viernes, 14 de agosto de 2020

BUSCA Y ASISTE A LA IGLESIA ADECUADA.

 

Uno de los pilares del crecimiento espiritual es el compañerismo que se crea con otros creyentes asistiendo a una iglesia local. La iglesia (que significa la totalidad de los creyentes) no es una organización sino, mejor dicho, un organismo. Se esfuerza por conservar a sus miembros espiritualmente activos y bien alimentados. La iglesia te provee instrucciones de la Palabra de Dios y te permite adorar a Dios con otros creyentes, te capacita para usar los dones y las habilidades que Dios quiso darte, y te prepara para ejercer tu liderazgo espiritual.

Algunos creen que obtendrán suficiente crecimiento espiritual de los programas cristianos de televisión y radio, o de libros. Aunque estos tienen valor, nada puede reemplazar la necesidad de ser un miembro de una iglesia. Si unirse en compañerismo con otros creyentes no fuera importante, ¡por qué entonces estableció Jesús la iglesia? (Mateo 16:18 “Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del Seol no la vencerán”). La Biblia contiene muchas enseñanzas acerca de las características de una iglesia saludable y vibrante, y sobre la necesidad de que los cristianos se congreguen. A continuación aparecen cuatro guías de la Palabra de Dios para que encuentres la iglesia adecuada y asistas a ella.

QUÉ IGLESIA ELEGIR. Debes buscar una iglesia que tenga las cualidades y características de la iglesia del primer siglo (Hechos 2:42, 44-47 “42. Y permanecían firmes en la doctrina de los apóstoles, y participaban en la oración y en el partimiento del pan”. Y “44. Y todos los que habían creído estaban unánimes, y tenían todas las cosas en común, 45. y los que tenían una propiedad, la vendían y se repartía a cada uno de acuerdo a su necesidad. 46. Y cada día perseveraban unánimes en el templo, y en casa partían el pan y recibían el alimento con gran júbilo y con sencillez de corazón, 47. y alababan a Dios, hallando favor ante todo el pueblo. Y nuestro Señor agregaba cada día a la Iglesia a los que iban siendo salvos”).

La iglesia del primer siglo trastornó al mundo con su mensaje (Hechos 17:6 “pero cuando no los encontraron allí, arrastraron a Jasón y a los hermanos que estaban allí, y los trajeron delante de las autoridades de la ciudad, gritando: ¡Estos son los que han provocado disturbios en toda la tierra, y también ahora han llegado acá!”). Lo que hizo a la iglesia primitiva tan dinámica fue la decisión de cada miembro de seguir al Cristo de todo corazón. Cuando busques alguna iglesia a la cual asistir, mira si hay en ella estas cinco características de una iglesia saludable.

·         Busca una iglesia donde se reúnan regularmente todos los creyentes. Los primeros cristianos no consideraba a la iglesia como un club social, sino como un lugar de devoto compañerismo y valiosa instrucción. Cuando somos negligentes en reunirnos con el pueblo de Dios nos perdemos una tremenda bendición. Si estamos débiles espiritualmente, no debemos huir de la iglesia, sino ¡ir a la iglesia!

·         Busca una iglesia cuya prioridad sea el estudio bíblico. Los cristianos del primer siglo “se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles”. Las enseñanzas de los apóstoles sobre la vida y el ministerio de Jesús finalmente llegaron a convertirse en los cuatro evangelios que tenemos en el Nuevo Testamento. Estudiar la Biblia es fundamental para el crecimiento espiritual de cada cristiano. Sin conocer la Biblia, los cristianos no pueden saber ni comprender los mandamientos y la verdad de Dios.

·         Busca una iglesia donde el cuerpo del Cristo (los creyentes) ore y adore al Señor. Los primeros cristianos reconocían y el valor y la importancia de la oración y la adoración de todo el cuerpo del Cristo. La adoración de la iglesia centró la atención en el carácter de Dios que es digno de toda alabanza y tuvieron la oportunidad de expresarle su agradecimiento. La oración unida permitió a los creyentes manifestar su gratitud al Señor, pero también fue una oportunidad de buscar a Dios en unanimidad y presentarle sus peticiones como un cuerpo.

