martes, 22 de septiembre de 2020

(INTRODUCCIÓN CONCISA) 2 DE SAMUEL.


Aram., Ketava Trayana d´Shemuel, se traduce Segundo Libro de Samuel. Originalmente 1° y 2° de Samuel eran un solo libro. Su fecha de escritura data del siglo X a.C., y su autoría se atribuye al profeta Natán y al profeta Gad, debido a que Samuel ya había muerto para la época de los acontecimientos descritos desde 1° de Samuel 25:1 hasta 2° de Samuel 24:25.

El segundo libro de Samuel cuenta los triunfos y derrotas del rey David. Desde su subida al trono hasta sus famosas últimas palabras, esta biografía describe a un líder extraordinario e inspirado divinamente. Como rey, David tomó a un Israel dividido y derrotado de manos de su predecesor, el rey Saúl, y construyó una nación prominente. Como la mayoría de las biografías políticas, 2 Samuel destaca los rasgos característicos que le dieron el éxito a David: su confianza en la guía de Dios (2 S 2:1), su sinceridad (2 S 5:1-5) y su valor (2 S 5:6, 7). Pero el libro también describe las trágicas consecuencias de la lujuria de David (2 S 12:1-23) y su orgullo (2 S 24:1-17). Al presentar las fortalezas y debilidades de David, el libro da un cuadro completo de una persona real, de la cual podemos aprender.

Este libro recibe el nombre del profeta Samuel, aunque él no aparece en las narraciones del libro. Esto es porque 1 y 2 de Samuel eran originalmente un sólo volumen. Cuando se tradujeron las Escrituras hebreas al idioma griego (alrededor de 150 a.C.), los libros de Samuel y Reyes se unieron como una historia completa de la monarquía hebrea. Esta colección fue dividida en cuatro secciones: Primer, Segundo, Tercer y Cuarto Reinos. Samuel y Reyes se separaron otra vez más tarde, pero las divisiones de la traducción griega persistieron. El resultado fue 1 y 2 de Samuel y 1 y 2 de Reyes, que corresponden a las cuatro secciones de los reinos de la Septuaginta.

El segundo libro de Samuel abarca el período desde la muerte de Saúl (1010 a.C.) hasta el final de la carrera de David (970 a.C.). Durante los cuarenta años de su reinado, David unificó las doce tribus hasta convertirlas en una monarquía firme y transformó la joven nación en un poder militar capaz de dominar las naciones vecinas. Después de capturar la fortaleza de los jebuseos, Jerusalén, David la convirtió en su capital. Esta nueva ubicación llegó a ser la poderosa base geográfica para el establecimiento del imperio de David. Después de eso comenzó a liberar el territorio israelita de la dominación cananea y filistea. Al hacer esto, David extendió su reino hacia el norte, el sur, el este y el oeste (cap. 8).

Además de sus conquistas militares, David fue el primero de los reyes de Israel en usar las alianzas matrimoniales como una dimensión importante de la política extranjera de la nación. Las alianzas de matrimonio entre casas reales como medios de tratados finales y para cimentar relaciones entre los estados eran sucesos comunes en el antiguo Medio Oriente. La primera alianza matrimonial de ese tipo aparece en 2 S 3:3, donde Absalón, el tercer hijo de David es llamado «el hijo de Maaca, la hija de Talmai rey de Gesur».

Las conquistas y alianzas de David le dieron control del territorio desde el límite de Egipto hasta el Éufrates. Esto se debió en gran parte a la fuerte presencia militar de David en comparación con la debilidad general que caracterizaba a Egipto y Mesopotamia en ese tiempo. Por un breve período, Israel fue tan fuerte como cualquier nación del mundo antiguo.

El tema unificador de 2 Samuel es el establecimiento del reino de Israel, que progresó de un diverso grupo de tribus guerreras y divididas a un reino sólido bajo David. Sin embargo, el propósito de documentar estos sucesos no era solamente tener un registro «oficial» del reinado de David. Por toda la narración hay un interés continuo en la gobernación de Dios sobre su pueblo. El libro destaca que fue Dios quien rechazó a Saúl por su desobediencia, eligió a David para el trono, y lo disciplinó por su orgullo. Dios era el verdadero rey de Israel.

La clave para el exitoso reinado de David fue su relación con Yahweh. Dios lo describió como un hombre que buscaba su propio corazón (1 S 13:14). En su juventud, David había demostrado su fe firme en Dios al desafiar a un gigante con unas pocas piedras y su fe en la fuerza de Dios (1 S 17:45-51). En su edad adulta, continuó confiando en Dios por guía y fortaleza (2:1; 5:19). Temprano en su reinado, demostró la importancia de sus convicciones religiosas a todo Israel al llevar el arca del pacto a Jerusalén en medio de una lujosa celebración ante Jehová (6:1-23). Después de eso, todos conocieron su afán por construir un Templo para la gloria de Yahweh (7:1-3). Con tales acciones y los numerosos cantos que escribió en alabanza a Dios, David condujo a los israelitas de vuelta a la adoración verdadera. Aun cuando pecó, demostró al pueblo su arrepentimiento de corazón ante el Dios vivo (12:13-23; 24:17-25). En un análisis final, el liderazgo religioso de David fue la parte más significativa de su reinado.

A través de los triunfos y tragedias del reinado de David, Dios actuó en los sucesos nacionales y personales de su pueblo para cumplir su voluntad. Jehová dio a David una vislumbre de su voluntad fundamental en su promesa, llamada comúnmente el pacto davídico (7:12-16). En este pacto incondicional, Dios prometió a David una dinastía eterna, un trono eterno y un reino eterno. Por último, iba a venir un rey justo más grande que David que sería un hijo suyo y gobernaría desde su trono para siempre (Is 9:7). Este rey prometido es Jesús (Lc 1:31-33; Jn 1:49).

La tradición judía sostiene que el profeta Samuel escribió 1 S 1–24, y que los profetas Natán y Gad compusieron el resto de este y todo 2 Samuel. Es evidente que ciertas partes de 1 Samuel y, 2 Samuel se escribieron después de la muerte del profeta (1 S 25:1; 28:3). Ciertamente, parece que algunas notas se añadieron incluso después de la división de la monarquía en el 930 a.C. (1 S 27.6). Producto de la ausencia de cualquier referencia a la caída de Samaria, la capital del reino norteño, es razonable asumir que los libros se completaron por el 722 a.C. La mayoría de la composición de los libros de Samuel pudo haberse hecho durante los reinados de David y Salomón (1010-930 a.C.), con sólo un pequeño número de anotaciones de períodos posteriores.

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