Romanos (13.1–14)
La Biblia no quiere que olvidemos que nuestro hogar no
está aquí. Somos peregrinos, extranjeros en tierra ajena. Nuestro verdadero
hogar, aquel en el que esperamos entrar, es el cielo. Y es allí, dice Pablo,
donde radica nuestra ciudadanía (Flp 3.20).
Pero ahí está el problema. No estamos todavía en el
cielo; estamos en la tierra. Y aquí tenemos casas, hipotecas, pagamos
impuestos, votamos, vamos a la iglesia, adoramos, trabajamos, jugamos y
encaramos la vida como ciudadanos de países terrenales. La verdad es que
tenemos una ciudadanía doble, y eso significa que tenemos una doble lealtad.
Nos guste o no, tenemos compromiso tanto en el cielo como en la tierra. Tenemos
otras autoridades a las que responder y no sólo a Dios, y eso crea conflictos,
especialmente cuando esas autoridades terrenales, consciente o
inconscientemente, van en contra de los valores revelados por Dios y nos
ordenan que lo hagamos nosotros también. La historia está repleta de tales ejemplos.
Algunos gobiernos han sancionado la esclavitud, el aborto, la idolatría, la
homosexualidad, el divorcio por cualquier motivo, el robo, la mentira, el
asesinato, la codicia, el genocidio y la destrucción ecológica. ¿Qué deben
hacer los cristianos en tales circunstancias? ¿Cuáles son las lealtades que
deberían prevalecer? ¿A quién deberíamos obedecer?
Romanos 13 es uno de los pasajes clave que se ocupa de este
asunto. Aquí aprenderemos algo de lo que comprende la ciudadanía para los
peregrinos: sus beneficios y sus costos, sus defensas y sus peligros, sus
problemas y sus soluciones.
El fundamento para una buena ciudadanía
El principio básico para nuestra ciudadanía terrenal
está revelado en el versículo 1. Tómese un momento para copiarlo aquí:
¿Quiénes deben someterse al gobierno civil?
¿De dónde obtienen las autoridades gubernamentales su
verdadera autoridad para gobernar?
De acuerdo a este versículo, ¿hay alguna autoridad
gobernante que derive su autoridad fundamental para gobernar de otra fuente que
no sea Dios?
Sin adelantarse a mirar el resto de Romanos 13, ¿cuáles son las implicaciones que emanan del
versículo 1?
¿Qué interrogantes plantean estas implicaciones a su
propia mente?
¿Cómo relaciona 1 Timoteo 2.1–3 con este pasaje?
El precio de la desobediencia
Como Dios es la autoridad suprema, ¿por qué no
ignorar, o aun desobedecer las leyes establecidas por el gobierno civil con el
pretexto de que estamos obedeciendo a uno superior, a una autoridad de mayor
jerarquía? Pablo nos ofrece cuatro razones para ser buenos ciudadanos,
respetuosos de la ley, antes que rebeldes ante el estado.
Razón 1 (v. 2):
Razón 2 (v. 2):
Razón 3 (vv. 3, 4):
Razón 4 (v. 5):
Pago de la deuda
Por lo tanto, ¿de qué manera viviríamos como
peregrinos con ciudadanía terrenal? Pablo resume su respuesta en los versículos
6, 7. Vea si puede sintetizarla con sus propias palabras.
Tributos (vv. 6, 7): Obligaciones monetarias con el estado por concepto
de las propiedades personales.
Impuesto [Aduanal] (v. 7): Dinero que se paga al importar y exportar
mercancías.
Respeto (v. 7): Reverencia o consideración.
Honra (v. 7): Fidelidad o lealtad.
Aunque son pocas las personas a las que les gusta
pagar impuestos, la admonición bíblica es clara: debemos pagar al estado lo que
le corresponde. ¿Es usted fiel en este aspecto?
Además, la Biblia también dice claramente que las
autoridades civiles deberían contar con nuestro respeto y lealtad, no sólo el
cumplimiento de nuestras obligaciones financieras. ¿Son estas características
las que definen su ciudadanía terrenal?
Reflexione sobre estas áreas de su vida a la luz de Romanos 13. Considere lo que pudiera reclamar su arrepentimiento
y piense acerca de los cambios que debería hacer. Anote sus análisis a
continuación.
De Romanos 13.1–7 surgen algunas preguntas importantes con las cuales
los cristianos han tenido que luchar durante siglos. Sin tomar partido sobre
estos asuntos, he confeccionado una lista de esas preguntas y en algunas
oportunidades he citado algunos versículos bíblicos adicionales que podrían
ayudarlo en su estudio. Trate de analizar estos asuntos de la manera más
objetiva posible, permitiendo que las Escrituras hablen por ellas mismas.
¿Deberían los creyentes tratar de alterar la política
y las leyes del gobierno de modo que se adecúen a las normas bíblicas? ¿O
deberían apoyar las leyes que permiten que la gente viva y crea de maneras
contrarias a la Biblia? (Considere la situación de los cristianos en países
donde no hay libertad, no se vota, ni se permite las reuniones públicas. ¿Cómo
deberían vivir ante políticas del gobierno que no son bíblicas?)
