¿Se sintió
alguna vez frustrado cuando niño por cosas que debía, pero no deseaba, hacer?
Recuerdo bien las noches en que no quería irme a dormir, los días en que no
tenía ningún deseo de ir a la escuela, las ocasiones en que gustosamente
hubiera evitado bañarme, cortarme el cabello, dormir la siesta o cualquier otro
de los innumerables «problemas» de la infancia que me echaban encima mis
padres. Es lo que ocurre con la mente de un niño, cuando se es muy pequeño para
entender sus necesidades.
Pablo menciona
esta manera de pensar en 1 Corintios
13.11. Explica que hubo un tiempo en que pensábamos como niños, pero que
debemos desarrollar otro esquema de pensamiento mientras vamos avanzando hacia
la madurez. A medida que maduramos, empezamos a entender la manera de pensar de
Dios comparada con la nuestra. A causa de nuestra limitación, frente a la
sabiduría de Dios, nuestra mente siempre será como la de un niño, aun cuando
avancemos hacia la madurez. De manera que no debiera sorprendernos si algunas
de las cosas que Dios nos pide hacer no son «compatibles» con nuestra manera de
pensar.
Una de ellas es
el ayuno. Algunos llegan incluso a cuestionar la importancia o la validez del
ayuno. ¿Qué dijo Jesús? Aunque no dio un mandamiento tal como «¡Ayunaréis!»,
hizo declaraciones enfáticas respecto al mismo, palabras que no se pueden
evadir y que, como guerreros espirituales, no debemos pasar por alto.
Para entender
el llamado de Jesús a ayunar, considere los versículos mencionados al contestar
las preguntas que siguen.
¿Qué dice Jesús
en Marcos 2.18–20 acerca del
ayuno de sus discípulos? ¿Cuándo dice que ayunarán?
¿Con qué
palabras inicia Jesús su discurso sobre el ayuno en Mateo 6.16–18? ¿Qué da esto por
sentado con respecto a sus discípulos?
Lea el episodio
en Marcos 9.14–19. ¿Qué podemos
aprender, a partir de las palabras finales de Jesús, acerca del poder que tiene el ayuno en determinadas
situaciones?
Para una
meditación exhaustiva
Algunas
traducciones omiten las palabras «y ayuno» en Marcos 9.29 y Mateo 17.21, si bien hay mucha evidencia a favor y en contra, a
partir de los manuscritos disponibles, tanto para incluirlas como para
considerarlas como un agregado posterior. ¿Qué razones cree que habrán motivado
a los entendidos que eligieron la opción de omitir la mención del ayuno, cuando
la inclusión es igualmente correcta desde cualquier punto de vista académico?
Ayuno, tsom. Un
día de ayuno; un tiempo separado para meditar y orar sin provisión alguna que
satisfaga las necesidades normales de alimentación. Este sustantivo viene del
verbo tsum, que significa «ayunar». En el Antiguo Testamento el verbo aparece
veintidós veces y el sustantivo veintiséis. El ayuno es la renuncia voluntaria
a ingerir alimentos. El verbo «ayunar» se asocia a veces con palabras como
«llorar», «lamentar» o andar «vestido de cilicio», todas expresan intensidad. El
ayunar es una acción contraria al primer acto pecaminoso de la humanidad, es
decir, el acto de comer del fruto prohibido. Ayunar es negarse a comer lo que
es permitido.
Discipulos,
mathetes. Del verbo manthano, «aprender», cuya raíz math sugiere pensar con
esfuerzo. Un discípulo es el que aprende, que sigue al maestro y sus
enseñanzas. La palabra se usó primero acerca de los doce, y luego constituyó
una referencia a todos los cristianos, como en Hechos 6.1. Por lo tanto, entendemos que las directivas que
Jesús dio a sus discípulos incluyen a todos los creyentes.
Al comenzar a
reflexionar sobre la relación entre el ayuno y la guerra espiritual, dedique
unos momentos a ordenar sus pensamientos. Repase sus experiencias pasadas con
el ayuno y sus sentimientos íntimos al respecto. Reflexione en tas siguientes
preguntas y anote sus puntos de vista actuales sobre el tema.
¿Ayuna alguna
vez? En caso afirmativo, ¿cuándo y por qué lo hace?
¿Qué es lo más
difícil para usted cuando ayuna? ¿Cómo hace, cómo hizo o cómo podría hacer para
superar esto?
¿Cuál ha sido
su punto de vista sobre el ayuno en el pasado? ¿Para qué se practica el ayuno?
Presente un caso bíblico a favor de la importancia y pertinencia del ayuno en
la actualidad.
¿Cuál cree que
fue el motivo por el que Jesús dijo que sus discípulos ayunarían en épocas como
la nuestra?
