«Me gustaría presentarle a…» ¡Cuántas veces estas
palabras han significado el comienzo de nuevas amistades, nuevos socios o
clientes, nuevas relaciones sentimentales, hasta futuros miembros de la
familia! Cuando nos presentan a alguien, nos permiten abrirnos a nuevas
relaciones que pueden cambiar nuestra vida aportando nueva información, nuevas
percepciones, nuevas maneras de ver las cosas, nuevas emociones. En ocasiones,
una presentación puede abrir viejas heridas o incluso abrir heridas nuevas.
Pero no importa cuál sea el curso que tome una nueva relación, una presentación
siempre contiene la expectativa de algo novedoso, algo que esperamos que nos
enriquezca y no que nos produzca amargura.
Esto es cierto con Romanos, el libro del Nuevo
Testamento que ha sido proclamado como la mejor presentación y defensa de los
temas centrales del cristianismo que ofrece la Biblia. Gigantes de la iglesia
tales como Agustín, Martín Lutero, Juan Calvino y Juan Wesley, fueron
transformados por el mensaje de Romanos. Al fin y al cabo es probable que
Romanos sea el libro de la Biblia de mayor influencia en la historia del
cristianismo. Este es el libro que va a conocer a lo largo de esta guía de
estudio. Este es el libro que le quiero presentar.
Pero como en toda buena presentación, tenemos que
empezar por algunas cosas básicas. La intimidad en una relación siempre
comienza con alguna información básica que responde a algunas preguntas
importantes: ¿Cómo se llama? ¿De dónde viene? ¿A qué se dedica? ¿Qué cosas le
gustan y cuáles le disgustan? ¿Conoce a…? Esto mismo es cierto cuando se quiere
conocer un libro de la Biblia. Uno empieza por obtener respuesta a ciertas
preguntas esenciales: ¿Quién escribió este libro? ¿Cuándo y dónde y fue
escrito? ¿A quién iba dirigido? ¿Por qué fue escrito? ¿De qué trata? Así que
comencemos a obtener la información.
El autor
Romanos nos informa bastante acerca de su autor.
Busque los siguientes pasajes de Romanos y anote lo que descubra acerca del
autor. Quizás estas preguntas le ayudarán a organizar sus pensamientos:
¿Cómo se llamaba y en qué trabajaba?
¿Qué apariencia tenía?
¿Qué era o no importante para él?
¿Qué le producía alegría y qué le producía tristeza?
¿Quién impactó su vida y de qué manera?
¿Hace mención de algún plan para viajar?
¿Qué se proponía lograr? ¿Por qué?
¿Ha encontrado algo más acerca de él?
1.1–17
7.13–25
9.1–5
10.1, 2
11.13, 14
15.14–16.27
Los destinatarios
De lo que ya ha leído de Romanos puede distinguir que
se trata de una carta enviada por el apóstol Pablo a los cristianos que vivían
en Roma en la primera centuria. La mayoría de los libros del Nuevo Testamento
fueron originalmente cartas, escritas específicamente para responder a las
necesidades de los cristianos de determinados lugares. De modo que estas cartas
tenían el propósito de reunir a las personas en el lugar donde vivían, sufrían,
dudaban, celebraban, luchaban, se preocupaban, compartían, se quejaban, se
casaban, criaban a sus hijos, padecían y morían. Fueron escritas a personas
específicas, con necesidades, sueños y anhelos específicos. Fueron escritas
para personas como usted y como yo.
¿Qué dice Pablo en esta carta que permite inferir cómo
eran los cristianos de Roma? ¿Quiénes eran? ¿Eran en su mayoría de trasfondo
judío? ¿O griego? ¿Qué cosas les preocupaban? ¿Cómo les iba? ¿Cuáles eran sus
expectativas? ¿Qué asuntos doctrinales pueden haberles preocupado? ¿Estaban
desviándose del camino en algún sentido?
Vuelva a leer Romanos para ver qué puede descubrir
acerca de los primeros destinatarios de esta carta. Si es demasiado la lectura
de la carta completa, vea lo que puede encontrar en los siguientes pasajes:
1.7–15
2.1–24
4.1,
12
6.1,
2,
11–23
11.13,
17–31
12.1–15.16
16. 17–20
Otros pasajes de las Escrituras también nos dan
información acerca de los creyentes en Roma. Lea Hechos 2.10; 18.2; y 28.17–28, y anote lo que encuentra.
Entre
bastidores
En tiempos del apóstol Pablo todos los caminos
llevaban Roma. Esta ciudad dominaba todo
el Mediterráneo y era la urbe más importante y poderosa durante el primer
siglo.
Albergaba una importante población judía, casi tan
numerosa como la de Jerusalén. Hasta la fecha, los arqueólogos han desenterrado
seis catacumbas judías (cementerios subterráneos). Por las inscripciones que
aparecen en esas catacumbas sabemos que al menos había once sinagogas en Roma.
La población cristiana de la ciudad era mucho menor,
pero era lo suficientemente numerosa como para que el emperador romano Nerón los
culpara y martirizara por el incendio que destruyó gran parte de la ciudad en
el año 64 d.C y los sometiera al martirio. La tradición cristiana reconoce que
los apóstoles Pablo y Pedro fueron víctimas de Nerón.
