Pablo escribió esta epístola como respuesta a diferentes situaciones que sucedieron en la iglesia de Corinto. De forma directa, corrigió muchos de los errores que las personas de esta iglesia creían y practicaban. Entre esos peligros había pecado de inmoralidad, falsas enseñanzas, problemas de matrimonio y demandas legales.
La
iglesia de Corinto era una iglesia que tenía graves problemas. Contaminada con
la inmoralidad sexual, dividida por facciones que se llevaban a juicio en los
tribunales, y traumatizada por el abuso de los dones espirituales, esta iglesia
necesitaba someterse a una cirugía espiritual radical. Aunque eran creyentes
verdaderos, los corintios tenían que crecer mucho. Tenían que dejar de seguir
la inmoralidad, el egoísmo y la vía contenciosa de sus vecinos paganos en
Corinto, la ciudad notoriamente inmoral de la época. Se puede sentir la
desilusión de un padre herido en las severas palabras de Pablo a los corintios.
Sin embargo, como un cirujano, Pablo diagnosticó el problema y dirigió sus
esfuerzos a la fuente misma: la soberbia y la falta de verdadero amor en la
iglesia.
Primera
de Corintios es una respuesta a dos cartas. Pablo dejó la iglesia de Corinto
bajo el liderazgo de Aquila y Priscila en la primavera del año 53 d.C. a fin de
proseguir su segundo viaje misionero. Durante su tercer viaje, mientras estaba
en Éfeso, recibió dos cartas de creyentes corintios. Una era un informe perturbador
de la casa de Cloé (1:11).
La
carta detallaba las divisiones y la inmoralidad en la iglesia. Estos problemas
surgieron debido a que la joven iglesia corintia no se protegió de la decadente
cultura de la ciudad. La inmadurez de los corintios dio espacio para las
divisiones sectarias. Los creyentes se definían como seguidores de un líder
cristiano específico y no como seguidores del Cristo (3:1-9). Además, se
llevaban a los tribunales (6:1). El deseo de presentar demanda contra otro en
vez de resolver las disputas en el ámbito de la iglesia, delataba su inmadurez
y desplazaba la confianza hacia la sabiduría humana. La inmoralidad sexual se
convirtió en un problema para la iglesia a pesar de una carta anterior (que no
se preservó) en que Pablo les advertía al respecto (5:9-11).
La
segunda carta que Pablo recibió era un conjunto de preguntas que Estéfanas,
Fortunato y Acaico trajeron desde Corinto (16:15-18). Las detalladas preguntas
eran respecto al matrimonio y la soltería (7:1-40) y a la libertad cristiana
(8:1-11:1).
Pablo
escribió 1 Corintios para responder
ambas cartas y dar algunas instrucciones adicionales. Les enseña sobre el
decoro en los cultos de adoración (11:2–16); la solemnidad de la Cena del Señor
(11:17–34), y el lugar de los dones espirituales. Aunque eran muy dotados, en
su inmadurez los corintios abusaban de sus dones. Pablo recuerda a los
corintios que los dones vienen de Dios (12:11) y son para unificar y edificar
la iglesia (12:24, 25; 14:1–4). En conclusión, Pablo rectifica un error
doctrinal y escribe la explicación más detallada de la resurrección del Cristo
y de los cristianos (15:1–58). Aun cuando la iglesia está plagada de problemas,
Pablo finaliza su polémica carta con una nota de esperanza. Los corintios
podían tener la victoria sobre el pecado y la muerte, porque en su muerte y
resurrección, Jesús ya la obtuvo en forma decisiva (15:57).
Corinto
era una importante ciudad de la antigua Grecia. Geográficamente era un centro
ideal para el comercio entre Italia y Asia. Junto con el flujo de mercancías,
Corinto recibía viajeros del oriente y del occidente, y creaba la diversidad
étnica entre los habitantes de la ciudad. Aunque fue saqueada por los romanos
el año 146 a.C., fue reedificada por Julio César el año 46 a.C. El control
sobre Corinto permitía a los romanos dominar el comercio este oeste y los
juegos ístmicos (9:24-27), que sólo eran superados en importancia por los
célebres juegos olímpicos.
El
éxito comercial de Corinto sólo tenía por rival a su decadencia. La inmoralidad
de corinto era tan famosa que Aristófanes acuñó la palabra griega korintiazomai
(que significa «actuar como un corintio»)
como sinónimo de la inmoralidad sexual. Los dramas griegos de la época solían
representar a los corintios como borrachos o depravados. Los corintios atraían
la atención a su lascivia mediante el culto de Afrodita, la diosa del amor y la
belleza. Pero Corinto era también una localización estratégica para la
propagación del evangelio. La naturaleza corrupta de la ciudad era una
oportunidad única para exhibir ante el mundo romano el poder transformador de
Jesucristo.
Hechos
18:1-18 narra la fundación de la iglesia en Corinto. Pablo visitó la ciudad en
su segundo viaje misionero, después de salir de Atenas. Esta visita inicial
probablemente ocurrió en el otoño del año 52 d.C. Pablo, Silas, Timoteo y Lucas
salieron de Troas hacia Macedonia unos ocho meses antes e iniciaron iglesias en
Filipos, Tesalónica y Berea. Lucas permaneció en Filipos, y Silas y Timoteo en
Tesalónica, mientras Pablo viajaba a Atenas. El ministerio de Pablo en Atenas
fue desalentador, quizás lo desilusionó para su entrada en Corinto, donde hacía
tiendas durante la semana y predicaba en la sinagoga los días de reposo.
Después que los judíos de Corinto rechazaron el mensaje de Pablo, comenzó a predicarles
a los gentiles. Realizó su ministerio en Corinto durante dieciocho meses, y
finalmente, se estableció una iglesia. Esta iglesia, como la ciudad, tenía la
misma mezcla de nacionalidades. Aunque había algunos judíos convertidos, la
mayoría de los creyentes eran gentiles (12:2).
Al
mismo tiempo que la iglesia de Corinto reflejaba el carácter multinacional de
la ciudad, reflejaba también algo de la inmoralidad de Corinto. El tono
punzante de 1 Corintios viene como
resultado del deseo urgente de Pablo de hacer volver a la iglesia al buen
camino.
Primera
de Corintios menciona dos veces a Pablo como el autor (1:1, 2; 16:21). La
erudición bíblica acepta casi unánimemente la autoría de Pablo de 1 Corintios.
Uno de los testigos más antiguos acerca de la autoría paulina era Clemente de
Roma (ca. 95 d.C.).
Es
muy probable que Pablo haya escrito la epístola mientras ministraba en Éfeso
durante su tercer viaje misionero. En 16:8, Pablo dice que permanecerá en Éfeso
hasta Pentecostés. Esto, unido con Hechos 20:31, indica que él escribió el
último año de los tres años que permaneció en Éfeso, en algún momento de la primavera
del año 56 d.C. Por ese tiempo la iglesia de Corinto tendría unos cuatro años
de existencia.
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