El velo siempre fue una prenda de vestir de las
mujeres orientales usada especialmente para salir a la calle o viajar. El velo
les cubría el rostro a excepción de los ojos (Cnt 4:9), el velo era para las
mujeres muy importantes y parte de su día a día. (Gn 24:65; Rt 3:15; Ez 13:18),
y generalmente estaba hecho de seda negra y lino.
El velo no era simplemente un ornamento, sino que
tenía significado ético: la mujer lo usaba para sustraerse de las miradas de
los hombres, menos de la del marido o parientes cercanos (Gn 24:65). Era una desgracia que un hombre sorprendiera
a una mujer sin el velo sobre su rostro o que alguien intencionalmente se lo
levantara (Cnt 5.7; 1Co 11:5-10), también lo usaban los pastores, los viajeros
y los campesinos para protegerse la nuca o la espalda del calor del sol (Rt
3:15).
Pablo pide que las mujeres de Corinto, al orar o
profetizar en los cultos públicos, se cubran con el velo. En cuanto al hombre,
opina justamente lo contrario (1Corintios 11: 4-16), se opina que la palabra “autoridad”
en el versículo 10 significa “señal de autoridad” o sea velo.
Con todo parece que no todas las mujeres hebreas
usaban habitualmente el velo (Tamar no quiso
ser reconocida por su suegro Gn 38:14), probablemente se reservaba para
alguna circunstancia especial como una boda.
Entre el rico vocabulario hebreo figura la voz “masveh”
que describe el velo como que Moisés tapó su rostro de las miradas sensibles
del pueblo (Éx 34:33).
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