domingo, 18 de noviembre de 2018

012- Amor que libera



Romanos (14.115.13)

Si quiere encender una chispa en alguna reunión de cristianos, exprese una opinión acerca de la posibilidad de ingerir bebidas alcohólicas, o jugar por dinero, o fumar, o celebrar la víspera de Todos los Santos, o escuchar música rock, o bailar, o ver películas clasificadas como reservadas, o pertenecer a este o aquel partido político y seguir llamándose cristiano. O si quiere, podría ir más allá de estas cuestiones sociales a otras más teológicas tales como si el regreso de Cristo será antes, simultáneamente con, o después del Rapto de la Iglesia, o si en realidad habrá tal Rapto o no, o si el lavamiento de pies debería considerarse un sacramento, o silos nuevos creyentes deberían ser bautizados por inmersión, por aspersión, o por derramamiento de agua sobre ellos, o qué instrumentos musicales están permitidos en un servicio de adoración, o si las mujeres pueden ser diaconisas, o ancianas, o predicadoras. Plantee cualquiera de estos temas, o cualquier cantidad de temas parecidos, y observe lo que pasa. La conversación podrá empezar con cierta cortesía, pero pronto advertirá señales de desacuerdos profundos, a veces incluso de hostilidad. ¿Escucha los comentarios?


• En realidad no crees eso, ¿verdad?

• ¡En la Primera Iglesia de ___________ [llene usted el espacio], jamás permitiríamos eso!

• Conocí a alguien que pensaba de esa forma, pero ellos también se divorciaron y uno de sus hijos entró en la droga. Eso es lo que ocurre cuando uno se vuelve liberal.

• ¡El infierno está lleno de gente que piensa como usted!

• Usted puede pensar así si quiere; estamos en una país libre. Ah, de paso, ¿alguna vez ha aceptado a Jesús como su Salvador?

• Usted debería concertar una entrevista con mi pastor. Él le va a explicar cómo es esta cuestión. Tiene versículos bíblicos para todo.

Con tanto que tienen los cristianos en común, es totalmente asombroso comprobar las cosas por las que se pueden pelear, y hasta dividir iglesias por causa de ellas. Es de lamentar que este hábito no sea nada nuevo. Ha estado presente en la Iglesia desde sus inicios. Y en aquellos primeros días Dios le dio a su pueblo una manera de enfrentar estas cuestiones de modo que no se volvieran factores divisivos. ¿Su plan? El amor que libera. Este se describe en detalle en Romanos 14.115.13, donde se describe a dos grupos que estaban en desacuerdo entre sí sobre dos áreas de preocupación. De modo que mantengamos la mente abierta, echando a un lado nuestras diferencias para poder escuchar lo que El tiene que decirnos. No tenemos nada que perder, salvo, naturalmente, las mezquinas peleas, las disputas internas, los prejuicios, la intolerancia y la opinión del mundo de que no tenemos nada valioso que ofrecer.

Las facciones, los problemas, las consecuencias

Comenzaremos con un visión de conjunto. Lea Romanos 14.1–15.13; luego conteste las siguientes preguntas.

¿Cuáles eran las dos facciones?

¿Cuáles son los dos problemas en disputa?

¿Considera Pablo que ambos grupos son cristianos? Justifique su respuesta.

¿Qué se hacían mutuamente ambos grupos? (14.3, 10, 13, 15, 16, 21)

¿Qué consecuendas estaba teniendo su disputa para la obra de Dios? (14.20)

Sobre todo, ¿cuál es el consejo de Pablo para estas facciones en conflicto?

Usted quizás haya notado que Pablo no da muchos detalles acerca de la naturaleza de esta disputa en esta comunidad de la Roma del primer siglo. Por el texto sabemos que se trataba de diferencias de opinión sinceras sobre dietas y días especiales (14.3, 5), pero aparte de eso la información es muy escasa. Tal vez era por la composición de la iglesia romana, tanto de gentiles como de judíos, estuvieran disputando sobre si mantener los días de fiesta sagrados y las dietas especiales propias de los judíos. O quizás había personas a quienes no les importaba comer la carne que había sido sacrificada a los ídolos, o tratar el sábado —el sabat judío— como cualquier otro día de la semana, mientras que otros se mostraban inflexibles en comer lo que era un tabú para ellos, lo sacrificado a los ídolos, y que el sabat tradicional debía seguir guardándose como un día especial de descanso y adoración. Cualquiera que sean las especificaciones, una cosa está clara: estos grupos se estaban dividiendo por cuestiones no esenciales, asuntos que no eran críticos para las creencias y prácticas cristianas, y que sus discusiones estaban causando daño al cuerpo y a la causa de Cristo. Eso era lo suficiente importante como para que el Espíritu de Dios inspirara a Pablo esas palabras de reproche, corrección y exhortación.

Pautas para preservar la unidad

Pablo ofrece consejos prácticos y permanentes acerca de la manera en que los creyentes pueden mantenerse en armonía, aun cuando tengan diferentes opiniones sobre creencias y prácticas importantes, pero no esenciales.

¿Por qué deberíamos evitar juzgar a otros creyentes sobre «cuestiones dudosas» (14.1), creendas y prácticas que ni se prohíben ni ser exigen en las Escrituras?

14.3

14.4

14.7–12

¿Hay alguna cosa creada que sea realmente tabú? (v. 14; cf. 1 Co 10.25, 26; Tit 1.15)

¿Cómo los creyentes más fuertes deberían tratar a sus hermanos más débiles que piensan que ciertas cosas están prohibidas aun cuando no lo están?

14.21

15.12

¿Por qué deberían los creyentes más fuertes tratar de esta manera a los más débiles?

14.15

14.17–19

14.20

15.3

Al comportarse de esta forma, ¿capitulan los cristianos más fuertes ante las creencias equivocadas de los más débiles, incluso su sello de aprobación sobre esas opiniones? Explique su respuesta.

Cuando no estamos seguros si algo está bien o mal, ¿qué deberíamos hacer? (14.22, 23)

¡Preservemos la unidad!

Lo fundamental de todo esto es la preservación de la unidad en la familia de la fe. Pablo subraya, ilustra y sostiene este punto en 15.512, y luego lo cubre con una oración en el versículo 13. Observemos más detenidamente lo que dice.

Unidad significa «un mismo sentir» (v. 5). ¿Significa esto que los cristianos deben siempre creer y hacer las mismas cosas? Si o no, ¿por qué? Procure justificar su respuesta con Romanos 14 y 15.

¿Cuál es el papel de Dios en este proceso unificador? (v. 5)

¿Cuál es nuestro papel? (v. 7)

¿Qué papel ha representado Jesús en cuanto a la colocación del fundamento para la unidad cristiana? (vv. 812)

¿Qué cualidades de Dios menciona Pablo? (v. 5) ¿Por qué cree usted que elige estas en especial?

¿Cuál es la meta final de la unidad? (v. 6)

¿Qué hace de la oración del versículo 13 una conclusión apta para toda esta discusión sobre el divisionismo y la unidad del cuerpo de Cristo?

Antes de seguir adelante, pídale al Señor que lo ayude a volverse más maduro en la fe en aquellas áreas en las que todavía puede ser débil. Pídale también que le muestre cuándo y de qué manera debe apoyar a los hermanos más débiles en la fe impulsado por el amor que libera. Ambas peticiones están dentro de la voluntad de Dios, por eso, sin lugar a dudas, le contestará.

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