domingo, 11 de noviembre de 2018

D4- El poder de la pureza




«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida» (Pr 4.23).

Nuestro corazón es el centro de nuestra vida física. Si ese órgano no trabaja, la vida es imposible. Proporciona un suministro constante de sangre a todas las partes del cuerpo. De modo que, en su forma más elemental y sencilla, este proverbio es una saludable llamada de atención a cuidar la condición física del corazón. Por supuesto que el objetivo del escritor es el de advertir a los sabios con su alerta: «¡Tu parte interna, lo más recóndito de tu corazón, requiere el máximo cuidado, espiritualmente!»

Cuidar el corazón físico es parte de la más elemental sabiduría práctica. Los médicos nos advierten regularmente que cuidemos el consumo de alimentos que contengan colesterol (pequeños glóbulos de gran potencial productor de grasas). Esto se debe a que el mismo puede acumular capa sobre capa en las venas y finalmente obstruir el flujo de la sangre por el cuerpo. Hace tan difícil el trabajo del corazón, que incluso el más fácil puede llevar a una parálisis repentina del corazón.

Existe un peligro similar en nuestra vida espiritual si no mantenemos una actitud de vigilancia con respecto a nuestro corazón. El pecado, lo mismo que el colesterol, disminuye el flujo de la gracia divina en nuestras vidas (la sangre purificadora de Jesucristo). El inevitable resultado, si no se atiende, disminuirán los latidos de nuestro corazón en cuanto a la santidad y la «pérdida de un corazón para Dios». El flujo purificador continuo de la obra redentora de Dios, «por medio de la sangre», es tan vital para nuestra vida espiritual como lo es la sangre para nuestra existencia física. Sin ella nos vamos desgastando; la pérdida de la vitalidad espiritual se hace una realidad destructiva.

De la misma manera en que los médicos recetan dietas especiales para pacientes con problemas del corazón, Dios ha provisto instrucciones dietéticas para nosotros, porque forma parte de la naturaleza caída del hombre que haya una propensión a los «problemas del corazón» (nuestras luchas con la tentación y el pecado).

Para preparar el camino y fortalecer el corazón para la oración de poder, estudiemos las claves para la pureza personal de corazón. ¡El corazón que se mantiene puro será el que está preparado para la oración de poder! Lea los siguientes pasajes y descubra la dieta de Dios para la salud de su corazón. Escriba las cosas que debe hacer para mantenerlo limpio.

Salmo 119.9–16

Proverbios 16.5–9

Juan 13.8

Hechos 2.42, 47

1 Corintios 6.9–11

Filipenses 4.8

Hebreos 9.11–15

2 Pedro 1.5–10; 3.1, 2

Lea de nuevo la lista que ha escrito de las cosas que le ayudan a mantener limpio el corazón. ¿Cuáles cree que requieren ser puestas en práctica en su vida diaria?

¿Cómo relaciona su respuesta actual y su práctica de la vida con la sabiduría que encierran estas verdades? Escriba lo que piensa sobre esto.

La senda hacia la pureza

Está muy bien darle una dieta a alguien que corre el riesgo de padecer de insuficiencia cardíaca, pero se necesita más que una simple dieta para una persona que está afrontando un ataque cardíaco. A pesar de la importancia de una dieta diaria para vivir en pureza, debemos contar además con un curso de acción a tomar cuando vemos que nuestro corazón ya está funcionando muy por debajo de lo óptimo, o peor todavía, en medio de una crisis.

Segunda Timoteo 2.22 ofrece un plan muy claro para restaurar y vivir en pureza. Use los versículos complementarios y las secciones de «Riqueza literaria» para que le ayude a bosquejar esta senda.

¿Qué es lo primero que este versículo nos instruye a hacer?

Observe lo que aparece bajo «concupiscencia» en «Riqueza literaria» más adelante, y analice Santiago 1.15, notando lo que puede suceder si no huye.