¿Está bien o mal que el estado apoye la pena capital?
Véanse igualmente Génesis 9.6; Éxodo 20.13; 21.12–17, 23–25; 22.18–20; Levítico 20.1–21; Juan 8.1–12.
¿Apoya, se opone o permanece neutral Romanos 13 sobre la cuestión de la separación de la iglesia y el
estado? ¿Se le ocurren otros pasajes que puedan ayudar a resolver esta
cuestión?
¿Es siempre incorrecto resistir la leyes del país? Si
no es así, ¿bajo qué condición o condiciones se puede justificar la
desobediencia al estado? Véanse Éxodo 1.8–21; 2.11–15; Daniel 3 y 6; Marcos 12.13–17; Hechos 4.1–31; 5.12–42; 16.35–40; Tito 3.1; 1 Pedro 2.13–17.
Si la desobediencia civil es permisible, ¿es correcto
luchar por eludir el castigo del estado cuando se violan sus leyes? Para estas
preguntas es posible que necesite consultar de nuevo los pasajes señalados
anteriormente.
¿Qué formas de desobediencia civil, si son
permisibles, serían aceptables? ¿Protestas pacíficas? ¿Manifestaciones?
¿Negarse a pagar impuestos? ¿Resistencia armada? ¿Traición? ¿Engaño? Mientras
reflexiona sobre estas cosas, tenga en mente algunos conflictos históricos
reales, tales como las revoluciones por la independencia de ciertos países, o
las guerras civiles, así como también las tentativas de proteger a los judíos
perseguidos bajo el régimen de Hitler, o las demostraciones de los grupos pro
vida en contra de las clínicas de aborto. Basándose en su comprensión de las
Escrituras, ¿cuál sería una respuesta cristiana ante tales conflictos?
¿Apoya la Biblia un tipo determinado de gobierno
(democrático, monárquico, socialista)? ¿Entra en colisión en alguna medida el
tipo de gobierno bajo el cual vive el cristiano con lo que Pablo dice en Romanos 13? Apoye sus respuestas tanto como le sea posible con
las Escrituras.
La antigua deuda de amor
Pablo se vuelve ahora de nuestra relación con las
autoridades civiles que nos gobiernan, a nuestras relaciones interpersonales
dentro y fuera del cuerpo de Cristo.
¿Cuál es la única característica que debería saturar
todas nuestras relaciones? (v. 8)
¿Cómo defiende Pablo bíblicamente esta afirmación?
(vv. 8–10). Resuma su argumento.
¿Podría decir que el amor es el sello que caracteriza
todas sus relaciones interpersonales? ¿Es esa la única deuda no económica que
intenta pagar a los demás? ¿O a veces les paga con heridas, insinceridad,
deslealtad, hipocresía u otras acciones carentes de amor?
Hagamos un inventario. Use el cuadro siguiente como
ayuda para evaluar sus relaciones bajo la norma del amor incondicional. Ponga
«Alto», si su relación es casi siempre muy afectuosa. «Mediano», si por lo
general es afectuosa. «Bajo», si el amor todavía existe pero le resulta muy
difícil y rara vez lo expresa, y «Desaparecido en acción», si no se registra
amor alguno. ¿Cómo está su puntuación?
MIS RELACIONES
|
MI NIVEL DE AMOR
|
Cónyuge
Hijos
Madre
Padre
Amigos
Compañeros de
trabajo
Familia de la
iglesia
Vecinos
Extraños
|
Alto Mediano Bajo Desaparecido en acción
|
Ahora analice sus respuestas y piense en algún paso
que pueda dar esta semana para mejorar el nivel de amor en cada una de esas
relaciones en las que su puntuación entra en las categorías de «Bajo» o
«Desaparecido en acción».
¡Haga sonar la alarma!
Pablo termina Romanos 13 con una llamada de alerta. Ahora no es el momento de
ser perezosos ni complacientes; de vivir como si estuviéramos en un barco que
se hunde que no exige o no necesita nada de nosotros. A pesar de toda la
tenebrosidad del pecado que nos rodea, Pablo nos desafía a vivir de una manera
segura. Lea los versículos 11–14; luego conteste las preguntas que siguen.
¿Qué deberíamos despojar de nuestras vidas?
¿Con qué deberíamos revestirnos?
¿Por qué deberíamos prestar atención al llamado de
Pablo?
Cuando Pablo dice que «ahora está más cerca de
nosotros nuestra salvación que cuando creímos» y que «se acerca el día», ¿qué
quiere decir? ¿A qué se refiere? Véanse también Marcos 13.28–37; Romanos 8.22, 23; Hebreos 9.28; Santiago 5.7–9; 1 Pedro 1.3–9.
Pablo ha hecho sonar la alarma. ¿La escuchó usted?
¿Vive con la expectativa del regreso de Cristo? ¿Estará complacido con su
compromiso de vida hacia Él? ¿Lo encontrará revestido de Él, o recubierto de
usted mismo? Anote sus conclusiones abajo. Conviértalas en una oración de
confesión, de súplica y de alabanza a Dios. Luego tenga la seguridad de que Él
responderá. Siempre responde a los de corazón humilde.
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