miércoles, 7 de octubre de 2020

(INTRODUCCIÓN CONCISA) 2 DE CORINTIOS.

Algunos de los corintios que continuaban viviendo en pecado después de la primera carta de Pablo, negaban su autoridad. Pablo escribe esta segunda carta para confrontar los problemas que persistían dentro de la iglesia de Corinto.

La segunda epístola de los Corintios es la más autobiográfica de las cartas de Pablo y quizás la más difícil que le correspondió escribir. En su correspondencia anterior, Pablo exhortó a la iglesia de Corinto que corrigieran los abusos que ocurrían en la congregación. Sin embargo, algunos falsos maestros en la iglesia reaccionaron en contra ante la reprensión de Pablo y rechazaron sus advertencias. Como resultado, ante las acusaciones calumniosas, en esta carta Pablo se vio forzado a defender su carácter, y más importante, su autoridad apostólica. Más que cualquier otro libro de la Biblia, su defensa revela las pruebas y tribulaciones, los problemas y las presiones de su ministerio itinerante. Sin embargo, como el resto de las epístolas de Pablo, 2 Corintios apunta más allá del sudor y las lágrimas de Pablo al poder que hay tras sus hechos y palabras: el Señor Jesucristo.

En Primera de Corintios, Pablo dio instrucciones a los creyentes de Corinto de disciplinar a un miembro incestuoso (1 Co 5), y de reunir una ofrenda para los santos pobres de Jerusalén (1 Co 16:1-4). Tito dio a Pablo un informe que en general fue alentador (2:14; 7:5-7). Los corintios reaccionaron adecuadamente a la primera epístola. Llevaron a cabo fielmente la disciplina necesaria (2:5-11). Pero Además, Tito informó a Pablo de la presencia de «falsos apóstoles» (11:13) que acusaban a Pablo de andar según la carne (1:12, 17; 10:2), de ser engañoso (2:17; 4:2; 12:16), de intimidar a la iglesia con sus cartas (10:9, 10), de maltratar injustamente a alguien al punto de arruinar a esa persona (7:2), y de defraudar a la gente (7:2). Estos falsos maestros probablemente indicaban que Pablo no regresó como prometió y usaban esto como evidencia para su duplicidad (1:15-17, 23, 24). Trataron aun de desacreditar a Pablo, y le acusaron de hacer ofrendas para enriquecerse (7:2; 8:16-23). Inevitablemente estas acusaciones suscitaban dudas en el pensamiento de los corintios acerca de la integridad del apóstol Pablo.

Pablo escribe la segunda carta a los corintios debido a su preocupación por la iglesia de Corinto (7:12). Quería ofrecer a la iglesia algunas instrucciones adicionales acerca del ofensor arrepentido (2:5-11) y acerca de la ofrenda para los santos pobres de Jerusalén (9:1-5). Sin embargo, el propósito principal de Pablo era defender su ministerio. Los opositores de Pablo en Corinto lo atacaron implacablemente. Escribió su carta para probar que su ministerio era sincero y genuino, y para reafirmar su autoridad como apóstol del Cristo.

La segunda epístola a los Corintios es principalmente una carta personal, que defiende el ministerio de Pablo entre los corintios y llama a las facciones a reconciliarse entre sí. Sin embargo, Pablo aun usa la doctrina para enfrentar los problemas de la iglesia. Habla de las doctrinas fundamentales de la fe cristiana: la Trinidad (1:21, 22; 13:14), y la divinidad (1:12, 19; 4:5), humanidad (8:9), muerte (5:19, 21) y resurrección del Cristo (5:15). Pablo reafirma que todos los creyentes fueron sellados por el Espíritu Santo (1:22) y se les dio el Espíritu como un depósito (1:22; 5:5). Los creyentes corintios están en Cristo (5:7) y Cristo en ellos (13:3, 4). Resucitarán (4:14; 5:1-8) y se evaluarán en el tribunal del Cristo (5:10), donde serán avergonzados (5:3) o recompensados (5:9, 10). Pablo señala que parte de la razón para las dificultades de los corintios y sus divisiones era la oposición de Satanás a la iglesia. Ciega a los incrédulos en relación con la verdad (4:4) y usa cada oportunidad para dividir a los creyentes (2:11).

Por esto Pablo exhorta a los corintios a que lleven vidas santas, a que se arrepientan de los pecados del pasado, y se reconcilien entre sí. Así, en esta carta personal que defiende su ministerio y autoridad, Pablo también entreteje la doctrina en la trama de su discusión. Para Pablo, la esencia de la fe cristiana toca cada faceta de la vida, y no tiene que ver sólo con divisiones y controversias como las que perturbaban a la iglesia de Corinto.

