(Hechos
1.1–2.47)
Se
apagaron las luces y el proyector empezó a zumbar. Las imágenes en blanco y
negro de la pantalla representaban un atraco. Todas las miradas estaban
clavadas en la trémula y silenciosa escena, se trataba del viejo filme de
entrenamiento del FBI que Howard Hendricks utilizaba para demostrar a los
estudiantes del primer año de seminario lo poco observadores que eran.
Aquella
clase de estudio bíblico, como las anteriores, estaba decidida a probarle a su
profesor que se equivocaba. Todos vieron a una mujer y un hombre esperando en
una parada de autobús. La mujer miró dentro de su bolso y el hombre sacó una
pistola… Un segundo hombre, también armado, apareció de repente, atracó a la
pareja, corrió hasta un automóvil que le estaba esperando, y escapó por una
calle lateral.
Todo
sucedió en cuestión de segundos. Las miradas atentas dentro del aula vieron lo
que había pasado, pero nadie reparó en los detalles. Ni siquiera como grupo
pudieron dar la información necesaria. ¿Llevaba la mujer dinero o una pistola
dentro del bolso? ¿Qué clase de arma había esgrimido cada uno de los hombres?
¿Cómo iba vestido el segundo de ellos?
Ser
testigo de un suceso no es nada fácil. Requiere mucho tiempo adiestrar a un
buen agente de la ley para que se concentre en la información pertinente y pase
por alto aquello que carece de importancia en la escena de un crimen. Se
necesitan clases para adquirir aptitudes de observación y sesiones de prácticas
dedicadas a observar.
Preparar
a los testigos originales de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús
llevó mucho tiempo. Cristo invirtió tres años de su vida en los apóstoles. Los
llevó a todas partes consigo y les explicó pacientemente la dinámica espiritual
de su reino. Los envió a practicar la predicación de las buenas nuevas del
reino; y se aseguró de que contemplaran su muerte y su resurrección.
Una
vez que los agentes de la ley están totalmente preparados, se les da el poder
para que actúen en nombre de la dudad, del estado o de la nación; del mismo
modo, cuando los apóstoles hubieron sido adiestrados como testigos, lo único
que faltó de su preparación fue que recibieran el poder.
La
preparación final de los testigos
El
puente que une el Evangelio de Lucas con los Hechos de los Apóstoles es el
material que ambos tienen en común acerca de los contactos finales de Jesús con
sus discípulos antes de ascender al cielo. Lea Lucas
24.44–49
y Hechos
1.4–8,
y conteste a las siguientes preguntas comparativas.
¿Qué quería Jesús que
entendiesen cabalmente sus apóstoles? (Lc.
24.44,
45)
¿Qué preferían ellos
entender bien? (Hch. 1.6)
Los
discípulos todavía piensan en el reino mesiánico en términos de un poder
político. En su respuesta (Hch 1.7,
8),
Jesús corrige la falsa concepción de los discípulos y ajusta su perspectiva
sobre el reino de Dios. Les dice que el reino es espiritual en su carácter,
internacional en su membresía y gradual en su expansión.
¿Qué instrucciones dio
Jesús a los apóstoles? (Lc 24.49;
Hch
1.4,
5)
¿Qué misión les encomendó?
(Lc
24.46–48;
Hch
1.7,
8)
¿Por qué necesitaban
los apóstoles obedecer las instrucciones de Jesús antes de poder realizar su
misión? (Lc 24.49;
Hch
1.8)
Cuando
Jesús presentó su enseñanza de posresurrección, «concerniente al reino de Dios» (v. 3),
sus discípulos le preguntaron si vendría ahora —ya siendo la cruz cosa del
pasado— el final reino mesiánico. Jesús les respondió. «No les toca a ustedes saber los tiempos o las sazones, que el Padre
puso en su sola potestad». Y agregó. «Pero
recibirán poder, cuando haya venido sobre ustedes el Espíritu Santo…»
Con
estas palabras, Jesús destaca tres puntos de suma importancia. 1) El Espíritu
Santo es la Persona y el Poder a través de quien se recibe ayuda y habilidad
para compartir la vida y el poder del Reino de Dios con otros. 2) El poder del
Espíritu Santo hay que «recibirlo»; no se trata aquí de una experiencia
automática. De la misma manera que el Espíritu Santo mora interiormente en cada
creyente (Ro 8.9),
llenará y sobreabundará (Jn 7.37–39)
en todos los que lo reciben con una fe inocente. 3) Uno sabe cuándo el Espíritu
Santo lo llena. Así lo dijo Jesús, y los discípulos lograron descubrir que así
era (Hch
1.5;
2.1–4).
