domingo, 18 de noviembre de 2018

011- Ciudadanía para peregrinos



Romanos (13.1–14)

La Biblia no quiere que olvidemos que nuestro hogar no está aquí. Somos peregrinos, extranjeros en tierra ajena. Nuestro verdadero hogar, aquel en el que esperamos entrar, es el cielo. Y es allí, dice Pablo, donde radica nuestra ciudadanía (Flp 3.20).


Pero ahí está el problema. No estamos todavía en el cielo; estamos en la tierra. Y aquí tenemos casas, hipotecas, pagamos impuestos, votamos, vamos a la iglesia, adoramos, trabajamos, jugamos y encaramos la vida como ciudadanos de países terrenales. La verdad es que tenemos una ciudadanía doble, y eso significa que tenemos una doble lealtad. Nos guste o no, tenemos compromiso tanto en el cielo como en la tierra. Tenemos otras autoridades a las que responder y no sólo a Dios, y eso crea conflictos, especialmente cuando esas autoridades terrenales, consciente o inconscientemente, van en contra de los valores revelados por Dios y nos ordenan que lo hagamos nosotros también. La historia está repleta de tales ejemplos. Algunos gobiernos han sancionado la esclavitud, el aborto, la idolatría, la homosexualidad, el divorcio por cualquier motivo, el robo, la mentira, el asesinato, la codicia, el genocidio y la destrucción ecológica. ¿Qué deben hacer los cristianos en tales circunstancias? ¿Cuáles son las lealtades que deberían prevalecer? ¿A quién deberíamos obedecer?

Romanos 13 es uno de los pasajes clave que se ocupa de este asunto. Aquí aprenderemos algo de lo que comprende la ciudadanía para los peregrinos: sus beneficios y sus costos, sus defensas y sus peligros, sus problemas y sus soluciones.

El fundamento para una buena ciudadanía

El principio básico para nuestra ciudadanía terrenal está revelado en el versículo 1. Tómese un momento para copiarlo aquí:

¿Quiénes deben someterse al gobierno civil?

¿De dónde obtienen las autoridades gubernamentales su verdadera autoridad para gobernar?

De acuerdo a este versículo, ¿hay alguna autoridad gobernante que derive su autoridad fundamental para gobernar de otra fuente que no sea Dios?

Sin adelantarse a mirar el resto de Romanos 13, ¿cuáles son las implicaciones que emanan del versículo 1?

¿Qué interrogantes plantean estas implicaciones a su propia mente?

¿Cómo relaciona 1 Timoteo 2.1–3 con este pasaje?

El precio de la desobediencia

Como Dios es la autoridad suprema, ¿por qué no ignorar, o aun desobedecer las leyes establecidas por el gobierno civil con el pretexto de que estamos obedeciendo a uno superior, a una autoridad de mayor jerarquía? Pablo nos ofrece cuatro razones para ser buenos ciudadanos, respetuosos de la ley, antes que rebeldes ante el estado.

Razón 1 (v. 2):

Razón 2 (v. 2):

Razón 3 (vv. 3, 4):

Razón 4 (v. 5):

Pago de la deuda

Por lo tanto, ¿de qué manera viviríamos como peregrinos con ciudadanía terrenal? Pablo resume su respuesta en los versículos 6, 7. Vea si puede sintetizarla con sus propias palabras.

Tributos (vv. 6, 7): Obligaciones monetarias con el estado por concepto de las propiedades personales.

Impuesto [Aduanal] (v. 7): Dinero que se paga al importar y exportar mercancías.
Respeto (v. 7): Reverencia o consideración.

Honra (v. 7): Fidelidad o lealtad.

Aunque son pocas las personas a las que les gusta pagar impuestos, la admonición bíblica es clara: debemos pagar al estado lo que le corresponde. ¿Es usted fiel en este aspecto?

Además, la Biblia también dice claramente que las autoridades civiles deberían contar con nuestro respeto y lealtad, no sólo el cumplimiento de nuestras obligaciones financieras. ¿Son estas características las que definen su ciudadanía terrenal?

Reflexione sobre estas áreas de su vida a la luz de Romanos 13. Considere lo que pudiera reclamar su arrepentimiento y piense acerca de los cambios que debería hacer. Anote sus análisis a continuación.

De Romanos 13.1–7 surgen algunas preguntas importantes con las cuales los cristianos han tenido que luchar durante siglos. Sin tomar partido sobre estos asuntos, he confeccionado una lista de esas preguntas y en algunas oportunidades he citado algunos versículos bíblicos adicionales que podrían ayudarlo en su estudio. Trate de analizar estos asuntos de la manera más objetiva posible, permitiendo que las Escrituras hablen por ellas mismas.

¿Deberían los creyentes tratar de alterar la política y las leyes del gobierno de modo que se adecúen a las normas bíblicas? ¿O deberían apoyar las leyes que permiten que la gente viva y crea de maneras contrarias a la Biblia? (Considere la situación de los cristianos en países donde no hay libertad, no se vota, ni se permite las reuniones públicas. ¿Cómo deberían vivir ante políticas del gobierno que no son bíblicas?)

