martes, 26 de noviembre de 2019

CONOZCAMOS LA BIBLIA “FE”



            Aprobación que se le da a alguna verdad, o confianza que una persona deposita en otra. Fe salvífica, es la total confianza del hombre en el Cristo. En la teología bíblica no hay palabra más importante. Es tema predilecto de los autores del NT, especialmente Pablo y Juan, pero encuentra sus antecedentes también en el AT. Las tres palabras “fe”, “fiel” y “creer”, se hallan en el AT aproximadamente 75 veces y en el NT más de 600 veces.

            En el AT la palabra fe suele usarse con referencia a Dios: su fidelidad (Dt 7:9; Is 49:7), especialmente en guardar el pacto. La fe de los hombres tiene el sentido de una llana y entera confianza en Dios, como lo demostró Job (16:19; 19:25-27; compare Sal 37:3).

            El ejemplo predilecto de la fe es Abraham (Gn 15:6). Salió de Ur sin saber a dónde Dios lo llevaba (Heb 11:8); creyó que iba a tener un hijo pese a su avanzada edad (Gn 15:4-6) y cuando Dios le pidió sacrificar a su hijo, no se opuso (Ro 4:16-18; Heb 11:17-19).

Los fieles del AT, enumerados en Hebreos11, anhelaban lo prometido, pero murieron sin conocerlo de cerca (v. 13, 14, 39). Esta esperanza y confianza se aclara y concreta en el NT, cuando se declara que la única fe verdadera está siempre, aunque en distintas maneras, vinculada con el Cristo. (Hch 4:13; 1Co 3:11.)

El supuesto conflicto entre Santiago y Pablo con referencia a la fe versus las buenas obras es un concepto popular errado. Pablo no rechaza las buenas obras, ni Santiago la “fe paulina”. Ambos hablan de la fe de Abraham (Gá 3:6-12; Stg 2:21-24) compare Stg 2:14con Tit 1:16; 3:7; 2 Co 9:8; Ef 2:8-10; etc.

La fe encierra toda la vida de los verdaderos creyentes (Ro 3:27; 11:20; Col 1:23; Tit 2:2; 1P 1:7) significa también la virtud especifica de mantener contacto con el Cristo (1Co 13:13; 2Tit 1:13). Es la fe (acerca) del Cristo (Ro 3:22; Ef 3:12). Es la fe en el Cristo (Gá 3:26; Col 1:4). Se usa con la preposición griega eis con sentido de compenetración (Jn 14:12; Ef 1:15). La fe se basa sobre Jesús (Lc 24:25; Hch 9:42) y se relaciona directamente con la persona del Cristo (Jn 14:3; 2Tit 1:12).

En los sinópticos la fe se dirige generalmente hacia la persona de Jesucristo, allí presente en la carne, y particularmente se refiere a la fe para salud (Mt 9:22). Al pasar la iglesia a la edad postapostólica, cada vez más la fe significa el cuerpo oficial de doctrina (Jud 3:20). Entre estos extremos hallamos la enseñanza en los siguientes temas.

1)      La fe se basa en un hecho histórico (Hch 17:3).

2)      Es más que el acto de creer. (los demonios también creen y tiemblan, Stg 23:19) es el establecimiento de una relación personal con el Cristo (2Ti 1:12).

3)      Es la puerta por donde todos tienen que pasar si han de alcanzar la salvación. Es una entrega personal a el Cristo en respuesta al sacrificio que él efectuó en el calvario (Hch 16:30; Jn 3:16; Mr 9:42).

4)      Pero más que una decisión momentánea, la fe es un clima espiritual, un modo nuevo de vivir (2Co 7:7; Ro 11:20).

5)      La fe es indispensable para la justificación. El Cristo inmolado en la cruz efectuó la salvación de la humanidad, pero seguimos condenados a menos que creamos que el Cristo murió por cada uno de nosotros y lo recibimos como salvador (Jn 1:12). Por nuestra fe somos justificados (Ro 1:17; 5:1; Gá 2:16).

6)      La fe se vincula siempre co la gracia. El mensaje de la cruz, la capacidad de responder a él no tiene registro de santidad, conocimiento, obras buenas, etc. No son los poderosos ni los sabios los que se salvan (Mt 11:25; 1Co 1:18.31; 2:14). Puesto que el espíritu del hombre incrédulo está muerto, no puede responder si no es por la gracia (Ro 4:16; Ef 2:8).

7)      El Cristo es el autor y consumador de la fe (Heb 12:2) y obra fe en nosotros por el Espíritu Santo. El Espíritu vivificará a la persona que es justificada por la fe. Ya no anda conforme a la carne sino conforme al Espíritu, en novedad de vida (Jn 6:63; Ro 7:6). Recibimos la fe sólo después que el Espíritu ha venido a nuestra vida (Jn 16:13).     

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