El
primer libro de Samuel relata el levantamiento extraordinario del rey Saúl
hasta el poder y la influencia y las trágicas consecuencias de su caída. En
este sentido, el libro se lee como una clásica tragedia griega o como el libro
Muerte de un vendedor de Arthur Miller. La apariencia atrayente de Saúl, su
talla física, y sus logros en la guerra hicieron de él una opción obvia para
ser el primer rey de Israel.
Pero
el autor de 1 Samuel destaca el defecto trágico de Saúl, la desobediencia a los
mandamientos de Dios (13:7-12; 15:10-26). Debido a su desobediencia, Dios lo
abandonó. Saúl rápidamente perdió su valor, llegó a sentir celos del éxito de
David, y al final perdió su mente. Desde las cenizas de esta tragedia, Dios
levantó otro rey quien obedecería las directrices del verdadero Rey, el Dios de
Israel.
Primera
de Samuel luego es llamada apropiadamente Samuel, el personaje principal de las
primeras narrativas y quien ungió a los dos primeros reyes de Israel. Primero y
Segundo de Samuel eran originalmente un libro, «El libro de Samuel» en las
escrituras hebreas. Cuando esas Escrituras fueron traducidas al griego, hacia
el 150 a.C., Samuel y Reyes se unieron dentro de una historia completa de la
monarquía hebrea. Esta unidad de las Escrituras fue dividida en cuatro
secciones: Primero, Segundo, Tercero y Cuarto de Reyes. Samuel y Reyes más
tarde fueron separadas nuevamente, pero la división de las traducciones griegas
persistió. El resultado fue 1 y 2 de Samuel y 1 y 2 de Reyes.
En
los comienzos de 1 Samuel, la nación de Israel estaba en un punto religioso
bajo. Aun los sacerdotes eran corruptos (2:12–17). Hacían las cosas peores, los
hijos de Samuel, quienes servían como jueces en Beerseba, eran también
deshonestos (8:2, 3). Con tales líderes malvados como modelos, el pueblo de
Israel mostró abierto desprecio por la Palabra de Dios y rehusó escuchar a su
profeta Samuel (8:19).
Aún
en el medio de la abierta corrupción y apostasía, hubo un remanente recto de
israelitas, quienes fielmente adoraron a Dios (1:3). El centro de adoración de
Israel en este tiempo estaba localizado en Silo, donde estaba puesto el
tabernáculo (1:3; Jos 18:1). Sin embargo, incluso las luchas del tabernáculo no
se dejaron durante aquellos tumultuosos y malos tiempos. El arca del pacto fue
capturada por los filisteos (4:11), y luego pasó una temporada de siete meses
entre las ciudades filisteas (5:1-6:16), esta fue devuelta a Bet-semes (6:19) y
luego a Quiriat-jearim (7:1) hasta que David la llevó a Jerusalén (2 Samuel
6:1-17).
Durante
este tiempo, los israelitas estaban insatisfechos con las abusivas reglas de
los jueces (8:3). El pueblo deseó la gloria de una monarquía tal como ellos
veían en las naciones vecinas. De modo que Jehová se los concedió, les dio un
rey como las otras naciones: el buen mozo y alto rey Saúl (10:1). Aunque Saúl
apareció para guiar una nación, su reinado terminó en tragedia porque él ignoró
la Palabra de Dios.
Muchos
de los hechos de 1 Samuel están asociados con la vida tumultuosa, reinado y
decadencia de Saúl, en contraste con el rápido ascenso del joven y fiel David.
Durante
este período de la monarquía de Israel (1050-970 a.C.), los grandes imperios
del antiguo Medio Oriente estaban en un débil estado. Los ititas de Asia Menor
habían pasado a ser insignificantes. Asiria estaba en un estado de declinación,
y Egipto estaba debilitado por conflictos internos. Los filisteos constituyeron
la fundamental amenaza de Israel durante este período. Sus habilidades en el
trabajo del hierro les dieron una decidida ventaja militar y económica sobre
Israel. Aun la amenaza de los filisteos tenía un impacto positivo sobre la
situación política de Israel. Esto motivó a la naciente nación a unirse bajo el
mando de sus primeros reyes, Saúl y David.