¿Ha
recibido el Espíritu Santo? (19.1–6).
Ello es posible, por cuanto la promesa te pertenece tan plenamente ahora como
en cualquier tiempo pasado (2.38,
39).2
Compare
Lucas
24.50–53
con Hechos
1.9–11.
Haga una lista de los detalles de la Ascensión que se dan en estos dos pasajes.
En
la ascensión de Jesús, los ángeles dijeron a los apóstoles que el Señor
volvería «como le habéis visto ir al cielo» (Hch
1.11).
¿Qué podemos dar por sentado en cuanto al regreso de Jesús vista la forma en
que ascendió al cielo?
¿Cómo debió motivar a
los apóstoles, en su ministerio de dar testimonio, la promesa del regreso del
Cristo?
¿Qué otros
acontecimientos habían tenido ya lugar en la vida de los apóstoles en el
aposento alto cuando se reunieron para orar y esperar? (Hch
1.12–14)
Lucas
22.7–20
Lucas
22.21,
22
Lucas
22.24–30;
Juan
13.3–17
Lucas
22.31–34
Juan
20.19–23
Juan
20.26–29
¿Cuál fue la razón que
dio Pedro para reemplazar a Judas Iscariote en el grupo de los apóstoles? (Hch
1.16,
17,
20)
¿Qué cualidades enunció
en cuanto al apóstol sustituto? (Hch
1.21,
22;
cf. Mc
3.13–15;
Lc
24.46–48)
¿Por qué parece lógico
que el Señor guiase a la elección de Matías para sustituir a Judas? (Hch
1.24–26)
Echar
suertes era una práctica bíblica corriente para la toma de decisiones. El chivo
expiatorio se elegía por suertes en el Día de la Expiación (Lv
16.7–10,
21,
22).
Josué dividió la Tierra Prometida entre las tribus de Israel del mismo modo (Jos
14.2;
18.6).
Las naciones circundantes echaban suertes por comodidad o superstición, pero
Israel creía que «la suerte se echa en el regazo; mas de Jehová es la decisión
de ella» (Pr 16.33).
La
práctica consistía al parecer en descubrir la voluntad de Dios lanzando objetos
marcados de formas diversas. Dicha práctica no
vuelve a mencionarse en el Nuevo Testamento, lo que parece sugerir que el
Espíritu Santo dentro del creyente y la Palabra de Dios inspirada son ahora las
guías que el Señor quiere que los cristianos utilicen para determinar su
voluntad.
Usted
no vio la crucifixión, la resurrección ni la ascensión de Jesús, ¿de qué puede
testificar cuando habla de Él?
Cada
cristiano es morada del Espíritu Santo, pero todos ellos necesitan ser llenos
del Espíritu para poder testificar de Cristo con poder. ¿Qué puede aprender de
la experiencia de los apóstoles que le ayude a buscar la plenitud del Espíritu
Santo?
¿Cómo está usted
ministrando, personalmente y a través de su iglesia u otras organizaciones
cristianas, en todas las áreas que figuran en Hechos
1.8?
