Juan (5.1–47)
Dios nos creó a su imagen. La Biblia es clara en esto
(Gn 1.27; 9.6; Stg 3.9). O sea, nos parecemos y representamos a nuestro
Creador. Al igual que El, podemos pensar, sentir, elegir, actuar, abstenemos de
actuar, desarrollar relaciones con otros, amar y crear. De ese modo nos
parecemos a El. También lo representamos de muchas maneras. El nos ha dado la
administración de la tierra, la autoridad para hacer pactos entre nosotros y
con El, la responsabilidad de ejercer la justicia, gobernar y servir, y el privilegio
de ser embajadores al mundo para proclamar el evangelio de Cristo a través del
poder de su Espíritu Santo, y para hacer discípulos.
Como nuestro Creador, una de las facultades más
grandes que tenemos es la de crear. Podemos darle existencia a cuadros
pictóricos, música, teorías, edificios, muebles, fábricas, conceptos,
automóviles, trenes, aviones, ropa y elaborar todo tipo de ideas y bienes
destinados a beneficiar a la humanidad en alguna manera. Pero también podemos
crear algo más íntimo, más valioso todavía, algo de valor eterno, es decir,
otros seres humanos. Formamos hijos a nuestra propia imagen (Gn 5.1–3), les ponemos nombres, les damos comida y ropa, los
educamos y encaminamos para que puedan repetir el mismo ciclo. Ellos, también, se parecen a nosotros y nos representan. Son
semejantes a nosotros y se expresan como nosotros, piensan y hasta sienten como
nosotros. Son también portadores de nuestros valores, perspectivas y apellidos.
Cuando otros los observan, piensan que nuestros hijos representan lo que somos
y hemos hecho. A veces nuestros hijos nos hacen sentir orgullosos; en otros
momentos desearíamos echarlos y contratar sustitutos.
Nuestro Padre celestial tiene un Hijo. Es un Hijo
eterno que nadie creó, pero es un Hijo idéntico a El en todo. Su Hijo se le
parece y lo representa con total perfección, de modo que el Padre siempre se
complace en El. Por consiguiente, cuando vemos a Jesús, su Hijo, podemos ver al
Padre resplandeciendo a través de Él.
Por eso miremos más atentamente a Jesús. Él nos
mostrará al Padre que no podemos ver ni tocar.
¿Quieres ser sano?
Juan 5 comienza con Jesús en Jerusalén para asistir a una fiesta judía que no se especifica (v. 1). ¿Dónde aparece Jesús y qué sucede? (vv. 2–9)
La puerta de las ovejas (5.2): Una de las entradas en el muro que rodeaba la
ciudad de Jerusalén. Se encontraba en el muro septentrional de la ciudad (cf. Neh 3.1, 32; 12.39).
Betesda (5.2): Significa «lugar de la misericordia» o «casa de la gracia». El estanque de Betesda estaba en realidad formado por
piscinas gemelas lo suficientemente grandes como para nadar en ellas. Es
posible que en parte se llenaran desde los grandes depósitos de agua de las
piscinas de Salomón (que estaban al sudoeste de Belén), y en parte por el agua
intermitente que venía de una fuente y que periódicamente agitaba las aguas.
Las palabras «esperaban el movimiento del agua» (v. 3) hasta el final del versículo 4 no aparecen en los manuscritos del Evangelio de Juan
anteriores al año 400 d.C. Por esa razón muchos estudiosos de la Biblia ven
esta sección de Juan 5 como una inserción explicativa agregada por algún copista, y no como parte del texto original
inspirado por Dios. No obstante, el resto de la narración deja en claro que
alguna presencia inusual obraba allí en ciertas ocasiones (v. 7). Aunque tales inserciones han ocurrido a través de los años durante la trasmisión de las Escrituras, no persiguen ningún fin perverso (como tampoco es el caso de la frase
explicativa que nos ocupa), y ninguna de ellas afecta alguna cuestión
fundamental de la doctrina cristiana.
Para obtener más información acerca de cómo se
trasmitieron las Escrituras a lo largo de los siglos, incluyendo la forma en
que los eruditos pueden determinar qué materiales del texto forman parte del
original, le será de ayuda consultar algunas obras de referencia tales como
enciclopedias o diccionarios bíblicos.