Esta epístola comienza con la identificación del autor como Pablo (1:1; 2:1). El estilo de la carta confirma la autoría paulina, al igual que el testimonio de la iglesia primitiva. Algunos críticos teorizan que los capítulos 10–13 no eran parte de la epístola original, porque el tono es diferente en los capítulos 1–9. El espíritu de los primeros nueve capítulos es de alegría y júbilo, mientras el espíritu de los últimos cuatro es de tristeza y severidad. Muchos de esos críticos pretenden que los capítulos 10–13 eran parte de una carta perdida a la que se alude en 2:4. Sin embargo, los capítulos finales de 2 Corintios son firmes, no «tristes». Además no se pueden citar manuscritos ni autores antiguos que apoyen tal teoría. Se puede explicar la diferencia en tono por el cambio del tema en aquellos capítulos.

Pablo escribe 1 Corintios durante su último año de ministerio en Éfeso, en el tercer viaje misionero, probablemente al principio de la primavera del año 56 d.C. La segunda epístola a los corintios fue escrita muy poco tiempo después de la primera. En consecuencia, la fecha de 2 Corintios probablemente sea el otoño del año 56 d.C. Para entender el propósito de esta epístola, uno debe conocer el trasfondo de la misma, esto es, lo que ocurrió entre la escritura de 1 Corintios y esta carta. Pero la reconstrucción de tales antecedentes es complicada.

Los problemas son:

(1) ¿Cuántas visitas hizo Pablo a Corinto antes de escribir 2 Corintios (2:1; 12:14)?

(2) ¿Cuántas cartas escribió (2:3, 4, 9; 7:18)?

(3) ¿Quién era el que «cometió el agravio» (2:5; 7:12)?

Hay dos formas básicas de reconstruir la vida y las cartas de Pablo para explicar estas referencias. El punto de vista tradicional considera que las referencias de 2 Corintios a una carta previa son a 1 Corintios. En este caso el autor del agravio es la persona incestuosa de 1 Corintios 5. Una interpretación más reciente pretende que los datos de 2 Corintios no se corresponden con 1 Corintios; en consecuencia, tiene que haber otra carta escrita por Pablo a los corintios entre la primera y la segunda. Dicha carta se perdió, o está en los capítulos 10–13 de 2 Corintios. Los que mantienen esta teoría generalmente sostienen que Pablo debió visitar Corinto brevemente entre la redacción de 1 y 2 Corintios, basándose en las palabras «otra vez» en 2:1. A veces se le llama la «visita con tristeza». Según esta opinión, el del «agravio» no fue el incestuoso de 1 Corintios 5, sino el líder de una facción opuesta a Pablo.

El punto de vista tradicional afirma que los datos de 2 Corintios corresponden a los de 1 Corintios. En consecuencia la «carta previa» es 1 Corintios y el del «agravio» es el miembro incestuoso. Según este punto de vista, no hubo «visita con tristeza», porque las palabras «otra vez» en 2:1 no significan necesariamente que Pablo hizo una visita entre las dos epístolas. Sencillamente significa que no quería volver «con tristeza». La referencia en 12:14 y 13:1, 2 a una «tercera vez» no significa que Pablo venía por tercera vez; simplemente que estaba dispuesto a ir por una tercera vez. Tenía planes de venir (1 Co 16:5–9), evidentemente estaba listo para ir (12:14), y luego no pudo hacer efectivo el viaje (1:15–17, 23).

De modo que los antecedentes de 2 Corintios se pueden coordinar de la siguiente manera: Pablo fundó la iglesia de Corinto (Hch 18:1–17; 1 Co 3:6, 10). Después de 18 meses se fue de Corinto y escribió una carta que ahora estaría perdida (1 Co 5:9). Entonces Pablo conversó con algunos de la casa de Cloé sobre algunas contiendas en la iglesia de Corinto (1 Co 1:11). Es posible que en este punto Pablo enviara a Timoteo en un viaje que incluyó Corinto (1 Co 4:17; 16:10). Luego una comisión llegó de Corinto con preguntas para Pablo (1 Co 7:1; 16:7). Entonces Pablo escribió el libro que ahora se llama 1 Corintios a fin de corregir los desórdenes y responder las preguntas de la iglesia allí. Probablemente Pablo enviara a Tito a Corinto con 1 Corintios. Después de enviarla, Pablo quedó profundamente preocupado sobre el modo que los corintios responderían a lo que había escrito. Los había llamado carnales (1 Co 3:1) y envanecidos (1 Co 4:18). Entre tanto, surgieron dificultades en Éfeso, de modo que se fue antes de lo programado (Hch 20:1). Se detuvo en Troas para predicar el evangelio (2:12). Pero como no encontró a Tito allí, y se sintió más ansioso por saber de los corintios, partió hacia Macedonia (2:13). Allí Pablo se encontró con Tito. Según una antigua tradición, Pablo escribió 2 Corintios desde Filipos.

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