sábado, 1 de noviembre de 2014

¿Quien es Jesús?

 



A través de la historia, mucha gente ha tratado de contestar esta pregunta. Algunos la han respondido con certeza, pero muchos no han podido. Nuestro mejor recurso para contestarla es ­–una vez más-  la misma palabra de Dios. La Biblia nos presenta algunas verdades ineludible acerca de Jesús, las cuales demandan una respuesta.

Cualquier persona que estudia las Escrituras seriamente para aprender más acerca de Jesús debe contestar dos preguntas desafiantes: 1) ¿Qué piensas de Jesucristo? y 2) ¿Quién es él? El escritor C. S. Lewis hizo esta observación: «Tú debes elegir. O este hombre fue, y es, el Hijo de Dios, o es un loco, o algo peor.

 Puedes callarlo y tomarlo por un necio; puedes escupirle y tratarlo como a un demonio; o puedes caer a sus pies y llamarle Señor y Dios. Pero no lleguemos a la insensata conclusión de que él fue sólo un gran maestro humano. Él no nos dejó tal opción. No fue su propósito».


 Jesús no solo fue un buen hombre. Él fue y es Dios-hombre. Veamos.

1.    Jesús es humano. Jesús fue nuestro ejemplo supremo porque era Dios en forma humana (Filipenses. 2:5-11)


Este pasaje de la Escritura muestra una impresionante descripción del salvador a la vez que aporta algunas verdades fundamentales concernientes a la deidad y a la humanidad de Jesús. En esencia, nos muestra por qué debemos imitar y adorar a Jesús en nuestra vida.

JESÚS CUBRIÓ SU DEIDAD SIN DESPOJARSE DE ELLA. Jesús, en ningún momento de su vida humana, «se hizo» Dios en forma repentina. El era Dios antes de nacer como un bebé. Y siguió siendo Dios después de haberse hecho hombre. Cuando la Escritura dice que «renuncio a sus privilegios divinos» no significa que dejó de ser Dios. Simplemente cubrió su deidad. Pero nunca se despojó de ella. Él siempre fue y será Dios.

JESÚS EXPERIMENTO LA HUMANIDAD. Otra manera de decir que Jesús «adoptó la humilde posición de un esclavo» es la expresión «se despojó de sí mismo». No significa que se despojó de su deidad, sino que, sin dejar de ser Dios, experimento en su totalidad lo que es ser humano, privándose a sí mismo de los privilegios de su deidad. Por ejemplo, nunca hizo un milagro para su propio beneficio. Camino sobre esta tierra como un ser humano, no como un espíritu. Experimento todas las limitaciones humanas. Jesús-Dios en forma humana-experimento hambre y tristeza, y a veces se cansó. Sintió el dolor de la soledad fue presionado por la tentación. Por estas razones podemos estar seguros de que Dios comprende lo que somos y todas las cosas por las cuales estamos pasando (Hebreos. 2:17-18).

EL SEÑORÍO DE JESÚS SERÁ RECONOCIDO POR TODOS. No importa lo que cada ser humano piense hoy de Jesús, al final toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que él es el Señor. La autoridad de la Biblia respalda esta afirmación. La naturaleza divina de Cristo qué él cubrió por un tiempo mientras anduvo en la tierra, será entonces claramente visible y reconocido por todos.

2.    Jesús es divino. Aunque Jesús se hizo humano, siguió siendo Dios (Colosenses. 1:15-20)


            La verdad fundamental más importante de la fe cristiana es que Jesucristo, aunque vino a la tierra y se hizo hombre, es Dios. Este pasaje establece seis detalles importantes acerca de la divinidad de Jesús y de su obra en los cielos y en la tierra:

1.    Jesús es eterno. Siendo Dios, Jesús nunca tuvo un principio, ni tendrá fin (vers. 15).el apóstol Juan lo sabía. En Juan 1:1 se refiere a Jesús como la Palabra y dice: «en el principio la palabra ya existía».

2.    Jesús es el creador de todas las cosas. Este concepto hace más asombrosa la venida de Jesús a esta tierra como Salvador. Él comprende la manera en que la gente actúa y la dureza de los corazones humanos porque él los creó (vers. 16). A pesar de ello, nos ama tanto que estuvo deseoso de venir a la tierra y morir para redimir a la humanidad.

3.    Jesús mantiene todas las cosas unidad. Jesús tiene y siempre ha tenido el control de todas las cosas (vers. 16 y 17). Nuestro mundo no está sin control, ha sido creado con un propósito: glorificar a Cristo.

