La epístola a los Efesios nos enseña acerca de nuestra legítima posición como hijos de Dios “en los lugares celestiales”. Nos dice todo acerca de lo que Dios ha hecho por nosotros, y también de cómo podemos apreciarlo por completo aplicarlo a nuestra vida.
En
Roma, Pablo estaba oficialmente preso. Aunque estaba restringido en sus
movimientos, continuó la dirección de la iglesia primitiva y la predicación del
evangelio. Los romanos podían tener preso a Pablo, pero no podían aprisionar la
divulgación de las buenas nuevas. Numerosas asambleas locales brotaron a lo
largo de las rutas de los tres viajes misioneros de Pablo. Los miembros de
estas iglesias aún proclamaban el evangelio, no sólo con sus palabras, sino
también con sus vidas. Pablo escribió la carta a los efesios para fortalecer
estas congregaciones. Quería que entendieran la realidad espiritual que había
tras los numerosos grupos que se reunían en casas por todo el mundo
Mediterráneo, y quería que se estimularan en la fe los unos a los otros. Ellos
eran el Cuerpo del Cristo.
Efesios,
como gran parte de los escritos de Pablo, destaca la verdad de la salvación por
la fe sola y no por obras ni por esfuerzos humanos. La primera parte de la
epístola (caps. 1-3) se preocupa de las doctrinas centrales de la fe cristiana,
mientras la segunda mitad de la carta (caps. 4-6) describe cómo deben
reflejarse las verdades espirituales en el comportamiento del cristiano.
Algunos dividirían la segunda mitad de la carta en dos secciones: primero la
conducta del cristiano y luego el conflicto espiritual con las fuerzas del mal.
Esta división destaca el conocido pasaje que describe la armadura espiritual
del cristiano.
Toda
la carta enfatiza la verdad de que todos los creyentes están unidos en el Cristo
porque la Iglesia es el único Cuerpo del Cristo. En los primeros capítulos,
Pablo describe cómo Dios formó este nuevo Cuerpo con judíos y gentiles con su
Hijo como cabeza. Por medio de la muerte de Jesús, Dios reconcilió consigo al
mundo pecador. Esta reconciliación con Dios tiene sus efectos sobre la tierra.
Pueblos normalmente divididos, como judíos y gentiles en el primer siglo,
fueron reconciliados entre sí por medio del Cristo. En Efesios, Pablo exhorta a
sus lectores que vivan la verdad espiritual de estar unidos con el Cristo.
Judíos o gentiles tenían que trabajar juntos para hacer una realidad la unidad
de la Iglesia. En el resto de su carta, Pablo da una cantidad de formas
prácticas en que los miembros de la Iglesia pueden unirse contra las fuerzas
del mal. Cada individuo tiene que hacer su parte con el fin de que todo el
cuerpo trabaje adecuadamente. Cada persona debe exhibir el amor, la paciencia,
humildad y gentileza del Cristo en el uso de sus dones para edificación de la
Iglesia. De padre a hijo, patrón a empleado, cada persona tiene una tarea
específica en el Cuerpo del Cristo (5:22-33).
Pablo
se identifica como su autor al principio y al centro de la epístola (1:1; 3:1).
La evidencia interna apoya a Pablo como autor. El hecho de que el autor se
describa como preso señala hacia Pablo, porque Lucas lo presenta con arresto
domiciliario en Roma en Hechos 28. Esta carta es muy parecida a Colosenses en
su contenido, lo que sugiere que ambas cartas fueron escritas durante el mismo
tiempo de presidio en Roma, más o menos en el año 60 d.C. El vocabulario y el
pensamiento de la carta son típicos de Pablo, con su característico énfasis en
la justificación por la fe (Ef 2:8). Los nuevos usos de palabras antiguas son
simplemente un ejemplo del genio y la versatilidad del apóstol. Finalmente, los
padres de la iglesia primitiva atribuyen unánimemente a Pablo la Epístola a los
Efesios.
Los
estudiosos modernos reconocen los claros temas paulinos en la carta, pero
algunos utilizan esta característica de ella para probar una teoría alternativa
sobre la autoría de Efesios. Ellos pretenden que cuando se hizo la colección
del cuerpo de epístolas paulinas, alguien produjo Efesios como una introducción
a los escritos de Pablo. Sin embargo, ésta elaborada teoría todavía tiene que
sobrepasar la convincente evidencia de la autoría paulina de la carta.
Éfeso
era la capital de la provincia romana de Asia (actualmente parte de Turquía).
Localizada en la intersección de diversas rutas principales de comercio, Éfeso
era un centro comercial vital en el Imperio Romano. Era el lugar de un famoso
templo a Diana, diosa de la fertilidad, que era una de las siete maravillas del
mundo antiguo. Sin embargo, más importante aún, Éfeso figura prominente y
dramáticamente como centro de sus viajes misioneros en esa región.
Pablo
visitó Éfeso brevemente al final de su segundo viaje misionero. Cuando partió,
dejó a Priscila y Aquila para que continuasen su ministerio en esa ciudad (Hch
18:18-21). En su tercer viaje misionero, Pablo pasó unos tres años en Éfeso.
Cuando el mensaje del apóstol fue despreciado por los judíos en la sinagoga de
Éfeso, Pablo enseñó las Escrituras a griegos y judíos en la escuela de Tirano.
El ministerio de Pablo estuvo marcado por diversos milagros en el poder del
Espíritu. Como resultado, la ciudad se convirtió en el centro del ministerio de
evangelización para alcanzar al resto de la provincia de Asia. En efecto, tantas
personas se convirtieron en Éfeso y renunciaron a su paganismo que los
artesanos de la ciudad iniciaron un alboroto porque el evangelio amenazaba su
negocio de confección y venta de ídolos.
En
Hechos 20:17-38 Pablo advierte a los ancianos de la iglesia en Éfeso acerca de
«lobos rapaces» que no perdonarían la
congregación. Alrededor de cuatro décadas más tarde Jesús mismo dictaría al
apóstol Juan una carta para la misma congregación (Ap 2:1-7). Elogia a los
efesios por oír a Pablo y no tolerar a los falsos maestros, pero los exhorta a
volver al primer amor a Dios.
Hay
mucha evidencia en el sentido de que al principio el libro de Efesios fue una
carta circular que se envió a diversas congregaciones en la provincia de Asia,
de la cual Éfeso era la capital. En algunos manuscritos falta «en Éfeso» en 1:1. Otro indicio que
Efesios era una circular, es la falta de referencias personales. Las frases en
1:15 y 3:2 dan a entender que Pablo sólo oyó de los receptores, pero nunca se
encontró con ellos. Esto es especialmente notable dado que Pablo pasó tres años
ministrando en Éfeso. Parece probable que el apóstol mencionara a algunos de
los efesios por nombre en esta epístola. Además de la falta de referencias
personales, el contenido y enseñanza de la carta es en sí muy general. Pablo se
refiere a la Iglesia como el Cuerpo del Cristo como un todo, y no se dirige a
una iglesia local en particular. Si las cartas a los Corintios están repletas
de problemas locales, Efesios carece completamente de ese tipo de alusiones.
La
idea de que Efesios es una carta circular no es sin paralelo. En un modo todas
las epístolas del NT son circulares en el sentido de que a la larga circularon
entre muchas iglesias. Aunque la cuestión del destinatario es interesante, no
afecta el sentido ni la importancia de la carta. En mayor o menor grado, todas
las cartas del NT son para la edificación general de la Iglesia.
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