadelfia como una ciudad fortificada. La rica región agrícola circundante, junto con las industria textil y de pieles, la hicieron bien poblada y próspera.

La carta hace referencia a «una puerta abierta» (Ap 3.8) que está puesta ante la gente por la autoridad del mismo Cristo Jesús. Dos interpretaciones son posibles para esta «puerta abierta». Primero, quizás sea la puerta del Reino eterno. No sólo que Jesús puede abrir la puerta de esa oportunidad, sino que Él es la Puerta (Jn 10.7, 9).

Compare «la llave de la casa de David» con «las llaves del reino» y «las llaves de la muerte y del Hades»:

Isaías 22.22
Mateo 16.19
Apocalipsis 1.18

Segundo, puede ser la «puerta» del testimonio, servicio y oportunidad de evangelización. A Filadelfia se la describía como «la entrada al Oriente». El rey Atalo II, fundador de la ciudad, planeó que fuera un centro desde el cual la cultura griega pudiera propagarse. Este detalle quizás explique el simbolismo aquí. Pablo usó el término de esta manera en 1 Corintios 16.9 y 2 Corintios 2.12.

          Apocalipsis 3.8 dice que la iglesia tiene «poca fuerza». Cuando somos débiles, debemos depender del Señor. La tentación será negar, distorsionar o diluir la Palabra de Dios para acomodar nuestra debilidad y vulnerabilidad. Pero Jesús dijo que habían mostrado fidelidad bíblica y que habían «guardado mi palabra, y no anegado mi nombre».

          Apocalipsis 3.10 promete que Cristo guardará a los creyentes «en la hora de la prueba», una promesa cuya referencia específica han debatido eruditos y teólogos cristianos sinceros. En cuanto al tiempo del Rapto de la Iglesia, ¿significa esta promesa que los creyentes escaparán de las «pruebas» del período de la tribulación, o que atravesarán por medio de ellas? ¿O se refiere la «hora de la prueba» a aquello que iba a sobrevenir sólo a la iglesia de Filadelfia?

La frase griega «guardar de» (tereo ek) se usa otra vez sólo en Juan 17.15, donde Cristo oraba que el Padre «guardara» a los creyentes de Satanás.

¿Quiere decir preservarlo del ataque del maligno o preservarlos mientras atraviesan tal ataque? Explique su respuesta.

¿Qué tal en cuanto al resto del versículo 10? ¿Se aplica esta promesa a todo el período de siete años (la septuagésima semana de Daniel) o a los últimos tres años y medio (la «gran tribulación»), cuando la «hora de la tentación» venga al «mundo entero»? Explique su selección.

La única advertencia o instrucción que Dios le da a la congregación en Filadelfia fue: «Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona» (Ap 3.11). Dios nos ha dotado a cada uno con diferentes habilidades, capacidades y talentos (1 P 4.10–11). Como los hombres en la parábola de los talentos, necesitamos usar lo que tenemos o de otra manera se nos quitará y dará a otro. Use para Dios las oportunidades («puertas abiertas») que tiene. El le elogiará y le recompensará.

Laodicea: la iglesia tibia Apocalipsis 3.14–22

La ciudad de Laodicea, setenta y dos kilómetros al sudeste de Filadelfia, era una ciudad fortificada y le dio nombre Antíoco II, el rey griego de Siria, quien la construyó a mediados del siglo tercero a.C., en honor a su esposa, la reina Laodicea.

Situada en una región volcánica, la ciudad fue destruida por un terremoto en el año 61 d.C. Fue reconstruida por los esfuerzos de sus ciudadanos ricos, sin la ayuda de Nerón, el César. Así, la comunidad entera tenía un sentido de orgullo y autosuficiencia.

En contraste con las cartas de nuestro Señor a las otras iglesias, en donde condicionó su crítica al elogiarlos primeramente, aquí en Laodicea no puede hallar nada bueno que decir. Es evidente que El tenía más respeto por el feroz fanatismo ardiente o el formalismo helado y gélido que por la muerta y paralizante tibieza (Ap 3.17b). La congregación de la iglesia en Laodicea era tibia y satisfecha de sí misma.

Más patético aún, la congregación de Laodicea estaba ciega a su propio letargo espiritual. Medían su situación o condición espiritual por su riqueza material, pensando que «lo habían logrado». «Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo» (Ap 3.17). Cualquiera que haya sido su riqueza relativa, no era rica para con Dios.

Confiaban en las señales del materialismo como indicadores de su espiritualidad. Lea la historia del rico en Lucas 12.13–21. ¿Por qué Dios le llama «necio»?

Quizás Dios le dio a algunas personas el don y la habilidad para enriquecerse. Lea 1 Timoteo 6.17–19 y mencione tres cosas que Pablo instruye a los ricos de este mundo a que hagan con su dinero:

1.
2.
3.

Laodicea era célebre por la preparación de un colirio especial que se decía ser muy eficaz en el tratamiento de varios desórdenes oftálmicos. Algunos de estos creyentes habían ayudado a otros a ver físicamente, pero estaban ciegos espirituales. No podían ver su pobreza espiritual ni que habían dejado a Cristo fuera de sus vidas.

La carta concluye describiendo una puerta cerrada de oportunidad espiritual. ¿Ha habido momentos en su vida en los cuales ha sentido indiferencia hacia Dios o su obra en el mundo?

¿Cuáles son las condiciones de la invitación de Cristo en el versículo 20?

¿Cuáles son las condiciones de la invitación de Cristo en el versículo 20?

¿Percibe algún aspecto en que tal vez ha dejado a Cristo fuera de su vida?

Si la respuesta a cualquiera de las preguntas anteriores fue «sí», Cristo le llama a ser celoso y a arrepentirse (Ap 3.19). Él ha prometido volver y tener comunión con todos los que le reciban.

Este pasaje familiar e imagen de Cristo parado fuera de una puerta cerrada y aguardando la invitación para entrar no es tanto una apelación a los pecadores, como para los santos autosatisfechos que no le han permitido a Cristo el control soberano en sus vidas. La carta anterior se refirió a una puerta abierta de oportunidad (Ap 3.8); ahora esta carta muestra una puerta cerrada de espiritualidad. Pero el Salvador espera que lo inviten a entrar. Los que le reciben disfrutarán una vez más de su presencia, su poder y su propósito.

En cada una de sus cartas a las siete iglesias, el Señor implícitamente exhorta a los creyentes a vencer. ¿Qué les promete a los que venzan las tentaciones y pruebas de este mundo? (Ap 3.21)

¿En qué se diferencia esto a la posición que tenemos con El ahora «que nos hizo sentar en los lugares celestiales»? (Véase Ef 2.6–7.)

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