domingo, 18 de noviembre de 2018

014- Saludos a la familia de Dios



Romanos (16.1–27)

«Lo hice yo mismo. No recibí ayuda de nadie. Me las arreglé solo. Hice una gran obra yo solo. Mi éxito es simplemente eso: sólo mío. No le pertenece a nadie más que a mí».


¿Le suena egocéntrico? Efectivamente, lo es. ¿Suena egoísta? Acertó otra vez. Pero peor que eso; sencillamente no es verdad, y no lo es para nadie. No existe un solo ser humano, no lo ha habido ni lo habrá, que no haya contado con la ayuda de alguien en determinado momento para hacer algo. Venimos a este mundo con la ayuda de otros y pasamos por este mundo con la ayuda de otros. Somos personas dependientes, nos guste o no, lo admitamos o no.

El apóstol Pablo lo sabía. Y debemos darle el mérito no sólo porque lo sabía, sino porque se regocijaba en ese hecho. Amaba a la gente de la cual dependía. Constituían su familia, seres queridos de incalculable valor por lo que eran y por lo que hacían. Consideraba que merecían la honra y el respeto, en especial de otros hermanos en la fe. Los cristianos deberían abrazarse unos a otros y apoyarse mutuamente como miembros de una misma familia. Pablo lo hacía y esperaba que otros creyentes hicieran lo mismo.

Pablo dedica la mayor parte del capítulo final de Romanos a saludar a diversos miembros de la familia de Dios en Roma (16.3–15), y a mandar saludos a todos los cristianos romanos de parte de los creyentes que estaban con él, ayudándolo con el ministerio (vv. 21–23). A medida que recorramos estos versículos finales, podríamos recordar a todos aquellos que nos han ayudado por la senda, y renovar nuestra estimación por ellos.

Una visión general de los detalles

Algunas personas recuerdan nombres, pero no rostros, mientras que otros tienen rostros grabados en la mente, pero no pueden por nada del mundo recordar nombres. Sin embargo, tal parece que Pablo recordaba muchos nombres y rostros. Personas que había conocido, con las que había trabajado, a quienes había ayudado y quienes le habían brindado amistad eran personas a las que jamás olvidaría, no importa cuán lejos estuvieran de él. De modo que tratemos de conocer a algunas de esas personas a través de los ojos de Pablo.

En el cuadro de abajo, enumere los individuos, las familias o los grupos mencionados por Pablo, los títulos descriptivos que les adjudica (tales como parientes o escogido en el Señor) y las palabras que usa para acogerlos (por ejemplo, saludad u os recomiendo).

EL CÍRCULO FAMILIAR DE PABLO

NOMBRES
TÍTULOS
PALABRAS DE SALUDO


¿Cuántas persona menciona Pablo en este capítulo?

¿Por qué es significativo mencionar a alguien por nombre?

¿Quiénes son algunas de las personas significativas en su vida? Sabe, las que en realidad lo impactaron para bien, las que lo han moldeado, que han sido ejemplos de fe, hombría o femineidad, que intervinieron en su vida para bien, que se mantuvieron a su lado a pesar de todo, o lo reprendieron cuando nadie más tuvo el coraje de hacerlo. Algunos de ellos posiblemente ya pasaron de esta vida; otros quizás se han mudado; varios pueden estar todavía a su lado. Haga una lista aquí; luego, en los días subsiguientes, decida de qué manera le gustaría agradecerles por lo que han hecho por usted. Después llévelo a cabo con amor y profunda gratitud. Es posible que algunos se sorprendan y sin duda usted hará que se sientan honrados y apreciados.

MI FAMILIA DE FIELES

SUS NOMBRES
MI REGALO DE GRATITUD


Remitiéndonos al gráfico de la «familia» de Pablo, ¿qué diría usted que hizo un verdadero impacto en Pablo? ¿La posición de las personas en la vida? ¿La cantidad de dinero que tenían? ¿La clase de ropa que vestían? ¿Con quiénes se vinculaban?

 ¿Lo que hacían para ganarse la vida? ¿O qué?

¿Qué es lo que le impresiona de otros? Otra manera de preguntar esto mismo es, ¿de qué manera evalúa a las personas? ¿Cuáles son sus criterios? Esto le revelará mucho acerca de lo que usted considera importante.

¿Qué resultados hay en la comparación de su lista con la de Pablo? ¿Advierte algunos lugares en los que puede haber equivocado su valoración? ¿De qué manera debería modificarlos? En otras palabras, ¿cuáles serían las normas bíblicas más adecuadas para decidir lo que de verdad cuenta y lo que no cuenta cuando se trata de las personas?

La sala de estimación de Pablo

Ahora que hemos obtenido una visión general, ocupémonos más de los detalles específicos comenzando con los versículos 1–16, luego saltando a los versículos 21–24. (Volveremos para ocuparnos más adelante de los versículos 17–20 y 25–27.)

Como Pablo admite no haber estado nunca en Roma y no obstante pareciera conocer a tantas personas allí, es razonable que nos preguntemos de qué manera llegó a conocer a dichas personas. El comentarista bíblico John Witmer proporciona una buena explicación. Dice que Roma, la ciudad capital, atraía a personas de todas partes del imperio. Aunque Pablo no había visitado Roma, había estado en muchas otras ciudades populosas, tales como Jerusalén, Corinto, Filipos, Atenas y Éfeso, y de esa manera debió haber conocido a muchos viajeros pertenecientes a la sociedad romana. Witner observa la obvia preocupación de Pablo por las personas, lo cual se hace evidente en el hecho de que se mantenía enterado de los lugares donde se encontraban sus amigos.

Como lo son todas las personas nombradas en Romanos 16, Febe es cristiana. 
¿Qué dice Pablo de ella que refleja este hecho? (vv. 1, 2)

¿Por qué la recomienda a los cristianos en Roma? (vv. 1, 2)

Febe (v. 1): Su nombre significa «pura o radiante como la luna». Servía a la iglesia de Cencrea, una ciudad pobre a pocas millas al este de Corinto. Probablemente llevó la carta a los Romanos para entregarla a la iglesia en Roma, lo cual explicaría por qué Pablo la «recomienda» a los cristianos del lugar.

Diaconisa (v. 1): Esta palabra puede traducirse «siervo», «servidor», «sirviente» (Mc 9.35; Jn 2.5, 9; Ro 13.4; 15.8), o «ministro»; o también: «Diaconisa (como en Flp 1.1; 1 Ti 3.8, 12), [lo cual sugiere] que Febe ocupaba una posición reconocida en la iglesia de Cencrea. [Algunos se oponen a esta interpretación porque] los requerimientos de 1 Timoteo 3.12 hacen difícil que Febe [o cualquier otra mujer] haya ocupado el oficio de diácono. No parece existir en el NT una disposición firme contra el desempeño por las mujeres de funciones ministeriales destacadas».

Ha ayudado (v. 2): Esta expresión podría querer decir que Febe no sólo respaldaba sino que aportaba los fondos para causas nobles.

Junto con Febe, Pablo tiene palabras de recomendación extensivas a Priscila y Aquila, un equipo constituido por marido y mujer (vv. 3–5). ¿Qué hicieron por él? Para contestar esto acuda a Hechos 18.1–3, 18, 19, 24–28; 19.1.

Aunque el Nuevo Testamento nunca dice explícitamente cuándo y de qué manera Priscila y Aquila arriesgaron sus vidas por Pablo, la ocasión bien puede haber sido cuando Pablo se encontraba en Éfeso y estalló un tumulto como reacción a su ministerio (Hch 19). Es cierto que su vida estuvo en peligro allí (1 Co 16.8, 9; 2 Co 1.8–10), y sabemos por otros pasajes que este equipo de marido y mujer estuvo con Pablo poco antes de que ocurriera este incidente (1 Co 16.8, 19).

Febe y Priscila no son las únicas mujeres mencionadas en Romanos 16. Entre otros nombres Pablo menciona a María (v. 6), Trifena y Trifosa (v. 12), Pérsida (v. 12), la madre de Rufo (v. 13) y la hermana de Nereo (v. 15). Junias (v. 7) y Julia (v. 15) también podrían ser mujeres. El solo hecho de que mencione a tantas mujeres es increíble, dada la muy baja posición social que tenían estas en el mundo romano del primer siglo. Pero observe, igualmente, lo que dice de ellas. ¿Qué le indica eso, no sólo en cuanto a la actitud de aprecio de la mujer por parte de Pablo, sino por parte de Dios también?

¿Observó que después de mencionar a la madre de Rufo Pablo agrega que ella es «su» madre también (v. 13)? Pablo no quiere decir que sea su madre biológica sino que expenmentó su cuidado maternal. Filipenses 3.8 deja bien claro que Pablo sufrió una gran pérdida al aceptar a Cristo, así como también por su dedicación a su causa. Si una de las pérdidas que Pablo sufrió fue el abandono de su propia familia debido a su conversión cristiana, quizás la madre de Rufo percibió su soledad y pena, y haya hecho algo por consolarlo. Cualquiera que haya sido la ocasión en que ministró a Pablo, era obvio que estaba muy agradecido por su servicio.

Ósculo santo (v. 16): Un saludo que tenía el propósito de lograr intimidad y afecto espirituales entre los cristianos. Por lo general consistía en un beso en la mejilla o en la frente.

