domingo, 11 de noviembre de 2018

01- Introducción a Romanos



«Me gustaría presentarle a…» ¡Cuántas veces estas palabras han significado el comienzo de nuevas amistades, nuevos socios o clientes, nuevas relaciones sentimentales, hasta futuros miembros de la familia! Cuando nos presentan a alguien, nos permiten abrirnos a nuevas relaciones que pueden cambiar nuestra vida aportando nueva información, nuevas percepciones, nuevas maneras de ver las cosas, nuevas emociones. En ocasiones, una presentación puede abrir viejas heridas o incluso abrir heridas nuevas. Pero no importa cuál sea el curso que tome una nueva relación, una presentación siempre contiene la expectativa de algo novedoso, algo que esperamos que nos enriquezca y no que nos produzca amargura.

Esto es cierto con Romanos, el libro del Nuevo Testamento que ha sido proclamado como la mejor presentación y defensa de los temas centrales del cristianismo que ofrece la Biblia. Gigantes de la iglesia tales como Agustín, Martín Lutero, Juan Calvino y Juan Wesley, fueron transformados por el mensaje de Romanos. Al fin y al cabo es probable que Romanos sea el libro de la Biblia de mayor influencia en la historia del cristianismo. Este es el libro que va a conocer a lo largo de esta guía de estudio. Este es el libro que le quiero presentar.

Pero como en toda buena presentación, tenemos que empezar por algunas cosas básicas. La intimidad en una relación siempre comienza con alguna información básica que responde a algunas preguntas importantes: ¿Cómo se llama? ¿De dónde viene? ¿A qué se dedica? ¿Qué cosas le gustan y cuáles le disgustan? ¿Conoce a…? Esto mismo es cierto cuando se quiere conocer un libro de la Biblia. Uno empieza por obtener respuesta a ciertas preguntas esenciales: ¿Quién escribió este libro? ¿Cuándo y dónde y fue escrito? ¿A quién iba dirigido? ¿Por qué fue escrito? ¿De qué trata? Así que comencemos a obtener la información.

El autor

Romanos nos informa bastante acerca de su autor. Busque los siguientes pasajes de Romanos y anote lo que descubra acerca del autor. Quizás estas preguntas le ayudarán a organizar sus pensamientos:

¿Cómo se llamaba y en qué trabajaba?

¿Qué apariencia tenía?

¿Qué era o no importante para él?

¿Qué le producía alegría y qué le producía tristeza?

¿Quién impactó su vida y de qué manera?

¿Hace mención de algún plan para viajar?

¿Qué se proponía lograr? ¿Por qué?

¿Ha encontrado algo más acerca de él?

1.1–17
7.13–25
9.1–5
10.1, 2
11.13, 14
15.14–16.27

Los destinatarios

De lo que ya ha leído de Romanos puede distinguir que se trata de una carta enviada por el apóstol Pablo a los cristianos que vivían en Roma en la primera centuria. La mayoría de los libros del Nuevo Testamento fueron originalmente cartas, escritas específicamente para responder a las necesidades de los cristianos de determinados lugares. De modo que estas cartas tenían el propósito de reunir a las personas en el lugar donde vivían, sufrían, dudaban, celebraban, luchaban, se preocupaban, compartían, se quejaban, se casaban, criaban a sus hijos, padecían y morían. Fueron escritas a personas específicas, con necesidades, sueños y anhelos específicos. Fueron escritas para personas como usted y como yo.

¿Qué dice Pablo en esta carta que permite inferir cómo eran los cristianos de Roma? ¿Quiénes eran? ¿Eran en su mayoría de trasfondo judío? ¿O griego? ¿Qué cosas les preocupaban? ¿Cómo les iba? ¿Cuáles eran sus expectativas? ¿Qué asuntos doctrinales pueden haberles preocupado? ¿Estaban desviándose del camino en algún sentido?

Vuelva a leer Romanos para ver qué puede descubrir acerca de los primeros destinatarios de esta carta. Si es demasiado la lectura de la carta completa, vea lo que puede encontrar en los siguientes pasajes:

1.7–15
2.1–24
4.1, 12
6.1, 2, 1123
11.13, 1731
12.1–15.16
16. 17–20

Otros pasajes de las Escrituras también nos dan información acerca de los creyentes en Roma. Lea Hechos 2.10; 18.2; y 28.17–28, y anote lo que encuentra.
 Entre bastidores

En tiempos del apóstol Pablo todos los caminos llevaban  Roma. Esta ciudad dominaba todo el Mediterráneo y era la urbe más importante y poderosa durante el primer siglo.

Albergaba una importante población judía, casi tan numerosa como la de Jerusalén. Hasta la fecha, los arqueólogos han desenterrado seis catacumbas judías (cementerios subterráneos). Por las inscripciones que aparecen en esas catacumbas sabemos que al menos había once sinagogas en Roma.

La población cristiana de la ciudad era mucho menor, pero era lo suficientemente numerosa como para que el emperador romano Nerón los culpara y martirizara por el incendio que destruyó gran parte de la ciudad en el año 64 d.C y los sometiera al martirio. La tradición cristiana reconoce que los apóstoles Pablo y Pedro fueron víctimas de Nerón.