Su
comunidad (Jerusalén)
Su
país (Judea)
A
través de barreras sociales (Samaria)
Otras
naciones (hasta lo último de la tierra)
Poder
para los testigos
¿Qué estaban haciendo
los discípulos cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos? (Hch
2.1)
¿Qué es lo que oyó y
vio la gente al venir el Espíritu Santo sobre los discípulos con poder? (Hch
2.2–4)
Muchos
cristianos de todos los trasfondos denominacionales creen que el fenómeno de
«hablar en lenguas» puede acompañar a la ocasión en la cual una persona se
rinde por primera vez a la plenitud del Espíritu Santo. En la tradición
pentecostal clásica, esta experiencia se expresa con las siguientes palabras. «La evidencia física inicial del bautismo con
el Espíritu Santo es hablar en otras lenguas». Otros cristianos prefieren
no utilizar esta terminología doctrinal, sin embargo, aplican el sentido
fundamental de la misma a su propia práctica.
Esta
comprensión modificada hace menos hincapié en la importancia de las lenguas
como evidencia del bautismo con el Espíritu Santo, ya sea en términos de la
experiencia inicial de la persona o de su vida continuada en la plenitud del
Espíritu. Aun así, se mantiene el valor del lenguaje espiritual. Tal habilidad
es una ayuda para la oración y la alabanza, y la participación más profunda en
la adoración se considera un indicio fundamental de haber sido bautizado en el
Espíritu, con el ejercicio continuo de hablar en lenguas como parte de la
expresión devocional privada del creyente.
¿Qué hizo que la
muchedumbre congregada en torno a los discípulos se maravillase? (Hch
2.6–8)
De
acuerdo con el siguiente mapa, ¿de qué partes del mundo mediterráneo procedían
los grupos étnicos de Hechos 2.9–11?
Las
naciones del Pentecostés. En el primer siglo de la era cristiana, las
comunidades judías estaban localizadas principalmente en la parte oriental del
Imperio Romano, donde el griego era la lengua comúnmente usada, pero también
las había tan al oeste como en Italia, y tan al este como en Babilonia. Además
de gente de las naciones que aquí se muestran, el grupo presente el día de
Pentecostés incluía visitantes de Mesopotamia, y de regiones situadas aún más
al este, como Partia, Media y Elam (el actual Irán).
¿Cuál fue el mensaje
que inspiró el Espíritu Santo en diversas lenguas extranjeras? (Hch
2.11)
¿Qué reacciones hubo,
entre los espectadores, al fenómeno de que todos aquellos galileos hablaran en
idiomas extranjeros? (Hch 2.12,
13)
¿Cuál podemos concluir
que es la opinión de nuestro Padre Dios acerca del hablar en lenguas, dado que
Él «organizó» el nacimiento de la iglesia incluyendo ese hecho como parte de la
experiencia de cada creyente en aquella ocasión?
¿Qué enseña su propia
iglesia en cuanto al hablar en lenguas cuando uno es lleno del Espíritu?
¿Cuál ha sido su
experiencia con el hablar en lenguas y en cuanto al poder del Espíritu Santo?
¿Por qué se quedan las
personas «atónitas y perplejas» con las expresiones del poder del Espíritu?
¿Por qué hay siempre
algunos que se burlan de los creyentes que manifiestan el poder del Espíritu
Santo?
Persuasión
por medio de los testigos
¿Cómo respondió Pedro,
juntamente con los once, a la acusación burlona de que los discípulos estaban
borrachos? (Hch 2.15)
¿Cómo logró Pedro que
su auditorio judío (v. 14)
llegara a pensar que estaban contemplando una actuación de Dios? (Hch
2.16)
En
Hechos
2.17–21
Pedro se refiere a Joel 2.28–32.
¿Qué señales de los últimos tiempos había predicho ese profeta?
¿Cuál de ellas se había
cumplido?
Pedro
sólo tenía que citar la profecía de Joel para incluir el llamamiento espiritual
de Hechos
2.21.
