«Hijos, nunca empiecen a trepar una montaña a menos
que se propongan llegar hasta la cumbre».
¡Cómo recuerdo esas palabras que mi padre nos dijo a
mi hermano y a mí! Esa gran advertencia habla tal verdad acerca de ser una
persona virtuosa, perseverante, comprometida y fiel; una persona que primero
calcula y luego se prepara, según sea el desafío, antes de lanzarse a la
empresa. Al pensar en la forma de lograr fidelidad en la oración, recuerdo las
palabras de mi padre porque, al parecer, las decía con suma seriedad; y cuando
él se ponía serio, nosotros escuchábamos. Del mismo modo, es sabio que
escuchemos al Padre celestial cuando nos llama a la fidelidad en la oración.
Consulte los siguientes versículos y observe cuáles son las recompensas de
«buscar» a Dios con fidelidad, de «pedir» a Dios en grande:
Salmo 2.8
Jeremías 33.3
Juan 14.12–14
Es curioso, pero años después de que mi padre hiciera
esa afirmación sobre el «alpinismo»—sincera, sin duda—, fue que comprendí que
resultaba un tanto extraña en ese momento, porque inmediatamente después de
pronunciarlas, anunció que íbamos a abandonar, a la mitad del camino, el
ascenso del «cerro» que habíamos iniciado. Pero se debía a una cuestión de
perspectiva. Apenas tenía unos cinco años por aquella época; estábamos parados
sobre una meseta, después de haber trepado un tramo bastante inclinado (lo
cual, para un niño como yo, ya era en sí una montaña). Pero enseguida nos
trasladamos de allí y nos preparamos para escalar un cerro cercano que era una
montaña y un verdadero desafío. Me parecía que habíamos abandonado una
«montaña» y nos encaminábamos hacia otra, cuando, en realidad, el cambio había
ocurrido en el momento en que estábamos a mitad de camino de un ascenso mayor.
Esta cuestión de la perspectiva—el pensar que estamos en la cumbre cuando en
realidad apenas hemos empezado—puede impedir que alcancemos las alturas del
potencial que Dios tiene preparado para nuestra vida espiritual. No es que no
podamos llegar hasta la cumbre si siguiéramos trepando. Es que nos sentimos
demasiado propensos a detenernos pensando que ya hemos llegado. Como yo, que
siendo pequeño, pensaba que un pequeño tramo del ascenso era toda la montaña,
cualquiera de nosotros puede sentirse tentado a dejar de ascender cuando en
realidad estamos lejos de las alturas, sin haber visto nunca los paisajes que
el Señor nos tiene reservados.
Así, igual que con el alpinismo, no dejemos de
dedicarnos a la oración hasta que alcancemos lo que nos proponemos lograr.
Tratándose de la oración, ese «proponerse» es un compromiso que equivale a
asegurarnos de que la voluntad de Dios penetre y prevalezca en situaciones
especificas dadas. Esa es la cumbre máxima.
La fidelidad es más que simplemente perseverar;
requiere que la persona esté llena de fe de un modo que produzca vida en lugar
de manifestarse en una actividad inútil o muerta (Stg 2.14–26). Jesús enseñó la fidelidad de varias maneras. Lea los siguientes
pasajes y vea lo que puede aprender de las características de la fidelidad. Las preguntas que se formulan
con cada pasaje son para ayudarlo a pensar y a responder.
Lucas 14.27–32: ¿Qué representa la preparación en relación con la fidelidad? ¿Es posible la fidelidad sin ella? ¿Por qué?
Mateo 7.24–27: ¿Cuál es la diferencia entre creer y vivir de acuerdo a lo
que se cree? ¿Qué es lo que proporciona a nuestras vidas la fidelidad? ¿Cómo?
Lucas 16.10–12: ¿Cuál es la verdadera prueba de la fidelidad? ¿A quién se le pueden confiar grandes cosas? ¿Puede una persona ser fiel en algunas cosas y no en
otras? ¿Por qué no?
