viernes, 9 de octubre de 2020

(INTRODUCCIÓN CONCISA) 3 DE JUAN.

Juan escribió esta carta para elogiar a un creyente llamado Gayo, por la hospitalidad que le ofrecía a los maestros itinerantes del evangelio.

Las luchas con las fuerzas exteriores a la iglesia pueden ser dañinas, pero las luchas internas en la Iglesia pueden ser devastadoras. La Tercera Epístola de Juan se escribe en respuesta a una de tales luchas en una iglesia local. Uno de los líderes de la iglesia, Diótrefes, se apoderó del control sobre la congregación en tal medida que prohibía que representantes de otras congregaciones ministraran en su congregación. Peor aún, comenzó a expulsar miembros de su propia iglesia por atreverse a ayudar a los representantes después que él se negó a recibirlos. Las acciones de Diótrefes violaban el mandamiento del Cristo de amarse los unos a los otros.

Este no era un caso de desviación doctrinal, sino de falla moral. Sin embargo, era una amenaza tan grande para la vida de la Iglesia como las falsas enseñanzas que se tratan en 1 y 2 de Juan. Diótrefes hería con su arrogante actitud a los miembros fieles de la comunidad eclesiástica. El apóstol Juan sintió la necesidad de enfrentar el problema y tenía planes de hacer una visita personal. Mientras tanto, el destinatario de la carta, Gayo, necesitaba aliento, y Demetrio necesitaba apoyo en su ministerio.

El trasfondo de la epístola es similar al de las dos primeras epístolas de Juan, aunque el problema que amenazaba a los destinatarios de 3 Juan se aclara en el contenido de la carta.

La iglesia primitiva tenía la práctica de enviar ministros viajeros como mensajeros de los apóstoles o de las iglesias. Estos hombres ministraban en una iglesia local durante cierto período, y suministraban aliento espiritual e instrucción doctrinal. Eran equivalentes a nuestros modernos evangelistas, ministros y misioneros que viajan desde su iglesia local para llevar instrucción y aliento a otros creyentes. Se esperaba que los ministros viajeros conocieran y enseñaran las doctrinas de los apóstoles, y se esperaba que mientras estaban con la iglesia, la comunidad de los cristianos beneficiados con su ministerio les diera sostenimiento. Ejemplo de esto es el ministerio de Tito como representante de Pablo ante la iglesia de Corinto (2 Co 2:12, 13; 7:6-15; 8:6) y las iglesias de Creta (Tit 1:5).

Cuando los ministros viajaban de un lugar al siguiente para ministrar, buscaban la ayuda y el bienestar de las iglesias en las comunidades que visitaban. Esta práctica se refleja en las instrucciones de Pablo a Tito para que preste asistencia a Zenas y Apolos en sus viajes (Tit 3:13). Como ocurre también hoy, algunos líderes, llenos de ambiciones personales en vez del amor del Cristo, procuraban controlar sus congregaciones con mano de hierro. En este caso, un hombre llamado Diótrefes trataba de hacer sentir su liderazgo y expulsaba a representantes legítimos de los apóstoles para conservar el control personal.

El receptor de la carta era un cristiano que se llamaba Gayo, aunque hasta el momento no se ha encontrado otra mención suya. Probablemente era miembro de una iglesia del Asia Menor hasta la que llegó la influencia de Juan durante su ministerio en Éfeso. Parece que tenía los recursos como para dar hospitalidad a los predicadores viajeros, además de ser una persona digna de confianza y prominente a quien Juan podía encomendar la tarea de levantarse firme contra el autoritarismo de Diótrefes hasta que el apóstol llegase para resolver personalmente el problema.

Como ocurre con 1 y 2 de Juan, generalmente se acepta que el apóstol Juan es el autor. Las similitudes entre las cartas y la tradición de la iglesia primitiva apoyan firmemente la autoría de Juan. Aunque algunos han propuesto que hay dos Juanes, el apóstol y un líder de la iglesia que se conoce como Juan el Anciano, hay consenso en que el apóstol es su autor.

No hay información en la carta que sirva como indicio de su fecha. La circunstancia a la que se hace referencia en 3 Juan es marcadamente diferente de las de las primeras dos cartas, y no es posible decir si se escribió antes o después de 1 y 2 de Juan. Es probable que la carta se enviara desde Éfeso, donde la tradición de la iglesia antigua dice que Juan localizó su ministerio después de la caída de Jerusalén en el año 70 d.C.

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