viernes, 17 de enero de 2020

Escuela 9. El poder del Reino alcanza a la gente receptiva



Hechos (16.6–17.34)

Julio César fue nombrado gobernador de Galia por el Senado romano en el año 58 a.C. Por aquel entonces esa región comprendía lo que ahora es el norte de Italia y el sur de Francia. César no estaba conforme con que las tribus bárbaras controlaran la feroz campiña al norte de sus dominios, de modo que se lanzó a la guerra de las Galias, y como era demasiado engorroso esperar a que llegara la aprobación del Senado, comenzó bajo su propia autoridad y a sus propias expensas.

Los diarios de César acerca de sus campañas para conquistar el territorio que hoy es Francia, y para consolidar su dominio contra poderosos y astutos adversarios, han sido un modelo de estrategia para las tácticas militares desde entonces. La primera fase de su conquista consistió en avanzar a través del territorio galo, de sur a norte, siguiendo el camino de menor resistencia; lo cual rompió con las pautas establecidas de gobierno, comercio y suministro de aquella confusa multitud de tribus que habitaban la Galia central y septentrional.

César estableció campamentos militares importantes, múltiples puestos de avanzada y una red logística para el aprovisionamiento de sus fuerzas ocupantes. Todo ello constituía el preludio del duro trabajo que supondría echar por completo a los enemigos parapetados dentro de sus fortalezas, pero fueron esos primeros embates los que descubrieron las zonas receptivas, los futuros aliados y la forma primitiva de lo que habría de ser luego la provincia de la Galia mayor.

También el Espíritu Santo envía destacamentos para abrir la senda de la evangelización misionera, descubrir a los pueblos receptivos y trazar los límites de lo que llegará a ser la iglesia establecida. Más tarde habrá fortalezas que conquistar e iglesias locales que multiplicar y fortalecer.

Los volitivamente receptivos

Cuando Pablo y Silas salieron de sus ciudades conocidas del sur de Galacia, no sabían adónde quería el Espíritu Santo que fueran. Tenían claro a qué lugares parecía lógico ir, pero no que Dios estuviese pensando en un área donde había gente dispuesta a creer voluntariamente.

A medida que se tope con ellos haga un círculo en los sitios que visitaron Pablo y Silas.

¿Dónde no permitió el Espíritu Santo que Pablo y Silas predicasen la Palabra? (Hch 16.6, 7)

Aunque la Biblia no lo dice, ¿de qué manera pudo el Espíritu comunicar a Pablo y Silas que no debían predicar en esos lugares?

Asia y Bitinia eran provincias del Imperio Romano, puede usted verlas en el mapa. Asia constituía la provincia más densamente poblada e importante de aquella parte del mundo, por lo que era lógica la elección de Pablo y Silas si querían alcanzar a la gente y los sitios más significativos que tenían a su alrededor.

La siguiente provincia en importancia era Bitinia, puesto que incluía los principales centros de comercio de la costa sur del mar Negro. Pablo y Silas debieron sentirse bastante confundidos de que el Espíritu les hiciera pasar por allí apresuradamente hasta Troas (Hch 16.8), el puerto más al oeste de Asia Menor.

¿Cómo les dio el Señor una guía segura en cuanto a dónde debían predicar el evangelio? (Hch 16.9)

Sueños y visiones. En su viaje misionero, Pablo planeó un viaje hacia el norte, a Bitinia. Pero esa noche soñó con un hombre que le decía. «Pasa a Macedonia y ayúdanos» (v. 9). A causa de este sueño o visión, el Apóstol cambió su ruta. Ello puso de manifiesto un rasgo del carácter de los líderes que se guían por el Espíritu Santo. Los dirigentes impíos del mundo consultan el horóscopo y a los adivinos, en busca de directivas para sus vidas, pero los líderes cristianos piadosos buscan la dirección del Señor 1) a través de la Palabra escrita, la Biblia, y 2) a través de sueños y visiones (2.17).

Sus mentes están limpias de impureza (2 Co 10.5); no se conforman con las normas de este mundo, sino que son transformados por la renovación de la mente (Ro 12.2). Tienen puesta su mira y sus afectos en las cosas de arriba y no en las de la tierra (Col 3.2). Por esto, cuando el Espíritu Santo les habla por medio de visiones (imágenes diurnas mentales) y sueños (revelaciones durante el sueño), escuchan el mensaje sin dificultad (véanse también Sal 16.7; Hch 9.10; 10.3, 17; 18.9).

