Romanos (8.1–39)
Si le ha tocado
perder a un ser querido, sabe lo duro que es enfrentar el tema de la muerte. No
hay palabras que alcancen para describir el tremendo dolor y la absoluta
soledad que deja la muerte a su paso. Por algo se les llama sobrevivientes a
los seres queridos que quedan aquí. No hay ningún otro acontecimiento en la
vida más difícil de sobrellevar.
Una cosa, sin
embargo, puede suavizar en algo la violencia de la muerte y es la herencia que
deja el que ha fallecido. Ya sea una enorme riqueza económica o de una pequeña
cuenta bancaria, premios y trofeos o palabras de profundo consuelo y estímulo,
una herencia es un tesoro para aquellos que la reciben. Es un legado, un
recuerdo, una señal del amor de aquel que ha partido antes que nosotros.
¿Sabía que si
usted es cristiano ha recibido una herencia? En efecto, así es. El Señor
Jesucristo nos ha amado tanto a usted y a mí, que no sólo nos ha hecho libres
sino que nos ha dejado una herencia que no puede ser comparada y mucho menos
superada. Es una demostración maravillosa, increíble, tremendamente gloriosa de
su amor infinito e incondicional para con nosotros.
¿Tiene curiosidad
por saber de qué se trata? ¿Tiene alguna idea acerca de cuándo la va a recibir
y cómo? ¿Hay algún motivo por el cual se puede perder esta herencia? ¿Le
gustaría saber más al respecto? En caso afirmativo siga leyendo. Pablo tiene
mucho que enseñarnos en Romanos 8 acerca de este maravilloso
obsequio. Todo se articula alrededor de la Tercera Persona de la Trinidad, el
Espíritu Santo.
Características
para recordar
Romanos 8 tiene muchos
rasgos distintivos sorprendentes. Antes de que nos lancemos a analizar los
detalles de este capítulo, dediquemos un tiempo a identificarlos.
En primer
lugar, lea el capítulo 8 de Romanos
completo, observando el nombre que se da a cada persona de la Trinidad y lo que
hace. Vuelque sus hallazgos en el siguiente.
LA TRINDAD
EN ROMANOS 8
PADRE
(generalmente llamado «Dios») |
HIJO
|
ESPÍRITU SANTO
|
Ahora relea Romanos 8 para descubrir lo
que dice acerca de los que están en Cristo. ¿Cómo se les llama a los creyentes?
¿Qué es lo que se ha hecho por ellos? ¿Qué les aguarda todavía? ¿Con qué pueden
contar? Anote sus respuestas a continuación.
LOS CREYENTES SEGÚN ROMANOS 8
Descripciones o nombres
|
Situación anterior
|
Situación actual
|
Situación futura
|
Recursos disponibles
|
¿Le ha planteado
esta revisión interrogantes que desearía explorar más adelante? Anótelos de
inmediato aquí.
¡Bienvenido,
Espíritu Santo!
Hacia el final del
capítulo 7 de Romanos, poco faltaba para que Pablo concluyera con
una nota de desesperación. ¿Cómo podía enfrentar la lucha y salir vencedor en
la guerra que rugía en su interior, entre el viejo hombre dominado por el
pecado y el nuevo hombre aferrado al bien? ¿La respuesta? Tanto para Pablo como
para cualquier otro creyente, sólo «por Jesucristo Señor nuestro» tenemos la
posibilidad de hacer frente a la lucha (7.25). ¿Pero qué es lo
que nos da Cristo que nos capacita para luchar y vencer en esta guerra
interior? ¿La respuesta? ¡El Espíritu Santo! Lo que Jesús prometió en Juan 14 y Hechos 1, y que comenzó a
manifestarse como cumplimiento de esa promesa en Hechos 2, constituye el
elemento central de la respuesta que Pablo brinda en Romanos 8. Si no fuera por
la obra del Espíritu Santo en nuestra vida, estaríamos ante serios problemas.
Sería absolutamente imposible que alguien pretendiera vivir la vida cristiana,
porque sólo el Espíritu de Dios hace posible una vida así, capacitándonos
mediante su propio poder y otros recursos. Sin el Espíritu Santo, el pecado
seguiría llevando la delantera en nuestra vida. Veamos cómo funciona todo esto.
¿Qué es lo que ya
no tenemos los que «estamos en Cristo»? (8.1)
¿Qué significa
esto?
Sabemos que ya no
estamos condenados y sentimos como si esa verdad a veces sea dos cosas muy
diferentes. ¿Es usted creyente? Si es así, ¿siente algunas veces que está bajo
la mano condenatoria de Dios? Si le ocurre esto, debe hacer caso omiso a sus
sensaciones, y dejar que se apodere de usted la realidad de su nueva relación
con Dios. Propóngase aprender de memoria Romanos 8.1, o anótelo en
varias tarjetas y colócalas en diversos lugares donde las pueda ver a menudo.