·         Busca una iglesia que se ocupe de sus miembros. Los primeros cristianos compartían unos con otros la comida, la ropa y la casa. La Biblia nos recuerda cuidar de los hermanos en el Cristo que están en necesidad (2 Corintios 9:1-15 “Respecto a la ayuda para los santos, está de más que les escriba, 2. porque conozco la disposición de su mente, y por esta razón estoy orgulloso de ustedes ante los macedonios, porque Acaya está preparada desde hace un año, y el celo de ustedes ha servido de estímulo a muchos; 3. pero envié a los hermanos para que el orgullo con el cual nos enorgullecemos por ustedes en este caso no sea en vano, para que estén preparados como he venido diciendo, 4. no sea que al acudir conmigo algunos macedonios y no hallarlos preparados, nosotros seamos avergonzados (por no decir que ustedes se avergonzarían) en cuanto al orgullo con el cual nos enorgullecíamos. 5. Por este motivo, tuve cuidado de pedir estas cosas a mis hermanos para que fueran a ustedes antes que yo, y prepararan la ofrenda que desde hace tiempo habíamos escuchado que estaría lista como ofrenda y no como codicia. 6. Y digo esto: El que siembra escasamente, también cosechará escasamente, y el que siembra generosamente, también cosechará generosamente. 7. Cada uno dé como se haya propuesto, no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre, 8. porque toda generosidad que abunda en ustedes llega de las manos de Dios, para que teniendo siempre lo suficiente en todo, abunden para toda buena obra. 9. Como está escrito: 'EL REPARTIÓ, DIO A LOS POBRES; SU JUSTICIA PERMANECE PARA SIEMPRE', 10. y el que suministra semilla al que siembra y pan para alimento, suministrará y multiplicará la semilla de ustedes, y hará aumentar el fruto de su justicia, 11. para que en todo sean enriquecidos para toda liberalidad, la cual produce mediante nosotros acción de gracias a Dios; 12. porque el suministro de esta ayuda no sólo suple plenamente para la necesidad de los santos, sino que también sobreabunda por medio de muchas acciones de gracias a Dios, 13. porque a causa de la prueba de esta ayuda glorificamos a Dios, pues ustedes se han sometido a la fe del Evangelio del Cristo, y debido a la liberalidad de ustedes han llegado a ser partícipes con ellos y con todos. 14. Y ellos ofrecieron oración a favor de ustedes con mucho amor, debido a la abundancia de la gracia de Dios que está sobre ustedes. 15. ¡Gracias a Dios por su don inefable!”).

·         Busca una iglesia que esté creciendo. El crecimiento de la iglesia no es responsabilidad nuestra, sino de Dios. Si nosotros hacemos nuestra parte como iglesia, Dios hará el suyo. Tenemos prueba de esto en el versículo 47.

NECESITAMOS COMPAÑERISMO CON OTROS CREYENTES. El compañerismo con otros cristianos agudiza tu discernimiento espiritual y te prepara para el regreso del Cristo. (Hebreos 10:25 “y no dejemos de congregarnos como algunos tienen por costumbre, sino intercedamos unos por otros, con mayor razón cuando vemos que aquel día se acerca,”).

Pertenecer a una iglesia local y participar en ella es necesario para el crecimiento espiritual de todos los cristianos. Esto es algo que nunca debemos dejar de hacer. Sobre todo, esta acción es importante para el nuevo creyente por cuatro razones:

1.   El compañerismo nos motiva y nos provee amor. Como cristianos necesitamos un lugar donde podamos ser animados en nuestra fe y donde se nos recuerde que somos miembros de la familia de Dios. Cuando vamos a la iglesia, nos vemos rodeados de todos los que comparten el amor por el Cristo. Estar en la presencia de otros creyentes nos anima a vivir por el Cristo y nos da un sentimiento de pertenencia y aceptación que no recibimos del mundo.

2.   El compañerismo nos permite aprender de cristianos espirituales y maduros. En la Biblia se nos dice que en la iglesia, dos amigos del apóstol Pablo (Priscila y Aquila) Dedicaron tiempo para ayudar a que otros creyentes aprendieran más sobre Jesús (Hechos 18:26 “y empezó a hablar valientemente en la sinagoga. Pero escuchándolo Aquila y Priscila, lo llevaron a su casa y le dieron a conocer con mayor precisión el camino del Señor”). De la misma manera, los cristianos nuevos de la iglesia de hoy pueden obtener sabiduría espiritual y conocimiento de los cristianos más maduros.

3.   El compañerismo nos ayuda a discernir falsas enseñanzas. La Biblia nos advierte de falsos maestros y de enseñanzas distorsionadas, a los cuales el nuevo creyente es más susceptible; debido a que le falta mayor conocimiento de la Biblia. Una iglesia saludable que enseña que enseña la Biblia animará a los cristianos nuevos en su crecimiento, y los ayudará a discernir entre la verdad y el error.

4.   El compañerismo nos prepara para la venida del Cristo. A medida que se acerca la venida del Señor, necesitamos ayudarnos unos a otros durante los tiempos difíciles y también a mantener nuestros problemas en una perspectiva correcta. Necesitamos animarnos unos a otros y vivir vidas santas y compartir las buenas nuevas de Dios con los demás en el tiempo que nos queda. Dios desea que el cuerpo del Cristo (la iglesia) se mantenga firme y sea una luz en medio de estos días cada vez más oscuros.

