No cayeron bombas, no se dispararon salvas ni murió
nadie. Sin embargo, hubo gran violencia. La tierra tembló, las puertas de la
prisión se abrieron, los guardias fueron sometidos y, en efecto, hubo una
batalla. Pero, aunque hubo resultados físicos, esta no fue una lucha de un
hombre contra otro en un enfrentamiento corporal. Esta fue una batalla
espiritual que se inició con la oración.
Comenzó cuando dos misioneros predicaban el evangelio
y confrontaron de manera directa a una mujer endemoniada. Procedieron a ordenar
en nombre de Jesús que el espíritu la dejara y el demonio huyó. Pero, como
sucede en la mayoría de las batallas, hay pocas victorias decisivas de
inmediato. Sobrevinieron contraataques satánicos que suscitaron disturbios
callejeros por lo ocurrido y los misioneros fueron encarcelados.
A partir de eso siguió la lucha encarnizada, por lo
que estos dos hombres se propusieron continuarla por medio de la oración y la
alabanza a Dios. Al poco tiempo las cadenas que los tenían amarrados y las
puertas que les cerraban el paso se abrieron por efecto de un poderoso
terremoto. Esta respuesta a la oración no fue el final de la batalla. Esto hizo
posible que se hablara del evangelio al carcelero, y su familia en pleno
recibió la salvación esa noche.
Este ejemplo poderoso de guerra espiritual está
registrado en Hechos 16.16–34. Deténgase ahora y lea todo el pasaje. Luego repase lo anterior y compruebe cómo se ajusta cada frase. A continuación use el texto para responder a estas preguntas:
¿Qué clase de libertad recibió: (a) la esclava, (b)
Pablo y Silas, y (c) el carcelero gracias a la lucha espiritual?
¿De qué manera esta batalla le abrió las puertas a
cada una de estas personas?
¿Puede suponer que el encarcelamiento de Pablo y Silas
podría ser una venganza del espíritu inmundo que habían echado, igual que la
actitud vengativa de comerciantes inescrupulosos? ¿Qué lección podemos aprender
a la luz de esto?
¿Qué respuesta tuvieron Pablo y Silas en su situación?
¿Qué herramientas usaron para la batalla?
¿De qué manera lo afectan las historias bíblicas como
esta? ¿Se sorprende a sí mismo pensando que ese episodio es algo que se adapta
a otra época y lugar? Piense en esto un momento.
Con frecuencia resulta muy fácil observar los grandes
milagros que Dios ha hecho como pensar que son cosas que nunca habrán de pasar
aquí y ahora. No es que pensemos que Dios no pueda hacer estas cosas hoy, ni
siquiera que creamos que no las hará. Simplemente parece que nos cuesta
imaginar que puedan suceder y que nosotros tengamos un papel clave en la
situación.
¿En qué situaciones le gustaría ver que Dios haga
cosas poderosas y transformadoras? Sea realista con el clamor de su corazón, el
deseo de una visitación de la gracia de Dios. Al menos, no titubee mientras
escribe detalladamente cuál es esa «visión» por la que ora, la que Él ha puesto
en su corazón.
La naturaleza de nuestra lucha
La guerra es incesante, se desarrolla siempre a
nuestro alrededor, aunque no podamos verla ni estar conscientes de ella.
¿Alguna vez leyó pasajes de las Escrituras como el que acabamos de leer y se ha
preguntado si se trata realmente de una batalla espiritual? En muchas partes de
la Biblia vemos ejemplos de ella, pero como el pasaje no dice: «Esta es una
batalla espiritual», muchos no entienden lo que está aconteciendo en el reino
invisible.
Para comprender la guerra espiritual pensemos primero
qué es la guerra. Dicho en términos sencillos, es el conflicto que ocurre
cuando una parte intenta obtener por la fuerza algo que la otra no quiere
conceder voluntariamente, o cuando ambas partes desean poseer algo que no
pueden compartir.
La guerra espiritual es la batalla continua entre los
ejércitos de Dios y las fuerzas del diablo. No es poesía ni juego; es algo
real, sus estragos se producen en las almas de seres humanos dotados de libre
albedrío. Si se tratara simplemente de una cuestión de poder, el Dios
Todopoderoso podría dominar al príncipe de las tinieblas en un momento. Pero
debido a que el desequilibrio de la lucha depende de la voluntad humana—de
aceptar o rechazar el gobierno divino; de creer o rechazar la gracia divina—,
la lucha por las mentes y los cuerpos continúa. El adversario, que odia todo lo
que se parezca remotamente a la imagen de Dios, odia al hombre e intenta
controlarlo.