Permita que esta verdad penetre en lo profundo de su ser. Créame, traerá
refrigerio a su alma y transformará sus sentimientos.
¿Conforme a quién,
asume Pablo, viven [«andan»] «los que están en Cristo»? (v. 1)
¿Qué otra manera
de vivir hay?
¿Se espera que
vivan así los cristianos?
¿Quién nos ha
liberado, de qué hemos sido liberados y cómo fue asegurada nuestra libertad?
(vv. 2–4)
No todos los
estilos de vida valen la pena
En los versículos 5–11, Pablo contrasta
la vida según la carne con la vida según el Espíritu. Procure identificar las
características opuestas de estos dos estilos de vida.
EL CONTRASTE ENTRE DOS ESTILOS DE VIDA
LA VIDA CARNAL
|
LA VIDA ESPIRITUAL
|
Cada cual conoce
la capacidad que tiene para permitir que ya sea su propia carne o el Espíritu
Santo tenga preeminencia en su vida. ¿Cuáles son las diferentes formas en que
se manifiesta la carne en su vida?
¿Cómo puede saber
si el Espíritu Santo tiene libertad de acción en su vida?
Pida al Espíritu
Santo que lo ayude a someterse más a su mano orientadora, para que pueda
deshacer la destructiva influencia de la carne en su vida.
¿Qué obligación
tenemos y hacia quién como creyentes en quienes mora el Espíritu Santo? (v. 12)
¿Cuáles son las
consecuencias de los dos estilos de vida entre los que debemos optar? (v. 13)
¿Qué significa
«hacer morir las obras de la carne»? (v. 13) Remítase a lo
que conoce acerca de lo que Pablo ya ha dicho en Romanos para contestar esta
pregunta (Ro 6.1–18).
Tome ahora lo que
entiende de «hacer morir las obras de la carne» y comprométase a volverse
diariamente al Espíritu Santo, pidiéndole que le muestre cómo hacerlo y luego
que lo capacite para lograrlo.
Recuerde que este
es un pedido de oración que al Espíritu Santo siempre le satisface, porque está
plenamente de acuerdo con la voluntad de Dios. De modo que, si alguna vez cae
presa de las obras de su naturaleza pecadora, no culpe de ello al Espíritu. Él
siempre va a responder a sus necesidades en este aspecto. Cualquier fracaso que
experimente será su propia responsabilidad, no la de Él.
Herederos de la
promesa
En los versículos 14–17 aprendemos
algunas verdades sorprendentes acerca de nosotros como creyentes y del Espíritu
Santo como nuestro… bueno, veamos.
¿Qué nos dicen los
versículos 14–17 acerca de lo que
el Espíritu Santo hace por nosotros y por medio de nosotros?
¿Qué nos dicen
estos versículos acerca de la intimidad de nuestra relación con Dios, como
consecuencia de la obra del Espíritu Santo?
Abba (v. 15): Esta es una
palabra aramea, que probablemente era el idioma que hablaba Jesús, y significa
«padre, papá». Es una expresión de intimidad entre un niño y su padre.
¿Cómo nos dirige
el Espíritu Santo? ¿Cómo podemos estar seguros de que la orientación que
percibimos viene del Él y no de nuestros deseos? Piense en tas ocasiones en que
ha sentido que la mano del Espíritu lo estaba guiando. ¿Estaba en lo cierto?
¿Era el Espíritu quien lo dirigía? ¿Cómo lo supo?
¿Cómo da testimonio
el Espíritu a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios?
Como hijos de
Dios, somos «herederos y coherederos con Cristo» (v. 17). Aunque más
adelante Pablo nos dirá más acerca de lo que vamos a heredar, en el versículo 17 nos ofrece un
indicio. ¿Cuál es ese indicio?
Aunque nuestra
herencia parece ser condicional a si sufrimos con Cristo, no es eso lo que
significa la palabra sien el versículo 17. La idea se
expresaría mejor como: «Puesto que sufrimos» en lugar de «si».
¿Está la idea de
nuestro sufrimiento con Cristo acorde con lo que dicen las Escrituras en otros
pasajes acerca de lo que experimentarían sus discípulos? He aquí algunos
pasajes que podría consultar: Mateo 5.11, 12; Marcos 8.34–38; Juan 15.18–21; 16.33; Hechos 14.21, 22; 1 Pedro 3.13–17; 4.12–19.
Aquí se ve que los
sufrimientos aparecen abarcando un espectro mucho más amplio que el de las
dificultades o dolores circunstanciales. Todo lo que está involucrado es el
campo de la guerra espiritual, la persecución y la opresión. Cuando Pablo
piensa en nuestros sufrimientos presentes, ¿qué dice acerca de cómo compararlos
con nuestra herencia? (v. 18)
¿Cuáles son las
diferencias que destaca entre nuestros sufrimientos presentes y nuestra gloria
futura? Enumere todas las que pueda encontrar.
Una herencia por
la cual morir
¿Cuáles son las
diversas maneras en las que Pablo describe la gloria venidera en los versículos
17–39?
