Hechos (23.31–26.32)
Era
el primer viaje real de Stan afuera de los Estados Unidos. Había volado hasta
Guatemala durante las Navidades de 1979 para ayudar a su hermana a trasladar la
mayor parte de sus posesiones de vuelta a casa. La inestabilidad en el país
requería que los misioneros de otras naciones estuviesen preparados para partir
sin previo aviso.
Stan
se encontraba sereno mientras descansaba en el salón de Cathy aquella tarde y
se daba cuenta de que a veces ella había estado agazapada en el suelo mientras
el fuego de las armas de mano de la guerrilla crepitaba en las calles. Sabía
que la batalla por Guatemala era tanto física como espiritual, y estaba
contento de que el gobierno, por muy corrupto que fuera, protegiese a los
misioneros que se abstenían de la oposición política.
Stan
y Cathy habían cargado con anterioridad la plataforma cubierta de su camioneta
y hecho retroceder a ésta contra el edificio de la iglesia a fin de que nadie
pudiera abrir la lona.
A
la mañana siguiente, temprano, partieron hacia Ohio, un agotador viaje de siete
días en automóvil. La madrugada resultó fresca y radiante en las montañas, pero
para cuando hubieron descendido hasta la carretera que bordea la costa del
Pacífico hacía una tarde tórrida y pegajosa.
La
frontera para entrar en México era un perezoso río cruzado a través de un
terreno de aluvión por un puente de largos accesos. Cathy dejó que Stan
vigilase el camión y diera de beber al perro mientras ella pasaba la aduana. El
tiempo empezó a transcurrir lentamente para Stan a la vez que el sol caía
implacable y las moscas zumbaban a su alrededor. Algo andaba mal.
Entonces
apareció Cathy dando largas zancadas y con un belicoso entrecejo que Stan
conocía bien. Nunca había sido una buena idea enfadar a su hermana.
—No quieren sellarme
mis papeles de salida hasta que las autoridades mexicanas den el visto bueno a
mis documentos de entrada —dijo Cathy con irritación.
¿Quéee? —Respondió
Stan, pensando automáticamente en todas las películas americanas del oeste que
presentan a los latinos como bufones—. ¡Eso no tiene sentido!
—Bah —replicó Cathy tan
irritada con la torpeza de su hermano como con la codicia de los guardias–, es
que quieren una propina. Voy a ir hasta la parte mexicana y hacer que me sellen
estos papeles —añadió saltando del camión—. Les ganaré en su propio terreno.
Stan gruñó y se dejó
caer hacia atrás en el asiento para sudar mientras esperaba de nuevo. ¿Por qué
no podía Cathy simplemente pagar unos pocos dólares? ¿Cómo sería tan terca?
Luego
esbozó una sonrisa y se rió suavemente. En realidad no constituía ningún
secreto el por qué Cathy era la misionera de la familia. Dios la había
preparado para que tuviese el brío necesario para acurrucarse en el suelo bajo
un tiroteo y resistir firmemente a los burócratas mezquinos. El sistema podía
contristar al Espíritu de Dios, pero también es posible que servidores como
Cathy le hicieran sonreír.
Por
lo general el sistema romano ayudaba a la joven iglesia cristiana, pero había
individuos dentro de la burocracia imperial que eran egoístas y corruptos.
Durante más de dos años Pablo tuvo que languidecer en la cárcel porque a
algunos funcionarios les faltaba valor o esperaban ser sobornados.
Declarado
culpable de blasfemia
Claudio
Lisias, jefe de la guarnición romana de Jerusalén había escrito una carta a
Félix, gobernador de la provincia de Judea, respecto al asalto sufrido por
Pablo a manos de los judíos (Hch 23.26–30),
la mandó junto con una gran escolta de soldados y con el apóstol a Cesarea, la
capital (vv. 23,
24),
para alejar a Pablo de los cuarenta zelotes judíos que se habían juramentado
hasta la muerte por hambre si no lo asesinaban (vv. 12,
13).
