Momento
esencial de la historia de la salvación durante el cual Jesús, pocos días
después de haber muerto en la cruz y de haber sido puesto en el sepulcro en la
tarde del viernes santo, fue levantado corporalmente para iniciar un nuevo orden
de vid. Este tremendo acto de poder creador de Dios (Ro 4:24; 2Co 4:14; Ef
1:20) no se produjo ante testigos ni es descrito en el N.T. pero a lo largo de
todo el N.T. se proclama como un hecho indubitable (Hch 1:3) o se propone como
base innegable de muchas bendiciones actuales y futuras.
Aunque la resurrección de Jesús no garantiza la de quienes
creen el Él (Resurrección de muertos),
no deja de ser única en su género, ya que es por definición la resurrección del
Mesías e hijos de Dios (Ro 1:4). Aun los milagros de Jesús al volver a la vida
a la hija de Jairo (Mr5:21-43) al joven de Naín (Lc 7:11-17), a Lázaro (Jn
11:17-44)y a otros (Mr 11:5)no se describen estrictamente como “resurrección”,
porque las personas resucitadas volvieron a morir (comparece Hch 9:36-42;
20:7-12 Muerte). En cambio, Jesucristo inició por su resurrección una nueva
etapa decisiva y final, en la historia humana (Ro 6:9).
I ENSEÑANZA DE
JESUCRISTO.
El Señor habló al mundo
de su sufrimiento y pasión venidera, pero no dejó de incluir la nota de triunfo
final. Aun el lenguaje figurado del A.T. y del judaísmo posterior (HIJO DEL
HOMBRE, SIERVO DE YAHWEH, HIJO DE DIOS) implica que Dios a la larga iba
reivindicar públicamente al justo sufriente.
Basándose sin duda en pasajes como Is 52.13; 53:12; y Os 6:2
(en el tercer día resucitará), Jesús predijo su propia resurrección (Mr 8:31;
9:31; 10:33; Lc 13:32) y reivindicación en gloria (Mt 12:40; Mr 9:1; 10:35-40;
14:62; Lc 22:15-18). Pero los discípulos no comprenden la predicción (Mr 9:9;
Jn 20:9) porque la doctrina popular colocaba la resurrección de los muertos al
final de los tiempos, junto con el juicio, y no dentro de la historia.
II PRUEBAS DEL HECHO
HISTORICO.
Con todo, Dios hizo lo inesperado. Después de ser sepultado
honorablemente y poco antes permaneció en el sepulcro durante tres días
(DESENDIO AL INFIERNO). Según la costumbre judía de contar como día eterno
cualquier fracción del mismo, el primer día sería un par de horas del viernes
(el sábado comenzaba cerca de las 6:00pm de nuestro viernes) el segundo día
corría desde las 6:00pm del viernes hasta las 6:00pm del sábado y el tercer día
comprendía las horas restantes hasta el momento, para nosotros desconocido,
cuando el Señor salió vivo de la tumba (en todo caso antes de que llegaran las
mujeres a la tumba, en la madrugada del domingo). Esta explicación
satisface las demandas aun de la expresión hebraica “después de tres días” (Mt
8:31).
a.
La tumba vacía.
Hay
muchas pruebas de que realmente Jesús fue sepultado (en la predicación
primitiva Hch 13:29; Ro 6:4; 1Co 15:4; y
en los relatos evangélicos, Mr 15:42-47; Jn 19:38-42) en un sitio reconocible
poco después (Mr 15:47) para contrastar los rumores de que las mujeres se
equivocaron de tumba. Y, por tanto, el hecho de hallar vacía la tumba el
domingo (DÏA DEL SEÑOR) es de gran valor como prueba; sobre este punto los
Evangelios dan testimonio unánime (Mr 16:1-8; Jn 20:1-10) sobre los hombres y
número de las mujeres que fueron a la tumba hay menos acuerdos, como también
respecto a las figuras angelicales que aparecen cerca del lugar donde yacía el
cuerpo. Pero tales diferencias se deben a puntos de vista y propósitos
divergentes de los cristianos. La tumba vacía sorprendió a todos. La teoría de
que los mismos discípulos robaron el cuerpo, sostenida por los judíos en la
época de los evangelistas (Mt 28:13) es psicológicamente imposible. La mera
existencia de tal teoría prueba que los opositores del evangelio no pudieron
negar la realidad del sepulcro vacío ni reponer ellos mismos el cadáver.
Además, uno de los evangelistas relata que durante el sábado una guardia romana
fue apostada en la tumba y esta fue sellada por parte dl sanedrín (Mt 27:62; 28:15), precaución que hace
inverosímil toda hipótesis de un robo (compare también Jn 20.3-8). El énfasis
de los Evangelios, pues, en la tumba vacía indica que los primeros cristianos
entendían la resurrección en términos corporales; los judíos no conocían tal
cosa como una resurrección
“espiritual” que dejara el
cadáver en los brazos de la muerte.
b.
Las apariciones del resucitado.