¿Qué garantía
tenemos de que este futuro glorioso será realmente nuestro? (vv. 17–39)
Pablo liga el
futuro de la creación con el nuestro (vv. 19–22). ¿Cuál es la
conexión? ¿Por qué está la creación sometida a esclavitud, y qué tiene que ver
su anhelo de redención con el nuestro? Quizás necesite leer Génesis 1 al 3, y leer
nuevamente Romanos 5 para poder
responder a esta pregunta.
Es difícil leer un
periódico o una revista o ver las noticias por televisión sin escuchar algo
acerca del medio ambiente. La ecología es un tema candente en estos días. En la
Palabra de Dios, sin embargo, la ecología siempre ha sido importante. El
mandato de Génesis (Gn 1; 2) a someter y
cuidar la tierra nunca ha sido revocado por el Señor. Como podemos ver en Romanos 8, Dios tiene en
mente el bienestar pleno de la creación. Él se interesa por toda la creación,
no sólo por sus criaturas humanas.
¿Qué está haciendo
usted por el medio ambiente? ¿En qué forma evidencia su deseo de cuidarlo
amorosamente, reflejando así la preocupación del propio Creador? Considere tres
cosas que puede empezar a hacer esta semana que le permitirá cuidar el medio
ambiente.
El Espíritu en
acción
En los versículos 23–27, podemos
realmente ver algunas de las riquezas de la obra del Espíritu en nuestras
vidas. Está obrando activamente a nuestro favor. Resuma con sus propias palabras
lo que estos versículos nos dicen acerca del ministerio del Espíritu hacia
nosotros, en nosotros y por nosotros.
Qué consuelo da
percibir cómo el Espíritu Santo nos asiste en nuestra intercesión y además
intercede por nosotros ante el Padre. Observe «conforme a» qué es su
intercesión. ¿Tiene como fin adecuarse a nuestra voluntad o a la de Dios? (v. 27) Según el
versículo 28, ¿cuál es el
beneficio de esa clase de intercesión a nuestro favor? ¿Advierte cómo el
versículo 28 depende, para su
cumplimiento, de que permitamos al Espíritu Santo que interceda por medio de
nosotros ante situaciones difíciles? Comente esta «condición» que tiene la
promesa y lo que significa para usted.
¿Cómo puede el
«orar en el Espíritu» ayudarle a pedir que se cumpla la voluntad de Dios?
¿Tiene confianza en que la voluntad de Dios para su vida siempre será mejor que
la suya propia? Reflexione acerca de estos interrogantes y comprométase a
permitir que el Espíritu Santo lo ayude siempre en sus oraciones, poniendo su
vida de oración en sus manos, en lugar de intentar responder cada pregunta con
su propia sabiduría.
Compare Romanos 8.26, 27 con 1 Corintios 14.15, Efesios 6.18 y Judas 20. ¿Qué beneficios
encuentra en la oración asistida por el Espíritu Santo?
No deje nada al
azar
Así como la
oración impulsada en el poder del Espíritu Santo es la condición para que
«todas las cosas ayuden a bien», ¿cuál es la garantía o el poder que asegura
este «bien» para los que aman a Dios? (vv. 29, 30)
Antes conoció (v. 29): Es el rasgo de
la omnisciencia de Dios por el cual Él conoce el futuro de todas las cosas y
acontecimientos antes de que ocurran.
Predestinó (v. 29): Acto de la
voluntad de Dios por el cual Él determina qué va a ocurrir y cómo, sea por su
libre voluntad o permitiendo que otros ejerzan su libre albedrío.
Llamados (v. 30): La invitación
de Dios a llegarnos a Él por fe.
Justificados (v. 30): Acto por el
cual Dios declara justos a los pecadores que muestran fe y elimina todo registro
de sus pecados pasados.
Glorificados (v. 30): Nuestro futuro
estado de perfección y bendición celestial; nuestra herencia final. Es la
culminación prometida del proceso de santificación que se inició después que
depositamos nuestra fe en Cristo. Es algo tan cierto, que Pablo puede referirse
a dicho estado en tiempo pasado.
Ante un plan tan
increíble y la garantía de que será llevado a cabo, Pablo plantea cinco
interrogantes con el propósito de ofrecernos una inconmovible seguridad en
medio de nuestras pruebas presentes y ante nuestro destino futuro (vv. 31–39). ¿Cuáles son
esos interrogantes y cómo pueden responderse?
Pregunta 1:
Respuesta:
Pregunta 2:
Respuesta:
Pregunta 3:
Respuesta:
Pregunta 4:
Respuesta:
Pregunta 5:
Respuesta:
Tenemos absoluta seguridad,
ahora y para siempre. El Dios del universo entero, el Dios omnipotente que ama
a todos, es quien nos da su perfecta garantía, y El nunca se equivoca ni puede
mentir (Tit 1.2). ¡Eso sí que nos
entusiasma!
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