jueves, 8 de octubre de 2020

(INTRODUCCIÓN CONCISA) COLOSENSES.

Pablo escribió esta epístola para refutar falsas enseñanzas que se habían infiltrado en la iglesia. Un tema familiar en este libro es la superioridad de Jesucristo.

Como un niño necesita instrucciones adecuadas al principio de su vida, así los primeros creyentes necesitaban que los pusieran en el camino recto con enseñanzas correctas. Pablo escribió esta epístola para tratar con una herejía doctrinal que se estaba introduciendo en la iglesia de Colosas. Aunque no se nos dice específicamente cuál era la herejía, podemos captar indicios por la respuesta de Pablo. El error probablemente era una mezcla de judaísmo y una forma primitiva de gnosticismo. La iglesia colosense sufría el mismo problema que otras iglesias del primer tiempo. Algunos miembros enseñaban que la observancia de las reglas judaicas sobre las comidas, el reposo y los días festivos ayudaban al creyente a ganarse la salvación (Gá 3:23-25; 4:10, 11). Sin embargo, en Colosas, algunos de los miembros gentiles promovían aparentemente una forma de misticismo que pretendía que Jesús era un ser superior, pero no era Dios. Pablo refuta esas falsas enseñanzas al apuntar al Cristo. Jesús fue el centro de la predicación de Pablo desde el principio. En Colosenses, Pablo reitera la supremacía del Cristo. Porque Jesús es divino, su muerte reconcilia a los creyentes con su Creador.

Como en todas sus epístolas, Pablo escribe como si estuviera pensado en nuestra propia sociedad. Aun en el presente, las nuevas sectas pretenden ser cristianas, pero niegan la divinidad del Cristo y las creencias básicas del cristianismo. En la actualidad muchos consideran al Cristo como un «gran maestro» y nada más. La paciente corrección de Pablo a los colosenses nos debe recordar que necesitamos mantener el culto a Jesucristo como el centro de nuestras iglesias.

La ciudad de Colosas estaba aproximadamente a ciento sesenta kilómetros al oriente de Éfeso, en el valle del río Lico. Durante las guerras persas del siglo quinto a.C., Colosas era una gran ciudad estratégica. Sin embargo, hacia el tiempo del apóstol Pablo declinó para quedar a la sombra de sus dos ciudades hermanas, Laodicea e Hierápolis, y se convirtió en un pequeño pueblo mercader en la ruta de Roma al oriente.

La evangelización de Colosas probablemente tuvo lugar durante los tres años que Pablo estuvo en Éfeso. Lucas registra en Hechos 19:10 que todos los habitantes de la región llamada Asia oyeron el evangelio. Aparentemente Epafras se convirtió en Éfeso, y tras recibir las enseñanzas de Pablo regresó a su Colosa natal a proclamar el evangelio. Evidentemente la iglesia que surgió estuvo compuesta principalmente de gentiles, porque Pablo menciona su «incircuncisión», palabra con la que Pablo denominaba a los gentiles (2:13; Ro 2:24-27; Ef 2:11).

La autoría paulina de esta carta ha sido reconocida universalmente a través de la historia de eclesiástica. Pablo se identifica tres veces como autor, y se auto titula «apóstol de Jesucristo» y siervo del evangelio. Además, Pablo cierra la carta con un saludo de su puño y letra, algo característico de sus cartas (1 Co 16:21; 2 Ts 3:17). El fragmento de Muratori (un documento escrito alrededor del año 180 d.C. que contiene una lista de los libros que la iglesia primitiva consideraba divinamente inspirados) incluye a Colosenses como una carta paulina. Y muchos padres de la Iglesia sostuvieron que Pablo escribió Colosenses. Entre estos están Justino Mártir, Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano y Orígenes.

Pablo probablemente escribió Colosenses desde su prisión en Roma alrededor de 60 d.C. Algunos han propuesto otros lugares, como Éfeso y Cesarea, pero no hay suficiente evidencia para desplazar la teoría tradicional de que Pablo la escribió desde Roma. Colosenses es una de las cuatro cartas de Pablo escritas desde una prisión, junto con Efesios, Filipenses y Filemón. Porque Colosenses, Efesios y Filemón tienen varias similitudes, muchos creen que las tres se escribieron casi en la misma fecha.

Los muchos paralelos entre Colosenses y Efesios indican que fueron escritas casi en la misma fecha. Ambas revelan la centralidad del Cristo y su relación con la Iglesia. Efesios presenta al Cristo como cabeza de la Iglesia, mientras que Colosenses extiende esa imaginería a su autoridad sobre toda la creación (1:16-18; 2:10). En Efesios, Pablo destaca cómo los cristianos son los miembros del cuerpo del Cristo, quien es la cabeza. En Colosenses, pone énfasis en el Cristo la cabeza, de cuyo cuerpo los cristianos son miembros.

Las diferencias entre las epístolas son significativas también. Colosenses recalca la plenitud de los creyentes en el Cristo; Efesios señala la unidad cristiana que se halla en el Cristo. El misterio en Colosenses es que el Cristo está en los creyentes (1:26, 27), mientras que el misterio en Efesio es la unión en el Cristo de judíos y gentiles. Colosenses habla de Jesús como Señor de toda creación, mientras que Efesios se ocupa de la autoridad del Cristo sobre la Iglesia. Finalmente, Colosenses tiene un tono porque se pronuncia contra cierta enseñanza falsa en Colosas. Efesio tiene un tono más suave; no rebate ninguna herejía determinada.

Pero con todas sus similitudes y diferencias, Efesios y Colosenses presentan en conjunto una percepción madura de quién es el Cristo y qué significan para el cristiano la vida y la muerte. Desde una prisión, Pablo estaba enseñando a las iglesias de Asia Menor cuán fundamental es la persona de Jesucristo para la fe cristiana. Él es la imagen de Dios, la fuente de toda sabiduría y la cabeza de la Iglesia. Él es quien nos reconcilia con Dios y los demás hermanos. Como Salvador y Libertador nuestro, merece nuestra sincera adoración y alabanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario