Romanos (12.1–21)
• Procure ser el número uno.
• La vida es corta, por eso aproveche todo el placer
que pueda.
• Lo puede tener todo en el aquí y el ahora.
• No se deje pisotear por nadie.
• Si alguien lo tumba, levántese y péguele más fuerte.
• Lo principal es ganar.
• La gente sólo recuerda a los que llegan primero, de
modo que no se conforme con el segundo.
Podría continuar la lista, pero creo que usted
comprenderá. Se ve a diario, en televisión, en el cine, en los eventos
deportivos, en los diarios, en innumerables libros, lo escuchamos de los
amigos, de la familia. Alcanzar lo que quiere, cuando lo quiere, tantas veces
como lo quiera y de la manera que lo quiera es el mensaje que nos llega de la
sociedad. Es lo que se supone que debemos procurar hacer, el modelo a seguir.
Se presenta como la clave para vivir feliz para siempre. ¿Pero es verdad?
¿Puede en realidad proporcionarnos lo que nos promete?
La Biblia dice que no. El servicio centrado en el yo
jamás podrá proporcionar felicidad duradera. Por supuesto, nos puede hacer
sentir bien durante un lapso breve. Es más, podemos incluso sentirnos como si
mereciéramos que nuestras necesidades y exigencias fueran atendidas antes que
las de otros. Pero si vivimos con la máxima de ser el centro de todo,
perderemos el gozo genuino y duradero. Perderemos de vista la vida cristiana y
todas las bendiciones que la acompañan, porque la vida que hemos de vivir por
medio de Cristo comienza con el servido a los demás, que no es más que otra
forma de definir el autosacrificio.
Pero no interprete mal lo que digo. Este no es el tipo
de sacrificio en el que uno se flagela hasta que otros se sientan mejor o
logren lo que desean. No. Esto es vida sacrificial transformada. Cambia nuestro
carácter, nuestra mente, nuestro corazón, hasta que el impulso fundamental de
nuestra vida consista en ayudar a otros, servirlos de toda forma posible, para
que ellos a su vez no sólo vean, sino deseen, y hasta comiencen a vivir y
disfrutar la vida en Cristo, centrada en otros.
«¿Cómo puede lograrse esto? Se ve demasiado
retrógrado, muy contrario a la manera en que nuestra sociedad desea que
vivamos». Esta es precisamente la cuestión. La perspectiva de Dios está
centrada de manera correcta, mientras que la nuestra está invertida. Pensamos
que nuestro punto de vista es normal, pero no lo es. Nuestra perspectiva está
distorsionada y confundida; es irracional. La de Dios es perfecta, clara y
eminentemente racional. De modo que si es preciso, estudie esta lección parado
sobre su cabeza, es decir, intelectual y prácticamente. Pablo está a punto de
reorientar nuestra manera de pensar para que se parezca a la de Dios.
La clave de la vida cristiana
Los primeros once capítulos de Romanos, aunque
jalonados con aplicaciones para la vida, son doctrinales en su mayor parte.
Pablo sienta la base teológica y el alcance del evangelio, a la vez que lo
defiende frente a malos entendidos y objeciones. Pero una vez que llega al
capítulo 12, su enfoque cambia dramáticamente. «Así que, hermanos, os ruego», son
palabras que miran atrás y edifican sobre todo el fundamento que Pablo ha
venido colocando. «Con todo eso en mente», parece decir Pablo, «os ruego,
hermanos en la fe, que…» ¿Comó? ¿Qué es lo que quiere que hagamos a la luz del
mensaje del evangelio? Comienza, pero a la vez está sintetizado en los primeros
tres versículos del capítulo 12. Trate de reformular dichos versículos con sus
propias palabras.
versículo 1
versículo 2
versículo 3
Analicemos estos versículos con mas detenimiento.
Contienen cuatro mandatos, y cada uno de ellos está conectado a cada uno de los
demás, formando un lazo que vincula al resto de los consejos prácticos que
siguen en Romanos. Estas cuatro directivas constituyen la clave para la vida
cristiana. Liberan el poder práctico del evangelio en las vidas de los que han
sido salvados por nuestro Señor Jesucristo, en los cuales mora el Espíritu
Santo.
¿Qué frase usa Pablo para resumir la actividad de Dios
por la cual nos da el evangelio de Cristo Jesús y lo hace fructificar en
nosotros? (v. 1)
El primer mandato de Pablo comprende algo que debemos
hacer con nuestros cuerpos. Pero la palabra que usa para cuerpo no sólo
significa el cuerpo físico. La palabra cuerpos es una metáfora que representa
todo lo que somos, ya sea físico, espiritual, emocional o mental. Por lo tanto,
¿qué significa presentar nuestros cuerpos a Dios en «sacrificio vivo»? (v. 1) ¿Qué implicaciones encontramos aquí en cuanto a
nuestras prácticas de adoración?
¿Es nuestra ofrenda sacrificial un acto a cumplir una
vez para siempre, ocasional, frecuente o diario? ¿Cómo lo sabe?
En el versículo 1, ¿cuáles son las cuatro descripciones que nos dicen
acerca del tipo de sacrificio que debemos hacer?
¿Qué nos dicen estas descripciones acerca de la
naturaleza de Dios, su carácter y sus expectativas?
Después de llamarnos a la consagración, Pablo nos
dice: "No os conforméis a este siglo [mundo]» (v. 2). La Biblia habla acerca del «mundo» y sus peligros
en varios lugares. Busque los siguientes pasajes y resuma lo que dicen acerca
de la condición del mundo y sus atracciones, y cómo debemos encararlas,
especialmente a la luz del mandato de Pablo en Romanos 12.2.
Mateo 13.22
Gálatas 1.4
1 Pedro 1.14
1 Juan 2.15–17
El siguiente mandato de Pablo es positivo, y aparece
en contraste con su mandato anterior de no conformarnos. Mientras que
conformarse tiene que ver con el moldeamos de acuerdo a una apariencia o tipo
exterior, transformarnos se refiere a los cambios internos que llevan a
expresiones externas de esos cambios internos. ¿Cómo se opera esta
transformación? (Ro 12.2)
¿Cuál es la meta del proceso de transformación?(v.2)
El cuarto mandato de Pablo se encuentra en el
versículo 3 y tiene dos aspectos: uno negativo y otro positivo.
¿Cuáles son?
El negativo:
El positivo:
Antes de continuar, repase estas cuatro claves para la
vida cristiana, y considere el papel que cumplen en su vida. ¿Está
obedeciéndolas activamente? Si no es así, ¿qué medidas puede comenzar a adoptar
en esta semana para obedecerlas de manera muy concreta? Sea específico.
Sed consagrados
No os conforméis
Transformaos
Mantened un concepto adecuado de vosotros mismos
Dones de servicio
La consagración, el no conformarse, la transformación,
la evaluación, son actos de individuos que miran su propia vida interior para
evaluarse y reorientarse por el poder del Espíritu de Dios, en busca de un
carácter, un modo de ver las cosas y un estilo de vida santos. Sin embargo, una
vez que estamos activamente ocupados de este modo tendremos que trasladamos al
exterior, hacia la tarea de servir a otros. La vida cristiana nunca tuvo como
objetivo vivirla apartada de la comunidad. No podemos ser personas solitarias
dedicadas a Cristo, es decir, individuos descomedidos que se ocupan nada más
que de sí mismos. Cualquier tarea centrada en uno mismo debe con el tiempo
orientarse hacia tareas dirigidas a otros. Del mismo modo en que Cristo vino
para salvar y servir a otros, así El nos pide a nosotros, sus hijos adoptivos,
que vayamos a otros con su mensaje de salvación y que les ayudemos a crecer en
la familia de la fe.
Ahora bien, Dios no se limita a llamarnos para luego
dejarnos a la merced de nosotros mismos. Nunca nos deja plantados. Cualquiera
sea la tarea que nos llame a hacer, nos capacita a la vez para cumplirla. Como
lo expresa Pablo, Dios lo hace «conforme a la medida de fe que… repartió a cada
uno» (v. 3). La «fe» aquí mencionada «no alude a la fe de la
salvación, sino a la fe que acompaña el recibir y usar los dones que Dios nos
da».1 Dios nos da los dones y la fe que necesitamos para
utilizar esos dones. Percatándonos de esto, volvamos nuestra atención a los
versículos 4–8.
Antes de mencionar cada uno de los dones por su
nombre, Pablo habla acerca de la Iglesia, el cuerpo de Cristo. ¿Qué es lo que
dice de ella? (vv. 4, 5)
¿Cuál es el sentido de esta descripción de la Iglesia?
Tal vez usted quiera consultar dos pasajes paralelos: 1 Corintios 12.4–27 y Efesios 4.11–16.
En Romanos 12.6–8 se mencionan siete dones. ¿Cuáles son y cómo se han
de usar?
DONES ESPIRITUALES DE SERVICIO
LOS DONES
|
CÓMO USARLOS
|
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
|
Básicamente, en este pasaje se sostienen dos
interpretaciones concernientes a los dones. Una de ellas sostiene que esta
serie de dones indica dones creacionales, es decir, «inclinaciones inherentes a
cada persona, según las cualidades que les concedió el Creador desde su
nacimiento».2 Si la consideramos de esta forma, esta lista de dones
es diferente a las listas que aparecen en otras partes del Nuevo Testamento.
Los dones mencionados en Romanos provienen del Padre y constituyen nuestra
«nuestras cualidades innatas en la vida y en el servicio a Dios», mientras que
la lista de dones de Efesios 4 emana del Hijo y describe cargos eclesiásticos, y la lista de dones de 1 Corintios 12 procede del Espíritu y describe las capacidades que
nos han sido dadas con poder para «edificar la Iglesia y evangelizar el mundo».
La segunda interpretación considera los dones
mencionados en Romanos «como una repetición o complemento de muchos otros
mencionados en 1 Corintios 12.12–29 o Efesios 4.11».
Representaré ambas posiciones en las definiciones que
siguen, colocando la interpretación de los dones de creación en primer lugar.
Profecía (v. 6): Ya sea (1) la habilidad de aquellos que se les
«permite ver la vida desde una perspectiva profética especial,
independientemente de la función pública que desempeñen o del uso especial que
haga de ellos el Espíritu para proclamar abiertamente una profecía»; o (2) «a
la manifestación de una profecía hecha pública diciendo algo que Dios haya
puesto en su mente (1 Co 12.10)».
Servicio (v. 7): Ya sea (1) la habilidad de aquellos «cuyos dones
especiales los capacita mejor para atender al cuerpo [de Cristo] en sus
necesidades materiales», o (2) «a aquellos que prestan cualquier tipo de
servicio a los demás en la iglesia».
Enseña (v. 7): Ya sea (1) el don de «aquellos especialmente
dotados para escudriñar e instruir en la verdad revelada de la Palabra de Dios,
independientemente de la función pública que ejerzan», o (2) «como a los
maestros profesionales (Ef 4.11 )».
Exhorta (v. 8): Ya sea (1) la habilidad de «aquellas personas cuyos
dones innatos los califican para aplicar las verdades de Dios a situaciones
particulares alentando a otros» o (2) «a aquellos (como los ministros) que han
sido llamados para dedicarse por completo a la atención de la iglesia».
Reparte (v. 8): Ya sea (1) «quienes están dotados para contribuir
al sostén emocional o material de otros», o (2) «a los dotados de abundantes
medios financieros para apoyar la obra del evangelio».
Preside (v. 8): Ya sea (1) «quien está dotado para orientar en
todas las esferas de la vida», o (2) «a aquellos que tienen a su cargo
funciones administrativas (1 Co. 12.28)».
El que hace misericordia (v. 8): Define tanto a (1) «quienes poseen el don de una
fuerte sensibilidad», o (2) «a aquellos llamados a desempeñar funciones
especiales en organismos cristianos de asistencia y ayuda».
