¿ Ha observado alguna vez que los bateadores en el
juego de béisbol golpean suavemente sus bates contra el plato cuando se están
acomodando en su posición? ¿Se ha preguntado alguna vez: «qué tiene que ver
esto con el béisbol»? ¿Acaso el bateador necesita comprobar dónde está el
plato? ¿Será que se mueve por el terreno de juego si no está continuamente
golpeando el suelo? ¡Qué absurdo! Por supuesto, a nadie se le ocurriría pensar
esas cosas. Pero aun así, lo cierto es que en todo juego de béisbol esta
extraña práctica continúa: el plato sufre el «ataque» de un bate tras otro a
medida que los jugadores van ocupando sucesivamente su turno para batear.
Nunca había reflexionado mucho acerca de este gesto;
lo daba por sentado, como hacemos todos, hasta que mi pequeño hijo tuvo su
primer bate. Poco después vi cómo, mientras jugaban en la calle, otro niño lo
golpeaba fuertemente contra el asfalto, casi hasta destrozarle el extremo. Eso
me preocupó: ¡Después de todo, el bate había costado quince dólares! Movido por
la curiosidad, le pregunté al niño por qué lo golpeaba contra el pavimento. La
respuesta del pequeño fue simple: «¡Eso es lo que hacen los jugadores de
primera división antes de batear!» A él le parecía obvio: ¡Si el bateador
quiere asegurarse de pegarle a la pelota, es necesario golpear el plato!
Aunque pudo haber alguna razón allá en los comienzos
de este deporte para iniciar este rito universal, está claro que no tiene
relación alguna con el hecho de pegar a la pelota. Cuando uno se detiene a
pensar, se pregunta: «¿Cuántas cosas haremos mecánicamente los cristianos, que
en realidad no son importantes?» ¿Cuáles son las acciones esenciales? ¿Cuáles
son meras supersticiones? ¿Habrá prácticas que a algunas personas les parezcan
supersticiosas o ingenuas, pero que en realidad son importantes? La respuesta
es: «Sí». Y más aun, si nunca se le ha enseñado, o no se ha tomado el tiempo para
aprender, uno puede llegar a pensar que no son sino ritos que nada tienen que
ver con el trabajo específico que el Señor nos ha encomendado. Otros pueden
sentirse incómodos con las demostraciones de la guerra espiritual y niegan
aceptar las acciones físicas que arremeten contra las barreras de su orgullo o
timidez y chocan con sus conceptos de lo normal.
Dios nos ha mostrado en su Palabra las acciones que
acompañan a la guerra espiritual. Estos gestos pueden caber de manera cómoda o,
por el contrario, estar totalmente fuera de los límites de nuestros gustos
personales. Lo cierto es que están firmemente establecidos en el plan que Dios
tiene para nosotros. Si fuera necesario forzar las fronteras, siempre será con
el propósito de que nuestros límites se expandan y podamos crecer y alcanzar
todo lo que Dios tiene para nosotros. Recuerde que estamos hablando de una
guerra verdadera y no de alguna competencia simbólica. Los campos de batalla
rara vez son sitios «cómodos», pero son ámbitos de victoria y, por cierto,
¡jamás carecen de acción!
Es la comunicación adecuada y la participación de las
tropas lo que hace posible la victoria en la batalla. En la guerra espiritual
estos procesos son guiados por nuestro líder en la batalla: el Todopoderoso
Señor de las Huestes. En su Palabra hay evidencias de esas acciones y de su uso
en la batalla. Lea los siguientes pasajes, que nos permiten aprender más acerca
del valor y el lugar de esas acciones en la guerra espiritual.
Éxodo 17.8–16: ¿Cuáles fueron las acciones que realizaron Moisés,
Aarón y Hur durante la batalla?
Describa el impacto que tuvieron las acciones de
Moisés en el curso de la batalla.
¿Por qué fue vital la intervención de Aarón y Hur para
obtener la victoria?
¿Qué hizo Moisés después de la batalla en reacción a
la victoria obtenida?
Jueces 6.24–40; 7.16–25: ¿Qué dos cosas hace Gedeón como expresión de su
compromiso de seguir a Dios? (6.24–27)
A la luz de la difícil época que le tocó vivir a
Gedeón, ¿qué nos dice de su fe el nombre que da al altar que construyó?
¿Qué pasos da Gedeón para verificar la dirección del
Señor?
¿Con qué acciones iniciaron los soldados la batalla?
Describa los resultados de las acciones llevadas a
cabo por los soldados.
2 Reyes 19.8–19, 35–37: Describa la manera en que Ezequías expresó su
angustia ante el Señor.
¿Qué hizo, simbólicamente, con la carta de Senaquerib?
Explique lo que el Señor hizo con Senaquerib y con su
ejército.
No siempre es fácil asimilar y llevar a la práctica
los principios que encontramos en las Escrituras. Repase los casos que acaba de
estudiar y utilice esta sección en su propia vida.
