Romanos (14.1–15.13)
Si quiere encender una chispa en alguna reunión de
cristianos, exprese una opinión acerca de la posibilidad de ingerir bebidas
alcohólicas, o jugar por dinero, o fumar, o celebrar la víspera de Todos los
Santos, o escuchar música rock, o bailar, o ver películas clasificadas como
reservadas, o pertenecer a este o aquel partido político y seguir llamándose
cristiano. O si quiere, podría ir más allá de estas cuestiones sociales a otras
más teológicas tales como si el regreso de Cristo será antes, simultáneamente
con, o después del Rapto de la Iglesia, o si en realidad habrá tal Rapto o no,
o si el lavamiento de pies debería considerarse un sacramento, o silos nuevos
creyentes deberían ser bautizados por inmersión, por aspersión, o por
derramamiento de agua sobre ellos, o qué instrumentos musicales están
permitidos en un servicio de adoración, o si las mujeres pueden ser diaconisas,
o ancianas, o predicadoras. Plantee cualquiera de estos temas, o cualquier
cantidad de temas parecidos, y observe lo que pasa. La conversación podrá
empezar con cierta cortesía, pero pronto advertirá señales de desacuerdos
profundos, a veces incluso de hostilidad. ¿Escucha los comentarios?
• En realidad no crees eso, ¿verdad?
• ¡En la Primera Iglesia de ___________ [llene usted
el espacio], jamás permitiríamos eso!
• Conocí a alguien que pensaba de esa forma, pero
ellos también se divorciaron y uno de sus hijos entró en la droga. Eso es lo
que ocurre cuando uno se vuelve liberal.
• ¡El infierno está lleno de gente que piensa como
usted!
• Usted puede pensar así si quiere; estamos en una
país libre. Ah, de paso, ¿alguna vez ha aceptado a Jesús como su Salvador?
• Usted debería concertar una entrevista con mi
pastor. Él le va a explicar cómo es esta cuestión. Tiene versículos bíblicos
para todo.
Con tanto que tienen los cristianos en común, es
totalmente asombroso comprobar las cosas por las que se pueden pelear, y hasta
dividir iglesias por causa de ellas. Es de lamentar que este hábito no sea nada
nuevo. Ha estado presente en la Iglesia desde sus inicios. Y en aquellos
primeros días Dios le dio a su pueblo una manera de enfrentar estas cuestiones
de modo que no se volvieran factores divisivos. ¿Su plan? El amor que libera.
Este se describe en detalle en Romanos 14.1–15.13, donde se describe a dos grupos que estaban en
desacuerdo entre sí sobre dos áreas de preocupación. De modo que mantengamos la
mente abierta, echando a un lado nuestras diferencias para poder escuchar lo
que El tiene que decirnos. No tenemos nada que perder, salvo, naturalmente, las
mezquinas peleas, las disputas internas, los prejuicios, la intolerancia y la
opinión del mundo de que no tenemos nada valioso que ofrecer.
Las facciones, los problemas, las consecuencias
Comenzaremos con un visión de conjunto. Lea Romanos 14.1–15.13; luego conteste las siguientes preguntas.
¿Cuáles eran las dos facciones?
¿Cuáles son los dos problemas en disputa?
¿Considera Pablo que ambos grupos son cristianos?
Justifique su respuesta.
¿Qué se hacían mutuamente ambos grupos? (14.3, 10, 13, 15, 16, 21)
¿Qué consecuendas estaba teniendo su disputa para la
obra de Dios? (14.20)
Sobre todo, ¿cuál es el consejo de Pablo para estas
facciones en conflicto?
Usted quizás haya notado que Pablo no da muchos
detalles acerca de la naturaleza de esta disputa en esta comunidad de la Roma
del primer siglo. Por el texto sabemos que se trataba de diferencias de opinión
sinceras sobre dietas y días especiales (14.3, 5), pero aparte de eso la información es muy escasa. Tal vez era por la composición de la
iglesia romana, tanto de gentiles como de judíos, estuvieran disputando sobre
si mantener los días de fiesta sagrados y las dietas especiales propias de los
judíos. O quizás había personas a quienes no les importaba comer la carne que
había sido sacrificada a los ídolos, o tratar el sábado —el sabat judío— como
cualquier otro día de la semana, mientras que otros se mostraban inflexibles en
comer lo que era un tabú para ellos, lo sacrificado a los ídolos, y que el
sabat tradicional debía seguir guardándose como un día especial de descanso y
adoración. Cualquiera que sean las especificaciones, una cosa está clara: estos
grupos se estaban dividiendo por cuestiones no esenciales, asuntos que no eran
críticos para las creencias y prácticas cristianas, y que sus discusiones
estaban causando daño al cuerpo y a la causa de Cristo. Eso era lo suficiente
importante como para que el Espíritu de Dios inspirara a Pablo esas palabras de
reproche, corrección y exhortación.
Pautas para preservar la unidad
Pablo ofrece consejos prácticos y permanentes acerca
de la manera en que los creyentes pueden mantenerse en armonía, aun cuando
tengan diferentes opiniones sobre creencias y prácticas importantes, pero no
esenciales.
¿Por qué deberíamos evitar juzgar a otros creyentes
sobre «cuestiones dudosas» (14.1), creendas y prácticas que ni se prohíben ni ser exigen en las Escrituras?
14.3
14.4
14.7–12
¿Hay alguna cosa creada que sea realmente tabú? (v. 14; cf. 1 Co 10.25, 26; Tit 1.15)
¿Cómo los creyentes más fuertes deberían tratar a sus
hermanos más débiles que piensan que ciertas cosas están prohibidas aun cuando
no lo están?
14.21
15.12
¿Por qué deberían los creyentes más fuertes tratar de
esta manera a los más débiles?
14.15
14.17–19
14.20
15.3
Al comportarse de esta forma, ¿capitulan los
cristianos más fuertes ante las creencias equivocadas de los más débiles,
incluso su sello de aprobación sobre esas opiniones? Explique su respuesta.
Cuando no estamos seguros si algo está bien o mal,
¿qué deberíamos hacer? (14.22, 23)
¡Preservemos la unidad!
Lo fundamental de todo esto es la preservación de la
unidad en la familia de la fe. Pablo subraya, ilustra y sostiene este punto en 15.5–12, y luego lo cubre con una oración en el versículo 13. Observemos más detenidamente lo que dice.
Unidad significa «un mismo sentir» (v. 5). ¿Significa esto que los cristianos deben siempre creer
y hacer las mismas cosas? Si o no, ¿por qué? Procure justificar su respuesta con Romanos 14 y 15.
¿Cuál es el papel de Dios en este proceso unificador?
(v. 5)
¿Cuál es nuestro papel? (v. 7)
¿Qué papel ha representado Jesús en cuanto a la
colocación del fundamento para la unidad cristiana? (vv. 8–12)
¿Qué cualidades de Dios menciona Pablo? (v. 5) ¿Por qué cree usted que elige estas en especial?
¿Cuál es la meta final de la unidad? (v. 6)
¿Qué hace de la oración del versículo 13 una conclusión apta para toda esta discusión sobre el divisionismo y la unidad del cuerpo de
Cristo?
Antes de seguir adelante, pídale al Señor que lo ayude
a volverse más maduro en la fe en aquellas áreas en las que todavía puede ser
débil. Pídale también que le muestre cuándo y de qué manera debe apoyar a los
hermanos más débiles en la fe impulsado por el amor que libera. Ambas
peticiones están dentro de la voluntad de Dios, por eso, sin lugar a dudas, le
contestará.
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