miércoles, 23 de septiembre de 2020

(INTRODUCCIÓN CONCISA) 1 DE CRÓNICAS.


Es un libro del Antiguo Testamento, el cual junto a 2 Crónicas, eran un solo libro en el Canon Hebreo, llamado Dibre Jayyamín (Hechos de los días).

El primer libro de Crónicas es una historia inspiradora. Al escribir después del cautiverio, el autor buscó inspirar al remanente con su extraordinaria herencia espiritual. Convenientemente, el libro se centra en David. No sólo fue el gran rey de Israel, sino uno de los líderes espirituales más grandes de esa nación. Cuando se transformó en rey, una de sus primeras prioridades fue establecer la adoración de Dios como el centro de la vida nacional de Israel. En medio de una gran celebración, David trajo el arca del pacto a Jerusalén y designó a los sacerdotes para que ministrasen de continuo delante del arca (caps. 15; 16). Sus acciones demostraron su intención de que todo Israel «diera a Jehová la honra debida a su nombre» (16:29). Este era el extraordinario legado espiritual de Israel: la verdadera adoración del Dios vivo.

Es evidente que las Crónicas son el resultado de un proceso de compilación. El cronista utilizó los libros de Samuel y de los Reyes prácticamente para la mitad de la narración. Además, las genealogías al comienzo del libro se derivan en gran parte del Pentateuco. El compilador incluso cita algunas de las fuentes, entre las cuales se encuentran los registros genealógicos de las diversas tribus (7:9, 40), el libro de los Reyes de Israel (9:1) y los libros de Samuel, Natán y Gad (29:29).

Una serie de relatos en el libro de Crónicas hace un paralelo entre los libros de Samuel y de los Reyes. El hecho de que estos relatos no coincidan palabra por palabra llevó a algunos eruditos a asumir que el cronista no se preocupó de la exactitud de las citas, o que los autores de todos los libros se inspiraron en otra fuente común. En cualquier caso, la inspiración y autoridad del primer libro de Crónicas no está en discusión. Al escribir acerca de los mismos eventos, el compilador del primer libro de Crónicas simplemente enfatizó una perspectiva diferente a la de los autores de los libros de Samuel y de los Reyes. La sinóptica de los Evangelios trabaja de la misma forma. Cada Evangelio presenta algunas de las mismas historias de Jesús en diferentes formas. Cada una nos proporciona nuevos detalles y una nueva perspectiva del evento.

Los diferentes énfasis explican muchas de las diferencias entre las narraciones de Crónicas y Samuel. Algunas de las otras aparentes contradicciones, especialmente en materia de ortografía y números, se pueden explicar como un descuido al copiar y transmitir el texto. Los números al parecer se escribieron en anotaciones que podrían confundirse fácilmente y la mayoría de las divergencias entre Crónicas y Samuel se pueden justificar de esta manera. En muchos casos, las divergencias son sólo aparentes y se sugieren formas apropiadas para armonizarlas. En cualquier caso, ninguna de ellas amenaza la inspiración e infalibilidad del texto original.

Al escribir aproximadamente cuando los israelitas retornaron del cautiverio, el cronista quiso enfatizar la continuidad de los israelitas con su pasado.

Los israelitas que quedaron volvían a Jerusalén para reconstruir el Templo, debido a las promesas que Dios hizo a David hace muchos años (Esd 7:10-23). Las promesas de Dios aún estaban en pie, incluso cuando la gente estaba en el cautiverio.

La extensa sección genealógica en el primer libro de Crónicas enfatiza la continuidad con el pasado (caps. 1-9). Las genealogías indican que las promesas hechas a David se basaron en las antiguas promesas de Dios a los patriarcas. Dios prometió a Abraham que lo haría el padre de una gran nación, a través de la cual bendeciría toda la tierra (Gn 12.1-3). Dios también prometió que un rey gobernaría esta nación especial (Gn 17:6). Se reveló a Jacob que el rey descendería específicamente del hijo de Jacob, Judá (Gn 49:10). Finalmente, la genealogía en el libro de Rut explica la relación entre la promesa y su cumplimiento, al trazar la descendencia de Judá a través de su hijo Fares hasta el Rey David (Rt 4:18-22). Dios cumplió fielmente su promesa.

