domingo, 11 de noviembre de 2018

G8- La guerra invisible



Ataque sorpresa: la habilidad de atacar la posición del enemigo cuando no está preparado para hacerle frente o cuando no ha notado su presencia. Ya hace mucho tiempo que esta estrategia resulta efectiva en la guerra—fue lo que llevó a los Estados Unidos a entrar en la Segunda Guerra Mundial—y, para bien o para mal, se considera siempre una ventaja en la lucha.

El desarrollo de la tecnología del siglo, que cuesta billones de dólares y años de trabajo a los gobiernos, es la demanda más reciente en esta pugna por mantener el secreto y la sorpresa en el afán por obtener la superioridad militar. Sin embargo, a pesar de todo lo que se conoce y observa acerca de esta empresa en el ámbito político y material, cuán pocos son los que advierten que en medio de la vida cotidiana hay una constante cortina de fuego con armas invisibles que se esgrimen en un mundo invisible. Estas armas no entran en las discusiones de la mesa de negociaciones de la diplomacia internacional, pero están produciendo una verdadera catástrofe en medio de un público que está ciego a la naturaleza de esta guerra.

Muchos creen que esta guerra es tan silenciosa como son invisibles sus armas, pero en realidad hay explosiones diarias que sacuden a nuestro mundo: ¡El SIDA! ¡El cáncer! ¡Los divorcios! ¡La violencia! Y así las bombas hacen blanco, destruyendo personas, familias y sociedades en un holocausto interminable.

Lo cierto es que soportamos el ataque de un enemigo que procura esclavizar y matar a la población total, lo cual es mucho peor que cualquier ataque de ciencia ficción por extraterrestres empeñados en la destrucción de esta tierra. No se trata de La guerra de los mundos de H.G. Wells, sino de una verdadera guerra, aunque invisible, que se lleva a cabo para dominar este planeta.

Esto puede empezar a parecer demasiado trágico, pero recuerde que tenemos esta esperanza: ¡Disponemos de armas capaces de repeler esta invasión! La artillería espiritual que poseemos puede liberar más poder que cualquier arma jamás concebida por el hombre. Y sin embargo, aun cuando Dios nos ha equipado con grandes recursos para la batalla, debemos tener presente que no triunfaremos si constituimos un ejército dividido. Debemos unificar la resistencia con el fin de ganar la batalla.

Esta lección está preparada para ayudarle a responder preguntas acerca del enemigo, y para entender mejor nuestro campo de batalla, es decir, el mundo espiritual. En términos militares: esta es una «misión del servicio de inteligencia». En la guerra, siempre es una ventaja estratégica conocer al enemigo—tanto sus puntos fuertes como los débiles—y estar familiarizado con el terreno donde se llevarán a cabo las batallas.

Las siguientes preguntas le ayudarán a establecer conceptos bíblicos en relación con el mundo espiritual, tal como se aplican a cada uno de los pasajes de la lista que aparece abajo.

¿De qué manera verifican las declaraciones de Jesús y de otros en la Biblia la realidad de este ámbito? ¿Cómo podemos adquirir conciencia de las acciones que ocurren en la esfera espiritual? ¿Qué alcance tiene el impacto que produce? ¿ De qué manera puede usted influir en lo que ocurre en el mundo invisible?

2 Reyes 6.1517

Daniel 10.121

Lucas 11.1426

Juan 1.15, 1418

Efesios 6.12; 1 Juan 4.116

1 Juan 4.116

En tiempos del NT la palabra demonio significaba «espíritu maligno». La Biblia enseña que un diablo personal [Satanás], posee la ayuda de espíritus malignos en oposición a la obra de Dios y contrario al bienestar de la gente (Mc 3.2226; Ap 12.9). Algunos ejemplos bíblicos de ataques demoníacos son los siguientes: afligir a las personas con intenciones malignas (1 Ti 4.12); trastornos mentales (Mt 8.2829); y enfermedades físicas (Mc 9.1727). Es importante aclarar que no todas esas enfermedades y perturbaciones son el resultado de influencias demoníacas.

