HISTORIA BÍBLICA
Una vez que el pecado entró en la humanidad, la maldad se
multiplicó a medida que los hombres se multiplicaron. Con dolor Dios decidió
aniquilar al hombre, pero no sin antes señalar un plan de salvación. Noé, quien
fue la excepción en medio de la generación corrupta, llegó a ser el personaje
redentor de este juicio (Gn 6:1-8; Lc 17:27).
Dios dio a Noé instrucciones para construir una enorme
embarcación (133 metros de largo 23 de ancho y 14 de alto aproximadamente) y
para acabarla éste necesito 100 años.
A
la vez que este trabajó como constructor, Noé predicaba un mensaje de
arrepentimiento (1P 3:20), que desafortunadamente nadie creyó en aquella
ocasión.
Concluido
su trabajo, y según la orden divina, Noé metió en el arca ejemplares de todo
animal de la Tierra: siete parejas de cada uno de los animales limpios y uno de
los inmundos. Entraron también Noé, su esposa, sus tres hijos y las esposas de
éstos, y luego “fueron rotas todas las
fuentes del gran abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas” (Gn
7:11).
Al
cabo de ciento cincuenta días la lluvia cesó (Gn 8:2) y Dios se acordó de Noé. El
patriarca había sido salvo por gracia, y en muestra de gratitud ofreció a Dios
un sacrificio sobre un altar (Gn 8:20). Dios prometió, entonces, que nunca más
destruiría la Tierra con agua, y como señal de esta promesa puso un arco en el
cielo (Gn 8:20-22; 9:12-17).
Aunque
la historia bíblica no es un relato netamente científico según nuestro moderno
entendimiento, de sus detalles algunos creen entender que el diluvio fue algo
más que una magra inundación. Las edades de los hombres cambiaron una vez pasado
el diluvio, posiblemente por un cambio en la órbita del mundo; Gn 7:11 parece
implicar un fenómeno cósmico, y la afirmación de que “las aguas crecieron” y
luego permanecieron sobre la Tierra (Gn 7:24; 8:11) para recordar al mundo
primitivo completamente liquido (Gn 1:1,9).
II LA ARQUEOLOGÍA Y EL
DILUVIO.
Wooley descubrió en Ur un depósito de arena de tres metros
de profundidad en el nivel que corresponde a 4000 a.C., y se han encontrado
depósitos semejantes en Kris, Fara y Ninive, pero debido a que las edades de
estos hallazgos no concuerdan entre si no pueden considerarse como pruebas del
diluvio de Noé.
En
Mesopotamia se han encontrado versiones del diluvio tales como las epopeyas del
Gilgamès, Atrahasis y Ziusudra, pero las diferencias entre estas y la historia
bíblica son mayores que las semejanzas. El diluvio mismo, por ejemplo, es
resultado del capricho de los dioses, los cuales son numerosos “como las
moscas”. De esta manera, en vez de pensar que el autor bíblico copió de la
tradición mesopotámica, sería mejor postular un origen común que se refleje más
correctamente en la Biblia.
III LA ANTROPOLOGÍA Y
EL DILUVIO.
Además de las historias antiguas de los sumerios y los
babilónicos, existen en muchas partes del mundo leyendas acerca de un diluvio:
trece en Asia, cuatro en Europa, nueve en Australia y Polinesia y treinta y
siete en las Américas. Las cuentan entre los esquimales, en Tierra del Fuego,
en el Perú, Brasil y América Central; en Grecia, India, Tibet y China. Se cree
que debido a las proporciones de estas catástrofes no se ha podido borrar de la
memoria de la humanidad y que a medida que la humanidad ha aumentado, esta
historia se ha difundido.
IV DIFICULTADES EN EL
RELATO DEL DILUVIO.
No es de extrañar que haya dificultades textuales. Cuando se
compara la historia bíblica con la babilónica. O con las otras, no se puede
menos que admirar el alto tono moral y espiritual de aquella y la claridad de
los detalles del relato acerca de Noé.
Muchos conjeturan un texto compuesto de dos tradiciones,
pues hay muchas repeticiones y algunas discrepancias. Sin embargo, esta
explicación confronta muchas dificultades (Pentateuco). La aparente
discrepancia en los datos cronológicos del diluvio desaparecen si entendemos
que el final del capítulo 7 de Génesis resume los resultados de los cuarenta
días de lluvia mencionando los ciento cincuenta días, y el capítulo 8 empieza
inmediatamente después de los cuarenta días, mencionando de nuevo los ciento
cincuenta días. Así, el año (mes de 30 días) y diez días se dividen como sigue.
Días
|
|
Llueve por 40 días (7:12)
|
40
|
Aguas crecen y prevalecen (24)
|
110
|
Bajan hasta encallar el arca (8:5)
|
74
|
Noé espera 40 días, suelta un cuervo (6)
|
40
|
Espera una semana, suelta la una paloma (10)
|
7
|
Suelta la paloma por segunda vez (10)
|
7
|
Esta vez la paloma no vuelve (12)
|
7
|
Noé quita la cubierta del arca (13)
|
29
|
Desembarcan (14)
|
57
|
Total de días en el arca
|
371
|
Diferentes opiniones se contraponen en cuanto
al alcance del diluvio y muchos factores científicos hacen difícil pensar en el
diluvio universal. La superficie de la Tierra no aguantaría tanta agua, hay
falta de evidencias geológicas, muchos fósiles humanos antiguos se han hallado
muy esparcidos, y algunas especies de animales solo se han encontrado en áreas
remotas como Australia. Además, el lenguaje bíblico bien puede interpretarse en
sentido relativo indicando un diluvio local o limitado.
Por
lo tanto, algunos creen que la existencia de mastodontes congelados en los
hielos de Siberia y Alaska comprueba que hubo una inundación repentina con un
trastorno catastrófico del clima. Ven la posibilidad de un diluvio universal en
la edad postglacial cuaternaria o aun en las edades glaciales. Además, las
universales tradiciones del diluvio tenían en común la destrucción total de la
humanidad y el reinicio de la cultura. Esta idea se puede asociar con un
diluvio local si la humanidad no se había extendido, o si la edad de hielo
reconcentró a la población en un área. Sin embargo, no existen suficientes
datos para asumir una actitud dogmática sobre el alcance geográfico del
diluvio.
V CONCLUCION.
Las lecciones espirituales no dependen de pruebas
científicas. La historia del diluvio sirve como prototipo del juicio final del
mundo y la aparición de un nuevo mundo (2P 3:5-7). Lo ineludible y repentino
del juicio, lo duradero de la fe, la solidaridad familiar, la obediencia, la
paciencia de Dios y la acción de gracia se ven gráficamente ilustradas en la
historia del diluvio.
La única mención del
termino diluvio del A.T., aparte de Gn 6:11 se encuentra en Sal 29:10
(comparece Is 54:9). Sin embargo, las referencias del diluvio son numerosas en
el N.T. Mt 24:37; Lc 17:26; Heb 11:7; 1P 3:20; 2P 2;5.
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