NOTA IMPORTANTE DE LA HISTORIA:
Es
el libro más breve del AT y uno de los más descuidados por la erudición.
Presenta múltiples desafíos en lo que respecta a autoría, fecha, lugar/contexto
de composición e interpretación. Se atribuye a Abdías (nombre que significa
siervo de YAHWEH), pero no hay información adicional que permita determinar si
se trata de un nombre propio o de un término descriptivo (p. ej., «visión de un siervo de Yahweh»).
AUTOR
Y FECHA
No
se sabe con certeza la fecha de esta profecía. Se ha sugerido que se escribió
durante el reinado de Joram (ca. 848–841 a.C.), cuando los filisteos y los
árabes saquearon a Jerusalén (2 Cr 21.16, 17; Jl 3.3–6; Am 1.6). En aquel
tiempo los idumeos eran enemigos acérrimos de Judá (2 R 8.20–22; 2 Cr 21.8–10;
cf. Éx 15.15; Nm 20.14ss; Sal 83.6; Is 63.1–6; Jl 3.19), lo que bien pudo
deberse, como dicen los vv. 10–14, a la rivalidad de Esaú y Jacob.
MARCO
HISTÓRICO
Sin
embargo, muchos eruditos ven en Abdías 10–14 una descripción de hechos
acontecidos en ocasión de la destrucción de Jerusalén, en 586 a.C., y creen que
Abdías quizás se escribió después de aquel suceso; sin embargo, la existencia
de lagunas en la información disponible dificulta una conclusión definitiva al
respecto.
Es
importante considerar las relaciones literarias que existen entre Abdías y
otros escritos del Antiguo Testamento. La asociación literaria más notable es
con Jeremías (cf. v. 1a y Jer 49.7; v. 1b–4 y Jer 49.14–16; 5–6 y Jer
49.9–10a). También existen relaciones literarias con Joel y Ezequiel (cf. 11 y
Jl 3.3; v. 15 y Jl 1.15; v. 16 y Jl 3.17; v. 18 y Jl 2.5; Ez 25.12–14). Es
probable que cada una de estas colecciones proféticas se sirviera de una fuente
común de materiales para sus respectivos fines.
Esta
fuente común tal vez se originó en el contexto litúrgico que proclamaba a
Jehová como guerrero poderoso que castiga tanto a sus enemigos como a su propio
pueblo.
ESTRUCTURA
DEL LIBRO
El
tema principal es el juicio divino que caería sobre Edom, descendientes de
Esaú, por su malévola actitud hacia los hijos de Judá. La primera parte del
libro (vv. 1–14) describe la soberbia de Edom, su falsa confianza en la
posición estratégica que disfrutaba su capital (Sela) y su falta de
misericordia hacia los habitantes de Judá cuando el enemigo los humilló. Por
estas razones, los edomitas sufrirían el juicio de Dios (vv. 4, 8, 9).
En
la segunda sección (vv. 15–21) se anuncia la llegada del día de Jehová, que
significará juicio sobre todas las naciones y exaltación para el pueblo de
Israel. El v. 21 festeja el reinado de Jehová implícito en el triunfo del monte
Sion sobre el monte de Esaú.
OTROS PUNTOS
IMPORTANTES
A
medida que se desarrolla el argumento de Abdías, queda claro que Edom es una
metáfora que trasciende el contexto inmediato y que se refiere a los pueblos que
se oponen a Jehová y a los suyos. Edom no entiende de solidaridad, de compasión
ni de fidelidad a un pueblo hermano. Edom confía en la condición propia de un
pueblo de tradición sapiencial venerada (Temán), con poderío militar,
estratégica ubicación geográfica y relaciones sociopolíticas importantes con
los poderosos de la región. No se le ocurre que el pueblo santo «que ha sido rescatado/liberado»
(remanente) en última instancia trasciende y es vindicado. No entiende que
triunfe la visión alternativa del monte de Sion sobre la sabiduría establecida
de los montes de Esaú.
Abdías,
pues, nos recuerda que desde el monte Sion las cosas se ven desde la óptica de
un pueblo que, en virtud de haber sido liberado por Dios, vive bajo su dominio.
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