Libro del Antiguo Testamento. En el capítulo 1, se habla de la ira vengadora de Dios en la Segunda Venida y de Su misericordia y poder. En el capítulo 2, se describe la destrucción de Nínive, la cual es un presagio de lo que sucederá en los últimos días. En el capítulo 3, sigue la predicción de la terrible destrucción de Nínive.
El
libro de Nahúm es uno de los libros de los profetas menores centrado en la
ciudad de Nínive, capital de Asiria. En el libro de Jonás, escrito en el siglo
VIII a.C., contemplamos a un hombre de Dios llamado a predicar a Nínive. Este
fue uno de los pocos profetas que perdió la esperanza cuando sus oyentes
prestaron atención a su advertencia: El pueblo de Nínive se arrepintió y Dios
demostró su gran compasión al no juzgar a la ciudad. En el libro de Nahúm,
escrito en el siglo VII a.C., encontramos a otro profeta llamado por Dios a
predicar a Nínive. Nuevamente la maldad reinaba en la capital. Trágicamente, el
pueblo de Nínive ignoró esta vez la advertencia de Nahúm.
El
reino del norte (Israel) había pecado gravemente contra Dios e ignorado sus
advertencias de castigo dadas a través de los profetas. Al final, Dios usó a la
nación de Asiria, con su ciudad capital Nínive, para destruir a Israel y llevar
a su pueblo cautivo. Un siglo después de la caída de Samaria, en el año 722
a.C., el libro de Nahúm fue escrito para expresar una gran verdad de los
profetas. Aun cuando Dios usa a la nación para cumplir su propósito de juicio,
esto no la exime de su culpa delante del Señor. Tocaba ahora a Nínive sentir la
ira de Dios. El último gran emperador asirio fue Asurbanipal (669-627 a.C.).
Luego de su muerte, la nación no duró mucho pues el Señor estaba en su contra
(2.13; 3.3).
¿De
qué modo el ambiente del libro de Nahum concuerda con el sentimiento del Sermón
de la Montaña? Aunque el Señor Jesucristo habló de amar a los enemigos (Mt 5:43-48),
advirtió fuertemente acerca del ineludible juicio (Mt 5:21, 29, 30; 7:13, 23).
Él dijo que: «Todos los que tomen espada, a espada perecerán» (Mt 26:52). Las
palabras de Jesús respecto a la inevitable destrucción de aquellos que se
adhieren a la violencia tienen una aplicación directa en Nínive.
En
la conquista del mundo antiguo los asirios fueron crueles y despiadados. Sus
atrocidades incluyeron desde quemar a niños hasta amputar manos. El libro de Nahúm
es, en muchas formas, una teología acerca de las implicaciones de vivir por la
espada. Nínive era conocida internacionalmente por sus actos sanguinarios de
represión, destrucción y desenfreno. Dios no sería bueno si no llamara a
cuentas a una nación tan malvada como esta.
La
teología del libro de Nahúm es una teología de la bondad de Dios manifestada en
la destrucción final de los que se oponen a su voluntad y maltratan a su
pueblo.
Nínive
no fue sólo la capital del mundo antiguo que recibió el prometido juicio de
Dios. También es el prototipo de su juicio sobre todos los maquinadores de
maldad. Aquellos que saben que el Señor es bueno pueden alegrarse en el hecho
de que Él vengue las agresiones contra su pueblo (1:7, 8).
La
gravedad del juicio venidero nunca es un llamado a la suficiencia del pueblo de
Dios. Toda advertencia de juicio lleva implícita para los hijos de Dios tanto
una demanda a vivir en santidad como un llamado urgente de llevar el mensaje de
salvación a todos aquellos que, sin ella, experimentarán la ira de Dios. El
juicio es la «extraña obra» de Dios (Is 28:21), pero surge en última instancia
de la bondad y justicia de Dios.
Nada
se sabe de Nahúm, el autor de este libro, aparte de los tres capítulos de esta
profecía. Está en duda hasta la ubicación de su lugar de nacimiento, Elcos (1:1).
Sin embargo, ya que Nahúm escribió mucho después de la destrucción de Israel en
el año 722 a.C., suponemos que Elcos se encontraba en Judá.
La
caída de Tebas, en el año 663 a.C., (3:8), determina el límite de la fecha más
temprana del libro. La caída de Nínive, que el libro predice, ocurre en el año
612 a.C., no mucho antes de la destrucción final del imperio asirio en el año
609 a.C. Esto significa que el Libro de Nahúm se escribió algún tiempo antes
del año 612 a.C., quizás bajo la reforma de Josías en el año 622 a.C.
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