Partiendo de la evidencia que supone el uso de la segunda persona del plural, ¿quién hace aquí su primera aparición en el libro de los Hechos? (16.10)

¿Qué hicieron Pablo y sus compañeros a consecuencia de la visión del apóstol? (Hch 16.10–12)

El evangelio se predicó en Europa por primera vez en Filipos, ciudad llamada así en honor de Filipo de Macedonia, padre de Alejandro el Magno. Filipos era una colonia romana (Hch 16.12), o sea, establecida en las provincias por ciudadanos de Roma, generalmente personal militar retirado que había comprado o ganado la ciudadanía. Las colonias solían estar orgullosas de su condición de avanzadillas romanas a través del Imperio. Filipos había sido poblada con veteranos de la batalla de Filipos en el año 42 a.C., durante la segunda guerra civil en la que Marco Antonio y Octaviano derrotaron a Bruto y Casio.

¿Cómo se proclamó y se recibió el evangelio en Filipos? (Hch 16.13–15)

Para que en una comunidad pudiera formarse una sinagoga, tenía que haber antes diez varones cabezas de familia. Tan pronto como se contaba con diez hombres así, la tradición judía exigía que se estableciera la sinagoga. Si no había suficientes hombres para hacerlo, el grupo hebreo en ciernes debía señalar un lugar de oración al aire libre, preferiblemente cerca de una masa de agua.

¿Qué sugiere Hechos 16.14 en cuanto al trasfondo étnico y religioso de Lidia?

¿Cuáles fueron los acontecimientos que dieron lugar al arresto de Pablo y Silas? (Hch 16.16–19)

¿Por qué razón identificarían acertadamente los malos espíritus a Pablo y Silas como siervos de Dios y ministros de la salvación? (Hch 16.17) ¿Qué mal podría hacer el diablo con una información así?

¿Cuáles fueron las acusaciones contra Pablo y Silas, y a través de qué proceso «judicial» los hallaron culpables? (Hch 16.20–22)

¿Qué castigo se les impuso a Pablo y Silas, y cómo respondieron a dicho castigo? (Hch 16.22–25)

¿Qué consecuencias tuvo el terremoto de Filipos? (Hch 16.26, 27)

¿Cómo ayudó Pablo a salvar la vida y el alma del carcelero? (Hch 16.28–34)

¿Qué casos ha conocido o ha leído usted referentes a la iglesia actual, en los cuales el poder demoníaco haya sido quebrado y como resultado de ello se haya producido un avance del evangelio?

La alabanza abre las puertas de la cárcel. Azotados y encarcelados, Pablo y Silas respondieron cantando un himno de alabanza, un cántico directamente de su corazón a Dios. No podemos dejar que pase inadvertida la relación que hubo entre sus himnos de alabanza a Dios y su liberación sobrenatural mediante la ocurrencia de un fuerte temblor de tierra.

¡La alabanza dirigida a Dios puede abrir las puertas de una prisión! Un hombre se convirtió al Cristo, su familia fue salva, y un cautiverio satánico fue derrotado en Filipos. Hoy también, la alabanza romperá toda cadena de opresión. Cuando estés sirviendo a Dios, y las cosas no ocurran como planeaste, aprende de este pasaje. ¡La alabanza triunfa gloriosamente!

¿Por qué se negaría Pablo a marcharse discretamente e insistiría en ser reconocido y tratado como un ciudadano romano? (Hch 16.35–39)

¿Qué clases de personas había en la primera iglesia de Europa cuando Pablo y Silas tuvieron que partir de allí en Hechos 16.40?

Los moralmente receptivos

En la siguiente etapa del segundo viaje misionero, Pablo y Silas entraron en contacto con dos ciudades en las cuales aquellos que respondieron al evangelio lo hicieron porque eran personas devotas o ecuánimes. Esas iglesias siempre habrían de estar entre las favoritas de Pablo cuando el apóstol pensara en sus convertidos.

Tesalónica, situada al oeste de Filipos, en la misma calzada romana, era la capital de Macedonia.

Describa el proceso y el resultado de la labor evangelística que realizaron Pablo y Silas en Tesalónica (Hch 17.1–4).

¿Cómo convencieron los judíos que habían rechazado el evangelio a los gobernantes de esa ciudad de que Pablo y Silas eran perjudiciales para Tesalónica? (Hch 17.5–10a; véase Juan 19.12, 19–22)

Compare y contraste los ministerios evangelísticos de Pablo y Silas en Tesalónica (Hch 17.1–10a) y Berea (17.10b–15) en las siguientes áreas.