El propósito
Sobre la base de lo que ha descubierto, tal vez ya
sepa por qué Pablo tomó papel y lápiz, y luego puso en manos de Febe esta carta
para que la llevara a Roma. Probablemente hay cuatro razones por las que Pablo
escribe a los romanos. Cada grupo de pasajes que se menciona abajo, le ayudará
a descubrir esas cuatro razones. Observe que los dos últimos grupos de
versículos no dicen explícitamente por qué Pablo escribió, pero lo sugieren.
Tome nota de lo que esos versículos enfatizan y qué es lo que cuestionan.
Dichos elementos ofrecen la clave para desentrañar los motivos implícitos de la
carta.
1.9–13; 15.22–32 (véase Hch 19.21)
1.15–17 (véase Jud 3)
1.16; 2.9, 10; 3.1, 2, 9, 29, 30; 9.4, 5; 11.5, 25
2.1–4; 3.9–26; 10.14–21
El momento y lugar
No sabemos concretamente cuándo y dónde se escribió
Romanos, en gran medida porque la carta misma no lo dice. Pero muchos
estudiosos del Nuevo Testamento piensan que Corinto es el sitio más probable
donde Pablo tomó la pluma y elaboró la carta a los Romanos. Febe, la portadora
de la carta (Ro 16.1, 2), era de Cencrea, lugar muy próximo a Corinto.
Además, Pablo menciona a Gayo como su anfitrión (16.23), que fue uno de los conversos más destacados durante
el ministerio de Pablo en Corinto (1 Co 1.14). Esto significa que probablemente Pablo pasó el
tiempo suficiente en Corinto como para elaborar la carta.
Hay buenas razones para creerlo. La mayoría de los
eruditos bíblicos concuerda en que Pablo vivió en Corinto durante tres meses
hacia el final de su tercer viaje misionero (Hch 20.3). Cuando se fue de ahí, se dirigió a Flipos y
participó allí de la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura (v. 6), que se celebraban en abril. Así que Pablo debió
haber pasado los meses del invierno en Corinto, lo que le dio la oportunidad de
escribir Romanos.
Es probable que la carta haya sido escrita alrededor
del 56 d.C., algún tiempo antes de que Pablo llevara la ofrenda a los
cristianos necesitados de Jerusalén (cf. Ro 15.25–28, 31; 2 Co 8; 9). Después que el dinero estuvo seguro en Jerusalén,
Pablo planeó visitar a Roma a predicar y enseñar, además de encontrar
refrigerio para sí y luego avanzar hacia España para predicar el evangelio (Ro 1.10, 11; 15.22–24).
Nueva visita a Asia y Grecia (Tercer viaje misionero
de Pablo, Hechos 18.23–21.16). Pablo visitó por tercera vez las iglesias en Galacia, y luego
permaneció durante más de dos años en Éfeso. Después de abandonar Éfeso viajó
otra vez a Macedonia y Acaya (Grecia), y se quedó allí tres meses. Regresó a
Asia pasando de nuevo por Macedonia
Durante su tercer viaje, Pablo escribió 1 Corintios
desde la ciudad de Éfeso, 2 Corintios desde Macedonia y la carta a los Romanos
desde Corinto.
Si dispone de un diccionario o enciclopedia biblicos,
busque el artículo sobre Corinto para tener idea de qué tipo de ciudad era.
Luego, si tiene tiempo, lea 1 Corintios. Podrá observar cuánta influencia tenía
la cultura local sobre los creyentes que procuraban vivir allí. Sin duda la
ciudad de Corinto planteaba problemas especiales a la iglesia primitiva y al
ministerio de Pablo.
El contenido
En todo lo que resta de esta guía de estudio, usted
seguirá profundizando en el contenido de Romanos, pero le resultará útil tener
un panorama global del libro antes de lanzarse a un análisis detallado. Si lo
desea, puede leer la epístola completa y hacer un esquema de los temas y
divisiones principales. O quizás prefiera leer el texto y elaborar un bosquejo
del mismo asignando títulos o frases que sinteticen las secciones principales.
Cualquiera que sea la forma que utilice, a medida que lea la carta de principio
a fin, preste especial atención a las palabras y frases que se repiten. En
Romanos algunas de esas son: justificación, justicia, justificado, fe, ley,
evangelio, pecado y gracia. La reiteración es una de las formas en que los
escritores destacan sus temas centrales.
Abajo aparecen las divisiones en párrafos que algunos
sugieren. Quizás quiera leerlas y hacer su propio análisis del contenido. Anote
cualquier cosa que le pueda ayudar a memorizar el pasaje y a captar el
desarrollo del pensamiento paulino. Esta puede ser la tarea de la semana,
leyendo tres capítulos diarios y elaborando su propio resumen. Una media hora
al día será suficiente para obtener esta visión panorámica y establecer un buen
punto de partida para los siguientes períodos de estudio.
Ahora que se ha familiarizado con Romanos y con su
autor humano, es el momento de hacer algunas observaciones y aplicaciones preliminares.
¿Cuáles son sus primeras impresiones?
¿Qué interrogantes han surgido de este estudio hasta
aquí? Será conveniente que las tenga presentes mientras avanza en el estudio de
Romanos, de manera que pueda encontrar las respuestas a medida que progresa.
¿Qué espera obtener de este estudio?
¿En qué áreas de su vida (creencias, pautas y conducta
morales, relaciones, dones espirituales, etc.) cree que le ayudará este
estudio?
¿Hay algo de lo que ha aprendido que quisiera
presentar a Dios en oración? Abajo puede hacer una lista de esos asuntos o
incluso escribirlos en una oración al Señor.
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