viernes, 11 de abril de 2014

Adoptados y seguros


Adoptados y seguros

            Hemos visto lo que sucede cuando somos regenerados (cuando Cristo viene a nuestra vida) y cuando somos justificados (cuando Dios perdona nuestros pecados y los reemplaza por su justicia). Ahora veamos otra maravilla increíble que Dios ha hecho por nosotros. ¡Él nos ha adoptado en su familia como sus hijos! Adopción significa «tener los derechos de un hijo». En esencia, has recibido todos los derechos de hijo de Dios como si hubieras nacido en su familia. La historia del hijo prodigo ilustra esto (Lucas 15:11-32).


            El hijo descarriado pensó que, después de irse de su casa, ya no lo iban a considerar como un hijo sino como un sirviente. Para su gran sorpresa, cuando hizo el largo viaje a su casa, su padre lo recibió con gusto y lo lleno de besos.

            Luego dio órdenes para que trajeran el mejor vestido y pusieran un anillo en su dedo, lo cual simboliza sus derechos completos como hijo. ¡Esto es exactamente lo que Dios ha hecho por ti! Toma un tiempo ahora para examinar tres pasajes de las Escrituras que te dan la seguridad de tu adopción en la familia de Dios.

1.      Dios disciplina a sus hijos (Hebreos 12:5-9). Reconocer que ahora eres un hijo de Dios no es una esperanza distante sino una realidad presente. Una de las maneras que Dios te recuerda que eres su hijo es corrigiéndote y volviéndote al camino una vez más cuando te apartas de él, como lo hace un padre amoroso. Antes de ser creyentes tal vez no nos sentíamos culpables por ciertas cosas que hacíamos o no hacíamos. Pero ahora que somos cristianos, el Espíritu Santo de Dios nos nuestra como vivir, y eso incluye corregirnos. Él no hace esto porque nos odie, sino porque nos ama como lo que somos. Comprender esta verdad nos ayuda a reflexionar en nuestro comportamiento.

2.      Tienes un padre accesible (Gálatas 4:6)  el idioma Arameo traduce la palabra Abba, que aparece en este pasaje, como: «querido Padre». Es una expresión que manifiesta el afecto de un niño hacia su padre. En nuestros días equivaldría a: «Papá» o «Papi». Dios no quiere que lo veamos como un padre distante y desinteresado, sino como un padre amoroso y accesible a quien puedes acudir en cualquier momento porque eres su hijo.

3.      Sus promesas no están basadas en tus sentimientos (1 Juan 5:11-13) Habrán momentos en tu vida cristiana cuando no vas a «sentir» la presencia de Dios. Tal vez hasta seas tentado a dudar de que él haya venido a tu vida. Pero 1 Juan 5:13 nos dice: «les he dicho estas cosas a ustedes, que creen en el Hijo de Dios, Para que sientan que tienen vida eterna». Dice: «… para que sepan…». ¡La vida eterna es tuya! Afírmate en la promesa de Dios para ti. Estas perdonado, justificado,  adoptado en su familia y seguro de tu salvación. ¡esa es una maravillosa razón para regocijarte!

No hay comentarios:

Publicar un comentario