TESALÓNICA
BEREA
LUGAR
OYENTES
CONVERTIDOS
OPOSICIÓN
SALIDA

Pablo y Silas ministraron en Filipos un solo sábado, y en Tesalónica tres. ¿Qué cambios espirituales importantes ha efectuado el Señor en su vida en cortos períodos de tiempo?

¿Qué puede aprender usted de los nuevos creyentes de Berea en cuanto a la forma de tratar cuestiones difíciles?

Los intelectualmente receptivos

La oposición al evangelio en Berea parece haberse centrado en Pablo hasta tal punto que Silas y Timoteo pudieron quedarse allí y enseñar a la iglesia sin impedimento en ausencia del apóstol. Cuando Pablo llegó a Atenas no vio ninguna forma de ministrar, e inmediatamente envió por Silas y Timoteo a fin de seguir hacia otra ciudad (Hch 17.14, 15).

¿Cómo reaccionó Pablo ante la ciudad de Atenas, el gran centro cultural del mundo grecorromano? (Hch 17.16)

¿De qué manera llevó a cabo su imprevista evangelización en ese lugar? (Hch 17.17)

¿En qué difirió su enfoque del que había estado utilizando en otras ciudades? (Hch 17.17; véanse 13.5, 14; 14.1; 16.13; 17.1, 10)

Explique cómo fue invitado Pablo a dirigirse a los filósofos atenienses en el Areópago (Hch 17.18–21)

La gente del Imperio Romano se caracterizaba por una gran diversidad de creencias religiosas. El epicureísmo (que buscaba la tranquilidad por encima de todas las cosas) y el estoicismo (que deseaba liberarse de las pasiones y aceptar todo en la vida como inevitable resultado del destino) eran filosofías populares. El politeísmo (la creencia en múltiples dioses) era común.

Estos filósofos pensaban que Pablo estaba propagando una religión de dos nuevos dioses: Jesús y la resurrección. Otros, sin embargo, acusaron a Pablo de palabrero. La palabra describía originalmente a alguien que recogía los desperdicios en el mercado. Más tarde; designó a quien seleccionaba fragmentos de doctrina de aquí y de allá y los mezclaba.

¿Cómo empezó Pablo desde donde se encontraban sus oyentes y los llevó hasta su posición en lo tocante a las ideas religiosas? (Hch 17.22, 23)

¿Qué afirmó el apóstol acerca de Dios en las siguientes secciones de su mensaje?

Hechos 17.24, 25
Hechos 17.26–28
Hechos 17.29
Hechos 17.30, 31

¿Cuál fue la respuesta pública a la enseñanza de Pablo acerca del carácter de las relaciones humano-divinas y de Aquel a quien Dios había levantado de los muertos? (Hch 17.32)

            Las diferentes escuelas de pensamiento griegas estaban de acuerdo en que el espíritu del hombre era noble y su cuerpo innoble, vil. El hecho de que la resurrección del cuerpo ocupara un lugar central en lo que Pablo estaba presentando como la forma nueva y definitiva de conocer a Dios les parecía un disparate a aquellos epicúreos y estoicos del Areópago.

¿Cómo podemos comparar el papel de los intelectualmente receptivos con el desempeñado por los volitiva y moralmente receptivos? (Hechos 17.34; véanse 16.14, 15, 27–34; 17.4, 12)

¿Y el mensaje de Pablo a los filósofos paganos (Hch 17.22–31) respecto a su forma de razonar con los idólatras de Listra? (14.15–17)

¿Por qué resulta a menudo más aterrador intentar dar testimonio a los inconversos intelectuales que a otra clase de gente?

¿Por qué son ellos con frecuencia los más ciegos en cuanto a la verdad acerca de Dios?

¿Cuál es el tipo de rechazo que a usted le resulta más difícil encajar: los golpes físicos de tipos como el carcelero de Filipos, las exageraciones de la gente religiosa como los judíos de Tesalónica, o la burla sarcástica de personas intelectuales como los atenienses? ¿Por qué?

¿Qué clases de individuos han resultado más receptivos al evangelio del Cristo para su iglesia? ¿Cómo ha adaptado ésta su proclamación de las buenas nuevas a fin de alcanzar más eficazmente a tales personas?



Continuará...

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