Resuma la liberación
del apóstol de Jerusalén y su recibimiento por parte de Félix, el gobernador (Hch
23.31–35).
«Había
alrededor de cien kilómetros desde Jerusalén hasta Cesarea, y Antípatris estaba
a otros cuarenta de dicha ciudad. Hasta llegar a Antípatris el territorio era
peligroso y estaba poblado por judíos; de allí en adelante se trataba de campo
abierto y llano, bastante poco apropiado para una emboscada, y sus habitantes
eran en su mayoría gentiles. De modo que al llegar a Antípatris el grueso de la
tropa volvió atrás dejando como escolta suficiente sólo a la caballería.
«El
gobernador a quien fue llevado Pablo era Félix, y su nombre constituía todo un
refrán… Había comenzado su vida como esclavo. Su hermano Pallas era el favorito
de Nerón, y gracias a la influencia de aquel Félix había ascendido, primero
hasta la condición de hombre libre y, luego, al puesto de gobernador. Era el
primer esclavo de la historia que había llegado jamás a convertirse en
gobernador de una provincia de Roma. Tácito, el historiador romano, dijo que
«ejercía las prerrogativas de un rey con el espíritu de un esclavo»… No tenía
escrúpulo alguno, y era capaz de contratar a malhechores para que asesinasen a
sus más íntimos partidarios. Pablo fue a Cesarea para enfrentarse a esa clase
de hombre».
¿Qué nos sugiere el
tiempo transcurrido hasta que llegó el grupo de judíos, y la composición de
dicho grupo, en cuanto a la miportancia que para ellos tenía este juicio? (Hch
24.1)
¿Cuál era el propósito
de los comentarios iniciales que le hizo a Félix el orador Tértulo? (Hch
24.2–4)
¿Qué acusaciones
pronuncio Tertulo contra Pablo? (Hch
24.5,
6)
¿Cómo sostuvo el orador
que los judíos habían sido agraviados por el jefe romano de la guarnición de
Jerusalén? (Hch 24.6b–8a)
¿Qué le pidió Tértulo a
Félix que hiciese como juez de la causa judía contra Pablo? (Hch
24.8b)
¿Cómo podemos comparar
el primer discurso de Pablo ante Félix con el de Tértulo? (Hch
24.10;
véanse vv. 2–4)
¿Cuál fue la respuesta
inicial de Pablo a las tres acusaciones del orador? (Hch
24.11–13)
¿Qué cosas admitió el
apóstol ante su juez? (Hch 24.14–16)
¿Cuál fue el relato de
Pablo acerca de lo que había sucedido en el templo y dado lugar a su arresto? (Hch
24.17–19)
¿A qué debían limitar
su testimonio, según sostenía Pablo, sus presentes acusadores? (Hch
24.20,
21)
Hubiera
sido fácil, pero desastroso, para el apóstol haberse sentido abrumado o
indignado por los acontecimientos que le llevaron a dar en una burocracia
encabezada por aquel dirigente corrupto y depravado. ¿Por qué resulta
importante mantener la confianza en el control de Dios sobre todos los
acontecimientos y prepararse para desempeñar el propio papel en los mismos?
Cuando
Pablo respondió a los cargos que había contra él, se enfrentó a las acusaciones
sin atacar a sus sanguinarios acusadores. ¿Por qué es importante guardarse de
entrar en el terreno de lo personal cuando se reacciona a la persecución? ¿Qué
sucede si se toman represalias a nivel personal?
Retraso
por soborno
¿Cuáles fueron las
razones por las que Félix pospuso el juzgar inmediatamente la causa contra
Pablo? (Hch
24.22)
¿En qué situación
estaba el apóstol mientras esperaba la resolución de dicha causa? (Hch
24.23)
Describa el siguiente
encuentro de Pablo con Félix (Hch 24.24,
25).
Drusila
era la tercera esposa de Félix, y todas ellas habían sido princesas. Se trataba
de la hija de Herodes Agripa 1, el que había ejecutado al apóstol Santiago,
encarcelado a Pedro y muerto por mano del Señor a causa de su orgullo arrogante
(Hch.