Sin importar cuál sea el don o la combinación de dones
que haya recibido de Dios, ¿cómo está usando lo que tiene? ¿Está usando las
capacidades de que ha sido dotado de la manera en que Dios desea, o las está
usando para su propio beneficio? Considere este asunto con cuidado, pidiéndole
a Dios que te revele las cosas ocultas del corazón, para que de veras pueda ser
su fiel siervo para su Iglesia.
Las exhortaciones del amor
El amor está en el centro de la vida sacrificial
transformada. Es mas, una vida sin amor de esa clase es imposible. Aunque la
palabra amor no aparece en los versículos 9–21, el amor es decididamente el principio orientador (v.
9), el faro que ilumina y dirige nuestras vidas
personales (vv. 9, 11, 12), así como también nuestras relaciones con los demás
cristianos y con nuestros adversarios (vv. 10, 13–21).
Pablo menciona tres características del amor en el
versículo 9. ¿Cuáles son?
Revise cada una de las características del amor, luego
examínese a la luz de cada una de ellas. ¿Es sincero y consecuente su amor? ¿Se
retrae frente a la maldad a la vez que se alegra frente al bien? ¿Está
comprometiendo su amor en alguna forma, ya sea flirteando con lo que usted sabe
que está mal, o dejando de defender lo que es correcto? Sea transparente
delante del Señor. Permítale reorientar cualquiera de sus pasos equivocados y
purificar su amor por el amor a su nombre.
Los versículos 9–21 nos ofrecen veinte exhortaciones. Reformule cada una
de ellas con sus propias palabras, luego elija las que le resultan más
difíciles de obedecer, y anote una o dos cosas que usted puede hacer con la
ayuda de la gracia de Dios para que sean parte de su estilo de vida
transformado.
EXHORTACIONES DEL AMOR
|
MIS COMPROMISOS
|
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
|
El versículo 20 requiere explicación. A primera vista, aparenta
presentar una manera solapada de vengarnos de nuestros enemigos. Todo lo que
tenemos que hacer, parece decir el versículo, es mostrarnos particularmente
corteses con ellos y a su vez nuestras acciones aumentarán el nivel de la
condenación que nuestros enemigos experimentarán a manos de Dios. Si el
versículo 20 realmente enseñara esto, estaría contradiciendo el espíritu del
contexto total donde aparece. Más bien lo que pretende trasmitir es que debemos
proporcionar a nuestros enemigos una oportunidad para arrepentirse y hallar
perdón. En otras palabras, al devolver bien por mal, es posible vencer el mal
en lugar de perpetuarlo mediante actos de venganza. Después de todo, ¿qué mejor
manera de vencer el mal que amando a los que lo practican para que se alejen de
él y se entreguen al bien? ¿No es eso lo que Dios el Padre está procurando
hacer por medio de su supremo acto de sacrificio y amor, la entrega de su Hijo
a nuestro favor, incluso hasta el punto de llegar a la crucifixión?
Vida transformada. Al mundo les parece que los que
practican esto son seres de otro planeta. ¿Quién en su sano juicio devolvería
bien por un mal cometido contra ellos, o serviría a los demás más que a sí
mismo, o pasaría por alto las atracciones del mundo a cambio de unas alegrías
intangibles? ¡No tiene sentido! ¿Correcto? Equivocado. Sí que tiene sentido y
mucho. Una vez que nos percatamos de que este mundo está perdido, de modo que
no puede representar la regla para determinar lo que es correcto y razonable, y
una vez que recordamos que sólo Dios es la norma perfecta e inamovible de todo
lo bueno y racional, entonces los que siguen su camino son aquellos a los que
hay que buscar para saber lo que tiene sentido.
¿Qué camino sigue usted? ¿El del mundo o el de Dios?
Seguir a la multitud, conformándose a lo que hacen los demás es fácil. Pero es
destructivo, también. Dios tiene una senda que es mucho mejor y más sana para
que sigamos. Sí, es más difícil, pero Dios siempre le dará lo que necesite para
vivir la vida de la manera que Él quiere.
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