LIBRO
DE JUECES
Arameo., Sipra
Dayane. Se traduce Libro de los Jueces. El nombre de este libro se debe a que
en él se relata la historia de varios jueces sobre Israel, entre ellos una
mujer que Yahweh levantó para librar a Israel de sus enemigos. Se desconoce su
autor. La fecha de redacción generalmente aceptada es el siglo XI a. C.
DECADENCIA
/ ACOMODO
EXPLICACIÓN:
Cada vez que un juez moría, el pueblo enfrentaba la decadencia y el fracaso
porque sacrificaba su alto propósito espiritual de muchas maneras. Abandonaba
su misión de expulsar a todos los pueblos de la tierra, y adoptaba las
costumbres del pueblo que le rodeaba.
IMPORTANCIA:
La sociedad tiene muchas recompensas que ofrecer a aquellos que comprometen su
fe: riqueza, aceptación, reconocimiento, poder e influencia. Cuando Dios nos
encomienda una misión, no debe verse contaminada por un deseo de aprobación por
parte de la sociedad. Debemos mantener nuestros ojos en Cristo, nuestro Juez y
Libertador.
EXPLICACIÓN:
Debido a que Israel se arrepintió, Dios levantó héroes para liberar a su pueblo
de su camino de pecado y de la opresión que acarreó. Usó muchas clases de
personas para alcanzar su propósito mediante la llenura del Espíritu Santo.
IMPORTANCIA:
El Espíritu Santo de Dios está disponible para todas las personas. Cualquiera
que esté dedicado a Dios puede ser usado para su servicio. Los verdaderos
héroes reconocen la futilidad del esfuerzo humano sin la guía y el poder de
Dios.
DECADENCIA
/ APOSTACIA
EXPLICACIÓN:
La caída de la moral de Israel tuvo sus raíces en la feroz independencia que
cada tribu quería. Esto los llevó a que cada uno hiciera lo que le parecía
correcto ante sus propios ojos. No había unidad ni en el gobierno ni en la
adoración. La ley y el orden se acabaron. Finalmente la idolatría y la religión
hecha por hombres los llevó a abandonar por completo la fe en Dios.
IMPORTANCIA:
Podemos esperar la decadencia cuando valoramos otras cosas más que a Dios. Si nuestra
independencia es más importante que nuestra entrega a Dios, hemos puesto un
ídolo en nuestros corazones. Pronto nuestra vida se convertirá en un templo de
ese dios. Debemos dar constantemente el primer lugar a Dios en nuestras vidas y
en todos nuestros deseos.
ARREPENTIMIENTO
EXPLICACIÓN:
La caída, la decadencia y la derrota hicieron que el pueblo implorara la ayuda
de Dios. Ellos hicieron el voto de volverse de la idolatría a Dios para obtener
misericordia y liberación. Cuando se arrepintieron, Dios los liberó.
IMPORTANCIA:
La idolatría gana terreno en nuestros corazones cuando dejamos que cualquiera
cosa sea más importante que Dios. Debemos identificar a los ídolos modernos que
hay en nuestros corazones, renunciar a ellos y volvernos a Dios para obtener su
amor y misericordia.
DERROTA
/ OPRECION
EXPLICACIÓN:
Dios utilizó opresores malvados para castigar a los israelitas por su pecado,
para llevarlos al punto de arrepentimiento y para probar su lealtad hacia Él.
IMPORTANCIA:
La rebelión contra Dios lleva al desastre. Dios puede utilizar la derrota para
hacer regresar a Él los corazones errantes. Cuando nos hemos despojado de todo
lo demás, reconocemos la importancia de servirle sólo a Él.
JUECES
Tanto
Jos. Como Jue. Describen el tiempo de Israel antes del establecimiento en la
monarquía, pero con un marcado contraste. El tiempo de Josué, considerado como
un todo, fue mayormente un período alentador, mientras que el tiempo de los jueces
se caracteriza por la frecuente apostasía del pueblo que provocaba la ira de
Dios y el castigo. Cuando, oprimidos por una situación penosa, se arrepentían y
clamaban al Señor, él en su misericordia les levantaba jueces que los libraban
de sus opresores. Fuera de Elí y Samuel (1 S.4:18; 7:15), se conocen dos jueces
o salvadores (con Débora son 13): Otoniel (3:7-11), Aod (3:12-30), Samgar (3:31),
Barac y Débora (caps. 4 y 5), Gedeón (6-8), Tola (10:1), Jair (10:3), Jefté (11:1s),
Ibzán (12:8s), Elón (12:11), Abdón (12:13ss) y Sansón (13:1ss). Abimelec no
debe ser considerado como juez.