4.    Jesús es la cabeza de la iglesia. La iglesia no fue fundada por un grupo de personas, sino por Dios mismo. Aunque algunos líderes de la iglesia nos fallen, debemos recordar que Cristo es la verdadera cabeza de su cuerpo de creyentes (vers. 18), y él nunca falla.

5.    Jesús es el primero de todos los que resucitarán de los muertos. Cristo fue el primero en vencer la muerte y retornar a la vida con un cuerpo resucitado, (vers. 18). Por esta razón, nosotros, los que lo seguimos, tenemos la esperanza y la evidencia de que también resucitaremos después de la muerte, para pasar la eternidad con Él.

6.    Jesús es el único camino para tener paz con Dios. Dios no se sorprendió de que el hombre pecara en el jardín del Edén. La Biblia dice que el sacrificio de Jesús en la cruz fue conocido «antes de la creación del mundo» (Ap. 13:8) esto significa que, desde antes que Adán comiera del fruto prohibido, Dios ya había preparado la provisión para el perdón de nuestros pecados (vers. 20).

Jesús fue mucho más que un profeta, un maestro o un mensajero. En realidad, Jesús fue nada menos que Dios mismo viviendo en la tierra. Negar esta verdad es negar la base de la fe cristiana. Recuerda, fue esta verdad la que motivó a los cristianos del primer siglo a «causar problemas por todo el mundo» por causa del evangelio (Hch. 17:6).   


3.    Jesús tenía una misión específica que cumplir. Jesús vino a salvar a la humanidad del pecado (Lucas. 4:16-21).


         Cuando Jesús regresó a su pueblo, Nazaret, citó a Isaías 61:1-2 para describir el propósito  de su ministerio. Esta porción de las escrituras describe cinco objetivos que tenía Jesús en su ministerio terrenal.

1.    Llevar la nueva noticia a los pobres. Jesús ministro a hombres de todas las clases sociales, desde los ricos recaudadores de impuestos, los sencillos pescadores y hasta los mendigos de las calles. A él no le importaba la categoría social de la gente. Jesús miraba más allá de las necesidades externas de la gente. Él veía la pobreza de todas sus almas. Y a todos aquellos dispuestos a oírle, Jesús les ofrece las buenas nuevas del evangelio.

2.    Sanar a los quebrantados de corazón. Cuando tienes el corazón quebrantado te parece que nadie te entiende ni se preocupa por ti. Más no es así, Jesús te comprende. Él sabe lo que ser abandonado por los amigos. Él ha experimentado lo que es ser rechazado. Conoce el aguijón de la muerte. Por estas razones, él desea ganar tu quebrantado corazón.

3.    Traer liberación a los cautivos. La Biblia enseña que antes de darle nuestro corazón a Dios, vivimos cautivos del pecado. Si te das cuenta de que estas viviendo cautivo de algún vicio o pecado que no puedes vencer, Jesús desea liberarte de esa esclavitud espiritual. Solo admite esta condición pecaminosa, sal de ella, y pídele a Dios que te dé un nuevo corazón. Luego entrégate a la ayuda y el poder del Espíritu Santo, y conocerás la verdadera libertad.

4.    Dar vista a los ciegos. La Biblia también enseña que antes que entreguemos nuestra vida Jesús estamos espiritualmente ciegos. «Satanás, quien es el Dios de este mundo, ha cegado la mente de los que no creen. Son incapaces de ver la gloriosa luz de la Buena Noticia. No entienden este mensaje acerca de la gloria de4 Cristo, quien es la imagen de Dios» (2 Corintios. 4:4). Jesús desea abrir nuestros ojos para que podamos comprender y responder al mensaje del evangelio.

5.    Dar libertad a los oprimidos. La palabra oprimidos puede ser también traducida «aquellos que son aplastados por la vida». Jesús comprende tus penas y angustias, y desea quitar esas cargas de tus hombros.

4.    Jesús hizo el sacrificio supremo. Jesús sufrió un dolor intenso para que nosotros podamos gozar de la eternidad con él (1Pedro. 2:24)

24Y Él mismo cargó con nuestros pecados, levantándolos en su cuerpo a la cruz, para que nosotros, al estar muertos al pecado, vivamos en su justicia, porque por sus heridas fueron ustedes restaurados,

5.    Jesús tiene gran poder para transformar a las personas. Jesús puede cambiar a las personas que menos pensamos en uno de los testigos más poderosos para su obra (Hechos. 4:1-13)


Todo el libro de Hechos es un testimonio de la transformación que sucede en la vida de un verdadero seguidor de Jesús. Consideremos el caso de Pedro y Juan. Inmediatamente después de la crucifixión de Jesús, Pedro y Juan se escondieron. Es más, ¡Pedro negó tres veces que conocía a Jesús, antes de la crucifixión! Estos varones estaban lejos de ser hombres valientes. Pero cuando Jesús resucito y se reunió con ellos y les dijo que esperarán al Espíritu Santo prometido por Dios cuando regresara al cielo, todo cambió.