El propósito

Sobre la base de lo que ha descubierto, tal vez ya sepa por qué Pablo tomó papel y lápiz, y luego puso en manos de Febe esta carta para que la llevara a Roma. Probablemente hay cuatro razones por las que Pablo escribe a los romanos. Cada grupo de pasajes que se menciona abajo, le ayudará a descubrir esas cuatro razones. Observe que los dos últimos grupos de versículos no dicen explícitamente por qué Pablo escribió, pero lo sugieren. Tome nota de lo que esos versículos enfatizan y qué es lo que cuestionan. Dichos elementos ofrecen la clave para desentrañar los motivos implícitos de la carta.

1.9–13; 15.22–32 (véase Hch 19.21)
1.15–17 (véase Jud 3)
1.16; 2.9, 10; 3.1, 2, 9, 29, 30; 9.4, 5; 11.5, 25
2.1–4; 3.9–26; 10.14–21

El momento y lugar

No sabemos concretamente cuándo y dónde se escribió Romanos, en gran medida porque la carta misma no lo dice. Pero muchos estudiosos del Nuevo Testamento piensan que Corinto es el sitio más probable donde Pablo tomó la pluma y elaboró la carta a los Romanos. Febe, la portadora de la carta (Ro 16.1, 2), era de Cencrea, lugar muy próximo a Corinto. Además, Pablo menciona a Gayo como su anfitrión (16.23), que fue uno de los conversos más destacados durante el ministerio de Pablo en Corinto (1 Co 1.14). Esto significa que probablemente Pablo pasó el tiempo suficiente en Corinto como para elaborar la carta.

Hay buenas razones para creerlo. La mayoría de los eruditos bíblicos concuerda en que Pablo vivió en Corinto durante tres meses hacia el final de su tercer viaje misionero (Hch 20.3). Cuando se fue de ahí, se dirigió a Flipos y participó allí de la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura (v. 6), que se celebraban en abril. Así que Pablo debió haber pasado los meses del invierno en Corinto, lo que le dio la oportunidad de escribir Romanos.

Es probable que la carta haya sido escrita alrededor del 56 d.C., algún tiempo antes de que Pablo llevara la ofrenda a los cristianos necesitados de Jerusalén (cf. Ro 15.25–28, 31; 2 Co 8; 9). Después que el dinero estuvo seguro en Jerusalén, Pablo planeó visitar a Roma a predicar y enseñar, además de encontrar refrigerio para sí y luego avanzar hacia España para predicar el evangelio (Ro 1.10, 11; 15.22–24).



Nueva visita a Asia y Grecia (Tercer viaje misionero de Pablo, Hechos 18.23–21.16). Pablo visitó por tercera vez las iglesias en Galacia, y luego permaneció durante más de dos años en Éfeso. Después de abandonar Éfeso viajó otra vez a Macedonia y Acaya (Grecia), y se quedó allí tres meses. Regresó a Asia pasando de nuevo por Macedonia

Durante su tercer viaje, Pablo escribió 1 Corintios desde la ciudad de Éfeso, 2 Corintios desde Macedonia y la carta a los Romanos desde Corinto.

Si dispone de un diccionario o enciclopedia biblicos, busque el artículo sobre Corinto para tener idea de qué tipo de ciudad era. Luego, si tiene tiempo, lea 1 Corintios. Podrá observar cuánta influencia tenía la cultura local sobre los creyentes que procuraban vivir allí. Sin duda la ciudad de Corinto planteaba problemas especiales a la iglesia primitiva y al ministerio de Pablo.

El contenido

En todo lo que resta de esta guía de estudio, usted seguirá profundizando en el contenido de Romanos, pero le resultará útil tener un panorama global del libro antes de lanzarse a un análisis detallado. Si lo desea, puede leer la epístola completa y hacer un esquema de los temas y divisiones principales. O quizás prefiera leer el texto y elaborar un bosquejo del mismo asignando títulos o frases que sinteticen las secciones principales. Cualquiera que sea la forma que utilice, a medida que lea la carta de principio a fin, preste especial atención a las palabras y frases que se repiten. En Romanos algunas de esas son: justificación, justicia, justificado, fe, ley, evangelio, pecado y gracia. La reiteración es una de las formas en que los escritores destacan sus temas centrales.

Abajo aparecen las divisiones en párrafos que algunos sugieren. Quizás quiera leerlas y hacer su propio análisis del contenido. Anote cualquier cosa que le pueda ayudar a memorizar el pasaje y a captar el desarrollo del pensamiento paulino. Esta puede ser la tarea de la semana, leyendo tres capítulos diarios y elaborando su propio resumen. Una media hora al día será suficiente para obtener esta visión panorámica y establecer un buen punto de partida para los siguientes períodos de estudio.


Ahora que se ha familiarizado con Romanos y con su autor humano, es el momento de hacer algunas observaciones y aplicaciones preliminares.

¿Cuáles son sus primeras impresiones?

¿Qué interrogantes han surgido de este estudio hasta aquí? Será conveniente que las tenga presentes mientras avanza en el estudio de Romanos, de manera que pueda encontrar las respuestas a medida que progresa.

¿Qué espera obtener de este estudio?

¿En qué áreas de su vida (creencias, pautas y conducta morales, relaciones, dones espirituales, etc.) cree que le ayudará este estudio?

¿Hay algo de lo que ha aprendido que quisiera presentar a Dios en oración? Abajo puede hacer una lista de esos asuntos o incluso escribirlos en una oración al Señor.

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