Algunos de los corintios que continuaban viviendo en pecado después de la primera carta de Pablo, negaban su autoridad. Pablo escribe esta segunda carta para confrontar los problemas que persistían dentro de la iglesia de Corinto.
La
segunda epístola de los Corintios es la más autobiográfica de las cartas de
Pablo y quizás la más difícil que le correspondió escribir. En su
correspondencia anterior, Pablo exhortó a la iglesia de Corinto que corrigieran
los abusos que ocurrían en la congregación. Sin embargo, algunos falsos
maestros en la iglesia reaccionaron en contra ante la reprensión de Pablo y rechazaron
sus advertencias. Como resultado, ante las acusaciones calumniosas, en esta
carta Pablo se vio forzado a defender su carácter, y más importante, su
autoridad apostólica. Más que cualquier otro libro de la Biblia, su defensa
revela las pruebas y tribulaciones, los problemas y las presiones de su
ministerio itinerante. Sin embargo, como el resto de las epístolas de Pablo, 2
Corintios apunta más allá del sudor y las lágrimas de Pablo al poder que hay
tras sus hechos y palabras: el Señor Jesucristo.
En
Primera de Corintios, Pablo dio instrucciones a los creyentes de Corinto de
disciplinar a un miembro incestuoso (1 Co 5), y de reunir una ofrenda para los
santos pobres de Jerusalén (1 Co 16:1-4). Tito dio a Pablo un informe que en
general fue alentador (2:14; 7:5-7). Los corintios reaccionaron adecuadamente a
la primera epístola. Llevaron a cabo fielmente la disciplina necesaria (2:5-11).
Pero Además, Tito informó a Pablo de la presencia de «falsos apóstoles» (11:13)
que acusaban a Pablo de andar según la carne (1:12, 17; 10:2), de ser engañoso
(2:17; 4:2; 12:16), de intimidar a la iglesia con sus cartas (10:9, 10), de
maltratar injustamente a alguien al punto de arruinar a esa persona (7:2), y de
defraudar a la gente (7:2). Estos falsos maestros probablemente indicaban que
Pablo no regresó como prometió y usaban esto como evidencia para su duplicidad
(1:15-17, 23, 24). Trataron aun de desacreditar a Pablo, y le acusaron de hacer
ofrendas para enriquecerse (7:2; 8:16-23). Inevitablemente estas acusaciones suscitaban
dudas en el pensamiento de los corintios acerca de la integridad del apóstol
Pablo.
Pablo
escribe la segunda carta a los corintios debido a su preocupación por la
iglesia de Corinto (7:12). Quería ofrecer a la iglesia algunas instrucciones
adicionales acerca del ofensor arrepentido (2:5-11) y acerca de la ofrenda para
los santos pobres de Jerusalén (9:1-5). Sin embargo, el propósito principal de
Pablo era defender su ministerio. Los opositores de Pablo en Corinto lo
atacaron implacablemente. Escribió su carta para probar que su ministerio era
sincero y genuino, y para reafirmar su autoridad como apóstol del Cristo.
La
segunda epístola a los Corintios es principalmente una carta personal, que
defiende el ministerio de Pablo entre los corintios y llama a las facciones a
reconciliarse entre sí. Sin embargo, Pablo aun usa la doctrina para enfrentar
los problemas de la iglesia. Habla de las doctrinas fundamentales de la fe
cristiana: la Trinidad (1:21, 22; 13:14), y la divinidad (1:12, 19; 4:5),
humanidad (8:9), muerte (5:19, 21) y resurrección del Cristo (5:15). Pablo
reafirma que todos los creyentes fueron sellados por el Espíritu Santo (1:22) y
se les dio el Espíritu como un depósito (1:22; 5:5). Los creyentes corintios
están en Cristo (5:7) y Cristo en ellos (13:3, 4). Resucitarán (4:14; 5:1-8) y
se evaluarán en el tribunal del Cristo (5:10), donde serán avergonzados (5:3) o
recompensados (5:9, 10). Pablo señala que parte de la razón para las
dificultades de los corintios y sus divisiones era la oposición de Satanás a la
iglesia. Ciega a los incrédulos en relación con la verdad (4:4) y usa cada
oportunidad para dividir a los creyentes (2:11).
Por
esto Pablo exhorta a los corintios a que lleven vidas santas, a que se
arrepientan de los pecados del pasado, y se reconcilien entre sí. Así, en esta
carta personal que defiende su ministerio y autoridad, Pablo también entreteje
la doctrina en la trama de su discusión. Para Pablo, la esencia de la fe
cristiana toca cada faceta de la vida, y no tiene que ver sólo con divisiones y
controversias como las que perturbaban a la iglesia de Corinto.