¿Cuál diría usted que es el paralelo social de nuestra cultura para el saludo con el ósculo santo del primer siglo?

Si vamos a los versículos 21–24, encontramos a otras ocho personas que Pablo distinguió con una mención honorable. Sabemos bastante acerca de Timoteo (v. 21), quien se convirtió y fue discipulado bajo el ministerio de Pablo (Hch 16.1–3).

 Pablo también le escribió dos cartas a él, ambas preservadas en el Nuevo Testamento como 1 y 2 Timoteo.

Para aprender más sobre Timoteo y su relación con Pablo, lea 1 y 2 Timoteo. Son cortas pero llenas de contenido, muy prácticas y orientadas hacia el ministerio.

Con relación a Lucio, Jasón y Sosípater, no sabemos casi nada (Ro 16.21). Lucio podría ser el mencionado en Hechos 13.1, Jasón quizás sea la persona que brindó hospitalidad a Pablo y a sus dos ayudantes en Tesalónica (Hch 17.5), y Sosípater el Sópater mencionado en Hechos 20.4, pero ninguna de estas identificaciones es totalmente segura. Todo lo que en realidad sabemos acerca de estos tres hombres es que formaban parte del equipo de Pablo en Corinto.

Tercio actuaba como secretario de Pablo y, en efecto, escribió la carta mientras Pablo se la dictaba (Ro 16.22).

Gayo brindó su hospitalidad a Pablo y a la joven iglesia de Corinto (v. 23). Hay una fuerte tendencia a identificar a este Gayo con Ticio Justo, el hombre que ayudó a establecer la iglesia en Corinto (Hch 18.7–11). Si se trata de la misma persona, su nombre completo sería Gayo Ticio Justo, lo cual concordaría con la costumbre entre los romanos de tener tres nombres.

¿Cómo describe Pablo a Erasto? (Ro 16.23)

Las excavaciones arqueológicas han proporcionado un fuerte vínculo entre este Erasto y un oficial civil del mismo nombre. Un Erasto que fue comisionado de Obras Públicas en la ciudad de Corinto durante el primer siglo costeó un tramo del empedrado e hizo inscribir su nombre en uno de los bloques del empedrado. Si este Erasto es el mismo que menciona Pablo en Romanos, muy poco después de escribir la carta Erasto se habría convertido en el tesorero de Corinto.

La última persona nombrada por Pablo, Cuarto, puede haber sido el hermano carnal de Tercio. Significa, justamente, «cuarta parte», así como «Tercio» significa «tercera parte». Quizás recibieron estos nombres porque Tercio nació en tercer término y su hermano en cuarto lugar. Sus nombres también pueden indicar que eran esclavos. En el Imperio Romano se solía dar números a los esclavos para identificarlos. Es posible que a Pablo le hubieran prestado estos creyentes.

Personas a quienes evitar

Después de ocupar tanto espacio para alabar y honrar a tantas personas, resulta irónico que Pablo dedicara cuatro versículos a aconsejar a los creyentes de Roma acerca de ciertas personas de las que debían mantenerse alejados; pero eso es justamente lo que hace (Ro 16.17–20). ¿A quiénes había que mantener a distancia? ¿Qué rasgos los distinguen para su fácil identificación?

En su opinión, ¿son o no cristianos estos que provocan divisiones, o es posible que fueran cualquiera de las dos cosas? ¿Por qué piensa así?

¿Qué significa ser «sabios para el bien, e ingenuos para el mal»? (v. 19)

¿Por qué cree que Pablo menciona a Satanás en el versículo 20 y contrasta las actividades de este ángel caído con la paz de Dios?

¿De qué manera podría aplicar estos cuatro versículos a la situación de su vida actual? Concéntrese especialmente en cómo puede ser sabio para el bien e ingenuo para el mal.

Una doxología para vivirla siempre

Pablo finaliza su Carta Magna del evangelio cristiano con una apropiada bendición, una doxología concebida para repasar una vez más lo mucho que Dios ha hecho y está haciendo por nosotros, y cuán fiel es a sus promesas (vv. 25–27).

¿Qué dice Pablo sobre Dios en estos versículos?

¿Qué dice acerca del evangelio que él predica?

¿Qué dice acerca de Jesús?

Si usted hubiera estado en el lugar de Pablo, escribiendo la conclusión para esta magnífica carta, ¿qué habría escrito? Básese en lo que ha tenido mayor significación para usted en este estudio, y escríbalo en forma de alabanza a Dios y como aliento para otros creyentes, como lo hizo Pablo. Haga que estas palabras queden como su resumen del evangelio de Cristo, nuestro eterno Señor y Salvador, y del deleite que dicho evangelio le produce. Amén.

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