El primer libro de Crónicas se refiere a la descendencia del pueblo de la promesa de Dios y enfatiza la conexión entre Fares y el Rey David (2:5-15). Dios establecería su reino en la tierra a través de la familia real de David (17:7-15; Gn 17:7, 8; 2 S 7). El Dios de los reyes prometió a Abraham que comenzaría con David y culminaría con aquel que reinaría para siempre, Jesús (17:14; Mt 9:27; 12:23; Mr 10:47, 48; Lc 18.:38). Dios le hizo una promesa a David y los fieles que quedaron heredaron esa misma promesa.

Como el cronista quiso incentivar a los israelitas que retornaban, se centró en las glorias del reino de David: su conquista de Jerusalén (11:4-9), sus valientes soldados (11:10-47), sus victorias sobre los filisteos (18:1-12) y su celebración cuando trajo el arca a Jerusalén (15:25-29). Por otra parte, el autor del libro de Samuel contó la historia de David como una biografía objetiva y realista que no pasa por alto las fallas y pecados de David. Si bien no describe a David como perfecto espiritual y moralmente (13:9-14; 21:1, 8), Crónicas sorpresivamente omite las historias que revelan la debilidad de David: su aventura con Betsabé, el asesinato de Urías (2 S 11) y el distanciamiento de su hijo Absalón (2 S 15). Estas no se omitieron para dar una falsa impresión del carácter de David, sino porque los libros de Samuel se refieren a estos incidentes en detalle. En lugar de eso, los libros de Crónicas se escribieron para inspirar al remanente a seguir los pasos espirituales de David.

En una época cuando los israelitas reconstruían la nación y el Templo (Esd 3:7-13), el cronista describió el reino de David como un reino fundado en la verdadera adoración de Dios. El tabernáculo y el Templo eran el centro del reino de David, no el trono. Los libros de Crónicas describen extensamente cómo David llevó el arca de la alianza a un lugar adecuado de adoración (13:1-16:3), designó al personal religioso apropiado (16:4-6, 37-43; 23:1-26:32) e hizo planes para construir un Templo permanente (caps. 22; 28; 29). El tema de los libros de Crónicas es que Dios mismo estableció el reino de David (29:10, 11) en cumplimiento de sus promesas a Abraham, Isaac y Jacob. A través de la alianza con David, el reino de este último encarna la promesa del futuro reino, cuyo soberano es el gran Hijo de David, Jesús Cristo.

Originalmente, tanto el libro primero como el segundo de Crónicas eran un solo libro. La coherencia general de estilo en el libro indica que si bien varias personas pudieron trabajar en ellos en diversas etapas, un solo editor le dio forma al producto final.

La tradición judía identifica al editor como Esdras. Esta visión encuentra respaldo en los temas comunes y en los énfasis de los libros de Crónicas y del libro de Esdras. Ambos libros se centran en la construcción y dedicación al Templo. Sin embargo, algunos sostienen que las genealogías en 3:17-24 excluyen la autoría de Esdras, ya que incluyen hasta once generaciones después de Zorobabel. Para incluir dicha información, el libro tendría que haberse escrito a mediados del tercer siglo a.C.

Por otra parte, es posible que 3:17-24 abarque sólo tres generaciones. Si es así, 425 a.C. como fecha aproximada para la conclusión de Crónicas es bastante razonable. Esdras estuvo activo entre los años 460 y 430 a.C. y, por lo tanto, podría incorporar esta genealogía particular en el libro. En resumen, la opinión tradicional judía de que Esdras escribió los libros de Crónicas se puede aceptar si se recuerda que Esdras era un compilador. Utilizó fuentes y documentos que explican las diferencias estilísticas entre el libro de Esdras y los libros de Crónicas.

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