El ayuno en la
iglesia primitiva
Está claro, en
base a las afirmaciones de Jesús, que sus discípulos deben ayunar ahora que Él
no está presente en la tierra, en la forma física de su encarnación. También es
obvio que el ayuno no puede ocupar el ciento por ciento del tiempo del
creyente. ¡El Creador jamás descuidaría nuestras necesidades corporales! Por
consiguiente, a fin de tener una perspectiva equilibrada acerca del ayuno,
revise los siguientes textos bíblicos y observe cómo los discípulos de Jesús lo
practicaron y enseñaron en la iglesia primitiva.
Use estas
preguntas como guía a medida que lee los pasajes: ¿Cuál era la norma cotidiana
al participar de las comidas en la iglesia primitiva? ¿Cómo se consideraba la
práctica del ayuno? ¿Qué se enseñaba sobre el ayuno? ¿De qué manera permite
esto una perspectiva equilibrada acerca del ayuno?
Hechos 2.42–46
Hechos 6.1–7
Hechos 10.2–4, 30, 31
Hechos 14.23
Hechos 27.21–26
2 Corintios 6.5; 11.27
Aunque a los
judíos sólo se les exigía un día anual de ayuno, el Día de Expiación (Lv 16.29), los fariseos
habían adoptado la
costumbre de ayunar dos veces por semana, lunes y jueves. Estos eran los días de mercado
en Jerusalén, y en esas ocasiones los que mostraban el rostro macilento del
ayuno se destacaban más.
Es esa actitud
de «mostrar a los hombres que ayunan» lo que Jesús condena en Mateo 6.16–18. Los discípulos de Jesús, por el
contrario, fueron llamados a ayunar sin el fingimiento de los fariseos.
En la iglesia
primitiva era común entre los creyentes la modalidad de practicar el ayuno dos
veces por semana, casi siempre miércoles y viernes. Este fue el comienzo de la
práctica tradicional que adoptó la iglesia de ayunar los miércoles y los
viernes, que hasta hace poco se mantuvo como obligatoria en algunas partes.
El mandamiento
de ayunar que Dios dio a Israel, en Levítico 16.29–34, introduce algunas pautas que ayudan a entender el
ayuno en nuestra vida particular. («Afligiréis vuestras almas» es una expresión
equivalente a la de ayunar.) ¿Qué clase de cosas se asocian con el ayuno en
este pasaje de Levítico?
A partir de las
referencias de Jesús al ayuno en Marcos 9.17–29 y en Mateo 17.14–21, se da por sentado que Él mismo lo practicaba
siguiendo algún esquema regular que excedía la práctica de sus discípulos de
guardar las fiestas anuales. ¿Qué sugeriría este hecho a los creyentes en la
actualidad, juntamente con la práctica del ayuno según un esquema dado a la
iglesia primitiva?
Cuando el ayuno
se convierte en nuestra respuesta
La mayoría de
los creyentes del Nuevo Testamento reconocerán que el ayuno tiene un lugar en
la iglesia contemporánea, pero pocos son los que lo entienden. Lo mismo que con
la «guerra espiritual», que muchos la descuidan por carecer de instrucción al
respecto, también el ayuno—arma poderosa en caso de guerra—se pasa por alto.
Con todo, a pesar de que se cree en el ayuno y se le acepta como una disciplina
potencial periódica, cuando se les pregunta a algunos cuándo ayunan, una
respuesta muy común es: «Cuando el Espíritu Santo me indica que lo haga». Esta
respuesta no carece de valor, pero quizás habría que llegar más allá: forjar un
esquema de ayuno. Es decir, ¿podríamos acaso considerar el ayuno como una
práctica más regular con un esquema planificado? En primer lugar, porque Jesús
nos ha dicho que debemos ayunar; y segundo, porque esperar una indicación
directa de parte de Dios para ayunar, no concuerda con los ejemplos bíblicos.
Quizás sea oportuno señalar que el Espíritu Santo puede dar esa indicación si desea
que una persona realice un ayuno especial con un propósito concreto. Pero,
¿podríamos coincidir en que esas no debieran ser las únicas ocasiones en que un
creyente practica el ayuno?
Con el auxilio
de los versículos que siguen, vea qué puede descubrir acerca de por qué y
cuándo ayunaban los creyentes en los tiempos bíblicos. En cada uno de los
ejemplos procure identificar: 1) el propósito del ayuno; 2) la decisión
respecto al ayuno (quiénes decidieron ayunar y cómo tomaron la decisión); y 3)
el resultado del ayuno.