Mateo 25.1–30: ¿De qué manera se comparan las enseñanzas de estas parábolas con los pasajes antes mencionados? ¿Qué hicieron las vírgenes prudentes para que les valiera el ser elegidas?
¿De qué modo fue infiel el siervo inútil?
Ya habrá notado que la fidelidad requiere preparación
y una acción premeditada, además de estabilidad. Estos son rasgos que deberá
incorporar a su vida de oración. Jesús también enseñó acerca de un aspecto más
de la fidelidad en la oración. Lea Lucas 11.5–13 y 18.1–8 para ver lo que Jesús dice acerca de la insistencia y
la perseverancia cuando nos proponemos algo.
¿Qué cuadros ofrece Jesús sobre la oración?
Lucas 11
Lucas 18
¿De qué manera reflejan estos pasajes insistencia y
perseverancia respecto a lo que nos proponemos?
Lucas 11
Lucas 18
¿Qué dice Jesús que será la respuesta de Dios a la
oración si perseveramos?
Lucas 11
Lucas 18
¿Contesta Dios nuestras peticiones porque seguimos
pidiendo? ¿Se rehúsa a contestamos porque nuestra insistencia refleja falta de
fe? Ambas preguntas han dado motivo a expresiones poco serias por parte de
algunos estudiosos a lo largo de los años, y algunos de ellos han tomado
decididamente partido por uno u otro lado, mientras que otros han insistido en
que hay momentos para esperar con fe y momentos para continuar la lucha.
Más adelante encontrará una serie de pasajes bíblicos
que proporcionan enseñanza y ejemplos sobre este tema. Mientras los lea pida al
Espíritu Santo que le ayude a comprender lo que se está enseñando: Génesis 18.23–32; Josué 10.12–14; 1 Reyes 18.22–38, 41–44; 2 Reyes 13.15–19; Mateo 6.7–8; Marcos 11.22–24; Lucas 7.2–10; 2 Corintios 12.8–10; Efesios 6.18; Santiago 1.5–8.
Debe comprender que la perspectiva que tenga sobre
este tema no debe separarlo de otros miembros del cuerpo de Cristo sino, más
bien, debe fortalecerlo en su vida personal de oración mediante una mejor
comprensión de la Palabra de Dios.
Describa las cualidades de su carácter que indican
fidelidad.
¿Qué cualidades le gustaría ver en el futuro? ¿Por qué
le resultan importantes?
¿En qué áreas de su vida demuestra mayor fidelidad
(por ejemplo, en la amistad, la profesión, las finanzas, el crecimiento
espiritual, etc.)? ¿Qué hace que esa área parezca ser más fuerte que otras?
¿En cuáles aspectos demuestra el menor grado de
fidelidad? ¿Por qué cree que es así?
¿Cómo cree que puede aumentar su grado de fidelidad? ¿Qué
pasos dará para lograrlo?
Todo el curso de la civilización occidental ha sido
influenciado por la antigua Grecia. En particular con respecto al pensamiento y
a la filosofía occidentales; esto se puede ver con claridad en el contraste
entre el concepto griego y el hebreo del conocimiento.
Para el modo de pensar griego, el conocimiento sólo
tenía que ver con el reconocimiento mental. Si una persona había estudiado un
tema y estaba en posesión de los datos, se consideraba que «sabía» el tema.
La idea hebrea del conocimiento incluía la aplicación
práctica y la experiencia. El simple estudio y el almacenamiento mental de
información no era equivalente a «saber». Para «conocer» o «saber» algo se
requería de la práctica de la vida en relación con las cosas aprendidas.
Le será de ayuda a todo cristiano comprender que lo
que está por detrás de los escritos del Nuevo Testamento es el pensamiento
esencialmente hebreo, aunque fue escrito en griego, por ser esa la lengua común
de la época. El concepto bíblico de «saber» o «conocer» comprende la
experiencia, no simplemente estar expuesto a la verdad o a un conjunto de
datos.