Cuando Moisés estaba observando a los hijos de Israel
en la batalla, en Éxodo 17, se había ubicado por encima del campo de lucha, en la cumbre de una
montaña, desde donde podía ver al ejército. Explique por qué es importante
reconocer que su lugar en Cristo, está por encima de las luchas de este mundo (Ef 2.1–6).
¿Por qué cree que podría ser importante para un
intercesor tener la posición ventajosa de una perspectiva global, como la tenía
Moisés? ¿Por qué cree que sería importante para la gente que participaba de la
lucha poder ver a su intercesor, como en el caso de Moisés?
Tanto Moisés como Gedeón construyeron y dieron nombre
a altares consagrados al Señor. Asimismo, es importante que reconozcamos los
momentos decisivos en nuestra vida, determinando un sitio, ya sea mediante una
dedicación material o en nuestros recuerdos, de manera que podamos regresar en
adoración al Señor para darle gracias por la forma en que nos guió.
Describa alguna de esas experiencias de transformación
radical que haya marcado decisivamente el rumbo de su vida.
Establezca un «altar de recordación» en su habitación,
para conmemorar algo que el Señor haya hecho. Podría ser algo tan simple como
una piedra colocada en una repisa, un álbum de fotografías, un recuerdo de una
ocasión de victoria, algo que tenga especial significado para usted. Deje que
ese objeto llegue a ser un «testimonio» visible, un sitio de alabanza, de tal
manera que cada vez que lo vea recuerde la bendición especial, la provisión u
orientación que Dios le dio para su vida.
Ya sea como agradecimiento por lo que Dios ha hecho, o
anticipando lo que habrá de hacer, dé ahora mismo un paso de fe. Escriba una
hoja y haga un sencillo pergamino. Anote un aspecto de su vida en el que desee
que Dios le ayude. Permita que este recordatorio concreto sea otro punto de
«conexión» entre lo que cree y es todavía invisible, pero puede Ser anticipado
por fe.
(Advertencia): Estas acciones no constituyen un
sustituto supersticioso de la fe, sino expresiones vivas y visibles de ella,
orientadas a la alabanza.)
Use la trompeta de Dios
Quizás sorprenda el hecho de que uno de los recursos
más perdurables de la acción militar no está orientado hacia el enemigo sino
más bien hacia los mismos compañeros. La trompeta se ha usado como instrumento
en la batalla desde los tiempos antiguos, y todavía se usa como un símbolo en
nuestra época, aun cuando las comunicaciones modernas la han reemplazado en el
terreno de combate.
En las Escrituras la trompeta ocupa un lugar
prominente en la guerra y la conducta espirituales. A lo largo del Antiguo
Testamento se le usa, tanto de manera simbólica como literal, para conducir al
pueblo de Dios hacia un lugar nuevo, ya sea por medio de una victoria militar o
mediante la búsqueda cotidiana de la orientación divina.
Más adelante, en la sección «Riqueza literaria», hay
diversas descripciones de la trompeta tal como se usaba en la Biblia. Algunos
pasajes se refieren a ella en sentido literal y otros son expresiones en
sentido figurado o recursos mediante los cuales se llama la atención y se
orienta la acción.
Trompeta, shophar. Una trompeta hecha de un cuerno
curvado de animal, una corneta. El shophar se menciona setenta y dos veces en
el Antiguo Testamento, y se usa para anunciar la presencia del Señor cuando
entrega la Ley al pueblo.
También se usa para anunciar un peligro y para hacer
un llamado a las armas. En Oseas 8.1 shophar se compara con la voz del profeta que
proclama la palabra de Dios.
Voz, qol. Llamar a viva voz, exclamar, sea una palabra
o un sonido. Proclamar, declarar o tronar. El uso de qol en Isaías 58.1 es un claro llamado a proclamar a viva voz la Palabra
del Señor. Se trata de una acción física que nos exige un alto volumen de voz.
Aquietar, shaquat. Reposar, tranquilizarse,
aquietarse, estar descansado. Shaquat implica la idea de serenidad en la vida y
las circunstancias. Después de una batalla viene el tiempo de reposo y la
superación del desorden y la lucha (véase 2 Cr 20.30).
Jubileo, júbilo, truwah. Clamor, aclamación gozosa,
grito de batalla, sonido de trompetas. Truwah también denota regocijo,
celebración, gozo. En Levítico 25.9 las trompetas se tocaban para indicar el tiempo de gran regocijo y
liberación en todo Israel. Esta celebración tenía lugar cada cincuenta años y
se dedicaba a devolver a sus dueños originales la herencia familiar que hubiera
tenido que empeñar. Esta es una figura de cómo la obra de Jesús en la cruz
tiene por meta restaurar lo que Dios se había propuesto darnos.
Sin perder de vista estas descripciones, lea los
pasajes que siguen, anote el tipo de situación que se ilustra y el resultado
del uso de la trompeta en cada caso. A medida que estudie, escriba cualquier
hallazgo especial que le parezca pueda poner en práctica en su vida espiritual
actual.