En
su forma actual, el libro puede dividirse en tres partes:
1.
La introducción (1:1-2:5). Presenta un breve
relato de dos expediciones de las tribus del sur para ocupar el territorio
adjudicado a ellas por sorteo. En estas expediciones, sin embargo, no se logró
expulsar por completo a los Cananeos de las ciudades y los valles.
2.
La
segunda parte (2:6-16:31). Contiene las historias propias de los jueces,
introducidas por un preámbulo relacionado con la asamblea de Siquem dirigida
por Josué (2:6-3:6). En este preámbulo se señala particularmente la descomposición
religiosa del pueblo, que hizo necesaria la intervención divina, la consecuente
miseria como castigo por la apostasía, el arrepentimiento y el levantamiento de
jueces como salvadores. En esta segunda parte se describen largamente las hazañas
de seis jueces (mayores): Otoniel, Aod, Débora-Barac, Gedeón, Jefté y
Sansón; y más brevemente la de los restantes seis jueces (menores): Samgar, Tola,
Jair, Ibzán, Elón y Abdón.
3.
La
parte final (17-21). Consiste en dos apéndices que describen dos importantes
episodios: la instalación de un santuario en Dan (17 y 18) y el hecho
abominable de los benjamitas en Gabaa y su castigo (19-21). En estos dos apéndices
se señala la descomposición política de aquel tiempo, con la frase típica “en
aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacia lo que bien le parecía” (17:6;
18:1; 19:1; 21:25). Esta frase, que a la vez destaca la bendición del reino, es
muy significativa para poder resolver el problema de la fecha en que el libro
pudo haber sido escrito.
La manifiesta estructura literaria
del libro no conduce sino a aceptar la existencia de un solo autor del libro,
quien se sirvió de documentos y fuentes provenientes de tiempos anteriores,
como se vislumbra en el canto de Débora. Es obvio que este autor no pudo haber sido
contemporáneo de los jueces, porque los textos arriba mencionados señalan la
prosperidad propia del tiempo de los reyes. Por otra parte, en Jue. 13:1 se
establece que el tiempo total de la opresión filistea fueron cuarenta años, lo
cual solo puede comprenderse después de la victoria decisiva sobre los filisteos
obtenida por Samuel en Mizpa (1 S. 7:13). Por consiguiente, el autor del libro debió
vivir en os inicios de la monarquía en Israel, pero no después de David y Salomón
(cp. Jue. 1:21 con 2 S. 5:6-9 y Jue. 1:29 con 1 R 9:9,16). Por eso la frase de
Jue. 18:30 “hasta el día del cautiverio”, no alude al cautiverio babilónico del
año 586, sino a la pérdida del Arca del pacto en Silo. En tiempos de Saúl, el tabernáculo
ya no estaba en Silo (18:30), sino en Nob. En Jer. 7:12ss. y 26:6ss. se compara
la destrucción de Silo con aquella del monte de Sion, y se destaca esta como presagio
fatal para Jerusalén. El talmud considera a Samuel como el autor del libro, pero
aunque es una teoría sugestiva no está comprobada.
Muchos problemas cronológicos que
surgen, p.e., el comparar 1 R. 6:1 con Jue. 11:26 y al sumar todos los datos
correspondientes del libro, se resuelven si se sabe que varios jueces ofrecían
sus oficios simultáneamente sobre sus respectivas tribus y sobre el pueblo, y
que frecuentemente el número cuarenta se ha redondeado y se usa en forma esquemática.
Tanto el AT como el NT
mencionan a menudo la actividad de los jueces que, con razón, son considerados
como tipos de Cristo, p. ej. Is. 9:4; Hch. 13:20; Heb. 11:32-34.
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