El noventa y nueve por ciento de la fe es fidelidad
La parte principal de nuestro andar en fe con Jesús
consiste en vivir una vida de fidelidad. A menudo nos concentramos tanto en la
necesidad de tener fe, que no alcanzamos a reconocer que la fidelidad consiste
en una existencia que se «vive por fe» más bien que del esfuerzo por «tener
fe».
Una de las afirmaciones sobre la fe más frecuentemente
citadas del Nuevo Testamento es una cita de un versículo del Antiguo
Testamento. Valiéndose de la sección «Riqueza literaria» más adelante, compare Habacuc 2.2–4 con Hebreos 10.36–38 y conteste las siguientes preguntas:
¿De qué manera se vinculan «fe», «fidelidad»,
«paciencia» y «esperar» en estos pasajes?
¿Para qué necesitamos tener la virtud de la paciencia?
(Véase también Stg 1.12.)
¿Quién recibirá las promesas que Dios ha hecho aquí?
¿Cuáles son las características de aquellos que no recibirán tales promesas?
¿De qué manera las definiciones de la fe que aparecen
a continuación muestran la necesidad de perseverar?
Fe, pistis. Convicción, confianza, creencia,
dependencia, integridad y persuasión. En el marco del NT, pistis es el
principio divinamente implantado de confianza interior, seguridad y dependencia
en Dios y en todo lo que Él dice.
Vivirá, chayah. Existir, preservar, florecer,
disfrutar de la vida, vivir felizmente, respirar, estar animado, recuperar la
salud, vivir ininterrumpidamente. La idea fundamental es «vivir y respirar». En
el pensamiento hebreo, la respiración constituye una evidencia de la presencia
de vida. De ahí que las palabras hebreas para «ser viviente» o «animal» (chay)
y «vida» (chayyim) sean derivados de chayah. Este verbo aparece cerca de 250
veces en el Antiguo Testamento. Muchas referencias sugieren que «vivir» es el
resultado de hacer lo correcto (Dt 4.1; 30.19, 20; Pr 4.4; 9.6; Am 5.4).
Justo, tsaddiq. Uno que es justo, correcto, claro,
limpio, apropiado. Una persona que se caracteriza por su integridad, equidad y
espíritu justiciero[…] tsadaq, que significa: «ser justo, estar justificado y
limpio». Tsadaq y sus derivados encierran la idea de justicia e integridad en
la forma de vivir.
De verdad, ˒emunah.
Firmeza, estabilidad, lealtad, conciencia, consistencia, certeza; aquello que
es permanente, firme y duradero. ˒Emunah viene de la raíz ˒aman, «firme, seguro, establecido». La palabra «amén» deriva de esta misma raíz y significa: «¡Seguro, así es verdaderamente!»[…] A menudo se traduce como «fidelidad» o «verdad», ya que se considera la verdad como algo cierto,
estable e inmutable. Esta palabra aparece en Habacuc 2.4, ese gran versículo tan influyente en el pensamiento del Nuevo
Testamento y la historia de la Reforma: «El justo vivirá por su ˒emunah», es decir, gracias a su firme, inconmovible y sólida fe.
Bendiciones de la fidelidad
Ser fiel no es simplemente el cumplimiento de un
deber, sino la característica de que nuestras vidas estén «llenas de fe», lo
cual trae bendición consigo. Existen las bendiciones de permitirle al Señor que
se ocupe cada día de nuestras necesidades (Sal 5.1–3), las que vemos cuando nuestras oraciones son
contestadas (Stg 5.15–16) y las bendiciones de vivir con sabiduría (Mt 7.24–27). Proverbios 28.20 dice que el hombre fiel «tendrá muchas bendiciones».