La atmósfera del mundo físico y la del espiritual pueden impactarse entre sí. De no ser así, Dios no se ocuparía de los actos físicos de los humanos como lo hace; y los demonios no podrían causar males físicos, como lo muestran las Escrituras (Mc 9.1727). Pero, aunque el efecto del pecado presente en nuestra raza le ha introducido las dolencias y enfermedades corporales, mentales y espirituales, no podemos vincularlas directamente a un pecado o cautiverio (Ro 5.12).

Algunos asumen erróneamente que las enfermedades mentales, o que determinadas condiciones mentales, deben atribuirse siempre a ataques demoníacos. Sin embargo, no deberíamos nunca dar por sentado que una situación física o mental es el resultado directo de un pecado de esa persona o de un acto de opresión espiritual que la misma sufre. Nuestro deber, cuando procuramos ministrar bien la vida de Jesús a los que sufren, es la de prestar atención con sensibilidad a la orientación del Espíritu Santo.

Los malos espíritus sólo tienen acceso a la personalidad humana (es decir, el control demoníaco) mediante un elemento de consentimiento pecaminoso, si no de elección deliberada o de una sucesión de elecciones, por individuos que darán cuentas de sus acciones. La idea de que esos espíritus pueden controlar u oprimir a la gente a su antojo no es compatible con las Escrituras, pues significa desconocer la responsabilidad por sus pecados. La esclavitud demoníaca occurre cuando la gente deciden someterse activamente a la voluntad del demonio que los tienta o lleva a pecar. No es, por lo general, el resultado de un hecho aislado de fracaso en el andar del cristiano, sino el fruto inmundo del andar en el pecado -yendo tras él en la carne—durante un tiempo.

Muchas veces, la realidad de la esclavitud demoníaca se ha entendido mal, hasta el punto de provocar temor en algunas personas. Hay quienes malinterpretan el relato acerca de los siete hijos de Esceva (Hch 19.116) y temen no tener la suficiente madurez espiritual para guerrear contra las fuerzas demoníacas. Pero los hijos de Esceva cometieron un doble error: 1) pensaron que podían exorcizar a los demonios con una fórmula fija; y 2) intentaron ejercer poder en el nombre de Jesús, cosa para la cual no tenían ninguna autoridad por cuanto no eran creyentes. Usted y yo, al contrario, podemos aprender a actuar de manera diferente a la que produjo su fracaso. Operar con el poder del nombre de Jesús requiere la sumisión personal a su señorío. Más aún, nunca deberíamos confiar en fórmulas fijas para realizar la obra de Dios, ya que siempre será su poder, su presencia y su intervención oportuna lo que llevará a cabo sus propósitos. Jesús dijo de manera categórica que los que creyeran en Él expulsarían demonios en su nombre (Mc 16.17). Incluso, Efesios 6.1018 nos recuerda que la guerra espiritual por medio de la oración es responsabilidad de todos los creyentes. Es nuestro deber encontrar el lugar que nos corresponde en este ministerio.

Es lamentable, pero hay muchos en nuestro mundo que están oprimidos por la esclavitud demoníaca. Jesús nos envía a ministrarles su amor y poder. Debemos confiar al emprender esta misión, porque no hay poder maléfico que supere al poder de Dios. Cristo tiene plena autoridad sobre los propósitos malvados de Satanás, sobre las enfermedades físicas provocadas por fuerzas demoníacas y sobre las mentes trastornadas por el infierno. Cristo quiere usarnos para ofrecer auxilio a quienes se encuentran en esas situaciones extremas.

En Lucas 11.24 Jesús explica que un espíritu que ha sido exorcizado busca lugares «secos» donde descansar. A la luz de estas palabras, Él suministra agua que hace que manen ríos de agua viva «para vida eterna» (Jn 4.13–14). Esos «lugares secos» los podemos definir como «zonas que no han sido alcanzadas por el agua de vida».

Usando una concordancia o una Biblia temática, busque otras referencias en el Nuevo Testamento que hablan acerca de la vida en el reino espiritual. Más adelante hay una lista de palabras o temas que podría incluir en este estudio. Al ir leyendo lo que dice cada uno de los pasajes bíblicos, anote sus observaciones. Esto le servirá como bosquejo en el cual podrá intercalar todo lo que vaya aprendiendo acerca de lo invisible en base a estudios y experiencias adicionales. (Esto es para animarlo a realizar una investigación más amplia. Use hojas separadas—podría ser una para cada palabra o frase—, y anote en ellas sus observaciones sobre textos claves que vaya descubriendo.)