El
propósito de 1 Samuel es proveer un recuento oficial del surgimiento de la
monarquía durante el tiempo de Samuel y el desarrollo de esta bajo Saúl y
David. El libro particularmente se enfoca sobre el surgimiento de David durante
este período. Por cierto, la segunda mitad del libro y la primera mitad de 2
Samuel equivalen a una apología de la llegada de David al trono. Las similitudes
de esta sección a la Apología de Hattusili, un escrito del siglo treinta a.C.
son remarcables. En este antiguo documento, un rey itita resumió las razones
para la legitimidad de su gobierno. Semejante a una apología, fue
particularmente importante en el caso de un rey (como David) que fundaba una
nueva dinastía. La defensa de la dinastía de Hattusili incluía los siguientes
elementos:
1.
Una descripción detallada de las descalificaciones de las normas precedentes
(cf. 1 S 15:1-35).
2.
Una extendida historia de los fundamentales eventos de la nueva ascensión del
rey (cf. 1 S 16:1-2 S 5:17).
3.
Una defensa de las habilidades del nuevo rey para gobernar, como evidenció a
través de los logros militares (cf. 1 S 17:1-58).
4.
Un registro de la indulgencia del nuevo rey sobre los enemigos políticos, en
contraste a los usurpadores, quienes asesinaron al antiguo rey (cf. 24:1-10;
26:1-9).
5.
Un reporte del interés del nuevo rey en la religión (cf. 2 S 6:1-19; 7:1-29).
6.
Una conclusión que incluía un resumen del reinado, lo que demuestra la
bendición divina sobre su gobernante, evidenciada a través de la expansión de
su reinado y del establecimiento de la paz con las naciones vecinas (cf. 2 S
8:1-18).
Las
similitudes entre la Apología de Hattusili y 1 Samuel 15.1 hasta 2 Samuel 8.18
ilustran claramente como esa parte de primera y segunda de Samuel sirve como
una apología para el reinado de David. Parte de la apología es la irrefutable
evidencia de que Dios escogió a David para el trono (16:1-13). Inicialmente,
David era una elección sorpresiva, un miembro poco distinguido de una familia
rural. Sin embargo, su admirable fidelidad a Jehová distinguió a David de entre
sus amigos y Saúl (17:1-51).
Dios
formó el carácter de David mientras que trataba de escapar de la ira y
volubilidad de Saúl. En aquel angustioso tiempo, David aprendió a esperar en
Dios para salvación. Aunque cometió errores, siempre se volvió a Dios por
misericordia. Por esta razón, a David se le llamó como un hombre con el corazón
conforme a Dios (13:14).
La
tradición judía sugiere que Samuel era el autor de la primera parte del libro
(1-24), y que el profeta Natán y el vidente Gad eran los autores del resto,
incluso de 2 de Samuel. Otro editor más tarde pudo tomar las memorias de
Samuel, Natán, Gad y otros y unirlas con la guía del Espíritu Santo.
Un
número de críticos eruditos han fechado el libro en la mitad del siglo sexto,
mucho más tarde que las vidas de Samuel y Natán (1100-1010 a.C.). Es obvio que
algunas partes del libro fueron escritas después de la muerte de Samuel (25:1;
28:3), y quizás aun después de la división de la monarquía (27:6). Sin embargo,
no hay referencias de la caída de Samaria ante los asirios (722 a.C.), y es
razonable asumir que el libro se completó a través del último cuarto del siglo
octavo antes del Cristo. El autor usó documentos fechados hacia el reinado de
David o un poco después (1025-900 a.C.). También incluyó resúmenes de testigos
presenciales, y la antigüedad de algunos rasgos lingüísticos indica que partes
del libro fueron escritas en un comienzo del período.
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