Hay muchas de ellas que aguardan a los que son fieles,
pero la fidelidad es algo a lo que somos llamados. Demanda que hagamos nuestra
parte. Esto, a su vez, libera—por la acción de la fe—la operación del poder de
Dios, que trae la recompensa de la fe. En los siguientes pasajes encontramos un
cuadro donde el hombre hace su parte. No importa cuán pequeña haya sido, cada
cual tuvo que hacer lo necesario para que la voluntad de Dios se cumpliera.
Escriba todas las cosas que se logran por medio de los
siervos fieles de Dios en cada uno de los pasajes a continuación. ¿Qué se
«libera» en cada una de estas acciones poderosas de Dios por medio de la
obediencia fiel?
Hechos 12.5–10
La acción del hombre:
La acción de Dios:
Hechos 2.40–47
La acción del hombre:
La acción de Dios:
Hechos 8.26–38
La acción del hombre:
La acción de Dios:
De su estudio, ¿qué es lo más importante en cuanto a
la fidelidad en la oración? ¿Qué la hace tan importante?
¿Cómo describiría la diferencia entre los frutos de
una fiel vida de oración y una esporádica? ¿Por qué piensa eso?
¿Crece la fidelidad en su vida de oración? Describa el
desarrollo que haya podido observar recientemente:
¿Qué factores han llevado a este patrón de
crecimiento?
Dedique un tiempo para revisar sus respuestas y ver
qué cosas hay de las que le gustaría conversar con el Señor. Es posible que
necesite ayuda para algunas de ellas o quizás quiera alabar al Señor por lo que
le ha visto hacer.
Fidelidad en acción
En Josué 10 aparece un cuadro de fidelidad dramatizado para
nuestro provecho. Josué y las tropas de Israel estaban en guerra con los
ejércitos de los amorreos. Dios se había propuesto llevar a cabo una obra
poderosa a favor de Su pueblo y, en efecto, la batalla se libró a favor de
Israel. Josué se dio cuenta que no terminaría hasta caer la noche y que un
remanente del ejército enemigo lograría escapar.
Es en ese momento que Josué se detuvo, lleno de fe, y
expresó las palabras que aparecen en el capítulo 10.12–13. Ocurrió algo increíble al ordenar verbalmente al sol y a la luna que se
detuvieran hasta obtener la victoria final. Hizo esta petición al Señor ante el
pueblo y Dios contestó su oración. Esta historia es una maravillosa figura de
lo que significa la intercesión, ya que el ejército de Israel salió a luchar a
favor de un aliado. Es también una hermosa ilustración de la guerra espiritual,
por cuanto Josué actuó con autoridad sobre los dioses a los que adoraban los
amorreos (el sol y la luna). Pero ambos fueron efectivos por medio del ejemplo
de fidelidad de Josué.
Lea el relato de este hecho en Josué 10.1–14 y utilice las preguntas que aparecen más adelante para que le sirva de ayuda al estudiar esta
figura de fidelidad.
¿Por qué los israelitas lucharon a favor de los
gabaonitas? (Véase el trasfondo en Josué 9.) ¿Cómo guiaba Josué a Israel a ser fiel de esta manera?
¿Qué dijo Dios a Israel acerca de esta batalla? ¿Cómo
la respuesta de Israel demostraba su fe?
A la luz de la palabra de Dios dada a Israel, ¿cómo la
oración de Josué para que el día se prolongara muestra la fidelidad que
completa lo que Dios le llamó a hacer? ¿De qué modo fue una respuesta de fe a
la palabra de Dios?
Fe viva
Después de estudiar esta lección, ¿cómo describiría la
fidelidad? ¿Cómo la explicaría en relación con la oración? ¿Alcanza a ver de
qué manera el compromiso de fidelidad y la responsabilidad ante el deber abren
la puerta a la audacia de las posibilidades milagrosas de la oración? Deténgase
ahora, pídale al Señor que le haga más fiel y le muestre cómo desarrollar esa
cualidad en su vida.
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