Los siguientes pasajes de la Biblia nos enseñan a cómo
ser soldados efectivos en el ejército de Dios. Al leerlos, use las preguntas
para obtener una mejor comprensión de la naturaleza de esta guerra.
Lucas 11.2: Según las palabras de Jesús, el objetivo de nuestra lucha es el dominio de la
voluntad de uno de los poderes sobre el otro. Defina qué significa esto en base
al versículo.
Mateo 16.18–19: ¿De qué manera describe Jesús el objetivo tanto en términos positivos como negativos? («Puertas» se refiere al antiguo asiento de los consejos
militares.)
Lucas 12.31; Colosenses 1.13: Describa los dos reinos en combate.
Mateo 6.13: ¿Qué conocida oración expresa nuestra seguridad de obtener la victoria?
Ilustraciones de esto: analice a Pedro (Lc 22.31) y a Pablo (2 Co 12.7–9), y describa las situaciones en las que fueron «librados» y obtuvieron la victoria.
Preparados para la batalla
La realidad de la lucha espiritual nos insta a
aprender cuán sabio es tener una preparación apropiada. El pasaje que se indica
más adelante contiene la instrucción clásica y completa para prepararnos para
una batalla espiritual, la lucha en las «regiones celestes»; esto es, «el reino
invisible de los conflictos espirituales» que siempre nos rodea.
Efesios 6.10–18
¿Cuáles son las órdenes a seguir cuando se acerca la
batalla? (vv. 10–11)
¿Cuál es la naturaleza de su opositor y qué
descripción tenemos de sus tropas? (y. 12)
¿Por qué debe usar la armadura de Dios, y qué promesa
contiene esta orden? (y. 13)
¿Cuál debe ser su posición permanente en la batalla?
¿De qué manera podría lograrse? Use sus propias palabras. (y. 14a)
¿En qué sentido depende la armadura de que viva sujeto
a lo que Dios provee, más que de sus propios esfuerzos? (y. 14b)
Observemos de manera cuidadosa la «armadura de Dios».
A continuación hay seis de las palabras clave que describen la significación
espiritual de esta armadura que debe usarse durante una batalla invisible,
aunque mortalmente real. En primer lugar, lea las descripciones completas y la
siguiente sección «Riqueza literaria». Luego, tome la idea clave de cada parte
y transfórmela en una aplicación a la conducta; es decir, si se va a poner esta
armadura, ¿de qué manera va a afectar su estilo de vida y sus hábitos de
oración? Utilice el espacio señalado como «Aplicación a la conducta» que sigue
a cada parte del equipo que analizamos, y describa su previsible respuesta a
cada versículo al ir preparándose para la batalla.
La armadura del ejército de Dios
EQUIPO
|
VERSÍCULO
|
NOTAS SOBRE
SU USO
|
TODA LA
ARMADURA
|
Ef 6.13
|
Esta armadura está preparada para que
usted pueda resistir todos los embates del adversario. Asegúrese de usar la
armadura completa, ya que si lo hace parcialmente, será vulnerable a los
ataques (Lc 12.1–5). Jesús nos advierte sobre esa clase
de insensatez e hipocresía, cuando aclara que ella nos llevará al desastre (Mt 7.26–27).
|
LA VERDAD
|
Ef 6.14
|
La verdad es lo que mantiene la armadura en
su lugar. Si no se tiene un dominio
firme de la verdad, su armadura tendrá áreas desprotegidas que presentarán un
blanco fácil para que el enemigo ataque. Estudie cuidadosamente la Palabra de
Dios (2 Ti 2.15) y preste atención a la sana
enseñanza de líderes piadosos (Hch 2.42) para estar lleno de la verdad y, de ese modo,
preparado para la batalla.