2 Samuel 12.15–24
Propósito
Decisión
Resultado
2 Crónicas 20.1–24
Propósito
Decisión
Resultado
Esdras 8.21–23,31
Propósito
Decisión
Resultado
Nehemías 9.1–3: 10.28–29
Propósito
Decisión
Resultado
Daniel 6.6–28
Propósito
Decisión
Resultado
Jonás 3.4–10
Propósito
Decisión
Resultado
Lucas 2.36–38
Propósito
Decisión
Resultado
¿Cómo se siente
respecto al ayuno después de haber leído estos pasajes? ¿Ha visto algo hasta
aquí que le da mayores deseos de ayunar?
Una y otra vez
los creyentes de la Biblia reaccionaron frente a situaciones de necesidad
buscando a Dios en ayuno y oración. ¿Cómo responde ante tales necesidades en su
propia vida?
¿Hay
situaciones que requieren del ayuno, en tanto otras no? ¿Por qué cree que esto
es así? ¿En qué situaciones cree que todo creyente debiera recurrir al ayuno?
Lo que Dios
dice sobre el ayuno
El ayuno parece
ser una de las disciplinas menos entendidas entre los cristianos. Dios ha
hablado bastante respecto al ayuno en su Palabra, pero pocos creyentes se
proponen escudriñar las Escrituras para aprender acerca de este poderoso
aspecto de nuestra vida espiritual.
En los
siguientes pasajes podrá aprender más acerca del ayuno y del papel que cumple
en nuestro peregrinaje espiritual. A medida que lea los versículos, escriba lo
que va aprendiendo sobre el ayuno.
El ayuno que
Dios escoge: Isaias 58.6–12
Anote aquí lo
que se dice acerca del momento, el propósito y el poder del ayuno desde la
perspectiva de Dios:
Momento (v. 6a)
Propósito (vv. 6b, 7; observe allí ocho cosas)
Poder (vv. 8–12; considere las
promesas de los resultados)
Los cinco
primeros versículos de Isaías 58 constituían un ataque directo a los que seguían tradiciones
muertas, que practicaban los ayunos como un rito y se limitaban a las formas
sin poner en ello su corazón. ¿Qué lecciones podríamos enumerar en base a ese
pasaje?
¿En qué forma
coinciden las palabras de Jesús sobre el ayuno en Mateo 6.16–18 con lo que
usted acaba de leer?
Diferentes
tipos de ayuno:
Observe en los
siguientes pasajes los diferentes métodos y períodos del ayuno. Anote la
duración del mismo, qué se consumía y cuáles eran sus acciones físicas.
Jueces 20.26
1 Crónicas 10.11, 12
Ester 4.15–17
Daniel 10.2, 3
Mateo 4.1, 2
El ayuno: la
llave maestra
Si bien no hay
ninguna regla fija para encontrar la solución a todos los problemas, excepto la
de hacer la voluntad de Dios, sin duda hay beneficios concretos en la práctica
del ayuno. Cuando el pueblo de Dios se consagra al ayuno y la oración se libera
poder y se abren brechas. Muchas personas han llegado a amar la práctica del
ayuno, no por la disciplina física, sino por los resultados que comprueban en
el reino espiritual cuando ayunan.
En los
versículos que siguen hay referencias al ayuno y a los resultados que obtenía
el pueblo de Dios cuando ayunaba. Léalos y responda las preguntas a fin de
aprender más acerca de este poderoso instrumento para la guerra espiritual.
Ester 4.3, 16: ¿Qué motivó al pueblo judío a ayunar?
Ester 9.1, 2 registra los resultados del ayuno de los judíos. ¿De qué manera
contrasta esto con el decreto originalmente emitido en contra de los judíos en Ester 3.13?
Marcos 9.17–29: ¿Qué declara aquí Jesús respecto al excepcional poder del ayuno?
¿Cómo se
relaciona el ayuno con la fe en este relato?
Ahora que ha
completado esta lección sobre el ayuno, utilice esta sección como ayuda para
reflexionar sobre las cosas que ha aprendido.
¿Qué se destaca
como el aspecto más notable en cuanto al ayuno? ¿Puede ver el cumplimiento de
esa realidad en su propia vida? ¿Cómo?
Describa
cualquier esquema de ayuno que haya practicado en el pasado. ¿Considera o no
que es una manera saludable de practicar el ayuno? Explique.
¿Qué cambios o
qué verdades van a influir en su manera de ayunar como resultado de esta
lección?
¿Por qué cree
que Jesús estimuló la fe con tanto vigor en una situación que requería ayuno y
oración? ¿Sería porque la fe que se necesitaba en ese caso se desarrollaba por
medio del ayuno?
Al concluir,
dedique unos minutos a orar por las respuestas que acaba de dar. Pídale al
Señor que le dé la fortaleza necesaria para que su vida crezca en esta
disciplina de la guerra.
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