POR QUÉ TE NECESITA LA IGLESIA. No sólo tú te beneficias de la iglesia, sino que la iglesia se beneficia de ti y de las habilidades que Dios te ha dado (Efesios 4:11-16 “Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros pastores, y a otros, maestros; 12. para la madurez de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo del Cristo, 13. hasta que todos seamos uno en la fe y conforme al conocimiento del Hijo de Dios, y un varón maduro, según la medida de la estatura de la plenitud del Cristo; 14. y para que no seamos niños que fluctúan fácilmente, llevados por todo viento de falsas doctrinas de hombres que mediante sus artimañas traman llevar al extravío, 15. sino que seamos genuinos en nuestro amor, para que crezcamos en todo por medio del Cristo, que es la cabeza, 16. y por medio de Él todo el cuerpo esté formado y unido por todas las coyunturas, según el don que le es proporcionado por medida a cada miembro para el crecimiento del cuerpo, para que se complete su edificación en amor”).

         No solamente tú necesitas a la iglesia, ¡la iglesia te necesita a ti como hijo de Dios has sido bendecido con talentos y habilidades santas y únicas que el Espíritu Santo te ha dado y que pueden ser utilizados en beneficio del cuerpo del Cristo. Puedes usar esos dones por lo menos de dos maneras, para bendecir a tus hermanos creyentes:

1.   Los dones que Dios te da promueven la madurez espiritual. Dios desea que crezcas espiritualmente. Para lograrlo ha colocado en la iglesia personas dotadas de talentos para complementar diferentes aspectos del ministerio. Si los pastores, maestros, evangelistas y otros cumplen sus obligaciones, esto no solo promueve tu conocimiento espiritual, sino que también te capacita para hacer un mejor trabajo para Él. Sin embargo, para que esto suceda, tienes que “encajar perfectamente” y así “cada parte, al cumplir su función específica, ayuda a que las demás se desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor” (v. 16).

2.   Los dones que Dios te da bendicen a otros. Aunque no tengas todavía una posición prominente en la iglesia, tú puedes animar a otros, cuidar de los enfermos o de los que tienen necesidades, ayudar financieramente a misioneros o limpiar los baños. Si fallas en el compañerismo con los demás miembros de la iglesia, estas despreciando una tremenda oportunidad para usar las habilidades que Dios te ha dado.

TU TIENES UN LUGAR EN LA IGLESIA. Dios ha dado a cada uno de nosotros una tarea única para desempeñar en la iglesia donde nos congregamos (1 Corintios 12: 12-13 “Porque así como el cuerpo es uno y tiene en sí muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un cuerpo, así también es el Cristo; 13. porque todos nosotros ciertamente somos bautizados en el espíritu para ser un cuerpo. Ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres, a todos nosotros se nos dio a beber del mismo espíritu”).

El apóstol Pablo usa esta ilustración del cuerpo físico para señalar un punto importante: cada persona tiene una función que desempeñar en el cuerpo del Cristo. Esto significa que Dios tiene para ti un lugar especial y un propósito específico en tu iglesia local, y tú tienes que cumplir ese propósito con la ayuda de Dios. Este pasaje explica por qué esto es tan importante.

La iglesia está compuesta por diferentes personas con diferentes funciones. Cuando Dios diseño la iglesia, no quiso que sus miembros fuéramos “clones cristianos”. Eligió usar los diversos grupos y dones espirituales que hay en la iglesia, para enfocar la atención hacia las personas que nos unifican a todos: Jesucristo (Efesios 3:10-11 “para que la multiforme sabiduría de Dios sea dada a conocer a los principados y dominios que están en los cielos, por medio de la Iglesia, 11. la cual Él había preparado desde las edades y la estableció[3] por medio de Jesucristo nuestro Señor”). Cuando la iglesia opera tal cual como Dios planificó, se convierte en un testigo poderoso para un mundo que observa.

Ninguna persona s más valiosa que otra. Ningún don del Espíritu es “mejor” que otro. Por lo tanto, cada individuo tiene un lugar significativo dentro del cuerpo del Cristo, aun cuando su función no parezca tan destacada como la de otros. Por ejemplo, Dios puede usarte a ti para visitar a los enfermos, y a otros para impartir un estudio Bíblico, pero ambas funciones son igualmente importantes.

Nos necesitamos unos a otros para funcionar como Dios lo designo. Si dejas de usar los dones y las habilidades especiales que Dios te ha dado, prestas un débil servicio a la iglesia. Dios desea que comprendas la importancia de que los cristianos trabajen juntos y se edifiquen en el compañerismo con otros creyentes comprometidos. La iglesia es comparable a las brasas de carbón cuando están ardiendo juntas y producen un fuego brillante. Cada brasa no solo emana su propio calor, sino que también ayuda a las otras a mantener el suyo, beneficiándose unas a otras. Si aíslas una de esas brasas, en breve, su calor se disipa. Lo mismo ocurre con los creyentes. Nos necesitamos unos a otros para funcionar como individuos y como el cuerpo del Cristo.     

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