12).
Con la ayuda de un mago, Félix había seducido a Drusila apartándola de su primer
marido.
A
Félix y Drusila Pablo les pareció todo menos un interesante maestro judío. Su
mensaje acerca de la fe en el Cristo incluyó una disertación acerca «de la
justicia, del dominio propio y del juicio venidero» (Hch
24.25),
razón por la que pronto lo despidieron.
¿Cuáles fueron las
causas de que Félix mantuviera a Pablo confinado durante el resto de los dos
años que duró su mandato? (Hch 24.26,
27)
La
caída de Félix se debió a su forma equivocada de tratar un brote de disturbios
entre los judíos y los gentiles de Cesarea. Félix soltó allí a soldados sirios
que iniciaron una escalada de violencia y pillaje, y los dirigentes de la
comunidad judía notificaron a Roma las acciones del gobernador. Félix fue
depuesto y se le perdonó la vida únicamente gracias a los lazos que unían a su
hermano con Nerón.
¿Por qué iría tan
rápidamente el nuevo gobernador de Judea a Jerusalén para encontrarse con el
sumo sacerdote y otros dirigentes judíos? (Hch
25.1)
Ahora, pasados dos
años, ¿qué pensaban hacer los judíos con Pablo? (Hch
25.2,
3)
¿Cuál fue la
contrapropuesta de Festo? (Hch 25.4,
5)
¿Qué sucedió en Cesarea
cuando los dirigentes judíos y Pablo presentaron sus argumentos delante de Festo? ¿Cuáles parecen haber sido las tres áreas de acusación? (Hch
25.6–8)
¿Qué le propuso Festo a
Pablo para resolver su caso? (Hch 25.9)
«Festo
era un tipo distinto a Félix. Sabemos muy poco de él, pero lo que conocemos
demuestra que era un hombre justo y recto. Murió sólo dos años después de
ocupar el cargo, sin embargo lo hizo sin mancha alguna. Los judíos intentaron
aprovecharse de él… Pero Festo era un romano, con el instinto típico de éstos
para la justicia, y les dijo que fuesen a Cesarea y defendieran allí su causa…
»Festo
no tenía ningún deseo de encarar a los judíos en los primeros días de su
mandato, y propuso un compromiso. ¿Estaba Pablo dispuesto a ir a Jerusalén y
someterse allí a juicio, mientras él velaba para que se respetaran las reglas
del juego? El apóstol, sin embargo, sabía que para él no existiría tal cosa
como un respeto a las reglas del juego en Jerusalén, por lo que tomó su
importante determinación».
¿Qué le pidió Pablo a
Festo como una forma de resolver su caso? ¿Cuáles fueron las razones del
apóstol para aquella apelación? (Hch
25.10–12)
«Si
algún ciudadano romano pensaba que no se le estaba haciendo justicia en un
tribunal de las provincias, podía apelar directamente al Emperador. Sólo cuando
se trataba de un asesino, un pirata o un bandido descubierto en el acto
delictivo mismo, no era válida dicha apelación. En todos los demás casos el
procedimiento local tenía que ser visto [suspendido o mantenido] y el
reclamante enviado a Roma para esperar la decisión personal del Emperador… Así Pablo,
en unas circunstancias muy diferentes de aquellas con las que había soñado,
acababa de dar su primer paso en el camino hacia Roma».
El
paso del tiempo puede agravar una venganza irracional. ¿Ha visto usted alguna
situación que empeorase con el transcurso del tiempo a pesar de no haber habido
ningún contacto entre las partes implicadas?
Pablo
sabía que no podía existir la reconciliación con los dirigentes judíos, puesto
que el repudio del evangelio y de su mensajero por parte de las autoridades de
Judea había sido definitivo (Hch 21.30).
En la situación que ha citado usted como respuesta a la pregunta anterior, ¿qué
hubiera tenido que hacer Dios por medio de su Espíritu para reconciliar a la
gente implicada?