Estudie Hechos 8.21, 22 y 1 Juan 1.9; 2.1, 2. ¿Cómo debería responder si su corazón ya está mal con Dios? ¿Qué significa aquí la palabra arrepentimiento? ¿Qué hace Jesús cuando pecamos?

Después de huir de la «concupiscencia», ¿qué cuatro cosas debemos buscar?

Busque los siguientes versículos, meditando en cada uno a la luz de la definición de cada palabra clave en la sección «Riqueza literaria». Luego anote de qué manera cada una de estas cualidades nos puede ayudar a evitar que pequemos.

Justicia (Pr 11.3–6)

Amor (1 Jn 3.1–3; 5.2, 3)

Fe (Ro 1.16, 17; 5.1, 2)

Paz (Ro 14.18, 19; Mt 5.9)

Abogado, parakletos. De para, «junto a», y kaleo, «llamar»; de ahí surge el concepto: Llamado a estar a nuestro lado. La palabra identifica a un intercesor, confortador, ayudador, abogado, consejero. En la literatura no bíblica, parakletos designaba a un abogado que acude a la corte en representación del otro. En 1 Juan 2.1 Jesús aparece de pie defendiéndonos y tomando nuestro lugar ante el trono de Dios de modo que su sangre sea tomada como pago por nuestro pecado.

Arrepentíos, metanoeo. De meta, «después», y noeo, «pensar». El arrepentimiento es una decisión que resulta en un cambio de mente, lo cual a su vez lleva a un cambio de propósito y acción.

Concupiscencia, epithumia. Un fuerte deseo y una intensa inclinación por alguna cosa. Tres veces se aplica a buenos deseos. (Lc 22.15; Flp 1.23; 1 Ts 2.17). Sus otros usos son negativos, tales como gratificar los anhelos sensuales, el deseo de las cosas prohibidas, los gustos por lo malo, la codicia por las cosas que son de otro, y querer cosas, personas, o experiencias que son contrarias a la voluntad de Dios.

Justicia, diakaiosune. Justo, la cualidad de actuar correctamente. La palabra sugiere conformidad con la voluntad revelada de Dios en todos aspectos. Dikaiosune posee ambos sentidos: judicial y benévolo. Dios declara justo al creyente, en el sentido de absolverlo, y le dispensa justicia (2 Co 5.21).

Fe, pistis. Convicción, confianza, creencia, dependencia, integridad y persuasión. En el marco del NT, pistis es el principio divinamente implantado de confianza interior, seguridad y dependencia en Dios y en todo lo que Él dice.

Amor, ágape. Una palabra a la que el cristianismo le dio un nuevo significado. Fuera del NT, raramente se usa en los manuscritos griegos existentes de la época. Ágape denota una invencible benevolencia y una irreductible buena voluntad, que siempre busca el bien de la otra persona, no importa lo que ésta haga. Es el amor sacrificial que da libremente sin pedir nada a cambio y no se para a considerar el valor de su objeto. Ágape es un amor que se ofrece conscientemente, mientras philos depende de circunstancias involuntarias; tiene que ver con voluntad más que con la emoción. Ágape describe el amor incondicional de Dios por el mundo.

Paz, eirene. Un estado de reposo, quietud y calma; una ausencia de lucha; tranquilidad. El término generalmente de-nota un bienestar perfecto. Eirene incluye relaciones armoniosas entre Dios y los seres humanos, entre las personas, naciones y familias. Jesús, como el Príncipe de Paz, da paz a aquellos [que viven bajo su señorío].

La senda de la pureza continúa

Ya ha analizado el llamado al arrepentimiento y la búsqueda de un estilo de vida piadoso. Continúe meditando sobre 2 Timoteo 2.22 y vea qué otros pasos hacen falta en el camino hacia la pureza. Más adelante encontrará versículos y preguntas para dirigir este estudio.

¿Debería buscar la justicia, la fe, el amor y la paz, separado de otras personas? Si no es así, ¿a quién o a quiénes debería unirse?