ángel 

espíritu inmundo 

lugares celestiales 

la sangre de Jesús 

el diablo, Satanás

reino de los cielos,   reino de Dios 

huestes celestiales 

principados y potestades

demonio(s) 

adversario 

enemigo 

espíritu(s)

Esta lista podría dar lugar a descubrimientos que lo lleven a agregar más palabras. Inclúyase al avanzar en su estudio.

Aunque las Escrituras enseñan con claridad que estamos totalmente rodeados por un mundo invisible de acción espiritual, hay quienes se dejan convencer por la noción de que las alusiones bíblicas al mundo espiritual son sólo de la imaginación.

No obstante, esta perspectiva exige la creencia de que Jesús permitiría que la gente siguiera creyendo en cosas que no eran reales, o que simplemente permitió que siguieran sosteniendo supersticiones falsas, lo cual no es consecuente con su carácter ni con sus enseñanzas.

¿Por qué cree que algunas personas optarían por negar el mundo espiritual a pesar de que las Escrituras son tan claras al respecto?

A veces nos sentimos intimidados por personas que no creen en el mundo espiritual y no nos atrevemos a expresar con sinceridad nuestro punto de vista por temor a que nos ridiculicen por «creer en cuentos de hadas». ¿Cómo podemos responder a sus cuestionamientos con sensibilidad y sinceridad a la vez?

La naturaleza de los poderes espirituales

En 1969 el mundo entero observó cómo por primera vez el hombre puso sus pies en la luna. Este «gigantesco salto de la humanidad» nos permitió ver cómo podría ser otro mundo.

En aquella ocasión observamos a los astronautas que rebotaban libres de la atracción de la fuerza de gravedad que experimentamos en la tierra, la que restringe y limita los movimientos. Contemplamos los trajes que usaban para suministrarles oxígeno y un ambiente estable y adecuado en el cual desenvolverse. El panorama era el de un mundo inerte, drásticamente diferente al de la vida que abunda aquí en la tierra.

Se dedicaron años a la investigación y a los preparativos antes de que el hombre alcanzara la luna. Resulta obvio, por los trajes que usaron, que la investigación se había encaminado a conocer con anterioridad cómo sería la luna como entorno para la vida humana. Se debían tomar las precauciones necesarias a fin de que los astronautas pudieran sobrevivir.

Cuando se enfrenta la realidad de vérselas con otro «mundo» o reino, hay interrogantes que se deben plantear: ¿Qué rasgos de este otro mundo son semejantes al nuestro? ¿Cuáles son diferentes? ¿Cuáles son las leyes esenciales que gobiernan ese otro mundo?

Es necesario plantearse las mismas preguntas cuando uno está preparándose para operar en el mundo espiritual. En los versículos que siguen hay mucho que aprender acerca del mundo invisible. Algunas características son iguales a las de nuestro mundo físico, otras son muy diferentes.

¿Cuáles son los cuatro niveles de autoridad demoníaca que se enumeran en Efesios 6.12?

Compare esto con Apocalipsis 12.7, donde se nos dice que Miguel tiene ángeles a su cargo. ¿Qué nos dice esto acerca de una jerarquía en el mundo espiritual?
Lea Mateo 12.2530. ¿Por qué es tan importante que los creyentes se mantengan unidos para la guerra?

¿Por qué actúan aliadas las fuerzas demoníacas?

¿Qué dice Jesús acerca de los que no están con Él?

Lea Lucas 10.110. ¿Qué muestran estas parábolas acerca del potencial dinámico del Reino de Dios? Bosqueje la tarea que Jesús asignó a los setenta. ¿Qué alusión encontramos allí respecto a los demonios?

Lea Lucas 10.1724. ¿Qué descubrieron los discípulos, después de llevar a cabo la misión asignada?

¿Cómo se sintieron al respecto?

¿Qué respondió Jesús?