¿Por qué es posible que el apóstol estuviera esperando que ocurriesen
«prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra» en cualquier
momento? (cf Hch 1.11;
Lc
17.22–37)
¿Cuáles fueron los
hechos acerca de Jesús que Pedro afirmó con confianza, hechos que aquella gente
de Jerusalén conocía, aunque los debatieran? (Hch
2.22–24)
¿Cómo utilizó Pedro las
palabras de David en el Salmo 16.8–11,
a modo de autoridad bíblica, para respaldar la resurrección del Cristo? (Hch
2.25–31)
¿De qué manera
relacionó Pedro la resurrección y la ascensión de Jesús con el derramamiento
del Espíritu Santo? (Hch 2.32–35)
¿Qué conclusión sacó
Pedro para sus oyentes basándose en la enseñanza bíblica acerca de la venida
del Espíritu y la resurrección de Jesús? (Hch
2.36)
¿Por qué quedaron tan
turbados los oyentes de Pedro por el mensaje según el cual Jesús era Señor y
Cristo? (Hch 2.37)
¿Cuál es la razón,
según usted, de que aquellos judíos de Jerusalén sintieran que tenían que hacer
algo respecto a su participación en la muerte de Jesús? (Hch
2.37,
40)
¿Cómo
puedo recibir el bautismo del Espíritu Santo? (Hch
2.38,
39).
Debes hacer una serie de cosas para recibir esta bendición. Primero, necesitas
nacer de nuevo. La persona que va a recibir la plenitud del Espíritu debe
primero permitirle morar en su vida y pertenecer a Jesús (Ro
8.9).
La
segunda cosa que debes hacer es pedirlo. La Biblia dice que si invocamos el
Espíritu Santo, esa oración será contestada (Lc
11.8).
Lo
tercero es rendirte a Él. El apóstol Pablo lo explica claramente en el libro de
Romanos. «Que presenten sus cuerpos en
sacrificio vivo» (Ro 12.1).
En
cuarto lugar, debes disponerte a obedecer al Espíritu. Dios no le entrega este
poder a nadie para decirle entonces. «Puedes tomar lo que te convenga y dejar
lo demás». Si quieres ser sumergido en el Espíritu debes estar preparado a obedecerle
(Hch
5.32).
En
quinto lugar, necesitas creer. El apóstol Pablo dice. «¿Recibirán el Espíritu
por las obras de la ley, o por el oír con fe?» (Gl
3.2).
La respuesta, obviamente, es la fe. Debes creer que si lo pides, lo recibirás.
Finalmente,
debes poner por obra lo que Dios te ha dado. Habiendo implorado, habiendo
recibido, habiéndote dispuesto a obedecer, y habiendo creído, debes responder a
la manera bíblica.
¿Cuántos discípulos
hubo antes de Pentecostés? (Hch 1.15)
(A)
¿Cuántos hubo después
de Pentecostés? (Hch 1.15;
2.41)
(B)
¿Qué porcentaje de
aumento fue ese? (B dividido por A, multiplicado por 100)
El
día de Pentecostés tres mil oyentes judíos creyeron en Jesús a causa de la
profecía y de un testimonio de la resurrección. ¿Qué medios utilizó Dios para
inducirlo a usted a la fe en Cristo?
¿Qué pasajes de la
Escritura desempeñaron un papel en su conversión y cuál fue dicho papel?
Aquellos
convertidos estuvieron conscientes de la plenitud del Espíritu Santo desde el
momento en que fueron salvos. ¿Cuándo y cómo llegó usted a sensibilizarse
acerca del papel del Espíritu en cuanto a infundir poder a su vida?
El
producto de los testigos
¿En qué prácticas
perseveraba la iglesia naciente de Jesucristo? (Hch
2.42).
Explique brevemente lo que piensa que significa cada una de ellas.
1.
2.
3.
4.
¿Cuál fue la reacción
de la gente ante la iglesia naciente y qué provocó dicha reacción? (Hch
2.43)
Conteste las siguientes
preguntas basándose en Hechos 2.44–47.
1.
¿Cómo se preocupaban unos por otros los miembros de la iglesia naciente?
2.
¿Cómo tenían comunión unos con otros?
3.
¿Cómo adoraban a Dios?
4.
¿Cómo seguía creciendo aquella iglesia naciente a pesar de los temores que
experimentaba el pueblo en general?
Continuará…
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