En Santiago 5.13–16, ¿de qué manera el vivir en el seno de una comunidad de creyentes proporciona salud y pureza? ¿Qué parte tiene en esto la confesión?

Tomando como base 1 Juan 1.5–10, explique cómo el vivir en la familia de Dios—«unidos en comunión»—contribuye a exponer y limpiar nuestros pecados. ¿Qué dice acerca de las personas que no confiesan su pecado? ¿Qué sucede cuando confesamos nuestros pecados?

 Sondeo a profundidad

Las cuestiones en torno al tema de la confesión son desconcertantes para muchos. Entre los diferentes grupos eclesiásticos la doctrina concerniente a la confesión varía ampliamente. Vea lo que puede aprender buscando la palabra «confesión» en un diccionario bíblico o en una enciclopedia. Para un estudio más profundo, use una concordancia o una Biblia temática, para encontrar todas las maneras en que se hace confesión en la Biblia. Emplee este estudio para determinar el lugar, el valor y el método de confesión que debería adoptar en su vida.

Pasión por la pureza

En el Salmo 51 encontramos la oración de un corazón que clama a Dios en busca de la restauración de su pureza. Lea este pasaje y anote lo que observa en cuanto a lo siguiente:

1. Confesión

2. Arrepentimiento

3. Limpieza

4. Restauración

¿Cuáles son los verdaderos «sacrificios» para Dios, según el salmista?
¿Qué es lo que el salmista le pide a Dios?

 Entre bastidores

El Salmo 51 se escribió cuando David clamaba a Dios pidiendo misericordia después de cometer adulterio, seguido de asesinato para esconder su pecado sexual (2 S 11.1–12.23). Esta historia muestra claramente el amor de Dios al enviar a Natán, el profeta, a enfrentar y restaurar a David para volverlo a una recta relación con Él. Al mismo tiempo, se recalca la justicia de Dios, por cuanto se rehúsa a permitir que su siervo David siga viviendo sin confesar su pecado.

En todo este Salmo hay verdades acerca de la naturaleza y el carácter de Dios que rara vez son comprendidas con claridad por los que no tienen una relación personal e íntima con Él. La misericordia, la benignidad, la justicia y los anhelos verdaderos de Dios son algunos de estos atributos.

La vida de los justos

El hombre justo tiene mucho que esperar del futuro, pero hay un estilo de vida que deberá practicar con el objeto de gozar de sus beneficios. Un andar cotidiano puro con el Señor nos bendice tanto a nosotros como a quienes nos rodean. Examine los siguientes pasajes de las Escrituras para que lo ayuden a ver las características de esta vida de plenitud. Registre tanto las bendiciones que recibe el justo, el recto o el puro de corazón, como también sus acciones. Contraste estas cosas con lo que se ve en la vida de los malvados e impíos. ¿Qué hace Dios a favor de los justos? ¿A favor de los impíos? ¿Dónde viven los justos? ¿Cómo acuden a Dios? ¿Viven allí los impíos también? ¿Pueden acudir a Dios de la misma manera?

Salmo 1.1–6

Salmo 15.1–5

Proverbios 10.2–7, 20–32

Proverbios 11.3–11, 18–23

¿Qué es lo más notable que ha aprendido en esta lección?

¿Por qué cree que apunta hacia usted?

¿En qué aspecto de su vida piensa que esta lección ha de tener mayor impacto?

¿Por qué? ¿Cuál cree que ha de ser el resultado?

¿Cómo ve la justicia de Dios en su vida? ¿Es algo que aumenta día a día? ¿Por qué cree que es así?

¿Desea ver más pureza en su vida? Escríbale una carta a Dios expresando su deseo de vivir en la pureza. incluya cosas para las cuales cree que necesita la ayuda de Dios, tales como hábitos, pensamientos, deseos malos, etc. Ore respecto a ellas, pidiéndole al Señor que cree un corazón limpio en usted, del mismo modo que se lo pidió David en el Salmo

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