¿Está bien o mal que el estado apoye la pena capital? Véanse igualmente Génesis 9.6; Éxodo 20.13; 21.12–17, 23–25; 22.18–20; Levítico 20.1–21; Juan 8.1–12.
¿Apoya, se opone o permanece neutral Romanos 13 sobre la cuestión de la separación de la iglesia y el estado? ¿Se le ocurren otros pasajes que puedan ayudar a resolver esta cuestión?

¿Es siempre incorrecto resistir la leyes del país? Si no es así, ¿bajo qué condición o condiciones se puede justificar la desobediencia al estado? Véanse Éxodo 1.8–21; 2.11–15; Daniel 3 y 6; Marcos 12.13–17; Hechos 4.1–31; 5.12–42; 16.35–40; Tito 3.1; 1 Pedro 2.13–17.

Si la desobediencia civil es permisible, ¿es correcto luchar por eludir el castigo del estado cuando se violan sus leyes? Para estas preguntas es posible que necesite consultar de nuevo los pasajes señalados anteriormente.

¿Qué formas de desobediencia civil, si son permisibles, serían aceptables? ¿Protestas pacíficas? ¿Manifestaciones? ¿Negarse a pagar impuestos? ¿Resistencia armada? ¿Traición? ¿Engaño? Mientras reflexiona sobre estas cosas, tenga en mente algunos conflictos históricos reales, tales como las revoluciones por la independencia de ciertos países, o las guerras civiles, así como también las tentativas de proteger a los judíos perseguidos bajo el régimen de Hitler, o las demostraciones de los grupos pro vida en contra de las clínicas de aborto. Basándose en su comprensión de las Escrituras, ¿cuál sería una respuesta cristiana ante tales conflictos?

¿Apoya la Biblia un tipo determinado de gobierno (democrático, monárquico, socialista)? ¿Entra en colisión en alguna medida el tipo de gobierno bajo el cual vive el cristiano con lo que Pablo dice en Romanos 13? Apoye sus respuestas tanto como le sea posible con las Escrituras.

La antigua deuda de amor

Pablo se vuelve ahora de nuestra relación con las autoridades civiles que nos gobiernan, a nuestras relaciones interpersonales dentro y fuera del cuerpo de Cristo.

¿Cuál es la única característica que debería saturar todas nuestras relaciones? (v. 8)

¿Cómo defiende Pablo bíblicamente esta afirmación? (vv. 8–10). Resuma su argumento.

¿Podría decir que el amor es el sello que caracteriza todas sus relaciones interpersonales? ¿Es esa la única deuda no económica que intenta pagar a los demás? ¿O a veces les paga con heridas, insinceridad, deslealtad, hipocresía u otras acciones carentes de amor?

Hagamos un inventario. Use el cuadro siguiente como ayuda para evaluar sus relaciones bajo la norma del amor incondicional. Ponga «Alto», si su relación es casi siempre muy afectuosa. «Mediano», si por lo general es afectuosa. «Bajo», si el amor todavía existe pero le resulta muy difícil y rara vez lo expresa, y «Desaparecido en acción», si no se registra amor alguno. ¿Cómo está su puntuación?


MIS RELACIONES
MI NIVEL DE AMOR
Cónyuge
Hijos
Madre
Padre
Amigos
Compañeros de trabajo
Familia de la iglesia
Vecinos
Extraños
Alto Mediano Bajo Desaparecido en acción


Ahora analice sus respuestas y piense en algún paso que pueda dar esta semana para mejorar el nivel de amor en cada una de esas relaciones en las que su puntuación entra en las categorías de «Bajo» o «Desaparecido en acción».

¡Haga sonar la alarma!

Pablo termina Romanos 13 con una llamada de alerta. Ahora no es el momento de ser perezosos ni complacientes; de vivir como si estuviéramos en un barco que se hunde que no exige o no necesita nada de nosotros. A pesar de toda la tenebrosidad del pecado que nos rodea, Pablo nos desafía a vivir de una manera segura. Lea los versículos 11–14; luego conteste las preguntas que siguen.

¿Qué deberíamos despojar de nuestras vidas?

¿Con qué deberíamos revestirnos?

¿Por qué deberíamos prestar atención al llamado de Pablo?

Cuando Pablo dice que «ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos» y que «se acerca el día», ¿qué quiere decir? ¿A qué se refiere? Véanse también Marcos 13.28–37; Romanos 8.22, 23; Hebreos 9.28; Santiago 5.7–9; 1 Pedro 1.3–9.

Pablo ha hecho sonar la alarma. ¿La escuchó usted? ¿Vive con la expectativa del regreso de Cristo? ¿Estará complacido con su compromiso de vida hacia Él? ¿Lo encontrará revestido de Él, o recubierto de usted mismo? Anote sus conclusiones abajo. Conviértalas en una oración de confesión, de súplica y de alabanza a Dios. Luego tenga la seguridad de que Él responderá. Siempre responde a los de corazón humilde.

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