Todavía
más decisiva para la fe de los discípulos fueron las apariciones de Jesucristo,
variadas y convenientes. He aquí una lista:
1. A
las mujeres (Mt 28:9)
2. A
Mariam Magdalena (Jn 20:11-18)
3.
A
Pedro (Lc 24:34; 1Co 15:5 compare Mr 16:7)
4. A
los caminantes de Emaús (Lc 24:13-31)
5. A
diez apóstoles (Lc 24:36-49; Jn 20:19-23; tal vez 1 Co 15:5)
6. A
los once apóstoles (Jn 20:24-29)
7. A
“los que se habían reunido” (Hch 1:6-9; compare “los apóstoles” de 1.2; quizás
1Co 15:7; Lc 24:50compare v. 33)
8.
A
los once apóstoles (Mt 28:16-20 compare Mr 16:7)
9. A
más de 500 hermanos (1Co
15:6)
10.
A Jacob (1Co15:7
11.
A siete discípulos (Jn 21:1-14)
Según
Lucas el periodo de las apariciones duró cuarenta días (Hch 1:3) y terminó con
la ascensión. Pero Pablo reclamó ser también parte de la misma serie de
testigos (1Co 15:8) gracias a la aparición que fue concedida unos tres años
después (Hch 9:3-8; 22:6-11; 26:12-18). En este caso, fue el único testigo (con
la posible excepción de Jacobo) que no había creído en Jesús el Cristo antes;
generalmente las apariciones no tuvieron el propósito de incitar a la fe, sino
el de confirmar la de los que ya eran cristianos.
Los
evangelistas se esfuerzan por mostrar que el Cristo resucitado es idéntico al
Jesús terrenal, a pesar de las diferencias que embargan al principio los ojos
de los discípulos pero no reconocerle (Lc 24:16; Jn 21:4) Él come y bebe con
ellos (Lc 24:41; Hch 10:41) y permite que o palpen (Jn 20:27; compare Mt 28:9 y
Jn 20:17) en su cuerpo aún conservaba las marcas de su pasión (Lc 24:39; Jn
20:20) con todo, el resucitado tiene nuevas condiciones físicas, que antes
solamente habían sido presagiadas en la transfiguración (Mr 9:9): Jesús
desaparece de la vida de sus discípulos (Lc 24:31) y pasa a través de puertas
cerradas (Jn 20:19-26). Tales condiciones solo podían pertenecer a un cuerpo “espiritual”
(1Co 15:44) o “glorificado” (compare 1Co 15:43; Fil 3:21), tipo del cuerpo que
el cristiano recibirá en la resurrección de los judíos.
c.
La experiencia del Cristo viviente.
Para
fundamentar la fe, era más importante la seguridad de que Jesucristo vivía y
reinaba en la iglesia y en el cosmos, que un acontecimiento del pasado. La certeza
de que el Cristo vive en uno (Gá 2:20) y en su pueblo por el poder de su
resurrección (Fil 3:10) y la convicción de las señales de su señorío (Hch 2:33; 3:15; 4:30, etc Espíritu Santo),
eran parte del testimonio apostólico de la resurrección del Cristo (Hch 4:33)
Bien es cierto que los testigos oculares eran indispensables en la predicación del
evangelio (Hch 1:21; 10:41; 13:31), pero la bienaventuranza es aun para quienes
no vieron con sus propios ojos (Jn 20:29; compare 17:20), porque el Espíritu
Santo es también “testigo de estas cosas” (Hch 5:32). La fundación y existencia
continua de la iglesia del Cristo es, por tanto, una de las pruebas más
fehacientes de la realidad de la resurrección (Mt 28:18).
III SIGNIFICADO DE LA
RESURRECCIÓN.
Gran parte de la doctrina del N.T. se basa en las
implicaciones de la resurrección. Con base en textos tales como Sal 110:1 (Yahweh
dijo a mi Señor: “siéntate a mi diestra”), los cristianos primitivos contemplaban
la resurrección como un acto de creación con el cual Dios Padre puso su sello
de aprobación sobre sobre el ministerio de Jesús, y en especial sobre su obra
expiatoria (Ro 4:25; 8:34; Heb 2:9, EXPIACIÓN, JUSTIFICACIÓN, REDENCIÓN
SALVACIÓN). La conquista del último enemigo, la muerte (1Co 15:26) fue
garantizada con la resurrección (1Co 15:54); por tanto, Jesucristo es declarado
Señor, Salvador y Juez victorioso sobre todas las autoridades malignas (1P
3:21; compare Ef 1:21; Fil 2:9; Heb 2:5).
Esta entronización de
Jesucristo tiene gran implicación para los creyentes en él, ya que él abrió “el
camino nuevo y vivo” de acceso a Dios (Heb 10:20). Él vive e imparte su vida a
los que se unen a él por la fe (Jn 14:19; Ef 2:5), lo cual es una bendición que
tendrá repercusiones en el futuro (Ro 6:8,1; 1Co 6:14; RESURRECCIÓN DE LOS
MUERTOS).
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