De todos los que sufrían alrededor del estanque de
Betesda que procuraban curarse, ¿por qué cree que Jesús eligió sólo a una
persona para curarla?
¿Por qué Jesús le habrá preguntado al paralítico si
quería Sanarse? (vv. 6, 7) ¿Era cruel o superflua su pregunta?
¿De qué manera lo curó Jesús y cuánto tuvo que esperar
el paralítico para experimentar la sanidad y la renovación de sus fuerzas? (vv.
8, 9).
Lecho (5.8): Una estera de paja que se podía enrollar y llevar sobre el hombro.
Los judíos (5.10): A través del Evangelio de Juan esta expresión se refiere básicamente a los
líderes religiosos que mantenían una posición antagónica contra Jesús y su
ministerio. No se refiere al público judío en general de esa o de cualquier
otra época en particular, y no debe entenderse como si connotara un prejuicio
social o étnico. Se relaciona con una lucha interna vinculada a la época
correspondiente al texto.
¿Qué día curó Jesús a este hombre, y qué problema
suscitó el hecho? (vv. 9–16)
¿Qué hizo Jesús después de realizar esa curación? (vv.
13–15)? ¿Por qué?
¿Qué significa el versículo 14? ¿Sugiere la causa de la condición anterior del paralítico? ¿Se refiere a cómo le respondió a Jesús, o a los judíos? ¿O indicará alguna otra cosa?
Tal parece que el hombre sanado traicionó a Jesús (vv.
12, 13, 15). ¿Está de acuerdo? Sí o no, ¿por qué?
¿Qué podemos esperar del poder sanador de Dios en
nuestros días? Apoye su respuesta en las Escrituras.
¿Conoce a alguien que haya sido sanado
sobrenaturalmente como ocurrió con el paralítico? Si es así, relate lo
ocurrido; luego deténgase a alabar al Señor por sus promesas de sanidad y por
su cumplimiento.
¿Ha habido algún caso en que un ser querido no obtuvo
la sanidad? ¿Qué ocurrió? ¿Cuáles fueron sus sentimientos al respecto? ¿Se
sintió defraudado, frustrado o enojado con Dios? ¿Todavía lo está? Sea sincero
con sus sentimientos y digaselos al Señor. Él puede controlarlos.
¿Señor, mentiroso o lunático?
Jesús no fue jamás de los que se echan para atrás, en
especial si quería destacar un punto que su auditorio necesitaba urgentemente
escuchar y entender. Por eso, en la cara de los que tenían en mente matarlo,
Jesús dio a conocer a la gente algunas de las enseñanzas más directas y
desafiantes que le habían escuchado decir hasta ese momento.
Exprese con sus palabras la respuesta de Jesús a la
acusación que le hicieron en esa oportunidad los judíos que lo criticaban (vv.16, 17).
¿Qué reacción provocó la respuesta de Jesús? (v. 18)
¿Cree que sus críticos comprendieron correctamente la
respuesta de Jesús? Sí o no, ¿por qué?
En el pasaje de Juan 5.19–47, Jesús responde a la acusación de que se hacía «igual a Dios» (v. 18). Les da a los judíos varias razones para aceptar esa afirmación de su Deidad. Bosqueje su respuesta abajo,
reformulando cada una de las razones que ofrece el Señor como también su argumento con el que las apoya. Aquí Jesús nos dice en qué manera es igual a su Padre.
Argumentos de Jesús a favor de la
igualdad divina
SUS RAZONES
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SUS EVIDENCIAS
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En su larga respuesta, Jesús mencionó que la gente
podía reaccionar negativa o positivamente a sus afirmaciones, y que, junto a
sus respuestas, sobrevendrían las debidas consecuencias. Haga a continuación un
resumen de esas respuestas y sus consecuencias.
Negativas (vv. 23, 28, 29, 38–47):
Positivas (vv. 24, 25, 28, 29):
¿Por qué Jesús dedicó más tiempo a las respuestas
negativas?
¿Por qué aprovechó esta oportunidad para defender su
igualdad con el Padre? (v. 34)
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