Para todo ser humano que nace y en el transcurso de toda
su vida, enfrentará algún tipo de problema, puede ser menos o más grave, y las
personas del mundo antiguo no fueron la excepción.
Pero Jesús llegó con muchas soluciones simples y con
resultados magníficos. Jesús nunca dejo de demostrar su amor por las personas
pero tampoco su frustración por ser tan faltos de fe, aun habiendo muchos de
ellos visto al Señor hacer milagros en su misma presencia.
Veamos esta escena de peligro. ”JESUCRISTO REPRENDE UNA VIOLENTA TEMPESTAD Mt 8:25.”
“Acercándose luego
sus discípulos lo despertaron, y le decían: ¡Señor nuestro sálvanos que perecemos!”.
En esta situación de peligro en el mar, los hombres que
acompañaban a Jesús no vieron otra solución sino llamar al Señor para que los
salvara del peligro inminente en el que estaban.
Muchas veces nos ciega la desesperación, nos frustran
ciertas situaciones que nos llevan a cometer muchos errores, como, abandonar
nuestra fe reclamándole al Señor, el no responder, hacer cosas incorrectas como robar o mentir, engañar o
defraudar a alguien en señal de rabia por no haber podido solventar nuestra situación,
y llevándonos esto a empeorar nuestras vidas.
Así
como pasa con los hombres que iban con Él en la barca el miedo los llevó a
pensar que Dios los había abandonado, morirían ahogados y no podrían hacer nada
para salvarse por sí mismos, no les quedaba otra cosa que llamar a ese hombre
Jesús y ver si Él podía hacer algo, a lo que Jesús les dijo: y al ver que la tempestad se calmaba solo
pudieron decir: “¿Quién es este a quien los vientos y el mar obedecen?”.
Pase
lo que pase no abandones tu fe en el Todopoderoso pues todas las cosas nos
ayudan a bien.
Igual andar por la vida con constantes preguntas dándonos
vuelta en la cabeza día y noche sin poder encontrar respuestas a muchas de
ellas es muy frustrante y malo, pues, la ignorancia o el no entender o saber
alguna cosa podría hasta llegar a ser peligroso, Así que la curiosidad por
saber es bien vista por Dios y el mismo nos motiva a apreciar el conocimiento y
la sabiduría.
A los discípulos de Jesús les intrigaban muchas cosas de
las que hacía el Señor, y como todos, querían entenderlo y saber el ¿porque? De
esas señales, veamos… Dinos: ¿Cuándo acontecerá
esto? ¿Y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo? (Mt 24:3). Esta
es una pregunta que aun hoy nos hacemos, aunque Jesús les dio respuestas y
pistas, sigue en nuestra mente ¿Cuándo será
esto? Como todo debemos entender que el dueño de todas las cosas es el
Padre, Él toma las decisiones y dice cuándo serán los tiempos, por más que
queramos saber, solo Él tiene la última palabra, pues, aun su Hijo no sabe cuál
será el momento (Mt 24:36) por lo cual lo mejor es pedirle a Dios por medio de
su Hijo que nos de sabiduría y entendimiento para poder revelar a la iglesia lo
que Él dice en su Palabra “EL QUE LEA ENTIENDA” (Mt 24:15), para que todos
estemos lo mejor preparados posible y no nos tome nada por sorpresa.
Al entender todo lo que Dios nos enseña
nos muestra su amor y misericordia y a veces nos llegan pruebas y aflicciones
que una vez más no logramos entender. Así como sucedió con Job, dice la palabra
de Dios de él así: “Luego dijo Yahweh a satanás:
¿Has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como
él en la Tierra, varón íntegro y recto, reverente ante Dios y apartado del mal?”.
(Job 1:8). Un hombre íntegro y recto, palabras dichas por
el Dios mismo y luego podemos ver todas las calamidades que le acontecieron a
Job.
ENFERMEDAD.
Casi siempre se piensa que las
enfermedades vienen por el pecado cometido por nosotros esto nos acarrea alguna
calamidad bien se a nosotros o a nuestra familia y en algunos casos trasciende
a los hijos de los hijos.
En los tiempos Bíblicos las enfermedades
eran sanadas, los ciegos recibían la vista, los sordos oían, el paralitico
caminaba, el que tenía lepra era limpiado, y toda clase de enfermedad era
curada por el poder de Dios su creador.
Jesús dijo: “llamando, pues, a sus discípulos, les dio poder sobre los espíritus
inmundos para que los expulsaran, y para que sanarán toda enfermedad y aflicción…
(Mt 10:1)”.
No siempre será por el pecado o por
nuestra herencia genética sino por el pecado que mora en cada uno de nosotros o
para glorificar al Dios Poderoso de Israel así lo vemos en (Mr 1:30) “Y la suegra de Simón yacía enferma con
fiebre, y le hablaron acerca de ella”. La suegra de Pedro estaba enferma
con fiebre en cama, bastó con que Jesús la tocara para que la fiebre la dejara
y así ella continuara con sus quehaceres diarios, solo necesito que el Maestro
estuviera allí para que ella fuera sanada. Dios recibió la gloria de aquella
sanidad al igual que con Job al ser librado por Dios de todas sus aflicciones
no habiendo él atribuido a Dios ninguna responsabilidad por su condición sino
reconociendo que si recibe el bien de parte de Dios por qué no habría de
recibir el mal. (Job 2:10).
(Job 42:10) Entonces restauró Yahweh de
su cautividad a Job mientras estaba orando por sus amigos, y añadió Yahweh a
Job el doble de lo que tenía.
Si es posible que tu aflicción no venga
por ningún pecado, pero si satanás te pide para zarandearte y pones tu
confianza en Dios como Job Él te librará y saldrás victorioso.
Las dificultades no son fáciles de
sobrellevar y menos cuando no hallamos paz en nada de lo que hacemos y no
tenemos a nadie que nos ayude a llevar esa carga y podamos contar con el apoyo
moral.
El pago de nuestros impuestos, pago de
la luz, agua, alquiler, televisión por cable y teléfono etc. Muchas veces se nos acumulan los gastos y
nuestro mal humor nos inunda llevándonos a la desesperación. Pero tan simple
como es descansar en Dios que sabe de nuestras necesidades, no digo que sea fácil
contar con Él, pues, al final somos seres humanos y vemos más útil que otro
humano nos ayude que contar con que Dios lo hará.
Al igual los discípulos de Jesús amaba
andar con Él, presenciar sus milagros y aprender de Él, pero llegaban momentos
en que tenían que poner en práctica lo aprendido, “haré todo por fe” y esto fue
una de las cosas más difíciles para ellos.
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