|
Aplicación a la conducta:
|
||
JUSTICIA
|
Ef 6.14
|
«Vestidos con la coraza de justicia», es decir, la armadura del cuerpo que protege sus partes vitales. También se la menciona como la coraza de fe y amor (1 Ts 5.8), significando así que en el Reino de Dios, el cumplimiento de toda la Ley (y por lo tanto la justificación) es el amor (Mt 22.37–40); y que la entrada en el Reino es sólo por la fe que obra justicia (Ro 10.4–10). |
Aplicación a la conducta:
|
||||
EVANGELIO DE
LA PAZ
|
Ef 6.15
|
El evangelio de la paz—el mensaje de
salvación por medio de Jesucristo, que trae la paz con Dios (Ro 5.1–5)—es el calzado del guerrero. «¡Cuán
hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian
buenas nuevas!» (Ro 10.15). Nada puede darle a sus pies más
firmeza que depender plenamente del terreno inconmovible e inmutable del
evangelio (Ap 14.6).
|
||
Aplicación a la conducta:
|
||||
FE
|
Ef 6.16
|
El constante ataque del enemigo
tratará de desalentarlo y desmoralizarlo. Pero el escudo de la fe le
proporcionará protección contra dichos ataques «apagando», es decir, tragándose
la potencia de fuego del enemigo. Recuerde que no debe nunca basar su fe en
sus propias fuerzas, lo cual es necedad, sino que su escudo de la fe debe
estar en Dios y en su poder para vencer al enemigo (Pr 3.5–8).
|
||
Aplicación a la conducta:
|
||||
SALVACIÓN
|
Ef 6.16
|
La salvación es el yelmo que protege
su cabeza. Esto nos muestra que la salvación de Dios no es sólo la aceptación
de la muerte y resurrección de Jesús para el perdón, sino que se refiere
también al proceso redentor total, que incluye la renovación de nuestras
mentes (Ro 12.1–2). Esto se encuentra por medio del
compromiso vital de caminar diariamente con el Señor.
|
||
Aplicación a la conducta:
|
||||
PALABRA DE
DIOS
|
Ef 6.17
|
Su arma principal es la más filosa de
las hojas, cuyo filo no puede ser desgastado por el tiempo ni por el uso (Heb 4.12). Empuñar esta poderosa espada no
sólo derrota al enemigo sino que además fortalece y dirige al guerrero (Sal 119.105). Debemos envainar nuestras espadas,
guardándolas dentro de nuestros corazones a fin de impedir que el enemigo nos
haga cautivos (Sal 119.11).
|
||
Aplicación a la conducta:
|
||||
(Para analizarse antes de comenzar la
«Aplicación a la conducta» de cada una de las partes de la armadura. Capte la
riqueza del significado de cada palabra, en tanto se aplica a la idea de que
cada cual se «arme».)
Evangelio, euangeion. Compare «evangelio»,
«evangelizar», «evangelístico». En la antigua Grecia, euangelion designaba la
recompensa que se daba por entregar algún mensaje o buenas noticias. Más tarde,
llegó a significar las mismas buenas noticias. En el NT, esta palabra incluye,
por un lado, la promesa de salvación y, por el otro, su cumplimiento gracias a
la vida, muerte, resurrección y ascensión de Cristo Jesús. Euangelion designa
también los primeros cuatro libros del NT: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Fe, pistis. Convicción, confianza, creencia,
dependencia, integridad y persuasión. En el marco del NT, pistis es el
principio divinamente implantado de confianza interior, seguridad y dependencia
en Dios y en todo lo que Él dice. La palabra, algunas veces, indica el objeto o
el contenido de la creencia (Hch 6.7; 14.22; GI 1.23).
Paz, eirene. Un estado de reposo, quietud y calma; una
ausencia de lucha; tranquilidad. El término generalmente de-nota un bienestar
perfecto. Eirene incluye relaciones armoniosas entre Dios y los seres humanos,
entre las personas, naciones y familias. Jesús, como el Príncipe de Paz, da paz
a aquellos que [viven sujetos a su señorío].
Justicia, dikaiosune. Justo, la cualidad de actuar
correctamente. La palabra sugiere conformidad con la voluntad revelada de Dios
en todos aspectos. Dikaiosune posee ambos sentidos: judicial y benévolo. Dios
declara justo al creyente, en el sentido de absolverlo, y le dispensa justicia
(2 Co 5.21).
Verdad, alethuo. Derivada del negativo a, y Ianthano,
«estar escondido», «oculto». Compare «latente», «letargo», «letal». Aletheia es
lo opuesto de ficticio, fingido o falso; denota veracidad, realidad,
sinceridad, exactitud, integridad, formalidad y propiedad.5Esta palabra se usa, sobre todo, respecto a doctrinas
o enseñanzas.