Exhibido
como algo curioso
Lucas
registra cinco alegatos del apóstol Pablo a partir del altercado que condujo a
su viaje a Roma. La defensa más larga y detallada fue la última, que el apóstol
llevó a cabo delante del rey Agripa y de su hermana Berenice (Hch
25.23–26.32). Las otras cuatro las realizó ante el
pueblo fuera del templo (21.37–22.22),
ante el Sanedrín (22.30–23.11),
ante Félix (24.1–27)
y ante el propio Festo (25.1–12).
¿Cómo describió el
gobernador Festo la situación de Pablo al rey Agripa y a Berenice? ¿Cree usted
que la presentación que hizo fue objetiva? (Hch
25.13–21)
Este
rey Agripa era Herodes Agripa II, hijo del Herodes que aparece en Hechos
12,
el cual había matado al apóstol Santiago, encarcelado a Pedro y sido muerto por
el Señor a causa de su orgullo y arrogancia. Agripa era entonces demasiado
joven para suceder a su padre, de modo que Judea se convirtió en una provincia
romana. El rey fue educado en Roma y era un favorito del emperador Claudio.
Tanto
Claudio como Nerón pusieron bajo el control de Agripa, después de que éste
volviera a Palestina, ciertos reinos subordinados; de tal manera que cuando
Festo se convirtió en el gobernador de Judea, el rey Agripa administraba el
territorio que estaba justo al norte. Berenice era la hermana menor de Agripa,
y ya fuese en Roma o en Palestina se rumoreaba que hacía tiempo que ambos
mantenían una relación incestuosa.
¿De qué manera presentó
Festo oficialmente la causa de Pablo al rey Agripa y a su comitiva? (Hch
25.22–27)
¿Cómo se dirigió Pablo
al rey Agripa? (Hch 26.1–3)
¿Qué le dijo el apóstol
a Agripa acerca de la primera parte de su vida? (Hch
26.4–11)
¿Qué le contó sobre su
conversión a la fe en Jesús como Mesías? (Hch
26.12–18)
¿De qué manera
relacionó Pablo la revelación que había recibido de Dios en el momento de su
conversión con las acusaciones que luego presentaron contra él los dirigentes
judíos? (Hch 26.19–23)
Pablo
estaba totalmente dedicado a la tarea de esparcir el evangelio y establecer
iglesias en todo el mundo entonces conocido. Vivió lo que escribió, «porque
irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios» (Ro
11.29).
Su vida encarnó tres conceptos básicos del liderazgo: 1) estaba dedicado a las
metas y al espíritu de su llamamiento (Flp
3.7,
8);
2) comunicó a otros sus convicciones (2
Ti 2.1,
2)
y soportó todas las dificultades necesarias para alcanzar ese fin (2
Co 4.8–11; 11.23–33);
3) se mantuvo alerta a los cambios. El apóstol se adaptó a los cambios
culturales, sociales y políticos y, de esta manera, nunca perdió su relevante
posición (1 Co 9.19–22).
¿Cómo resistió el rey
Agripa a los apremios del testimonio de Pablo en cuanto al evangelio? (Hch
26.24,
28)
¿De qué manera instó el
apóstol a Agripa con esos apremios evangélicos? (Hch
26.25–27,
29)
¿Cómo condujeron Festo
y Agripa su audiencia de la defensa de Pablo? (Hch
26.30–32)
¿Cree usted que el
apóstol hubiera sido puesto en libertad en caso de no haber apelado al César en
Roma? ¿Por qué?
¿Qué dirigentes
políticos actuales se han visto expuestos al evangelio del Cristo mediante
entrevistas con evangelistas o líderes cristianos?
¿Por qué dirigentes
debería usted orar para que sean tocados y transformados por el evangelio?
¿Qué líderes cristianos
que dan testimonio a dirigentes políticos debería usted apoyar con oraciones
regulares?
Continuará…
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