Esta
epístola comienza con la identificación del autor como Pablo (1:1; 2:1). El
estilo de la carta confirma la autoría paulina, al igual que el testimonio de
la iglesia primitiva. Algunos críticos teorizan que los capítulos 10–13 no eran
parte de la epístola original, porque el tono es diferente en los capítulos
1–9. El espíritu de los primeros nueve capítulos es de alegría y júbilo,
mientras el espíritu de los últimos cuatro es de tristeza y severidad. Muchos
de esos críticos pretenden que los capítulos 10–13 eran parte de una carta
perdida a la que se alude en 2:4. Sin embargo, los capítulos finales de 2
Corintios son firmes, no «tristes». Además no se pueden citar manuscritos ni
autores antiguos que apoyen tal teoría. Se puede explicar la diferencia en tono
por el cambio del tema en aquellos capítulos.
Pablo
escribe 1 Corintios durante su último año de ministerio en Éfeso, en el tercer
viaje misionero, probablemente al principio de la primavera del año 56 d.C. La
segunda epístola a los corintios fue escrita muy poco tiempo después de la
primera. En consecuencia, la fecha de 2 Corintios probablemente sea el otoño
del año 56 d.C. Para entender el propósito de esta epístola, uno debe conocer
el trasfondo de la misma, esto es, lo que ocurrió entre la escritura de 1
Corintios y esta carta. Pero la reconstrucción de tales antecedentes es
complicada.
Los
problemas son:
(1)
¿Cuántas visitas hizo Pablo a Corinto antes de escribir 2 Corintios (2:1; 12:14)?
(2)
¿Cuántas cartas escribió (2:3, 4, 9; 7:18)?
(3)
¿Quién era el que «cometió el agravio» (2:5; 7:12)?
Hay
dos formas básicas de reconstruir la vida y las cartas de Pablo para explicar
estas referencias. El punto de vista tradicional considera que las referencias
de 2 Corintios a una carta previa son a 1 Corintios. En este caso el autor del
agravio es la persona incestuosa de 1 Corintios 5. Una interpretación más
reciente pretende que los datos de 2 Corintios no se corresponden con 1 Corintios;
en consecuencia, tiene que haber otra carta escrita por Pablo a los corintios
entre la primera y la segunda. Dicha carta se perdió, o está en los capítulos
10–13 de 2 Corintios. Los que mantienen esta teoría generalmente sostienen que
Pablo debió visitar Corinto brevemente entre la redacción de 1 y 2 Corintios,
basándose en las palabras «otra vez» en 2:1. A veces se le llama la «visita con
tristeza». Según esta opinión, el del «agravio» no fue el incestuoso de 1
Corintios 5, sino el líder de una facción opuesta a Pablo.
El
punto de vista tradicional afirma que los datos de 2 Corintios corresponden a
los de 1 Corintios. En consecuencia la «carta previa» es 1 Corintios y el del
«agravio» es el miembro incestuoso. Según este punto de vista, no hubo «visita
con tristeza», porque las palabras «otra vez» en 2:1 no significan
necesariamente que Pablo hizo una visita entre las dos epístolas. Sencillamente
significa que no quería volver «con tristeza». La referencia en 12:14 y 13:1, 2
a una «tercera vez» no significa que Pablo venía por tercera vez; simplemente
que estaba dispuesto a ir por una tercera vez. Tenía planes de venir (1 Co 16:5–9),
evidentemente estaba listo para ir (12:14), y luego no pudo hacer efectivo el
viaje (1:15–17, 23).
De
modo que los antecedentes de 2 Corintios se pueden coordinar de la siguiente
manera: Pablo fundó la iglesia de Corinto (Hch 18:1–17; 1 Co 3:6, 10). Después
de 18 meses se fue de Corinto y escribió una carta que ahora estaría perdida (1
Co 5:9). Entonces Pablo conversó con algunos de la casa de Cloé sobre algunas
contiendas en la iglesia de Corinto (1 Co 1:11). Es posible que en este punto
Pablo enviara a Timoteo en un viaje que incluyó Corinto (1 Co 4:17; 16:10).
Luego una comisión llegó de Corinto con preguntas para Pablo (1 Co 7:1; 16:7).
Entonces Pablo escribió el libro que ahora se llama 1 Corintios a fin de
corregir los desórdenes y responder las preguntas de la iglesia allí.
Probablemente Pablo enviara a Tito a Corinto con 1 Corintios. Después de
enviarla, Pablo quedó profundamente preocupado sobre el modo que los corintios
responderían a lo que había escrito. Los había llamado carnales (1 Co 3:1) y
envanecidos (1 Co 4:18). Entre tanto, surgieron dificultades en Éfeso, de modo
que se fue antes de lo programado (Hch 20:1). Se detuvo en Troas para predicar
el evangelio (2:12). Pero como no encontró a Tito allí, y se sintió más ansioso
por saber de los corintios, partió hacia Macedonia (2:13). Allí Pablo se
encontró con Tito. Según una antigua tradición, Pablo escribió 2 Corintios
desde Filipos.
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