Números 10.1–10
Jueces 7.16–25
1 Samuel 13.3
1 Crónicas 15.25
2 Crónicas 20.27–30
Isaías 58.1
Ezequiel 3.10, 11
La trompeta se usaba en los tiempos bíblicos para
dirigir el movimiento de las tropas en la batalla. En la guerra espiritual, el
Señor nos da una responsabilidad similar de «sonar la trompeta» con nuestras
propias voces y, por medio de su Palabra, dirigir la batalla según sus planes.
¿Está listo para hacer sonar la trompeta de esta
manera? Indague en su corazón, mientras responde a las siguientes preguntas.
Permita que esta autoevaluación le ayude a crecer en su papel como intercesor.
Describa qué entiende cuando las Escrituras dicen
«Alza tu voz como trompeta» (Is 58.1).
¿De qué manera este estudio acerca del uso de la
trompeta en la guerra le ayuda a percibir cómo utilizar mejor su propia voz en
la batalla de la oración?
Quizás el hecho de que algunas personas muestren poco
equilibrio y sensibilidad en sus expresiones verbales impulsivas, le ha llevado
a evitar orar con espontaneidad. ¿Qué puede ayudarle a superar la natural
reticencia a expresar sus oraciones con firmeza?
¿Qué se propone hacer en el futuro para orar con más
valentía y confianza?
Puesto que Dios nos ha creado como individuos únicos,
cada uno nos desenvolvemos de manera diferente. Algunas personas son por
naturaleza más expresivas y hablan más que otras, pero aun así el Señor nos
llama a todos a elevar nuestras voces ante Él en determinadas ocasiones. En otras
oportunidades, nos indicará que guardemos silencio en su presencia. La clave
está, por lo tanto, en ser sensibles a la dirección del Señor y a mantener el
equilibrio adecuado.
Deténgase ahora por un momento para orar, para pedirle
al Señor que lo llene nuevamente de su Espíritu; hágalo con espontaneidad, con
valentía, con palabras directas. Eleve su alabanza acogiendo el poder que Él le
otorga para andar en una vida vibrante, equilibrada y victoriosa.
Las armas que tendrá que usar
A lo largo de la historia de la guerra se han usado
numerosas armas y herramientas para emprender los combates. Pero ni la mejor
preparación, entrenamiento o estrategia militar da la victoria en una batalla,
a menos que el soldado opere con eficiencia los elementos de combate. De la
misma manera, los creyentes no pueden pretender alcanzar victoria a menos que
tomen parte en las acciones físicas del combate.
El Señor nos llama a ser soldados eficientes en la
lucha en la que participamos. Al aceptar nuestro lugar en la batalla, es importante
que percibamos las indicaciones de nuestro General para el desplazamiento de
las tropas. Sus directivas pueden ser específicas o pueden implicar una
reacción natural a las situaciones, como resultado de la relación que tenemos
con El y de la comprensión que tenemos de sus métodos. Es sabio que aprendamos
más acerca de las acciones físicas con que reaccionamos y participamos en la
línea de combate.
Las Escrituras nos muestran muchos elementos físicos
para usar en nuestras campañas espirituales. Lea los siguientes textos y haga
una lista de algunas de esas demostraciones, describiendo el uso principal de
cada una de las «armas» en relación a la guerra espiritual.
Josué 6.2–5 (Al comparar este pasaje con Romanos 4.12 y Génesis 13.14–18, y especialmente el y. 17, ¿a qué conclusión es posible llegar respecto a la
acción espiritual adecuada a nuestros días?)
Josué 10.12, 13
2 Crónicas 20.21–22 (compárese con Hch 16.16–26, en especial el v. 25)
Isaías 58.1 (compárese con Hch 4.24)
La guerra de la adoración
La adoración es nuestro más efectivo recurso para
avanzar en cualquier situación. Por medio de ella invitamos a Dios y al señorío
de Cristo a hacerse presentes en nuestra circunstancia. No hay nada tan
importante como asignar prioridad a la adoración en la vida cotidiana.
La Biblia muestra que muchas de las acciones que se
asocian a la adoración también las vemos en la batalla. Este hecho apunta a la
significación que ella tiene en la guerra espiritual, a la vez que muestra
todavía más acerca de cómo espera Dios que nos desplacemos en el combate.
Trabaje con los siguientes pasajes de la misma manera
que hizo en la sección anterior enumerando y describiendo las estrategias y las
armas de la guerra espiritual.
Salmo 47.1–3
Salmo 100.1–5
Salmo 150.4
Revise las notas que hizo de esta lección. ¡Hay tanto
para aprender acerca de la guerra espiritual y de las armas que debemos operar
cuando participamos en el combate! Ninguna lección en particular, ni siquiera
una serie de ellas, podrá enseñarle todo al respecto. Pero puede tener la
confianza de que el Señor sabe lo que usted necesita para estar preparado en
cada situación que enfrente.
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