¿Por qué Pedro y Juan se volvieron tan valientes? ¿Cómo puede nuestra vida ser transformada de esa manera tan impresionante?

Pedro y Juan habían estado con Jesús. Durante tres años, Pedro y Juan siguieron a Jesús por todo Israel. Durante ese tiempo lo vieron realizar numerosos milagros. También escucharon sus enseñanzas y observaron su estilo de vida. Pero no fueron meros observadores casuales: hablaron con Jesús y compartieron la vida con él, y por esa razón, Jesús llegó a ser una parte importante de sus vidas. Aunque nosotros no caminamos con Jesús por esta tierra, podemos invitarlo a que venga a nuestro corazón. Además, tenemos sus enseñanzas para estudiarlas, así como el privilegio de estar con él en oración. En otras palabras, no necesitamos vivir en los tiempos bíblicos para tener una relación con Jesús.

Pedro y Juan moldearon sus vidas según la vida y las enseñanzas de Jesús. La vida, la muerte y la resurrección de Cristo hicieron tal impacto en Pedro y Juan, que empezaron a imitar a Jesús en su conducta. En los primeros capítulos de Hechos podemos ver el impacto que Jesús hizo en estos dos discípulos. Pedro y Juan hablan de Jesús con valentía al público, sana a un mendigo paralítico y soportan cualquier persecución por Jesús. Sus acciones demuestran un punto muy importante: necesitamos poner en práctica lo que hemos aprendido durante el tiempo que pasamos con Jesús.

Pedro y Juan pusieron su confianza en Cristo, no en sus propias habilidades. Recuerda, Pedro y Juan eran simples pescadores. No tenían credenciales importantes para desplegar delante de la gente. Ellos sólo confiaron en que Jesús los guiaría y los ayudaría a pasar todos los obstáculos, y eso les dio la confianza que necesitaban. Nosotros deben os hacer lo mismo.

Si quieres ver el poder de Jesucristo en acción hoy, fíjate en alguna de las vidas que él ha cambiado. Gran parte de la evidencia del poder de Jesucristo en la actualidad está basada en las innumerables vidas que han sido cambiadas por su intervención.


6.    Jesús tiene el dominio eterno. El reino de Jesús se extiende más allá de las fronteras del tiempo y el espacio (Ap. 1:4-8)

         Este pasaje de las Escrituras confirman los importantes aspectos acerca de Jesucristo: su majestad y su dominio. Pero Jesús es totalmente distinto a cualquier rey o gobierno que conozcamos. Los siguientes seis puntos marcan esa diferencia:

1.   Él es el primero en resucitar de entre los muertos y no morir nunca más. Jesús nos da un anticipo de lo que sucederá después que muramos.

2.   Él es mayor que cualquier otro rey de la tierra. Él es Señor sobre toda la creación, cosa que ningún rey de la tierra puede reclamar.

3.   Él nos ama y demostró ese amor muriendo por nosotros. Pocas veces alguien en una posición de autoridad sobre otras personas se ha ofrecido a morir por ellas.

4.   Él nos ha librado de nuestros pecados y nos ha dado un lugar de honor en su Reino. A quienes hemos recibido a Jesús en nuestra vida, nos ha dado un lugar de privilegios extraordinario y acceso al trono de Dios.

5.   Él regresará en victoria. Este Rey atraerá la atención de todo el universo cuando regrese.

6.   Él es eterno. Él ha existido y existirá para siempre. Nadie, sólo Dios, puede hacer este reclamo.

Algunas personas tienen una visión distorsionada de Jesús. lo ven como los artistas lo han pintado, con cabello largo, quizás con un bordón en la mano y un corderito sobre sus hombros. Pero la Biblia nunca hace una descripción física de Jesús. Si la hubiera hecho, estaríamos adorando su imagen más que a él mismo. 

La descripción de Cristo que hace Apocalipsis, aunque no nos da un relato físico, nos permite ver a Cristo glorificado. Y este Cristo está lleno de poder y majestad.     

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