Salvación, soterion. Rescate, liberación, seguridad,
entrega, salida, preservación; vocablo que designa universal-mente la salvación
cristiana[…] Soterion se usa solamente cinco veces [en el NT. En la mayoría de
los casos se usa soteria, que es la forma más común]. Es una palabra del todo
inclusiva que significa perdón, sanidad, prosperidad, libertad, seguridad,
rescate, liberación y restauración. La salvación de Cristo abarca el ser humano
en su totalidad: espíritu, alma y cuerpo.6
Al ver la armadura que Dios proporciona, ¿qué
seguridad siente cuando se encamina a la batalla?
¿Qué ha aprendido acerca de esta armadura que lo
ayudará a usarla con mayor eficacia?
¿Qué parte de la armadura es la que más le llama la
atención?
¿Qué cree que la destaca entre las demás?
¿Qué partes de la armadura de Dios son con las que se
siente más seguro al usarlas? ¿Con cuáles se siente menos seguro? ¿Por qué cree
que sucede esto?
Únase a la lucha
¿Cuántas veces hemos visto esas viejas películas de
guerra en las que un joven soldado, que acaba de terminar su preparación,
anhela entusiasmado el momento en que podrá entrar en combate? A ningún
verdadero soldado jamás le gusta esperar, porque eso pone el momento de la
decisión estratégica en manos del enemigo. Iniciar la ofensiva proporciona
ciertos elementos de control.
Comprendemos, naturalmente, que lo decisivo en esta
batalla espiritual no está bajo nuestro control, sino en el del Señor. Sin
embargo, después de una preparación básica, nos sentiremos como esos soldados
entusiastas que apenas pueden esperar el momento de intervenir en el combate
espiritual. Este deseo no nace del corazón de alguien que está buscando la
oportunidad de destruir a otros, sino del que sabe que en realidad puede hacer
algo para cambiar el resultado eterno de la batalla por las almas humanas. Por
medio del poder de la oración (Ef 6.18), cuando estamos equipados con recursos espirituales
(2 Co 10.3–5; Ef 6.12–17), se nos da todo el armamento potencial que jamás hemos de necesitar. También se nos da la garantía de la victoria final (Mt 16.18), avalada por la resurrección de Cristo de entre los
muertos (Ap 1.18).
Con esta seguridad—de que Dios es «por nosotros», que
está de nuestro lado (Ro 8.31)—, estamos listos para anticipar la batalla; pero, ¿cómo comenzamos? La guerra se desarrolla en forma
continua a nuestro alrededor; ¿de qué manera nos unimos a ella? Estudie los
pasajes de las Escrituras dados a continuación para encontrar la respuesta.
¿Qué nos dice que hagamos Efesios 6.18?
¿De qué manera debemos buscar el Reino de Dios según
nos muestra Jesús en Lucas 11.2?
¿Cuál es el incienso que anuncia el establecimiento
del Reino de Dios con poder? (Ap 5.8; 8.3–4)
Después de leer estos pasajes, ¿cuál diría que es el
primer paso para unirnos a la batalla? (Recuerde 1 Ti 2.1–8.)
Hemos descubierto que la oración es la acción de
ataque, la incorporación a la batalla. ¿Cuáles deben ser las fronteras de
nuestras oraciones? Un caso de estudio: La oración de Pablo para el
fortalecimiento de los efesios (Ef 3.14–21) cuando se preparaban para la batalla (6.10–18).
Ahora que ha completado esta introducción a la guerra
espiritual, dedique un momento para anotar sus pensamientos.
¿Qué cosas básicas tiene en mente acerca de esta
lucha?
¿Es algo nuevo para usted considerarse como un
soldado? ¿Cómo lo hace sentirse?
¿Descubre que es un soldado entusiasta o renuente?
¿Qué haría para lograr mayor confianza y una actitud más positiva al emprender
la lucha?
¿Piensa que hay algunas áreas en su vida que no se
verán involucradas en esta lucha? ¿Por qué?
¿Hay interrogantes que esta lección le haya traído a
la mente? Anótelos para que pueda volver a ellos a medida que encuentre las
respuestas más adelante en este estudio.
Para concluir: Transcriba estos versículos para
confiar firmemente en que Si ingresa al servicio del Señor, vencerá!
Romanos 8.37–39
2 Corintios 2.14
1 Juan 4.4
No hay comentarios:
Publicar un comentario