Génesis
2: 1-3.
1. Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. 2. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. 3. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
Sabbaton, o sabbata; esta última, forma plural,
era forma transliterada de la palabra aramea, que erróneamente se consideró
como plural; de ahí que la forma singular, sabbaton, se derivó de ella. La raíz
significa cesar, desistir (hebreo sabat; cf. el vocablo árabe sabata,
interceptar, interrumpir); la doble “b” tiene una fuerza intensiva, implicando
cesación completa o hacer cesar, probablemente lo anterior. No da la idea de
relajamiento ni descanso, sino de cesación de actividad.
La observancia del séptimo día de la semana,
ordenada a Israel, era una «señal» entre Dios y su pueblo terrenal,
fundamentada en el hecho de que después de seis días de operaciones creativas
reposó (Éxodo 31:16-17, con 20:8-11). Las normativas del Antigua Testamento
fueron desarrolladas y sistematizadas hasta tal punto que se llegó a imponer
una pesada carga sobre el pueblo (que por
otra parte se regocijaba por el reposo así provisto) y llegó a ser esto un
refrán de lo extravagantemente absurdo. Dos tratados de la Mishna (el Sabat y el
Erubin) se ocupan enteramente de regular la observancia; igualmente sucede con
las discusiones en la Gemara u opiniones rabínicas. El efecto sobre la opinión
de su tiempo explica el antagonismo suscitado por las curaciones efectuadas por
el Señor en día de sábado (p.ej., Mateo 12:9-13; Juan 5:5-16), y explica el
hecho de que en sábado los enfermos le fueran llevados a ser curados después de
la puesta del sol Según las ideas rabínicas, los discípulos, al recoger espigas
de trigo (Mateo 12:1), y frotarlas en las manos (Lucas 6:1), quebrantaban el
sábado en dos puntos; porque arrancar era segar, y frotar era trillar. La
actitud del Señor hacia el sábado fue la de librarlo de estas vejatorias
acrecencias tradicionalistas, por las cuales el sábado llegaba a convertirse en
un fin en sí mismo, en lugar de ser un medio para un fin.
En las Epístolas, las únicas menciones directas
que se hallan están en Colosenses 2:16: «días de reposo» (rvr 77: «sábados»),
donde en realidad debería aparecer en singular, donde se relaciona con las
cosas que eran «sombra de lo que ha de venir» (esto es, de la era que tiene su
inicio en Pentecostés), y en Hebreos 4:4-11, donde se señala el sabbatismos
perpetuo para los creyentes (véase REPOSO abajo); se hallan referencias
indirectas en Romanos 14:5 y en Gálatas 4:9-11. Durante los tres primeros
siglos de la era cristiana nunca se confundió el primer día de la semana con el
sábado; la confusión de las instituciones judaica y cristiana se debió a un
alejarse de la enseñanza apostólica.
Notas:
(1) En Mateo 12:1 y 11, donde se usa el plural, la rvr (al igual que la rv, rvr
77 y vm) traduce correctamente en singular: «día de reposo» (todas las demás
versiones: «sábado»); en el v. 5, la rvr es la única que tiene el singular en
la primera y segunda mención; las demás versiones tienen la primera en plural
(véase más arriba). En cuanto al uso u omisión del artículo, la omisión no
siempre demanda la traducción «un sábado»; se halla ausente, p.ej., en Mateo
12:2. (2) En Hechos 16:13: «un día de reposo» (rv: «un día de sábado») plural
en el original. (3) Para Mateo 28:1, (4) Para «primer día de la semana» (Hechos
20:7). (5) Para «la víspera de reposo véase prosabbaton.
Reposo divino, Génesis 2.2; Marcos 4.38.
Cántico en el reposo, Deuteronomio 31.19–22 (LBD).
Dios nuestro reposo, Deuteronomio 33.27.
Corazón dispuesto, Salmo 57.7.
Pérdida de reposo, Daniel 6.18–20.
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