Considere Lucas 10.21. Observe cómo Jesús aprueba y a la vez advierte respecto a esta esfera de ministerio sobrenatural. ¿Qué podríamos aprender a fin de equilibrar tanto una acción firme y al mismo tiempo humilde, sensible y sabia?


Quizás no sea fácil intentar relacionarse con algo invisible. A muchas personas les resulta difícil entender u ocuparse de la realidad del mundo invisible.

¿Qué dificultades ha encontrado para relacionarse con el mundo espiritual en el pasado?

¿Cuál ha sido el aspecto más difícil con el cual relacionarse?

¿Le ha ayudado el estudio de esta sección a reconocer la jerarquía que existe en el mundo espiritual? Una vez que haya aceptado su posición en esta guerra espiritual, escriba una declaración de su confianza en Cristo. Tal vez pueda empezar por leer los siguientes versículos: Romanos 8.3739; 2 Corintios 10.35; Colosenses 2.14; 1 Juan 4.4; Apocalipsis 12.10.

¿Qué espera que suceda en su vida de oración a medida que comprenda mejor el reino espiritual?

La incesante lucha

Quizás nos sorprenda saber que durante la Primera Guerra Mundial se hizo una pausa en la lucha para la celebración de la Navidad. Se ha registrado que en algunos lugares hubo tropas de fuerzas opositoras que disfrutaron juntos la gozosa ocasión, pero trágicamente retornaron a sus posiciones de combate al día siguiente para disparar contra las mismas personas con las que habían reído y cantado la noche anterior.

Podríamos pensar que también hay pausas en el conflicto espiritual, pero lo cierto es que el adversario es implacable. ¿Qué dice al respecto 1 Pedro 5.69?

La guerra que se lleva a cabo en el mundo espiritual no conoce momentos de descanso o de suspensión temporal. Lea los versículos que se enumeran aquí y anote lo que dicen acerca de esta incesante lucha y cómo deberíamos reaccionar ante ella. Las preguntas le ayudarán a concentrarse en el tema: ¿Cómo debe tomar su posición en la contienda? ¿Cuál debe ser su actitud hacia la lucha? ¿Cuál es el objetivo que debe perseguir en su vida de soldado? ¿Cuáles serían las motivaciones incorrectas para participar en esta guerra? ¿En qué encuentra poder? (Tome en cuenta las consideraciones posteriores sobre los términos que aparecen en estos pasajes.)

Salmo 35.13

Filipenses 1.2730

1 Timoteo 6.612

2 Timoteo 2.35

Sobrio, nefo. Estar sobrio, no haber consumido ningún producto embriagante; estar alerta, ser discreto. Nuestra clave para la guerra espiritual es que no nos permitamos embriagarnos con las cosas que hemos de ver, sino que más bien concentrar nuestra atención en lo que Cristo ha hecho por nosotros (Lc 10.1720).
Firmes, stereos. Sólido, estable, firme, fuerte, seguro. Esta palabra nos enseña que nuestra posición consiste no sólo en estar firmes e inmóviles sino en ser completos, en relación a todas las áreas de nuestra vida.

Velad, gregoreuo. Hacer guardia, no dormir. Se deriva de la palabra egeiro, «despertar». En el Nuevo Testamento gregoreuo se usa tanto en sentido físico como espiritual. Esta es la palabra que usó Jesús cuando dijo: «¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?» y «Velad y orad, para que no entréis en tentación» (Mt 26.4041).

Repase esta lección. Al ordenar sus pensamientos reflexione en lo que ha aprendido. Haga una lista de las cosas nuevas o de las que ha podido profundizar.
¿Cree que el conocimiento de estas cosas podría haber modificado alguna reacción importante o algún curso de acción que haya adoptado antes? ¿Cómo? ¿De qué manera imagina que estos descubrimientos van a influir en su vida en el futuro?
¿Qué conductas espirituales serán necesarias y qué decisiones tendrá que tomar para aplicar estas nuevas percepciones?

La clave para el crecimiento cristiano es vivir conforme a lo que el Señor le ha enseñado. Escriba una oración pidiendo al Señor que le ayude a vivir de acuerdo a las nuevas verdades que le ha mostrado acerca de la guerra espiritual.

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