Los autores de las
Escrituras hebreas no son tan identificables como los del Nuevo Testamento. Los
libros surgen en medio de la ley dada por Moisés y los profetas enviados por
Dios a los hijos de Israel. Los primeros cinco libros (la Ley) fueron escritos por
Moisés casi completamente. El resto del Antiguo Testamento está compuesto por
los escritos de los profetas y otros en el canon hebreo; la Biblia en
castellano incluye las siguientes categorías: Libros históricos, libros
poéticos y libros proféticos. Se incluyen autores como Samuel, David, Josué,
Salomón y los profetas mayores como Isaías, Jeremías y una cantidad de
personajes menos conocidos que escribieron libros más breves llamados profetas
menores. Cada uno de estos autores presenta sus palabras como la Palabra de
Dios.
El
Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento lo
escribieron los apóstoles de Jesucristo y compañeros de los apóstoles. Las
epístolas fueron dirigidas a individuos, iglesias o a grupos mayores de
personas, ya sea para confirmar la verdad del cristianismo, engendrar la
creencia en el Cristo, corregir problemas en las iglesias locales o argumentar
contra el error. El libro de Apocalipsis además procura presentar el plan de
Dios para el final de los tiempos.
Cómo
se transmitieron los escritos inspirados
Antiguo
Testamento
El Antiguo Testamento
fue escrito entre el 1440 a.C. y aproximadamente el año 400 a.C. La ley de
Moisés fue conservada en la comunidad hebrea por los sacerdotes del Templo. Los
libros que vinieron después siguieron depositándose con dichos líderes hasta la
destrucción del Templo y luego encontraron su lugar dentro de la comunidad de
enseñanza iniciada por Esdras y que se continuó en la sinagoga. Escribas
preparados copiaban los textos bíblicos a mano hasta que se empezó a usar la imprenta.
Las copias de los masoretas del siglo noveno d.C. están muy cercanas a los
recientemente descubiertos Rollos del Mar Muerto, originados mil años antes.
El
Nuevo Testamento
Los libros del Nuevo
Testamento eran copiados por las comunidades cristianas locales y pasaron de
unos a otros durante décadas antes que se reunieran en una colección. Dado que
las primeras cartas se escribían en papiro, se gastaban con rapidez y requerían
un copiado regular. A principios del siglo cuarto d.C., se hicieron cincuenta
copias de todo el Antiguo Testamento y de las escrituras griegas del Nuevo
Testamento por orden del emperador Constantino. Es probable que los códices
Vaticano y Sinaítico, dos de los manuscritos más largos que han sobrevivido,
sean producto de dicha orden.
¿Qué es el Canon de las Escrituras?
La palabra canon se usa
para identificar los escritos de los profetas, los apóstoles y sus compañeros,
que son inspirados por Dios y con autoridad en cuanto a la verdad, la doctrina
y la vida práctica. Significa «regla» o «norma». El libro no es inspirado por
el hecho de llamarlo canónico; es canónico por cuanto es inspirado. En
consecuencia, la Iglesia descubrió la canonicidad de los libros del Antiguo y
Nuevo Testamentos; no determinó ni fue causa de su canonicidad.
Cómo
se decidió el Canon
Los libros aceptados
por la comunidad judía se originaron a lo largo de un período aproximado de mil
años. La primera pregunta acerca de la aceptación de un escrito era si el libro
había sido escrito por un profeta de Dios. Generalmente el libro tenía
declaraciones de «Así dice el Señor»,
o «la Palabra de Dios vino». Segundo,
las señales milagrosas o el cumplimiento exacto servían como confirmación del
mensaje del profeta. Tercero, el libro debía ser internamente coherente con la
revelación de Dios que se encuentra en otros libros canónicos, especialmente
los que Dios dio por medio de Moisés.
La primera pregunta que
la Iglesia debía responder acerca de la inclusión de un libro en el canon
aceptado por los cristianos era si había aparecido por medio de los apóstoles
del Señor o por medio de personas que estaban bajo la dirección de un apóstol,
por ejemplo, Lucas. Segundo, si el libro venía con el poder de Dios y era
eficaz para transformar vidas. Tercero, debía ser aceptado por la generalidad
del pueblo de Dios. Eso último se refiere primero a quienes recibieron el libro
y luego a su transmisión en la Iglesia. La determinación del canon del Nuevo
Testamento se produjo en un lapso de años, y alcanzó su forma final en el
Concilio de Cartago, en el 397 d.C.
Los
manuscritos de la Biblia
Antiguo Testamento. Los
fragmentos de las Escrituras hebreas se cuentan por decenas de millares, la
mayoría fechados entre el siglo tercero a.C. y el siglo catorce d.C. El
testimonio más valioso sobre el Antiguo Testamento hebreo es el manuscrito
hallado en los Rollos del Mar Muerto, que en su mayor parte procede del tercer siglo
a.C. al primer siglo d.C.
Nuevo
Testamento
Para el Nuevo
Testamento la evidencia de los manuscritos es abundante. Hay más de cinco mil
copias, muchas con los libros del Nuevo Testamento intactos o mayormente
intactos. También hay diversas versiones antiguas del Nuevo Testamento en
idiomas como el siriaco, el copto, y el latín que sobrevive en miles de
manuscritos. Ninguna obra de la antigüedad se acerca siquiera a los testimonios
de autenticidad del Nuevo Testamento.
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